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Capítulo 1

2 años atrás

Todo comienza en aquella fiesta, donde todos los jóvenes lo estaban pasando eufóricamente al cien por ciento.

El ambiente era normal en estos ámbitos de la adolescencia; de hecho, había de todo como era de esperarse.

El ruido absoluto por el tremendo sonido de la música muy subida de tono, que provocaba la falta de comunicación, entre otros.

Algunos de los jóvenes se les ve bailando al ritmo de la música, ya sea dentro como fuera de la piscina, parejas besándose, el DJ haciendo lo mejor que sabe con su flow llamativo.

Aparte de eso, había sustancias ilegales circulando por los rincones, ya sea negociando o consumiéndolas.

Pero detrás de todo eso, se estaba realizando un acto perturbador, más oscuro, pero jamás revelado con mayor claridad.

Un chico llamado Idiomar sufría tortura física por parte de sus compañeros, pero nadie podía oírle en esos momentos.

Aquel acontecimiento se realizó en un almacén apartado, todo estaba cruelmente planificado. No hubo ninguna pista de lo que realmente sucedió detrás de esas cuatro paredes.

Todo pasó muy rápido y el tiempo fue trascurriendo. Cuando al fin amaneció se encontró el cuerpo de aquel chico muy maltratado y enseguida se tomó cartas en el asunto.

Pero nunca encontraron a los culpables de aquel gesto tan macabro y cruel acontecimiento. Y así es como cerraron el caso por falta de pruebas.

Los parientes de aquel joven que murió misteriosamente les fue muy difícil aceptar esa noticia y pasar página.

En definitiva; fue un periodo muy oscuro para la familia que desde ese tiempo no lograron enterrarlo, de momento está bajo vigilancia en una morgue, sugerido por el padre del muchacho.

Actualmente

Se retomó la investigación del asesinato sin resolver, esta vez lo lleva un detective que resulta ser el Padre Biológico de Idiomar, al no poder superar la muerte de su hijo mayor.

La intriga de investigar tras ser ascendido hace poco, le llega la necesidad de solucionar personalmente el caso. Ya que nadie podrá hacerlo con mucha paciencia y dedicación como él; de todos modos nadie se toma en serio, sucesos iguales.

Él lleva el caso con mucha serenidad, de hecho se ha arriesgado a involucrar a su segundo hijo, exponiéndole a encontrar a los posibles sospechosos, y para eso tiene que entrar en aquel instituto privado Llamado promising.

Donde sus supuestos asesinos están asistiendo como personas normales y corrientes.

Sabe el costo de su decisión, pero está dispuesto a resolverlo antes que sea demasiado tarde, pero de que al menos se haya sacado ese peso de encima y así poder seguir adelante con su vida a pesar de la gran secuela obtenida.

Ya estudió todo antes de proceder con el caso; solo tienen que seguir el plan al pie de la letra, desde que vino en esta ciudad llamada Brinea.

Sabía a qué se enfrentaba, ya estaba preparado para enfrentar cualquier obstáculo que el caso surja, al igual que también había organizado a su segundo hijo que también quiere seguir sus pasos como detective.

Ahora se encuentra revisando algunos papeles, ya que mañana comenzarán con el plan y no quiere fallos innecesarios.

Mientras su hijo está practicando abdominales en su cuarto, en su mente le llega los recuerdos de su hermano circulando en su campo de visión como una película de terror.

Trata de evitar no pensar mucho en ello, mientras termina con su última fase, al realizar más de 100 abdominales sin darse cuenta.

El joven solo trata de ser fuerte como lo fue su hermano, ya que todo lo que sabe es gracias a él, a su corta edad tiene el rasgo facial neutral y no sabe si algún día podrá volver a sacar una sonrisa.

Por el hecho que perdió a dos de sus seres queridos que más le alegraban los días en cualquier situación, su madre, y ahora su hermano.

Su padre pasa por su cuarto y lo encuentra abierto, ve a su hijo sentado en el suelo, sumergido en sus pensamientos.

—¿Te encuentras bien? —pregunta mientras entra en su habitación.

—Papá —exclama sorprendido, levantándose de un salto.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor, ya he terminado; ahora voy a darme una ducha —responde el joven con más tranquilidad.

—Está bien, debo ir a la comisaría; cuídate, no tardaré mucho —dice mientras se dirige hacia la puerta.

La jornada se muestra serena en la pequeña ciudad de Brinea. Aunque hay aspectos sombríos en ciertos barrios, el vecindario al que padre e hijo recién se han adaptado no es un lugar donde ocurren atrocidades, lo que permite que la mañana sea tranquila.

—¡Buenos días, hijo! —saluda el Señor al ver a su hijo salir de su habitación.

El uniforme escolar consiste en una camisa blanca, un blazer negro con un escudo y pantalones a juego. Lleva una corbata de rayas grises y negras, y unas zapatillas Nike que le dan un toque moderno.

—Buen día, pa' —responde, de pie y mirando el desayuno ya listo.

—Siéntate. Preparé algo, no puedes salir con el estómago vacío.

—De acuerdo —y se sienta a comer.

—Te dejé un auto afuera, es solo para que no tengas que tomar el autobús. Es un regalo por mi ascenso; no me gusta, por eso te lo regalo a ti.

—No debiste molestarte.

—Eres mi hijo, por supuesto.

De repente, suena el celular del agente.

—Disculpa, tengo que atender la llamada.

—Descuida.

...........

Después de media hora de conducción, encuentra el célebre instituto Promising. Al darse cuenta de su imponente tamaño, se baja del Alfa Romeo  oscuro, sin olvidar su mochila, que lleva en una mano. Un grupo de estudiantes lo observa, mientras que las chicas, asombradas por su  apariencia, no pueden evitar murmurar entre ellas.


Un chico esbelto se acerca con un gesto amigable, se quita la gorra, dejando al descubierto su cabello oscuro y un poco alborotado. Sus ojos verdes se cruzan con el azul del nuevo integrante.

—Tío, ¿por qué llamas la atención de esa forma? ¿Eres consciente del flow que provocas al instante?

—¿Tiene algo de malo?

—Técnicamente no, me encanta que tengas estas vibras victoriosa en la sangre, es guay, me molas brother.

—¿Te molesta que te diga brother?

—Por supuesto que no.

—Bueno... Soy Íker, tu nuevo brother... ¿Y cómo debería llamarte amigo?—Sonríe esperando a su compañero hablar.

—Idier —dice seco y firme

—Joder tío, sí que tienes clase. Solo espero que no tengas enemigos aquí.

—¿Por qué lo dices?

—Ya lo irás viendo. Tú mientras tanto sigue mis pasos —lo hace seguirle a la fuerza.

Pasa unas cuantas horas de clase, hasta que al final toca la hora del almuerzo.

Una chica se le cae un libro, Idier lo agarra rápidamente y se lo entrega a su dueña.

—Gracias.

Dice la chica limpiando sus lágrimas sin apartar la mirada de su libro.

—¿Estás bien? —Pregunta Idier al notar dicha situación.

La chica lo mira por un momento y se va dejándole sin palabras.

—¿Oye qué estabas haciendo? —lo interroga Íker, acercándose.

—¿Quién era ella? No la vi en buen estado emocional.

—¿Ella? ... Bueno ... Como eres nuevo, te preguntarás ¿qué está pasando? El ambiente de hoy está muy tenso y notas movimientos extraños, tú déjalo por donde está que
no es asunto nuestro, ¡así que vamos a comer!

—¿No la conoces? —insiste Idier

—Claro que la conozco, pero ... —Se queda callado Íker por un momento, hasta que llegan en el salón de la comida.

—Se llama Ludmila —dice Íker mientras Idier estaba distraído. Ahora están parados donde se entregan las bandejas.

Al recibir sus charolas, se dirigen al puesto donde están algunos chicos y se acomodan.

Íker está comiendo mientras Idier piensa como sacarle información de aquella chica, Idier reconoce que su hermano tenía una novia, pero no la conoce personalmente, ni en fotos. Así que está buscando la forma de saber de ella.

—¿No vas a comer? No me digas que sigues pensando en Ludmila —se burla Íker.

Idier no dice nada al respecto, su rostro neutral hace que su acompañante dude de como se siente en este preciso momento.

—Ludmila no podrá verte, sigue de luto a causa de la muerte que tuvo su novio dos años atrás, así que Bro, olvídala; ya te conseguiré a una buena hermosura disponible.

—¿Novio? —Logra decir Idier sorprendido, al parecer ya se ha dado cuenta de que aquella chica debe ser su cuñada.

—Como lo oyes, así que no te enganches por ella, por tu bien —aclara Íker, suspirando como si estuviera ocultando algo más con sus palabras.

—No tengo tiempo como para pensar en eso —dice Idier con firmeza.

Al escucharlo, su compañero esboza una sonrisa divertida.

—Me gusta tu actitud, a diferencia de mí que me paso más tiempo con las chicas que con mis panas, ya te iré explicando algunas cosas brother.

—Íker, ayer no te vi en la cancha, ¿te rajaste? Solo Pregunto por curiosidad —le habla un tipo.

—Claro que no —responde Íker un poco nervioso, a causa de la presencia de dicho individuo.

—¿Entonces?—Mira a Íker con indiferencia.

—Cosas que pasan. Pero hoy sí estaré—responde Íker apartando la mirada fulminante del individuo que le está hablando.

—Más te vale —le advierte aquel joven, y se va con un tipo que acaba de entrar. Parece ser el jefe porque todos le siguen.

—No le mires —le alerta al notar la presencia de dicho individuo caminando hacia sus respectivos puestos.

—¿Por qué? —pregunta Idier sin apartar la mirada de la escena que acaba de presenciar.

—Es Saúl el intocable, el que me dirigió es uno de sus súbditos, el mismo Hugo; los que ves allá con él son sus marionetas. Es un tipo tranquilo, pero peligroso, no te metas con él nunca.

—Interesante —logra decir Idier sin apartar la mirada de ellos.

—Estás loco. ¿Qué te parece interesante? Te recuerdo que es peligroso, bro —se lo recuerda más como una advertencia a su compañero.

Idier comienza a probar su Comida tranquilamente, ignorando las palabras de su acompañante.

Se da cuenta de que ya tiene a tres sospechosos. En primer lugar, está su supuesta cuñada por nombre Ludmila, el tal Hugo, y el jefe intocable. Solo que no entiende del porqué de ese apodo.

—¿Crees que se puede confiar en alguien aquí? —lo pregunta Idier de pronto.

—No creo, no te fíes de nadie. Contando que hasta tu propia sombra es capaz de traicionarte, te lo digo yo que ya tuve más experiencia.

Al mirar a los lados, los ojos azules de Idier se conectan con un iris oscuro que carece del brillo intenso, lo que lo deja paralizado.

—Ya irás viendo como va...

Íker se percata de que su amigo está totalmente absorto, observando a una estudiante  con una intensidad notable; como si se comieran con la mirada de una forma tan peculiar que resulta evidente.

La chica muestra una sonrisa perversa, provocando que Idier trague saliva al instante.

—Íker, dime... ¿Quién es aquella?, me da curiosidad.

—Esa sí que no —el tono de Íker se vuelve seria, Idier lo mira confundido.

—¿Qué ocurre? —pregunta al notar que su compañero se quedó callado y le da curiosidad por saber lo que tiene que decir.

—Dijiste que no tienes tiempo para las chicas hace unos minutos, y ahora quieres saber quién es la que estabas mirando, es preciosa, pero resulta ser prohibida para nosotros los chicos.

—No entiendo.

—Ni se te ocurra acercarte a ella, su exnovio es Hugo, él busca forma de reconquistarla. No le gusta que se metan en su camino, así que estás advertido.

—Al menos me podrás decir su nombre, que es lo que me interesa.

Al intentar responder...

—Íker —le llaman, de repente, uno de los tipos que anda con Hugo.

—Ya te encuentro —y se marcha con ellos.

En ese instante, Idier se siente totalmente desconcertado. «¿Por qué se fue con esos tipos?», se cuestiona. Para él, todos son sospechosos, incluso Íker. No vio su acercamiento como algo normal; así que decide seguir indagando, porque esto es solo el comienzo de su estrategia.

Dirige su mirada hacia la chica, pero no logra tener la misma fortuna que antes.

«¿Cuándo desapareció?»

No comprende lo que sucedió cuando sus miradas se cruzaron; nunca había mirado a una chica de esa manera, y ella lo hizo sentir como un tonto, algo que no le agradó en absoluto.

Al sonar el timbre, se levanta de la silla. La multitud de estudiantes se dispersa rumbo a sus clases. Como no conoce a nadie más, intenta encontrar a Íker. Todavía no está familiarizado con el instituto y no se siente cómodo preguntando a otros alumnos. Mientras camina sin un rumbo definido, acaba en una sala alejada. Idier lo considera extraño y decide entrar, dejando la puerta abierta.

—¿Te perdiste? —una voz femenina resuena en sus oídos. Al girar para descubrir de dónde proviene, se encuentra con la joven de la cafetería.

—Parece que sí —responde con seguridad.

—¿Te puedo ayudar en algo?

Su voz es como un susurro celestial que infunde calma, y su cabello oscuro cae libremente hasta los hombros. La intensidad de sus ojos oscuros le observa fijamente, lo que aumenta su nerviosismo.

Ella lleva un uniforme negro, similar al de Idier. La falda corta resalta sus largas piernas y sus botas azules hacen juego con sus aretes. Idier se percata de que, al observarla de cerca, es realmente atractiva. En cambio, no  piensa salirse de su verdadero objetivo hasta conocer sus intenciones.

—Estoy tratando de encontrar el aula de química; tengo el nombre del profesor aquí —saca su horario del bolsillo y se lo entrega. Ella lo toma y lo examina detenidamente.

—Parece que compartiremos la misma clase —dice mientras mueve lentamente los labios. Chupa una goma de mascar y luego lo mira con una expresión traviesa.

Idier hace un esfuerzo por ignorar su evidente coqueteo.

—Casi se me olvida. Soy Idier, acabo de llegar a este lugar, ¿y tú cómo te llamas?

Ella se queda en silencio por un momento.

—Lindo nombre, al igual que su dueño.

Idier alza una ceja al oír eso.

Observa cómo se aproxima lentamente hacia él, haciendo que  retroceda con cada paso que ella da. No le agrada la tensión que la chica le provoca; se esfuerza por mantener sus defensas en alto.

De repente, ella se detiene. Idier, al percatarse de su pausa, también se frena. La enigmática intenta tocarlo, pero él toma sus brazos y la mira con curiosidad. No está dispuesto a dejar que la intrusa continúe con esos movimientos que parece haber anticipado.

Ambos se miran fijamente de una manera inusual. Esa sensación no le resulta placentera , mientras que su compañera parece disfrutarlo, algo que le cuesta aceptar.

—Sé que no ando con rodeos, pero parece que te estás adelantando a situaciones que no son del todo apropiadas.

—No estoy pensando en nada inapropiado, así que te pido que detengas lo que sea que estás intentando hacer.

Ella lo observa mientras mastica su chicle de manera provocativa; luego forma una gran burbuja, la cual estalla en su cara.

La suelta, limpiándose el rostro con un aire de molestia. Al acercarse a la joven para expresarle su queja, coloca el horario en el bolsillo de su uniforme con una serenidad que lo sorprende, considerando que  es una intrusa.

—Solo intentaba poner el horario en su lugar, pero con esa mente tan retorcida que tienes, interpretaste otra cosa.

Idier permanece en silencio, observándola con cierta desconfianza. La joven le regala una sonrisa mientras muerde su labio inferior con tal intensidad que le despierta un deseo incontrolable de besarla.

«¿Qué demonios me está pasando? Esta condenada me está provocando de manera tan descarada... ¿Qué se cree?»

—¿Te das cuenta de dónde estamos? —Ella lo arranca de sus pensamientos, mirándolo con un descaro que lo hace sentir como si fuera su presa.

Idier examina la habitación y se da cuenta de que está al borde de una restauración; hay evidencias claras de un incendio que ha dejado el lugar en un estado deplorable. Esto despierta aún más su curiosidad.

—Ya veo —responde, con tono cortante.

Se acerca nuevamente; esta vez Idier no se aparta. Ella se detiene junto a su oído derecho y murmura:

—Bienvenido al infierno—la electricidad que siente es un fenómeno inusual; unas vibraciones penetran en su ser más profundo. Luego, la misteriosa chica esboza una sonrisa seductora, mirándolo con una intensidad cautivadora mientras mastica de manera provocativa.

Idier está tan absorto en su mirada que no se da cuenta de que ella se aleja, caminando como si desfilara en una pasarela, irradiando confianza.

Desaparece de su vista. De repente, una bombilla cae ruidosamente a su lado, haciéndolo sobresaltarse.

—¡Se rompió! ¡Maldita sea! ¿Qué fue eso? Casi se me cae encima.

Dirige la mirada hacia la puerta y ya no puede verla.

«¿Será bruja? No puedo creer que esa carita de ángel tenga vibras de una persona diabólica».

«Solo eso me faltaba. Además, ¿qué habrá querido decir con esa expresión? Esa niña no va a jugar con mi mente; no sé con quién piensa que está jugando. Y para colmo, no me ha dicho su nombre. ¿Pero quién diablos se ha creído que es? En serio, me dejó mosqueado».

Nota de la autora: hola para todos lo que han podido llegar hasta el final de este capítulo, para los nuevos que van a leer la novela.

Estoy haciendo una revisión y van a notar algunos cambios debido a los errores anteriores, gracias por leer, pueden dejar su voto y que los comentarios sean honestos y con respeto, es todo.

Sheila💫

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