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XLII

El chirrido del pollo inunda todo el lugar y solo cede cuando Tadeo se funde con los brazos de sus abuelos quienes, entre lágrimas, se han agachado a recibirlo.

—¡Abuela, abuelo! —grita emocionado, en medio de abrazos y besos por un momento, antes de soltarlos para ir con mi novio quien enseguida lo carga para besar sus mejillas y frente— ¡Rickyyyy!

—¡Mi chiquito especial!

Después del emotivo saludo, Ricky posa al bebé en mis brazos y enseguida me besa la frente, aunque ya no resulta tan baboso como entonces, consigue enviar mi mente al día en que llegó junto a mí, cuando su solo gesto logró calmar cada frustrante sensación que embargaba mi pecho y no resulta distinto en esta ocasión.

—¡Paaaaapiii!

Su emocional grito cala hasta lo más profundo de mí, resulta imposible contener las lágrimas, pero me inyecta fuerza.

—Papi, ¿ya vamos a casa? —la pregunta del bebé con ese tono melancólico me produce un retorcijón en el pecho— Quero jugar a la lucha, papi.

—Yo también, campeón, pero aún no puedo llevarte conmigo.

—¿Por qué, papi? —El puchero triste del bebé se clava en mi pecho como un puñal y no sé qué decirle. Entonces, lo veo lanzar al pollo hacia el suelo, eso me desconcierta un poco—. Papi, boté a Chu, ya no hago rido.

Un horrible dolor se apodera de todo dentro de mí luego de escuchar ese triste tono. Me aferro a él con demasiada fuerza y maldigo en silencio a Jessica incontables veces por hacerle sentir culpable.

Con las piernas a punto de ceder, me agacho a recoger el pollo chillón y devolvérselo, resulta imposible no llorar cuando su carita está empapada en llanto.

Mis ojos se clavan en Jessica que ha regresado a buscarlo.

—A ver, tú, responde esa pregunta, ¿por qué no puede ir a su casa? —le digo con desdén y luego vuelvo a centrarme en mi hijo— Campeón, pronto te llevaré, lo juro.

Me aferro a él y beso su cabecita antes de entregárselo a ella. Verlo llorar a gritos a través del corredor mientras es alejado de mí, otra vez, me quiebra a pedazos, pero con mayor razón siento crecer mis fuerzas porque no permitiré que algo así se repita y aunque deba enfrentar a cada corte, recuperaré a mi hijo.


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El juez pautó la audiencia para las tres de la tarde. Sin embargo, desde que abandoné la cama a las cinco, imposibilitado para dormir, la mañana transcurría en tortuga. Lo juro, cada vez que miro el reloj descubro que han pasado escasos minutos, traté de serenarme, concentrado en un diagrama de planta que mi equipo de trabajo me envió, pero al acabar de checar, corregir y cambiar, noté con asombro que apenas daban las siete, fue inevitable gritar ante la frustración.

Entonces, Ricky apareció en el despacho y me abrazó con fuerza para contenerme de lanzar la computadora a un lado, acabé deshecho en llanto entre sus brazos.

—Tobi, ya... —me pidió con voz temblorosa sin dejar de aferrarse a mí— tranquilo, ven.

Me condujo al sofá donde tomó asiento y posó mi cabeza sobre sus piernas. Así pasamos alrededor de una hora, entre caricias alternadas con besos en la frente y suaves palabras que buscan llevarme a la calma.

Este es el único día que Ricky ha faltado a su empleo hasta ahora, pese a que mis padres se encuentran en casa, él no puso resistencia cuando le pedí quedarse conmigo.

—Tú me calmas, siempre lo has conseguido. —Un nuevo beso deja en mi frente antes de contestar con una diminuta sonrisa:

—Y así será siempre. Estaré contigo, saldremos de esto; no temas. Ya lo verás, Maty va a encargarse.

Aunque quiero darle la razón, no puedo evitar sentir miedo. Sin embargo, esa fe ciega que mantiene en mi abogado, aunado al tono que empleó, me obliga a acomodar la cabeza hacia atrás para poder mirarlo con ojos rasgados. Ricky ríe bajo en cuanto nota mi expresión y procede besarme la frente otra vez.

—¿Es en serio, Tobi? —Lo veo reír bajo—. ¿Justo ahora te pones celoso?

—No es eso, te he stalkeado, Ricky, los he visto junto a Harry... —La burlesca risa de mi novio crece y me toca apretarle un muslo para callarlo.

—Tobi, diste en el clavo, nos has visto con Harry y puedo asegurarte que ese par, aunque lo nieguen, tienen más que una follamistad.

—Fo... ¿Qué cosa? —pregunto confundido en medio de risitas bajas; entonces, él de inmediato se lanza con la explicación al término que la verdad, ahora me parece obvia y no puedo dejar de reír.

—Te lo juro, esos dos se dan con todo, pero son un par de cobardes para admitir lo que sienten.

—¿Cómo estás tan seguro? Quizás solo disfrutan su follamistad.

—Creéme, sé de estas cosas. —La convicción y pose empleada al expresarse, con espalda erguida y una mano en corazón, me mata de risa, es imposible contenerme cuando habla o hace tonterías así. Una vez más, sus labios buscan mi frente, pero luego de un segundo, acomodo la cabeza para alcanzarle la boca en un beso invertido.

A pesar de toda la situación que estamos pasando, tenerlo junto a mí consigue serenarme y a la vez me inyecta el coraje para enfrentar lo que venga.

—Te amo, Ricky —susurro—, gracias por estar conmigo en este duro momento.

—¿Dónde más estaría, Tobi? Te amo, ¡también a él! Volverá a casa con nosotros, tenlo por seguro.

Nuestros labios se funden de nuevo, pero la dulce ternura inicial del gesto muta despacio hasta tornarse intensa. Me siento en el sofá y halo su mano para obligarle a erguirse frente a mí, con premura mis labios alcanzan su vientre desnudo, se deslizan sin tregua por la calidez de su piel; mis manos desatan, presurosas, el cordón a su pantalón de pijama, única prenda que suele utilizar al dormir. Su boca busca la mía mientras acabo de desvestirlo antes de sentarlo a horcajadas sobre mi regazo.

Las manos de Ricky tiran de mi camisón sin el más mínimo cuidado, provocando que una fiesta de botones resuenen por todo el lugar, solo podemos reír del pequeño caos, aunque cualquier rastro de risa muere en el instante que sus labios y lengua comienzan a migrar por mi mandíbula, cuello, pectorales. La electrizante sensación crece en mi vientre, conforme abandona mi regazo para acomodarse de rodillas en el suelo entre mis piernas, lleva consigo mi ropa interior.

—Ricky...

Mi cabeza en el acto va a posarse sobre el espaldar al sentir sus labios reclamar posesión de mi entrepierna, la electricidad se multiplica con cada movimiento que él realiza y creo que mi corazón podría estallar en cualquier momento.

—Ricky... detente —suplico con la voz entrecortada y mis dedos enterrados entre la suavidad de sus rizos turquesa, lo halan para detenerle.

Su boca vuelve a buscar la mía con premura, anhelo y el fuego abrasador del deseo que amenaza con convertirme en cenizas; adoro su calor, el sabor de sus labios, el aroma de su piel...

—Te amo —susurro en sus labios antes de volver a besarlos. Mi lengua se deleita con el sabor de su piel conforme bajo por su cuello y cada parte de su torso—, amo cada sensación que me provocas... —Es el nuevo susurro al llegar a sus pezones y tirar con mis dientes de ese sexi arete que lo decora—. Amo tu esencia y cada parte de ti...

—Tobi... —Su voz se ahoga entre melodiosos jadeos que me deleitan los oídos cuando mi boca se ha apropiado de esa muy sensible parte en su anatomía y que con brío había anhelado atención.

Los dedos de Ricky permanecen enredados entre mis cabellos y aunque antes jamás hubiese siquiera imaginado hacer algo como esto, es su fuego, melifluos gemidos y cada electrizante sensación que él me provoca, aquello que me motiva a seguir.

Permitimos que el calor de nuestras pieles se exprese a voluntad. Cuando mis labios liberan esa parte de él, su respiración va errática; jadeante, vuelve a sentarse a horcajadas sobre mí y con premura busca encajar nuestros cuerpos, igual que dos partes de un rompecabezas diseñadas para tal fin...

—Ricky, cuidado —susurro en sus labios, temeroso de lastimarlo, pero él me calla con un beso mientras su cadera presiona una vez más sobre mí.

—Tranquilo, Tobi, yo me encargo...

Mi corazón se acelera cual redoble al adentrarme en la ardiente profundidad de su ser, mis manos se aferran con mucha fuerza a la suavidad y firmeza de sus glúteos como un intento por calmar el vaivén de sus caderas, ese que paulatinamente ha ganado potencia hasta tornarse salvaje, su sudor y el mío se entremezclan, cualquier gemido suyo o mío es ahogado por lánguidos besos. Así, la sincronía de nuestros cuerpos crea la armonía perfecta, junto al coro final de la novena que no deja de resonar en mi cabeza.

Nuestra respiración va errática lo mismo que su corazón y el mío, adoro sentir la calidez de su piel espantar el frío y aportarme serenidad, cada sensación logra enviar mi mente al mundo de los sueños.


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Con renuencia abro los ojos cuando Ricky me llama, lo veo alistado con un traje azulino y sonriente acaricia mi rostro mientras vuelve a pedir que me levante a comer y prepararme.

—Ricky, ¿por qué no me avisaste antes?

—Tranquilo, aún hay tiempo, tú necesitabas descansar, por eso le pedí a Marissa y Tomas no despertarte.

De la mano abandonamos el despacho, veo a mis padres en el sofá de la sala, algo más repuestos y preparados para otro día en la corte. Nos saludamos de volada al pasar. Luego de comer procedo a alistarme, la ducha me ayuda a liberar el remanente de miedos y estrés.

Al estar listo, tomo la mano de mi novio para alcanzar a mis padres y dirigirnos hacia el tribunal con la esperanza puesta en que el juez le permita al bebé volver a su hogar.

Sin embargo, previo a salir de casa, somos sorprendidos por Norman quien decidió venir a brindar apoyo moral. A pesar de las cosas que pasaron entre ellos, verlos a él y Ricky abrazarse luego de una charla que ha servido para limar asperezas, resulta hermoso, además deseo tomar esto como un buen presagio de lo que nos espera en la corte.

—Gracias por estar aquí. —Consigo escucharle a Ricky y me cuesta disimular la sonrisa que decidió colarse en mi rostro.

—No agradezcas, te la debo. —Algo en mi interior se mueve ante las palabras de Norman, es que el rostro de Ricky refleja un pequeño alivio en medio del caos que se han tornado nuestras vidas—. También iremos con Sere, lo prometo.

No obstante, el emotivo momento es algo que debemos interrumpir si queremos llegar a tiempo al tribunal. Ambos hermanos liberan el abrazo y una vez más reanudamos la marcha hacia la cochera, esta vez en compañía de Norman.

A pesar de toda esta nefasta situación, el ambiente dentro del auto, mientras esperamos que la compuerta del garaje empiece a elevar, resulta hermoso y de lo más relajante, dista mucho de aquel cargado de rabia y frustración del momento en el cual todo esto inició, ahora me siento optimista.

—Tobi, mira...

La voz de Ricky suena emocional, me obliga a centrar la atención en él y lo veo señalarme al frente con la sorpresa demasiado marcada en el rostro, supongo que el resto también lo hizo al mismo tiempo que yo, pues pude escucharles liberar un suspiro de impresión. El golpeteo dentro de mi pecho se descontrola y a lo único que atino es a apagar el coche, antes de bajar apresurado para abrazar a ese pequeño que acaba de asomar la cabeza por debajo de la compuerta plegable.

—¡Tadeo!

—¡Paaaaaapiiiii!

Ni siquiera espero que acabe de plegarse la compuerta hacia arriba cuando ya estoy pasando agachado hacia el exterior, Tadeo enseguida aprovecha la altura de mi rostro para agarrarme y besuquear mi frente.

—¡Papiiii!

La sensación que invade mi cuerpo en este momento es completamente inefable, dista mucho de cualquiera sentida con anterioridad, me cuesta demasiado conservar la entereza y no llorar, es imposible, amo a mi hijo y no quiero tenerlo lejos otra vez.

—Campeón, ¿qué haces aquí? —pregunto confundido, debería estar en la corte con Jessica; es entonces que noto la presencia de ella, está apoyada de espalda contra la pared junto a la entrada, nos contempla con una pequeña sonrisa, luce resignada.

—Jessica —le digo en tono bajo en cuanto le doy alcance—, ¿qué hacen aquí?

—Mami dijo que me lleva a casa con papi —contesta Tadeo enseguida y me cuesta no mirar asombrado, primero a él, luego a Jessica quien no muta su gesto.

—Perdóname, Tobías. 




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Hola mis dulces corazones multicolor 💛💚💙💜💖 este es el penúltimo capítulo 😢 solo nos resta el final de esta bonita historia que espero hayan disfrutado tanto o más que yo al escribirla🙈😭💖 Los finales se me complican, cuando escribí el arcoíris me tocó suspender el especial semana final, justo cuando ya venía el final porque a último minuto decidí reescribir porque no me convencía 🙈 justo aquí pasó lo mismo, reescribí este par de capítulos hasta que al fin pude decir: así sí me gusta😅 espero que a ustedes también 💖 los loviu so mucho y nos leemos en breve para el final. I can't belive!!!😮😭💖

Este capítulo sale con dedicatoria para KarlaRivera331 muchas gracias mi dulce corazón por todo el apoyo y cariño que le brindas a esta historia 😭💖

¿Quién se llevará la última dedicatoria? El primer corazoncito que responda la siguiente mini trivia ganará la dedicatoria final.

Todos conocen a los personajes principales, pero qué hay de los secundarios o aquellos que apenas se nombran, entonces, aquí vamos:

¿Quién es Joaquín y cómo fue su primera aparición?

¿Cuál era el nombre de la bebé de Tobías?

Trevor creía que Tobías sería un gran director de orquesta, pero para su madre que animal parecía?😆

¿Cuál era el libro favorito de Trevor?

¿Cómo se llama el novio de Ed?

¿Qué libro había dejado Ricky en casa de Tobías y de qué iba?

¿De dónde era la mamá de Ed?

Y ya, ya, dejo de preguntar😆 los quiero muchazo💛💚💙💜💖 nos leemos en breve💖

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