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¿Quién eres?

―Sí y más en los licántropos, para mi son los mejores seres sobrenaturales que existen, claro, si es que existen. ¿No sería genial ser uno?, yo creo que sí―digo con fingida emoción.

No sé cuánto tiempo seguiré con esto, me urge que recuperé la memoria a como dé lugar.

―Para ser un perfeccionista nato en lo que haces―me sonrió con gracia―sueñas mucho y bueno, a mí me gustan más las sirenas y yo quiero ser una. Ahora es mi turno, si te convirtieran en mujer, ¿qué sería lo primero que harías?―voltea a verme―sé sincero, yo no juzgo―sonrió y repitió mis mismas palabras.

―Interesante pregunta, pero no tengo idea de qué hacer si fuera mujer... o ya sé, sería ir al baño y saber el porqué se tardan tanto y que hacen en todo ese tiempo. Eso haría. Definitivamente, es lo único donde tengo curiosidad―respondí sinceramente.

―Reiteró, eres un cliché, pudiendo decir otra cosa, tenías que ser...

―-Bueno―la interrumpo―dime señorita, ¿qué harías si fueras hombre?

―Touche, la verdad es que envidio el que ustedes vayan al baño tan rápido.

―Lo sabía, sigamos.

En la casa donde se quedaba Dayana han llegado 3 personas que no son muy amables a simple vista.

―Preguntaré de nuevo, ¿dónde está la hechicera?

―Ya se lo dije, no sabemos nada solo que al...

―Escucha bien―la interrumpe―tu única obligación era cuidar de ella, una vieja como tú no pudo hacer algo tan fácil, puedes fingir un dolor o enfermedad, yo qué sé, tú junto con los otros deben encontrarla y llevarla con mi líder, ¿comprendes?, si no lo haces no seremos piadosos contigo vieja.

El tipo se da vuelta, buscando a su compañero que está muy ocupado en la plata de arriba, revisando minuciosamente cada rincón de la habitación de Dan.

Ahora bajan por las escaleras con semblante más serio y sin decir nada se van de esa casa lo más rápido posible.

La mujer mayor se asoma por la ventana de la sala que da a la calle para asegurarse que ya se han ido y no corren más peligro.

Una vez que ellos arrancan en su carro, ella hace un chasquido con sus dedos, haciendo que de un cuadro grande ubicado arriba de un sillón salen los jóvenes, dejando el cuadro vacío.

―Por favor a la otra nos vamos al pueblo o algún otro lado―comenta la chica.

―Lo importante es que Dan ahora no corre peligro y todo estará bien, nosotros tenemos que irnos, ella va a recuperar sus poderes y lo más importante su memoria, entenderá que su vida corre peligro―comenta la mujer.

―Así como nosotros, abuela, no te olvides―comenta uno de los chicos―ella no recuerda, pero nosotros sí y gracias a eso estamos en peligro.

―Aceptaste esto y de esto salimos todos, que te quede claro la prioridad es cuidar de aquel alfa y de Dan, ahora empaquen sus cosas, nos vamos, tenemos que seguirle el paso.

Para la hechicera no pasó desapercibido el olor del alfa y lo comprobó en la cafetería, ahora sabía que todo estaba mejorando, ahora debía de cuidar de aquella chica y ver las intenciones de aquel alfa.

Lo bueno de todo esto es que saldrán de esa casa, algo que no le mencionó a su nieto es que la casa absorbe el poder sobrenatural que tienen, es por eso que ella tiene los días contados, en cualquier momento ella morirá y como a ella su nieto, junto a sus amigos sufrirán el mismo destino.

―Bueno, señorita, llegamos a mi humilde morada―comentó.

Apagó el coche y volteó a mirar a la chica, resulta que no me ha contestado, ahora sé por qué está dormida, pero creo que está teniendo un sueño algo turbio.

La culpa me vuelve a invadir, a Dayana no la dejaba dormir, hasta eso le quité, me culpó y odio, ahora comprendo a mi lobo por no hablarme.

―¡No! Déjame infeliz, no me toques.

Los gritos de Dan me sacan de mi estupor, ahora patalea y manotea.

―Tranquila Dan―la trató de despertar―despierta chica―la muevo un poco.

Veo que se va despertando y ahora su mirada es confusa.

―Tranquila, solo es un sueño, no es real, no lo es, respira hondo y sácalo.

Le indicó que hacer y ella me imita, lo repetimos varias veces hasta que está más tranquila.

―Vamos, entremos, ¿tienes hambre?

En su rostro se ve lo aliviada que está al no preguntar algo de su sueño.

―¡Claro! Estoy muy hambrienta y si recuerdas estaba a punto de cenar cuando llegaste a interrumpir mi labor―comenta con ironía.

―Si, si ya vamos para que no me sigas reclamando.

Al entrar a la casa tiro las maletas de ella y voy directo a la cocina.

―¡Oye!, con cuidado, no son tus nalgas, así que no azotes las cosas―grita.

Yo solo me río por su ocurrencia.

―A ellas las trató con amor y delicadeza―respondí de igual forma que ella.

―¡Qué asco!

Es lo último que escucho y solo me queda calentar la comida que me dejaron hecha, no quería a nadie de mis empleados aquí, quedó reflexionar y hacer todo por mi cuenta.

―¡Listo! La cena está servida, ven.

Al gritarle llega a donde estoy y me pone nervioso que solo me observé.

―Ya deja de verme y toma asiento.

Ella hace caso.

―Y ¿qué me darás de cenar?―pregunta curiosa.

―La especialidad de la casa, ¡hot cakes y leche!

―¿De verdad?

―Sí, y más te vale que comas bien―le apunto con mi dedo.

―Obvio es mi cena favorita, ahora si me permites comeré esté que me hace ojitos.

―¡Provecho!

―Igual―contesta con la boca llena.

En todo la cena no se habló de nada, solo el sonido de los cubiertos.

―¡Listo! Termine de comer―avisa―y de una vez te digo que yo lavo los trastos―me apunta con su dedo.

―Ok―respondo restando importancia al que me señaló.

―Antes de que empieces te voy a enseñar tu habitación, así que sígueme.

Salimos de la cocina, enseguida están las escaleras, vamos subiendo las escaleras y en la segunda habitación del lado derecho tomó el pomo de la puerta y me hago a un lado.

―Esta será su habitación, en un momento te subo tu equipaje―comentó para bajar las escaleras.

Una vez arriba con las maletas, la veo observar la cama, volvió a tener esa mirada perdida.

―¿Oye qué tienes?

Ingresó las maletas al cuarto y me acerco con cautela a ella.

―¡Ey! Te estoy hablando―le tocó el hombro, por un momento vi en sus ojos algo que no me gustó y lo confirmé con lo que mencionó.

―¿Dime quién eres él verdad?

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