Pequeña Dan
Salgo del despacho de Alexis y me recargo en la puerta y observo mi alrededor, en el rato que llevamos me aprendí el camino de mi habitación a la cocina, no fue difícil y la verdad me sorprendí cuando vi tantas habitaciones.
Pensé que no lograría aprenderme el camino, para mi suerte las personas que se hacen llamar mi familia están ubicados en el mismo piso de donde tengo mi habitación.
Sigo tratando de entender el porqué me mintieron y más que me borraron mi memoria, según mi abuela era por mi bien.
El único bien que veo es el de ellos, no les importó lo que yo sufría, cuantas veces les hable de cuánto quisiera recordar a mis familiares y ellos me consolaban diciendo que no me preocupara por nada, ahora entiendo su actitud tan familiar conmigo, tengo mucho que procesar como que soy una bruja especial, que hay seres sobrenaturales, siento que esto pudo ser más despacio.
Anoche hablé con Aide y Antón, me comentaron que no estaban enterados del secreto familiar y del cómo es que se descontrolaban pensado que era una simple humana.
*
―De verdad Dan, nos era difícil estar cerca de ti, sentía que en cualquier momento te atacaría―comenta Antón.
―Sí, fue un reto adaptarnos, pero al menos ahora que despertarás tu verdadera naturaleza estoy más tranquila.
―Estamos Aide, que en esto estamos todos más tranquilos.
―Bueno al caso es lo mismo, pero de verdad Dan, ¿cómo es que estás tan tranquila con la bomba que te confesaron?―pregunta Aide.
Suelto un suspiro.
―Trato de asimilarlo, pero me cuesta creer que lo que yo quería siempre estuvo a lado mío, creí por tres años que no tenía familia sanguínea y me confirmaba con ustedes.
―Creo que fallamos en ser familia Dan―comenta triste Antón―pero en verdad que nos encariñamos contigo.
Siento como me abraza sutilmente Antón.
―Exacto si no fueras importante para nosotros no nos hubiéramos preocupado por no atacarte.
―¿Eso debe hacerme sentir bien?―les pregunto alzando una ceja.
―Tal vez sí, pero a nosotros es nuestro mejor avance―comenta orgulloso Antón.
―Por cierto ¿qué harán ahora?
Esa pregunta me intriga más que otra cosa.
Los observó detenidamente y no descifró bien sus expresiones.
―Pasó a paso Dan, tenemos que ver lo del hechizo que tenemos.
―Puedo ayudarles en eso―escuchamos la voz del mate de Alexa.
Es raro oír su voz en alto, se la pasaba hablando bajo a su mate que pensé que estaba afónico.
―¿Cómo nos puede ayudar señor?―pregunta desconfiada Aide.
―No tienen que temer, aparento ser joven, pero soy mayor que todos y tendré la solución en la noche, ¿qué dicen?
―Yo no tengo nada que perder señor, me urge irme a mi clan―comenta Antón.
Observó que Aide está nerviosa, desde que la conozco es muy reservada y seria, todo el contraste a ahorita.
―Solo faltas tú―señala a Aide.
Ella solo asiente lentamente.
―Perfecto y por cierto hasta que sepamos cómo es la evolución de Dan, no menciones algo a su mate Antón, no queremos que se altere―finaliza la conversación desapareciendo.
¿Qué?
―¿Te conocía de antes o no Antón?
Él solo me observa nervioso, siento mis manos ponerse calientes y la vista se me vuelve roja.
―Habla―ordenó.
Estoy por encararlo cuando siento la mano de Aide en mi hombro izquierdo.
―Duerme―susurra.
Y es lo último que escucho hasta quedar inconsciente.
*
Desperté alterada, no creí que Aide interfiriera en mis asuntos, pero por otro lado se lo agradezco no sé qué hubiera pasado anoche dijo hubiera intervenido.
Estoy por caminar a la cocina cuando veo bajar a Aide con su mochila color vino.
Me encaminó a ella, quiero saber a dónde va.
―No te preocupes por mi Dan, sabrás que donde me quedaré estaré más que bien, me reuniré con mi única familia―la abrazo fuerte.
―Pero me vas a dejar sola―respondo con fingido enojo, queriendo disimular mi llanto.
―¡Claro!―rompe el abrazo―y deberías hacer lo mismo que yo, disfrutar a la familia, perdona sus errores Dan, yo viví sola toda mi vida en un castillo, me privaron de todo y ahora me es extraño estar en familia, así tú, nunca es tarde.
Trato de formar una sonrisa, pero vuelvo a llorar.
―Por ti lo haré, pero no dejes de dar señales―la señalo―quiero saber que harás con tu familia y libertad.
Me sonríe.
"Así será pequeña Dan"
Habla en mi mente.
―Aide ya llegaron por ti―comenta mi abuela.
―Gracias, señora por su hospitalidad y su amor―comenta Aide a mi Abuela.
―Escuincla del demonio―la mira con odio―¿cuántas veces te he dicho que no me digas señora?
Todos nos reímos bajo.
―Entonces le diré doñita―comenta con gracia Aide.
Desde que llegué a la casa ellas dos siempre peleaban, mi abuela no quería que le dijéramos señora y nos obligaba a decirle abuelita o madam. Pero nunca señora, según ella era para viejas y ella no lo era. ¡Ja!
―Te deseo un buen viaje mi niña―comenta mi abuela―y deseo que encuentres a tu destino, así no estarás más sola.
Aide sonríe débilmente.
―Dudo encontrarlo, ha pasado bastante tiempo y no creo ver señales de él o ella en ningún lado.
¿Destino?
―Si Dan, ya sea tua cantante o destinado hace referencia a la pareja eterna de los vampiros, pero en mi caso por ser híbrida no sé que me depare el destino.
―Solo espera Aide―comenta la hechicera Alexa.
―Esperé por tanto que todo ahora me da miedo.
―Disfruta tu nueva vida, olvida los temores y diviértete descubriendo en qué eres buena―comenta Antón al tiempo que viene bajando las escaleras.
―De eso no hay duda, por cierto no descarriles a tus primos jovencita―le dice mi abuela.
―Trataré de adaptarme lo más rápido a esto y no perjudicar a nadie―comenta alegre Aide.
―Te creemos, ahora en verdad ya hay que salir a darles la bienvenida a tu familia Aide―sugiere Alexa.
Hacemos caso y justo al abrir es que aparecen cinco personas; tres jóvenes y dos adultos, por la finta que traen deduzco que son vampiros.
La chica corre a una velocidad impresionante y taclea a Aide dejándolas en el piso, los adultos solo observan enternecidos el momento.
Los otros chicos están observando la escena, pero no participan.
―Buenos tardes, somos familia de Aide, les presento a mi hijo Tomás el mayor, la chica que taclea es mi segunda hija de nombre Traicy, el último de mis hijos Treice y mi esposa, somos los tíos de Aide.
Ninguno de los chicos hace un gesto por saludar al mismo tiempo que vemos como las chicas se paran y ríen tontamente.
―Vamos sobrina, despídete que el camino es bastante largo―comenta la tía.
Aide solo asiente y se despide de nosotros con un fuerte abrazo. Al llegar a mí su abrazo es más duradero.
"Estaré bien y me comunicaré contigo todos los días, quiero saber tu progreso"
Comenta en mi mente.
Solo atinó a abrazarla y sonreír porque sé que ella estará bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro