Mi primer grillete voluntario.
Déjenme contarles un pequeño secreto. La mayoría de los hombres, (sí es que no son todos). Poseen una increíble fuente de energía, guardados en algún recóndito lugar de sus cuerpos repleto de bello varonil. Es... un tipo de energía, tan poderosa, que es esencial que se mantenga en constante reposo, para evitar desastres naturales. Y por esa razón, somos bastante holgazanes cuando algo no "despierta" todo nuestro potencial.
O bueno, al menos esa es la excusa que siempre me repito para tratar de subirme el autoestima, cada que me toca hacer un esfuerzo sobrehumano para arreglar mi habitación. Pero ese no es el punto, sigamos. Un hombre que se respete, aunque hubiese corrido por un kilómetro contra mosquitos y marea. Siempre, siempre, le quedaba algo de energía para enviar unos cuantos puños cuando la situación lo ameritaba. O, simplemente cuando a uno se le daba la gana golpear un poco al otro para subirse el ego.
-- ¡¿Pero qué mierda te pasa?! - Le gritó Dylan a Luke, él no se molestó en contestarle, solo se concentró en intentar implantarle puñetazos mientras, Dylan se esforzaba en tratar de apartarlo de encima suyo.- ¡¿Con qué ahora recién decides pegar puñetazos, eh cabrón?!
El castaño gimió de dolor cuando su mandíbula recibió un puñetazo por parte de Luke. Dylan, entonces, se puso serio y le envío un gancho que el rubio desvió fácilmente para insertarle a su vez, otro golpe. Oh, no, pensé cansado, esto iba a tardar para un buen rato.
-¿Por qué nos has seguido? - Exigió saber Luke, zarandeando su camiseta mojada entre sus manos. - Nos sigues en silencio por todo el camino hasta aquí como si fueses una rata ¿Y piensas que no desconfiaría de ti?
-¿Y qué se supone que iba a hacerles? - Gritó Dylan indignado. - ¡¿Lanzarles proyectiles de caca en la espalda?! ¡Ay, sí! Ya puedo imaginarme el periódico de mañana en primera plana: "Joven mata fríamente a dos de sus compañeros con caca de vaca".
Un relámpago se oye a la distancia, y lo acompaña segundos después, el leve clamor de sirenas que poseían los autos policíacos. No necesitaba ser un genio para saber que se dirigían para la casa de Drew. Así que Luke sí se había arriesgado a llamarlos para salvarme el pellejo. Ese tonto atolondrado, negué internamente. Recordé vagamente a Nico en la fiesta, pero era innecesario preocuparme por él, de seguro ya estaba en su casa devorando algo de su heladera.
Volví de vuelta mi vista hacia ese par, ahora ambos estaban rodando en el suelo con las piernas entrelazadas, en posiciones bastante comprometedoras. Dylan incluso mordió un par de veces a Luke en la mano para intentar que lo soltara, pero el rubio era persistente. El tipo parecía un pitbull, aferrándose a su víctima hasta que lograra despedazarlo. Lo que me faltaba...
- Muy bien, basta ustedes dos. ¡Sepárense ya! - Gruñí con frustración. Me acerqué hasta Luke, y lo jalé por la parte de atrás del cuello de su camisa. Aun así, apenas y pude moverlo un par de centímetros. - ¡Mierda! ¡QUÉ LO SUELTES YA, LUKE! ¡Suéltalo!
-¡QUÍTAMELO! - Me ordenó Dylan impaciente, pateando el suelo debajo suyo, intentando voltear a su atacante. -¡Dale con una roca! Espera, mejor desnúdate de una vez, así lograrás distraerlo.
No fue lo más inteligente que pudo haber dicho en su situación, justo cuando estaba a punto de alejar a Luke de él, el rubio echó un grito furibundo e hizo un último intento para matarlo, realizando una complicada llave con sus piernas alrededor del cuello de Dylan. Apartando el hecho de que era malo matar y todo eso, había que destacar la increíble habilidad de Luke para utilizar cualquier parte de su cuerpo como un arma.
-¡No me des órdenes! ¡Y no lo empeores más! - Devolví con esfuerzo, mis pies se resbalan por el césped mojado y las hojas (que son movidas por el viento) sueltan pequeñas gotas de lluvia encima de nosotros.-Luke suelta, SUELTA. ¡QUÉ LOS SUELTES, MIERDA!
El rostro del menor de los Thompson, se estaba poniendo azul a una velocidad muy alarmante. Clavando sus grandes ojos avellanas en los míos, me suplicó que salvara su vida; contuve un grito de frustración mientras seguía tirando. Cinco minutos me tomó separar a esos dos sabuesos que se habían incrustado los dientes el uno al otro.
Cuando de nuevo me senté sobre aquella rama del árbol, mis manos me ardían y me picaban por haber estado jalando por tanto tiempo. Los vigile atentamente desde mi puesto, con una mirada que delataba mi poco humor por sus niñerías. Luke se sentó en una raíz un poco mas alejada que la mía, pero estando lo suficientemente cerca para tratar de intimidar a Dylan con su rostro malhumorado. Él, optó por quedarse sentado en el mojado suelo, mientras se quitaba algo de césped de su cabello y escrutaba a Luke atentamente con una pizca de ironía bailando sobre sus labios.
- Tú no me agradas. - Soltó Luke de improviso, por lo cual se ganó una mirada muy recriminadora, por parte mía. Sí, sí, la honestidad es una virtud, ya sé. Pero Luke podía guardárselo para los domingos de misa.
- Eso es lo que siempre me dicen todas las mujeres al conocerme. - Dylan sonrió con socarronería. - Cinco minutos antes de llevarlas a la cama...
-Bas-ta. - Le advertí en un tono contenido, fulminándolo con la mirada más dura que pude darle, con mis ojos rojos y pelo aplastado (como lamida de vaca) por la lluvia. - Ya, ¿ok? Ya entendimos tu suerte con las damas. Señor hijo favorito de Eros. Puedes dejar de burlarte de mí...
-No lo estaba haciendo. - Refutó perplejo, y frunció el ceño desconcertado. - No lo haría, no después de la tremenda paliza que le diste a mis hermanos. ¡Eso fue glorioso!- Entonces, su rostro se iluminó como todo un árbol de navidad. - ¡Dime! ¡¿Cómo hiciste para...?!
-¿Por qué aún estás aquí? - Lo cortó Luke, con los brazos cruzados y ojos afilados, como puntiagudos témpanos que podrían incrustarse en su pecho si pudiese. - La lluvia ya ha parado, así que puedes largarte ahora mismo.
- ¡Luke! - Me apresuré a detenerlo, antes de que Dylan pudiera contraatacar y empezar con una nueva guerra de Troya. Entendía que él no confiara en Dylan y tenía sus razones para hacerlo, pero Luke no había estado allí para presenciar cuando él trató de ayudarme; y me escuchó, cuando nadie más lo había hecho.
Sí, Dylan podía ser un bebedor compulsivo, un mujeriego, un machista, un apostador, un embustero a su conveniencia y otras cosas más que lo condenaban en la lista negra de Santa Claus por toda la eternidad; era todo eso, detrás de un apuesto rostro, capaz de competir con el de Johnny Deep de su juventud. Y lo más importante, era un THOMPSON, (la sangre de los sapos mutantes corrían por sus venas). Pero a pesar de todas esas valerosas cualidades, (nótese el sarcasmo) él me había ayudado. Sus acciones habían hablado por si mismas, y por esa simple razón... Se había ganado la mitad de mi lealtad.
La otra mitad desconfiaba totalmente en él y mantenía un ojo abierto para no caer en ninguna trampa.
- Déjalo ya, ¿de acuerdo? -Continúe hablando con desgana. - Está bien, él intentó ayudarme a desenmascarar a Abigail, e intentó razonar con el 5 % de cerebro de sus hermanos pero...
- Exactamente por eso no puedo verlo siquiera el rostro. - Siseo Luke. - Alguien que comparte sangre con esos idiotas, no puede estar del todo bien... Algo de veneno debe de tener dentro de él...
- Lo intenté. -Asintió el menor, refiriéndose a lo que había dicho en primer lugar e ignorando por completo a Luke. - Pero olvidé que mis hermanos tienen un grave caso de imbecilidad, y no entienden conceptos más complejos más allá de matar y golpear como cavernicolas. Y entonces yo fui todo idiota a decirles: - Su voz adoptó un tono más aniñado y agudo. - "No lo hagas, Trey. Hazlo por tu hermano favorito". "Olvidemos que puse en cuatro a tu ex, y dale un fraternal abrazo a tu hermano".
(N.A: En cuatro, es una posición sexual. Más conocida como el "perrito". Ya saben, como lo hacen los perros :v.)
- ¡¿Te metiste con su novia?! - Pregunté escandalizado, alzando mis cejas en estupor. Él chico simplemente le quitó importancia al asunto, y susurró un vago "Lo merecía" antes de seguir hablando rápidamente.
- ¡Y vaya que sorpresa! Recibí una patada en las tripas. Si les soy sincero, realmente no me lo esperaba. Esperaba un puñetazo en la cara o en la boca pero...
-¿Por qué estás aquí? - Volvió a repetir Luke, carente de cualquier emoción en su voz. Viré mi rostro hacia él con fastidio, ¡Anda, pero que insistente! Antes de que pudiera decir algo, Dylan fue el que le contestó esta vez.
- Porque a los débiles mentales de mis hermanos les pareció una excelente lección de vida. - Contestó sarcástico, sosteniéndose con una mano detrás suyo sobre el césped. - Dejarme plantado allí en medio de la calle, para que la policía me atrapara. Entonces me dije: pero no quiero ir a la cárcel a que me dejen el culo tan abierto como a un pollo sin intestinos... Y por obra y gracias del amor, los vi, huyendo juntos como Romeo y Julio enamorados en la oscuridad de la noche; y como no tenía a donde más ir... Pues, los seguí.
- Hablas demasiado. - Le dijo Luke a Dylan entre dientes, por lo cual en silencio tuve que coincidir. - Y solo él 20% de los que dices vale la pena escuchar.
- Hablar sin parar. Me ayuda a no pensar demasiado en la realidad.- Dylan le contestó despreocupado, ladeando su grácil cuello para un lado. Sonrió como si no tuviera ningún impedimento, como si lo que hubiera dicho fuese una simple broma al azar. Pero tenía el presentimiento, que había algo más entre esas palabras. - Una habilidad que he perfeccionado con el paso de los años.
- Genial.- Susurré, chasqueando la lengua y descansando mis antebrazos en mis rodillas. - Al menos sabes hablar aunque sea sobre cualquier estupidez, ojalá pudiera decir lo mismo de mí. Yo ni siquiera puedo decir "Hola" sin que mi garganta se cierre jugando a asfixiarme.
Dylan se mantuvo callado ante eso, se quedó mirándome fijamente mientras jugueteaba con el césped que tenía a su lado, como cavilando sus siguientes palabras. Luke fue el primero en romper el silencio, poniendo ese habitual tono de voz suyo cuando quería sacar algo de mí. No estaba preparado, ahora que toda la adrenalina había acabado, sentía que poco a poco la realidad de lo que había pasado, iba afectando mi autoestima.
- ¿Percy? - Comenzó mi mejor amigo, ni siquiera lo miré, apreté los músculos de mi mandíbula con furia al recordar de nuevo lo que había ocurrido en esa puta cabaña. - ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo se fue todo a la mierda tan rápido? ¿Qué fue lo que supuestamente intentó hacer Dylan para ayudarte?
Demonios, demonios, demonios. Sentía un nudo en la garganta, aflorando poco a poco, amenazando con escaparse. Giré mi cuerpo hacia la dirección contraria de los dos, para que ninguno de ellos pudiese ver mi rostro reflejando dolor y humillación. No quería que Luke me dijera te lo dije, y no quería Dylan se burlara de mí. No quería que nadie me viera de esta manera tan frágil.
De nuevo quería sumergirme en el lago (pero esta vez totalmente voluntario) y solo desaparecer por un rato. Ah, apartando el hecho de que habían intentado ahogarme, me había sentido tan poderoso e intocable allí abajo. Lo extrañaba completamente.
- ¿Percy? - Me nombró Luke en tono preocupado, empezando a levantarse de su propio asiento improvisado para acercarse hacia mí. - ¡Percy contes...!
- ¡¡No puedo hablar con las personas como hablo contigo, Luke!! -Azote con voz furiosa, dejando que mis lágrimas cayeran por mis mejillas, ya mojadas por la lluvia. - Eso es lo que pasó... Lo que siempre pasa. Por eso todos me toman como tonto, como un retrasado... Y ni siquiera puedo defenderme, precisamente por eso.
Dylan bufó con mofa, rodando los ojos con su cabeza y todo. Aquel simple gesto suyo, despertó algo de la furia sobrante en mí que había quedado dormitando esperando por implosionar del todo. Alejando el temblor de mi voz, le di la cara mientras le exigía.
- ¿Qué? ¿Qué es lo divertido? - interrogue irritado, pasando una mano por mis mejillas mojadas. - ¿Mis mocos cayendo o mi aspecto de pez fuera del agua? O quizás toda la humillación que tuve hoy en sí...
- Relájate. - Me sonrió Dylan con ironía.- Solo no puedo creer que estés llorando por esa perra de Abigail, de verdad, que no me lo creo. Ni que estuviera tan buena, créeme, le tiras un poco de agua en la cara y ya no tendrá cejas...
- Luke tiene razón, ¿por qué aún sigues aquí? Deberías irte.
- Nah. Puedo quedarme un rato más. - Rechazó mi sugerencia inmediatamente, y se cruzó los dedos detrás de su nuca, descansando su cabeza en sus manos como preparándose para seguir disfrutando del espectáculo. - Me gustaría seguir estudiando al Percesito en su hábitat natural.
- Tú. Cállate. - Lo apuntó Luke con un solo dedo. Luego, volvió a dirigirse a mi nuevamente más impaciente esta vez. - Percy, tú habla.
- Mark intento violar a Miranda, y escondieron a Katie en un armario. - Empezó a decir Dylan, adelantándose a mí. Alzó sus dedos uno por uno, al enumerar los hechos de la noche.- Luego Abby intentó violar el ancla de Percy para que éste no dijera nada. Percy se negó, Abby entró en un estado de psicosis. Abby dijo que Percy intentó violarla, y llamó a toda la caballería para quedar mal al Percesito...
- No te pregunté a ti. - Lo interrumpió el rubio con voz huraña, y a la par que lo miraba sorprendido. - ¿Y qué clase de historia es esa? Lo que sea que te tomaste estaba muy fuerte...
- Todo lo que dice es cierto. - Gruñí a Luke. - ¿Tienes lápiz y papel? Me siento inspirado para escribir una novela. - Dylan fingió buscar dentro de sus bolsillos, pero a parte de un condón y algo de dinero para un taxi, no tenía nada más. - No, gracias. No lo necesito. - Dije, cuando el castaño quiso obsequiarme el condón. - Muy amable de tu parte.
- Sí, tampoco yo hoy. - Se encogió de hombros, e hizo una mueca irónica. -Pensándolo bien, es la primera vez que no me he tirado a alguien luego de una fiesta...
Luke empezó a caminar de un lado para otro con ansiedad, se veía realmente molesto con todos y parecía especialmente enojado consigo mismo. Sus puños se abrían y se cerraban, esporádicamente, como si se estuviera imaginando tener el cuello de Abigail en sus manos para descargar su ira.
- No puedo creerlo, ahg, en realidad sí puedo. Lo sabía, debí haberlo prevenido. ¡Soy un idiota! ¿Por qué dejé que te alejara de mí?- Murmuró Luke con voz oscura, sus ojos se cubrieron por una gélida emoción que no supe identificar y viraron en mi dirección. - ¿Abigail Chensen? Así se llama, ¿no?
Dylan no contestó, en vez de eso, estudió minuciosamente a Luke en silencio, sus ojos se entrecerraron ligeramente y luego me miraron a mí y a Luke y viceversa, mientras carburaba quién sabe qué dentro de su cabeza. Con Dylan nunca se sabía cien por ciento. Podría estar diciéndote algo y pensar otra cosa totalmente diferente al mismo tiempo. Sus ojos no eran más que un engaño, ellos no traslucían nada más que inofensiva ironía.
- No te culpes Luke. - Le advertí en tono jocoso. - Todo lo que sucedió fue mi culpa, por mí tremenda ingenuidad. Jamás debí venir, fui solamente un idiota que no quería aceptar su realidad. Pero ahora lo entiendo, yo no pertenecía allí.
- Claro que no. - Me dijo Luke, llevándose una mano a su cabeza, con fuerza. - ¿Para qué quieres pertenecer a un montón de basura, eh?
- Luke... - Suspiré derrotado, cansado y harto de todo. - No, todo es por mí. Yo soy el que está mal. No entiendo muchas cosas, no comparto nada con los demás. Cuando hablan de ropa nueva, yo hablo de ropa usada. Hablan de convertibles lujosos, y yo, ni siquiera tengo una bicicleta. ¿Centro comerciales? ¿Qué les digo? ¿Qué de niño solía vender dulces azules allí? Para lo único que me llamarían sería para ser su bufón.
- ¿De qué estás hablando? - Demandó saber mi mejor amigo con el ceño fruncido. - ¡No me salgas con bobadas, Percy!
- No son bobadas, es la verdad. ¡Soy un subnormal! -Grité con la voz rota. - No soy como el resto, y es por eso que no puedo integrarme con las personas normales. Todos me han rehuido siempre, y por eso perdí la habilidad de conversar sobre hasta lo más absurdo. Soy un inútil. Un completo desperfecto de la sociedad.
Dylan se puso de pie con oír eso, de un solo saltó estuvo parado completamente rígido, mirándome con fastidio mal disimulado. Entonces descubrí, que a Dylan parecía sacarlo mucho de sus casillas, que una persona estuviera llorando enfrente suyo. Porque parecía querer golpearme con una rama suelta de por ahí, por estar soltando lágrimas a diestra y siniestra de mis ojos en este mismo momento. Pues me daba igual, podía pensar lo que quisiese, me vale un molusco.
-Hey, basta.- Me dijo en tono serio. No obstante, hice caso omiso y seguí despotricando contra el mundo, el universo, Odin o a quien sea que estuviera mirándome sentado sobre su gordo trasero divino en este momento.
- No sé cómo demonios relacionarme. - Lloré desconsolado, respirando forzosamente sin importarme nada más que autocompadecerme patéticamente.- Un inútil. No sé como tengo que actuar para ser parte de ellos. No sé como reír para no lucir un idiota, ni hablar sin parecer un retardado. Cuando estoy en un grupo, todos se ríen del mismo chiste que todos saben sin hablar, y yo me quedo allí, fuera de lugar, inseguro... Con miedo de reír demasiado fuerte o demasiado bajo, por no entenderlo.
Sentí a Luke justo detrás de mí. Mi viejo amigo, mi único amigo. Probablemente sin él, hace rato me hubiese vuelto un loco egoísta por la soledad. Lo sentía inseguro detrás de mí, como meditando las palabras correctas que debía usar para hacerme sentir mejor.
Dylan en cambio, se acercó hasta mí con largas y rápidas zancadas hasta ponerse justo delante mío, luciendo un semblante impertinente y una pequeña mueca despectiva en mi dirección. Pisó el suelo con un pie reiteradas veces, pequeños golpecitos impacientes que me irritaban sin saber porqué.
- Cállate, estás sonando como un maniático depresivo, y esos tipos no me agradan ni un poco. - Amenazó. - Y no estaría aquí viendo tus mocos caer por tu cara si lo fueras. Así que vuelve a ser el Percesito todo sarcástico de siempre o...
- ¿O qué? Déjame en paz, meteré mi cabeza dentro de mi trasero un poco más hasta que me canse de mi propia auto-compasión. Muchas gracias. - Sentencie, tirando arena del suelo con las suelas de mi zapato. - Estoy cansado, tengo envidia, y hambre. Por Dios, fui tan patético y pensar que pase toda la noche con cara de bobo flechado por Abigail... idiota, idiota, idiota.
- Percy... -inició Dylan, diciendo mi nombre lentamente como una advertencia.
- ¡NO SÉ HABLAR! - Exploto en su rostro. - ¡¿Cuán patético es eso, eh?! DIME...
Dylan alzó su mano en un fugaz movimiento que mis ojos apenas y pudieron seguir su estela. Me insertó una cachetada en la mejilla. La cual me dejo mas mudo por el estupor, que por el escozor del golpe. Me había pegado tan fuerte que hizo virar mi cuello como un trampolín y hacerme quedar mirando a Luke, quien parecía estar conteniendo el aire mientras procesaba lo que había ocurrido.
Volví mi vista hacia aquel chico con rostro de porcelana. Me lo quedé mirando, con mi quijada abajo y mis cejas frunciéndose cada vez de forma más pronunciada. Es decir, estaba más que acostumbrado con recibir golpes, ¡había vivido con eso! Pero siempre me lo esperaba. Esta vez, incluso había agarrado totalmente desprevenido a Luke, al experto en contraatacar.
- Deja de llorar. ¿No eres hombre? - Inquirió con voz cabreada. - Estás siendo una nenita malcriada.
- ¿Me has pegado?
- Agradece que fui yo, si lo hubiese hecho mi padre, te aseguro que no hubieras podido ver por una semana por un ojo inchado.
Bueno, había logrado que dejara de llorar. Me sentí patético. Más de lo que ya me sentía. Así que de nuevo me puse de mal humor. Segundo después, Luke pareció salir del trance en que estaba y comenzó con un encolerizado: "¿Qué demonios?" Pero Dylan siguió hablándome, esta vez con un tono más duro.
- Bien. Lo entiendo Percy, tratas desesperadamente de ser como el resto para no sentirte menos, pero siempre tu verdadera personalidad sale a flote. No importa cuánto tratas de fingir ser otro. - Se quedó callado unos segundos, como pensando sus siguientes palabras y no dejó de mirarme ni por un segundo. - Ya te lo dije, eres diferente. Pero eres una diferencia buena del resto, y eso es cool...
- ¿Cómo sabes que estaba fingiendo? - Le preguntó en tono burlesco, todo lo que decía era cierto, pero no quería admitirlo.
- Por favor, no engañas a nadie. - Se rio, mientras negaba con la cabeza. - Te veías bastante chistoso, tratando de beber un poco de cerveza pero a leguas se notaba que apenas y aguantabas su olor... ¿Cigarrillos? Parecía que el humo te causaba un ataque de pánico a dos por tres. ¿Abby? La chica no te gustaba, solamente te gustaba la idea de gustarle...
- ¿Por qué piensas eso?
-No lo pienso. Estoy seguro. - Contestó totalmente convencido, sin una pizca de duda en su voz. - Tengo un tipo de don con esas cosas. Sé cuando dos personas se sienten atraídos. Es por eso que me resulta tan fácil seducir a las chicas. - Chasqueo la lengua. - El punto es, deja de fingir. No tienes nada de que avergonzarte.
Apreté un momento mis labios mientras me ensimismaba en mis propios pensamientos. Y en un pequeño lugar de mi mente, me sorprendía que Luke estuviera tan calmado. Así que, eso me ayudó a ganar algo de valor para hablar con honestidad.
- No importa si logro mostrarme al mundo como soy en verdad, tarde o temprano volveré a mi caparazón. Por qué al final, eso soy. Un insignificante caracol que se esconde detrás de un caparazón, sumamente aterrado de que alguien lo conozca. Y que no le guste. - Mi voz se convirtió en un pequeño murmullo ahora, pero no deje de hablar, me sentía bien haciéndolo. - Porque si mostrando mi propio yo resulta tan aburrido y simplón, entonces ¿qué puedo esperar de mis actos? ¿Qué puedo esperar que pueda lograr en mi vida siendo tan ordinario? Quiero mostrarme, pero sé qué me arrepentiré y si lo hago, todos se burlaran de mí.
- Porque ese es el objetivo de las personas, ese es su día a día. Siempre lo fue y siempre lo será. - Respondió, encogiéndose de hombros. - Hablar de otros, es parte de su vida cotidiana. Y es, imposible que pares las palabras, no puedes.
>> Y si no eres fuerte. Te van a aplastar, te van a destruir, van a dejarte totalmente roto y apalizado, tan rápidamente y tan súbitamente que cuando te des cuenta del golpe... ya te encontrarás en el suelo, mirando tus inútiles manos y a los demás, con sus ojos burlescos y repugnantes mirándote desde su altura. Como si fueran la gran cosa...
Un trueno se oye a la distancia, los relámpagos iluminan nuestros rostros y puedo apreciar la completa sinceridad y seriedad con la que me hablaba Dylan. Sonrió al darse cuenta que lo estudiaba; entonces sin previo aviso, con toda familiaridad, colocó una mano sobre mi frente para alzar mi pelo mojado, y echarme una ojeada a mi cara.
-No eres feo. - Dijo, poniendo un poco de presión en su mano para que elevará más mi rostro. - Solo necesitas un cambio de imagen, una nueva actitud confiada. Y, una dosis de pubertad.
Un rayo cae a la distancia, en medio del campo, un árbol se incendia al haber sido víctima de esta. Teníamos que irnos pronto de aquí, antes de que un rayo cayera sobre mí, teniendo en cuenta mi increíble mala suerte. Me levanté de mi asiento, descubro a Luke sentado en el suelo muy cerca de donde yo estaba. Me mira muy serio, pero creo que era más por el cansancio que por otra cosa.
- Tenemos que irnos. - Anuncié. - Tengo hambre.
Él asintió de acuerdo, escondiendo sus manos dentro de sus bolsillos y echando un pequeño suspiro fatigado. Dylan se acercó a él, sonriendo como un demonio a punto de tentar a un pequeño desgraciado a que saltará consigo en el vacío del caos. Tal vez creía que los sentimientos asesinos de Luke por fin se habían aplacado, y por eso ahora pensaba que ya podía acercarse.
- ¿Qué ocurre, Julio? Has estado muy callado desde hace un buen rato. - Echó una risita divertida, sus ojos bailaban con una malicia seductora que las mujeres adorarían de rodillas a sus pies. - ¿Será porqué? Todo lo que dije fue cierto, ¿y estás demasiado sorprendido de que tenga materia gris en mi perfecto cráneo?
- ¿Puedo golpearlo? - Resopló Luke, mirándome suplicante para que le diera el permiso.
- No, basta de puñetazos. - Rodé los ojos. - Solo dile lo que quiere y te dejará en paz.
- Bien. - Pero el rostro de Luke no parecía nada bien. - Gracias por ayudar a Percy. - Dylan le hizo un gesto con la mano para que continuara. - Y por hablar con algo de cordura.
- ¡¡Gracias!! - Exclamó Dylan contentísimo, haciendo un pequeño bailecito de la victoria en su lugar. - ¿Ves no todo se arregla con puñe...?
Entonces Luke le dio una patada en el estómago. La cual lo lanzó al suelo, dejándolo sin aire y agarrándose de las costillas mientras trataba de volver a respirar. Mi boca cayó abierta, atónito. Luke se veía mucho mejor ahora. Como más relajado.
- Eso fue por la cachetada a Percy. - Explicó, exhalando satisfecho de sí mismo.
-¡LUKE!
- Dijiste puñetazos. - Se encogió de hombros, para luego girar y caminar en dirección a la salida del parque. - ¡No mencionaste sobre las patadas!
- Ay, mi costilla. - Sollozo Dylan, mirando con rencor la figura de Luke alejarse. - Agg, ¿sabes? ¡¡Tal vez seas pariente lejano de uno de mis hermanos, cabrón!! Sí, debes tener algo malo en la cabeza...
●●●●
Sí existían autos que parecían haber sido fabricados específicamente para sus futuros dueños... Definitivamente, este le pertenecía a Nico desde el momento en que había sido puesto en proyecto para nacer por sus padres. Cada tuerca del BMW llevaba su nombre impreso, incluso los suaves asientos de color medianoche del coche, parecían haberse inspirado en el color de sus ojos. El ronroneo suave del motor era comparado a su voz melodiosa y de barítono de alguna loca forma.
O tal vez, solo había estado mucho tiempo parado cerca de los fumadores de marihuana de la fiesta. Moví mi cabeza un poco para despejar mi mente de todo-me-recuerda-a-Nico, y me concentré en la canción que sonaba por los altavoces: Heart in a cage de The Strokes. Era una canción fantástica, cantada por una voz exótica que me teletransportaba a ser protagonista de mi propio vídeo clip en mi mente; y admitía que sentía algo de satisfacción por descubrir que Nico, tuviese buen gusto para la música.
Habíamos entrado en la ciudad ya desde hace minutos, las calles estaban poco transitadas y de vez en cuando podía observar una y que otra "trabajadora sexual" parada en una esquina intentando llamar la atención de nuestro vehículo. Pero en ningún momento Nico les echó ni una sola mirada, ni siquiera de reojo. Lucía totalmente desinteresado en las faldas y los tacones de infarto que usaban aquellas mujeres.
- ¿Puedes bajar un poco la velocidad? - Le preguntó amablemente Lou, ella iba sentada detrás de mí asiento y se había mantenido callada durante todo el trayecto, por lo que casi olvidé incluso de que estaba justo allí.
- Podría. - Contestó Nico, con rostro inmutable. - Pero quiero deshacerme lo antes posible de ustedes, así que no.
- ¿Sabes? No te morirías si fueras amable sólo por unos segundos. -Siseo Lou hostil, luego soltó un pequeño quejido y adiviné que probablemente Cecil le había dado un codazo.
Me removí incómodo en mi asiento vigilando a Nico por el rabillo de mi ojo. En el poco tiempo que había convivido con él, había aprendido que al italiano le encantaba tener la última palabra. Lou, era una mujer testaruda y algo mandona. Si estos dos llegarán a tener una discusión, definitivamente quería estar detrás de un auto blindado antes que intentar detener a dos misiles nucleares.
Le envié una mirada pacificadora a Lou, detrás de mi hombro. Solo dos calles más y llegábamos a su casa, no había porque de causar la tercera guerra mundial a solo cuatro minutos de pisar terreno no hostil. Lou pareció querer decirme algo, pero antes de que pudiese hablar, Nico pasó una lomada de una superficie con calzada bastante irregular. Que causó que todos dentro del auto, (excepto él, claro está) saltáramos en nuestros asientos hasta chocar nuestras cabezas contra el techo.
-Cuidado, lomada al frente. - Murmuró Nico, "deliberadamente tarde" con sus labios temblando por querer soltar una sonrisa maliciosa. - Y bastante grande...
-¡¿En serio no me digas?! No me había dado cuenta. ¡Gracias! No hace falta que te regale anteojos de contacto para tu cumpleaños después de todo. - Le respondí con descaro, por lo cual él finalmente dejo salir una pequeña curva en sus labios que simbolizaban una sonrisa.
- Wow. - Soltó Cecil en su asiento repentinamente, llamando la atención de Nico incluso. Miré a mi amigo exigiendo por una respuesta, este lucía tenso y nervioso. Como si hubiese encontrado un cadáver. - Eh Nico, tu... eh, tu pistola se salió de su maletín. - Mis ojos directamente se dirigieron hacia sus pies, donde efectivamente, una pistola estaba a la vista de todos fuera de su caja.
- ¿En serio? - Nico alzó una ceja, sin sonar para nada afectado como si fuese de todos los días que alguien encontrara su preciada arma.- ¿Puedes dejarlo de vuelta en su lugar? Y escóndelo debajo de mi asiento, bien al fondo.
- ¿Está cargada? - Chilló Cecil escandalizado, Nico puso los ojos en blanco con fastidio. - No quiero que me dispare por error ¿de acuerdo? ¡Lo siento!
- A no ser que tengas poderes mentales y puedas apretar el gatillo sin usar los dedos. No sucederá nada. - Le dijo amargado. - Solo no me dispares, y mi familia no irá por la tuya para matarlos por venganza.
Dicho eso, Cecil y yo reímos nerviosamente por el intento de broma de Nico. Era genial que intentará ser gracioso, aunque poseyera un humor bastante negro y pareciera demasiado serio como si lo que dijera fuese cierto. Al mismo tiempo, algo inseguro, Cecil guardó de vuelta la pistola dentro de su caja. Y todos volvimos a permanecer en un incómodo y tenso silencio.
Mordí mi labio descuidadamente, y busqué desesperadamente en mi mente algo que pudiese decirle. La música que suena ahora era AC DC, Dinamita. Fui por terreno seguro y conocido, la música.
-Entonces... - Inicié despreocupado. - ¿Solo te gusta el Rock y el heavy? - Nico siguió mirando su camino, pronto llegaríamos a la calle de Lou. - ¿Te gusta el pop?
- ¿Me ves como a alguien que se pasa escuchando pop y cantando canciones de Selena Gómez? - Me preguntó en cambio, con cara huraña.
- No. - Contesté, y él solo asintió en concordancia. Bien, esto era un avance muy grande aunque no pareciera. Entonces, motivado por su actitud-no-tan-hostil. Estiré una mano hasta su radio, arriesgándome a una fuerte reprimenda suya por osar tocar su equipo. - ¿Qué otras músicas tienes en tu pendrive? ¿Metallica, BVB o...?
- Eso y, todo de los años 40 hasta los ochenta, luego llega esa basura de músicas discos y baladas afeminadas. - Fingió un escalofrío. - Apenas y escucho esas cosas, me dan ganas de hacer un sacrificio sangriento y...
Entonces "Sugar, Sugar por The Archies", suena por los altavoces y llena cada rincón del coche con su tonada exageradamente azucarada. Nico se queda tieso en su lugar, totalmente inexpresivo como una bomba a punto de explotar.
https://youtu.be/NaKWmM9hJlc
Dulzura.
Cariño, Cariño.
Tú eres mi dulce niña
Y me tienes queriéndote.
La dulce balada, indudablemente, proviene del pendrive de Nico di Angelo, el cual tenía un llavero de calavera de adorno. La canción es tan asquerosamente empalagosa y dulce, que resultaba casi una infamia que este sonara a través del equipo de sonido de un chico tan oscuro y frío, como lo era Nico.
Cariño
Dulzura, dulzura
Tú eres mi dulce niña
Y me tienes queriéndote...
Cecil miró a través de su ventanilla, ocultando su sonrisa burlona a toda costa antes de que al azabache se le ocurriera pasar por otra gigantesca lomada en venganza. Miré a Nico con rostro inocente. Todo su rostro estaba tenso, hasta el último músculo de su cuerpo estaba endurecido de ira. Sus manos apretaron el volante hasta que sus dedos se pusieron blancos. Sus ojos gritaban una sentencia de muerte mientras sus labios murmuraban un nombre junto con varias maldiciones. "Estúpido Caronte, me las vas a pagar. Lo juro"
Antes de que la canción llegara al coro, Nico arrancó furioso su pendrive del equipo de sonido y lo lanzó dentro de la guantera. Todo se mantuvo en silencio a partir de allí, y decidí no volver a tocar nada más suyo nunca más.
Pocos minutos después llegamos frente a la casa de Lou, sus padres parecían haberse quedado dormidos tomando en cuenta que todas las luces dentro de la casa estaban apagadas, excepto las del patio. Ella fue la primera en bajarse, seguido por Cecil, quien caminó directamente hacia su escarabajo para poder quitar el gancho del auto de Nico. Sentí una sensación de pérdida al darme cuenta que hasta aquí estaría con él.
- Gracias por el aventón.- Empecé diciéndole agradecido, a la par que agarraba la manija de la puerta para abrirla y salir rápidamente antes de que me arrepintiera. - Supongo que nos veremos en el gimnasio o...
- Te llevaré a tu casa. - Dijo de sopetón. Aunque en realidad, había sonado más como una orden. - Y no empieces. Tengo demasiado sueño para discutir.
Bufé divertido, pero decidí no hacerle la contraria por está vez. Yo también estaba bastante cansado, y lo único que quería era llegar a casa rápido para abrazar a mi cama. Sí, solamente por eso aceptaba, no porque quisiese más tiempo a solas con él. Me bajé del coche y ayudé a Cecil con su trabajo de desenganchar los autos. Al poco rato, terminamos.
Lou suspiré como liberada y sonrió, haciendo un gesto con la mano para que la siguiéramos hasta su casa. Cecil ni siquiera lo dudó, la siguió. Pero yo me quedé allí, visqueando de un lado para sin saber cómo empezar, resoplé, y decidí decirle todo veloz arrastrando mis palabras.
- Bien, nos vemos mañana, chicos. Nico me llevará a mi casa así que, buenas noches. ¡Cuídense! - Me giré para irme de vuelta al coche.
- ¿Espera que? - Lou chilló, su rostro denotaba preocupación. - ¡Will! ¡Había una pistola en su coche! ¡Una pistola!
- Seguro era de su padre o de alguien más, tranquilos. - Me reí con nerviosismo, Cecil y Lou no sonrieron. - Todo estará bien, Dioses, ¿no me digan que creen todos esos rumores de que su familia es mafiosa, chicos? ¡Por favor!
- Will... - inició Cecil con indecisión, pero no pudo continuar ya que a bocina del coche de Nico sonó, dos veces, advirtiéndome a que me apresurara.
- Adiós chicos. - Susurré, caminando hacia el italiano, sin mirar atrás ni una vez. Dejando a mis amigos parados allí, en medio de la calle, mirándome tomar otro rumbo que ellos por primera vez.
Y en el fondo de mi corazón, un augurio empezó a formarse. Y es que al cerrar la puerta del auto de Nico después de subirme, fue como sí, hubiese entrado en un mundo totalmente distinto, del cual poco a poco me convertiría en su huésped.
Fue como colocarme voluntariamente el primer grillete en mi muñeca, mirando a Nico con perdida confianza. Nos alejamos de mis amigos a toda velocidad. No miré atrás.
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¡Ya llegan las vacaciones! Y mis actualizaciones definitivamente volverán a ser de una vez a la semana :'v. Gracias por los que votaron y comentaron chicos ♡.
Saben, cuando estaba en quinto grado, mientras reí y hablaba con uno de mis compañeros. Este me dijo que me acercará a él, lo hice. Y me dijo; te apesta la boca Amer... 😐😐😐😐 Fue el día más humillante de mi vida. En fin, ¿tienen experiencias vergonzosas qe puedan contarme? Es para una tarea 7.7
¿Cuál fue su frase favorita chicos?
¿Qué opinan de todo lo que dijo Dylan?
¿Qué opinan de la canción de Caronte? Tiene un tipo de obsesión con esa música, ya lo adelanto para que lo sepan jajaja.
Algo más que les pareció interesante en el capítulo? Me encanta leer sus comentarios y sus especulaciones. Por favor nunca cambien ♡
Se despide su Amer que los quiere mucho con su gran estómago lleno de lonjas. 😙
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