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Desnudando el alma

Sí, tenía todo el derecho de estar trastornado y más. Entonces, mis ojos finalmente reaccionaron e impactaron con la penetrante mirada que me daba Mark a pocos metros de mí. Lo odié hasta el último pelo de su cuerpo. Lo odié tanto que delante de mis ojos me imaginé que moría desangrado por mis manos, y me regocijaba con el resultado.

La ira me consumió en un segundo, y dejé que fuera él, el que guiara mis movimientos a partir de ahora.

- ¡¿Qué demonios estás haciendo, basura?! - El grito que había soltado Percy Jackson fue iracundo y poderoso. Los presentes de la habitación (aunque no lo admitirán jamás) habían sentido un fuerte escalofrío recorrer desde su espalda hasta la punta de sus dedos. Un mal presagio cayó encima de ellos y aunque intentaron ignorarlo, el mal sabor se había impregnado en sus bocas.

Percy agarró a Mark del cuello de su camisa y apenas lo sostuvo, empezó a zarandearlo violentamente. La respiración del azabache era irregular y sus puños se apretaban con tanta fuerza que sus manos se estaban poniendo morados. Las chicas sentadas en el suelo sujetando botellas de cerveza, empezaron a reírse por estar demasiado ebrias. Otro tipo estaba sentado sobre un bote y Nancy sujetaba a Miranda férreamente.

- ¡¿Hey, pero que demonios te pasa?! - Se acercó hasta él uno de los amigos de Mark, sin embargo, el tipo se lo pensó bien antes de intentar ponerle una mano encima al chico de ojos tormentosos. Aun así, insistió en gritarle.- ¡Suéltalo! ¿¡Qué crees que estás haciendo?

El tipo estiró una mano como para apartarlo, pero antes de que lo tocara, Percy apartó su mano de un golpe tan fuerte, que el chico soltó involuntariamente una mueca de dolor.

-Maldito loco... - Escupió molesto. - Sí quieres puedes unirte a nosotros, pero no hagas problemas...

- ¿QUÉ?

La joven observó con ligera admiración como aquellos ojos que siempre se veían pacíficos y serenos, despertaban de un momento a otro, amenazando con ahogar a todos los miembros de la cabaña con su increíble furia. Sus ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente, pues la emoción la embargaba de sobremanera por la valiente reacción del joven que siempre había pensando que era un tontuelo. ¡Pero que arrepentida se sentía! Incluso se arriesgaba a pensar que era el chico más valeroso que se encontraba en toda la ciudad.

- ¡¡Suéltame bastardo!! - Devolvió de vuelta Mark con indignación, sus pies trastrabillaban y sus manos intentaban desesperadamente evitar que las manos de Percy alcanzarán su cuello. - Éste no es tu jodido asunto, el problema que tengo con mi novia es solo mío y de ella...

- ¡Ya no soy tu novia! - Aulló Miranda al instante. Por efecto, una de las chicas sentadas en el suelo, le propinó una patada en su tobillo, haciéndola trastrabillar y casi perder el equilibrio. Miranda la fulminó sin temor. - ¡No me vuelvas a tocar nunca más en tu vida! ¡¿Oíste?

- Deja de lloriquear, tonta. No te hemos hecho nada...

- ¿Entonces por qué mierda hay un montón de subnormales contigo en este lugar? - El puño de Percy impactó contra la mandíbula de Mark, Miranda soltó un respingo involuntario al presenciarlo. No la malentiendan, internamente se regocijaba que estuviera causándole daño a ese imbécil. Sin embargo, se preocupaba por que Percy sufriera las duras consecuencias por ello. - ¿Por qué demonios ella luce rota al igual que algo de su ropa?

- Pregúntale eso a esa Zorra. - Rezonga Mark. - Fácilmente se habrá quitado las bragas delante de Dylan esa facilonga.

Echó un quejido involuntario ante la pregunta que lanzó Percy (le había recordado como se encontraba), y a continuación se armó de valor. Se deshizo del agarre de Nancy Bobofit y se dirigió hasta un costado de la cabaña lejos de todos ellos... Lo más que podía. Percy la había oído, sus ojos llenos de angustia giraron en su dirección para cerciorarse de que estuviera bien. El simple gesto tan gentil suyo, bastó para que una nueva capa de lágrimas cubrieran sus sonrojadas y ligeramente cortadas mejillas.

- ¡¡Percy, basta!! -La chica con la que había llegado no dejaba de chillarle con voz mandona, trataba de alejar a Percy de Mark pero se encontraba más ocupada mandando miradas irritadas a Miranda que en intentar apartar a Percy. Como si Miranda tuviera la culpa de que estos tipos intentarán abusar de ella, y que Percy quisiera ayudarla como cualquier otro chico decente de esta ciudad.

Estaba indignada, y se lo hizo saber enviándole de vuelta una mirada desafiante. A la par que vigilaba de reojo que nadie estuviera prestando más atención en ella y salir huyendo por la puerta de enfrente. Solo deseaba huir de este lugar, pero no sin antes encontrar a su amiga Katie, quién, como habían dicho ellos, la habían encerrado en una de las habitaciones de la cabaña, seguramente amordazada.

Miranda había causado un pequeña distracción en Percy, diminuta oportunidad que no desaprovecharon los amigos de Mark, quienes rápidamente se adelantaron en medio de los dos para alejar a Percy de un empujón lejos de su ahora definitivamente ex novio. Incluso la palabra "ex novio" le causaba un fuerte estremecimiento de (desagrado por todo su cuerpo.

- ¡Abby! ABBY ¡¡HEY, ESTÚPIDA!- Lanzó Nancy Bobofit con fastidio, para la pelirroja que acompañaba a Percy y ahora lo sujetaba de uno de sus brazos. - ¡Controla a tu perro de una vez! ¡Eres una idiota o lo has hecho a propósito? ¡Te he dicho claramente que este lugar íbamos a ocuparlo nosotros para la broma!

- ¿Tú sabías de esto? - Demandó Percy estupefacto, miró a la pelirroja con tanta intensidad e incredulidad, que pensó que podría convertirla en piedra allí mismo. - ¡¿Por favor dime que no estabas tú también detrás de esto?! Por Dios...

- ¡Percy! - Miranda lo llamó, su voz en contra de su voluntad, había sonado estrangulada y temerosa. Percy viró su rostro hacia ella automáticamente con preocupación.

- ¡Por favor ayúdame! - Se apresuró a decir antes de que la chica que se acercaba a ella la callara. - Tienen a Katie detrás de una de éstas puertas. Por favor sólo ayúdame a sacarla de aquí y luego nos largamos y ya... No importa nada más, ellos no valen la pena.

Percy no perdió más el tiempo escuchándola, pasó en medio de Mark y su amigo, empujándolos con cólera y dirigiéndose hacia las puertas que daban a otra habitación de la cabaña. A pesar de que la pelirroja intentaba apelar a Percy para que se largara con ella lejos de aquí. El azabache hizo oídos sordos a sus demandas, y abrió la primera puerta introduciéndose en su interior y saliendo con las manos vacías. Inmediatamente, se dirigió a otra puerta.

Miranda esquivó a los amigos de Nancy, y cuidándose de Abby quien la miraba con desprecio, se acercó hasta pararse a lado de Percy y mantenerse a su lado, para a su vez inspeccionar las habitaciones que él abría.

- ¡Ahg! - Bufó Nancy, tirándose en uno de los sofás que la habían lanzado para tratar de quitarle la ropa cuando llegaron. - Todo esto se ha ido a la mierda. Todo estaba resultando tan bien, y se arruinó todo en segundos por culpa de la estúpida perra de Abby.

- ¿Perdóname? - Chilló Abby, con su rostro denotando sulfuro y frustración. - ¡Tú debiste haber prendido las luces para...!

- ¿Para qué? ¡¿Qué?! - Se burló de ella con voz aniñada. - Las luces iban a llamar la atención de las personas que están cerca del lago... Tú, de verdad que tienes un problema con la imbecilidad, cariño.

Un quejido y un gemido, en la completa oscuridad se escuchó casi a un volumen intangible. Tal vez solo lo que le había llamado la atención a Miranda fue, los ojos verdes de su amiga encendidos de terror y furia a partes iguales. Como esperaba, estaba amordazada y sus tobillos y manos atados con hilos de pesca. Se retorció entre las cuerdas y golpeó el piso de madera con sus pies llamando la atención de Percy.

El azabache le lanzó una mirada fugaz de pena, y a los otros miembros de la habitación los miró con desaire antes de entrar para acercarse a liberar a Katie. Miranda le quitó personalmente la mordaza de sus labios, y apenas lo hizo Katie empezó a interrogarle más preocupada por ella, que de ella misma. Percy se puso en pie, y al encontrar un interruptor, la activó llenando de luz la habitación.

- ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? - Preguntó Katie en tono de súplica. - Dime la verdad...

- Miranda... - La interrumpió Percy con voz ahogada y contenida, levantando a su prima, jalándola de sus brazos con extremada gentileza. - Sostén la mano de Katie y huye hasta tu auto... No miren atrás, ni se preocupen por mí hasta que estén en sus casas a salvo.

Katie abrió los labios para refutar aquello, pero antes de que dijera algo. Su primo la miró con tanta vehemencia que la dejó absolutamente muda. Al parecer, ella nunca había visto a su primo con un aspecto tan feroz y valeroso. Para Miranda y Katie, le resultaban difícil dudar de que el valiente héroe no pudiera enfrentarse hasta con mismo Minotauro si era necesario.

Imaginaron que él estaría bien.

- Váyanse de esta fiesta ahora mismo. - Les ordenó nuevamente con dureza. Entonces, Percy se dirigió hacia una de las ventanas de la habitación y la abrió de alguna manera con fuerza, agarró la mano de Katie y le indicó con un gesto de su mentón lo que parecía ser obvio lo que quería que hicieran.

Katie tragó saliva con dureza, un montón de cosas pasaron por su mente y quiso decirlas a su primo con el sentimiento más agradecido que pudiera formular sus palabras. Eso quería, pero en cambio, lo que hizo fue abrazar débilmente a su primo en silencio, para luego pasar a través de la ventana y volver la vista hacia Miranda enviándole una mirada implícita.

Percy estiró su mano en su dirección, su mano estaba algo pálida y tenía ciertas cicatrices extrañas alrededor de sus dedos. ¿Cómo se las había hecho? Era una de las 100 preguntas que quería hacerle Miranda. Sujetó la mano de Percy y mientras pasaba por la ventana, divisó a Abby cerrando la puerta lentamente con llave, y luego peinando su largo pelo rojo, con sus dedos pintados en carmín.

- Buena suerte. - Fue todo lo que pudo susurrarle Miranda a Percy con un matiz de remordimiento al dejarlo solo con esa empusa, mientras el azabache cerraba de vuelta la ventana para asegurarse de que no volvieran.

- Vamos... - Ordenó Katie sin mirarla a los ojos. - Él estará bien... Es Percy Jackson... - Terminó de decir, como si su nombre fuera algún tipo de hechizo que aterroriza a los monstruos.

Miranda asintió, y ambas corrieron por debajo de las sombras de los árboles para llegar a sus autos y volver a sus queridos hogares. Confiando en la suerte y en los Dioses para que fueran justo con el héroe. Pero es que a veces hasta los mismos Dioses, repartían y vivían entre injusticias.

~~~~~~

Percy supo de inmediato que ahora ellos eran los únicos que quedaban en la cabaña al sólo escuchar un absoluto silencio a su alrededor. Todos los otros desgraciados habían escapado por la puerta de la salida, y solo esperaba que nadie volviera a atrapar a su prima y a Miranda en el trayecto de huida.

El viento de afuera creaba silbidos al entrar a través de los orificios de las bisagras. El cielo retumbó y luego la temperatura empezó a bajar rápidamente. Tenía ganas de reírse con locura, Dioses, ¿qué sí no había logrado llegar a tiempo? ¿Realmente serían capaces de dañar de una forma tan cruel a Miranda?

- Perseus Jackson. - Canturreo Abby a sus espaldas con un tono seductor. - Por fin estamos solos. He querido solo esto toda la noche...

Él azabache respiro muy hondo, la ira corría por sus venas como un desagradable veneno e intentó aprender a controlarlo para poder enfrentarse a la mujer que la había traído hasta aquí. Sea como fuese, tenía que agradecerle por traerlo a este lugar, de lo contrario, jamás hubiera podido encontrar y salvar a Miranda.

- Al fin se han ido todos. - Exclamó frustrada, Percy giró para enfrentarse a ella. Su pelo caía en finas ondas sobre su delicado rostro y sus dientes cual perlas, sonreían en la oscuridad. - Dios, ¿tanta mala suerte tenemos? Lo último que quería esta noche era encontrarme con la Zorra de Nancy. ¿Has visto? Está muerta de envidia por que logré tenerte finalmente...

- ¿Qué haces? - Le preguntó seriamente Percy a la chica que lo tenía encerrado dentro de esta habitación poco iluminada por un solo foco. Aunque lo suficiente para distinguir los barriles llenos de cebo para pescar y algunas cañas de pescar tiradas al costado de la pared.

- ¿Cómo que, qué hago? - Repite burlándose de él, alza una ceja pintada y a continuación, se acerca a él lentamente moviendo sus caderas y jugando con las llaves de la puerta en sus dedos. - ¿Qué te parece si por fin...?

- Abre la puerta, Abby. - Ordenó Percy en tono grave, mordió el interior de su mejilla y trató de utilizar la última pizca de paciencia que le quedaba para dirigirse a ella. - Necesito que me des las llaves para poder largarme de aquí, y darles unos cuantos puñetazos a esos subnormales.

- Ya olvídate de ellos. - Rodó los ojos con fastidio. - No importa, Percy. Ninguna de ellas era tu amiga al fin y al cabo, ¿por que debería de importarte tanto?

- ¿Aparte de lo obvio? - Escupió Percy incrédulo, soltando una exhalación de frustración. - Katie es mi prima.

- Nunca los había visto hablar. - Contestó irónica. - Siquiera saludarse...

- Es más que eso... - Siseo el azabache, frunciéndole el ceño. Repentinamente sintió como si la neblina que había estado sobre sus ojos todo el tiempo, se esfumará de un momento a otro y veía a Abigail como en verdad era. Una mujer hermosa y podrida hasta la última células de su cuerpo curvilíneo. - Se trata de proteger a la familia, uno nunca abandona a los que comparten tu misma sangre...

- Dile eso a Jason. - Se burló Abby, soltando una carcajada hueca en su rostro.

- Eso es diferente... - Le respondió apenas en un susurro. Ya había tenido suficiente de esta fiesta y de toda su gente, Percy no soportaba estar en este lugar ni un segundo más. Qué idiota había sido, un reverendo idiota. Dylan tenía razón, este no era su lugar y jamás lo sería. Y en realidad, esta verdad le causaba bastante regocijo.

Pertenecer a un lugar como este, sería una de las cosas más bizarras y deplorables que podría pasarle. Oh, él solo iría a darle un puñetazo en la cara a Mark, y luego saldría corriendo junto con Luke para llegar a casa y ver una película de motociclistas furiosos.

Con largas zancadas se dirigió hacia ella para quitarle las llaves de su mano, no obstante, la pelirroja se hizo a un lado con llaves en mano y sin soltar más que una pequeña risa de advertencia, lo metió dentro de su mini falda probablemente dentro de sus bragas. Percy quedó atónito, la miró y pensó seriamente si todo el alcohol que había ingerido, había finalmente logrado ahogar todas las neuronas de su cerebro.

- Ya basta. Abre la puerta...

- ¿Para qué vayas de chismoso y le cuentes a todos, lo que "no" le ha ocurrido a tu amiguita? - Se mofó de él, le sonrió seductoramente con las pestañas caídas y sus manos juguetearon con su pequeño top - Por favoooor... No digas nada Percy, te vas a meter en problemas y en los únicos lugares donde deberías meterte es en mí...

- Ok. - Percy bufó una risa sarcástica. De verdad que esta mujer estaba fuera de sus cabales, o era demasiado osada. - Solo óyete mientras hablas, estás siendo algo vulgar...

- Aquí no paso nada y punto. - Dio énfasis con sus manos.

- ¿Pero que demonios? Estaban a punto de violar a tu compañera, ¿y a ti ni te importa un comino? - Inquirió Percy escandalizado, estaba demasiado indignado. - ¿Pero que mierda le pasa a tu moral? Realmente dejarás que se salga con la suya, ¿aquel que abusa de una mujer? Déjame salir Abby, o saldré por la ventana de igual modo...

- ¡Lo digo en serio, Percy! - Abby lloriqueo con voz aniñada, juntando las dos manos en un gesto de súplica. - No les digas al resto, solo olvídalo. No tiene importancia... Hazlo por mí, corazón, ¿de acuerdo?

- No puedo creer lo que me estás pidiendo... - Susurró Percy, más para sí que para ella. - ¿Acaso no sientes la impotencia? Siento repulsión de todas aquellas personas que se callan ante está clase de atrocidades.

La sonrisa de Abby ni siquiera se inmutó, ella aún no creía que Percy estuviera siendo en verdad tan serio con el tema. Ella no tenía idea, de quién estaba delante suyo.

- Mira, si te mantienes calladito... - Dijo seductora, entonces, enfrente suyo, Abby agarró su blusa y la levantó hasta quitársela completamente y dejarla tirada a sus pies. - Todo esto será tuyo ahora mismo. ¿Sí? No puedes negarte a esto cariño... Mejor aprovecha este momento.

Abby ni siquiera usaba un corpiño, cuando se quitó la blusa provocativa que había lucido toda la noche. Percy se encontró contemplando en vivo y en directo (por primera vez) los pechos desnudos y redondos de la pelirroja. Eran del tamaño de una naranja ambos, con botones rosados erectos y llamativos. Con una cintura que también lucía sus costillas y un pircing en su ombligo. Estaba demasiado anonadado para decir algo, más que observar aquellos pechos.

Era hermosa, increíblemente atractiva y seductora como esas peligrosas vampiras. No obstante, el libido de Percy por ella, aún no era lo suficientemente poderoso para dejarlo todo atolondrado. En cambio, sintió con más convicción que está mujer no valía la pena. Sí se desnudaba ante un desconocido a las dos horas de solo conocerse, ¿que le aseguraba que otro día no haría lo mismo?

- ¿Te gustan? - Le preguntó ella contenta.

- Eres muy bonita. - Concedió Percy, sin expresión alguna.

- Acércate...

- Nancy dijo que te había advertido que no vinieras hacia aquí... - Interrogó cuidadosamente, mirándola directamente a los ojos aunque le costaba bastante esfuerzo. - ¿Entonces lo sabías?

- ¡Ay por favor! Sí lo sabía- Abby confesó finalmente, sonando fastidiada y sin culpa. - Todos los de la fiesta sabían que iban a cogerse a Miranda para grabarla y subirlo luego a Facebook. Nancy la odia desde que sale con Mark y esa iba a ser su venganza perfecta...

Percy alzó las cejas hasta su coronilla por la sorpresa, sonrió con ironía mientras la oía soltar toda la verdad.

-Y porque te quiero, seré muy sincera contigo. - Le aseguró Abby, sonriendo con dulzura. - Yo le di la idea a Nancy para que grabaran a Miranda, porque tengo una Página web, a la que le vendría perfecta esa clase de vídeos divertidos...

-Encima ibas a publicarlo en Internet - Musitó Percy, llevándose una mano detrás de su nuca sin poder creerse todo lo que oía. Pero en el fondo, nada sonaba más verídico que sus propias palabras.

Como si nada hubiera pasado, ella se acerca hacia el azabache con objetivo en mente. Percy retrocede a la par que ella se acerca, no soportaba su cercanía, pero la pared detrás suyo lo detiene y Abby logra llegar hasta él para rozar sus pechos desnudos contra el suyo.

Intentó besarle. Su boca húmeda barrió el cuello de Percy y pronto su lengua estaba atacando sin piedad detrás de su oreja. Percy colocó sus manos sobre los hombros desnudos de la pelirroja, y la empujó lejos de él cuidando de no parecer muy grosero, a pesar de la clase de persona que había descubierto que era.

- No... basta... - Inició angustiado, tragando saliva y odiando no poder ser como él resto de los hombres que probablemente venderían su dignidad por un buen acostón con ésta mujer. Lamentable, y afortunadamente, Percy no era como el resto de los chicos.

Las manos de Abby intentaron agarrar su cinturón para quitárselos, pero Percy cubrió sus dos manos con las suyas para evitar que tocará algo indebido e íntimo de su persona escandalizada.

- Eras cómplice de lo que iban a hacerle a Miranda...- Dijo Percy, con voz aguda y asqueada. - ¿Sabes razonar al menos?

Ella intentó besarle en la boca sin importarle lo que le dijera, sin embargo, Percy tapó los labios de la chica con una sola mano, y la miró directamente a los ojos con fervor mientras que sentenció.

- Ni siquiera pienses en intentar besarme...- Negó vehemente. - Las personas como tú, me dan asco.

Para Abby, escuchar aquello de los labios del chico que le gustaba. Fue peor que recibir una bofetada de parte suya. Incluso deseo que solo la hubiera lastimado físicamente... porque esto jamás ella lo iba a poder olvidar... Y lo que haría a continuación, Percy tampoco podría olvidarlo jamás. Se grabaría en su mente hasta tres años después, cuando todos los olvidarán pero para él seguiría intacto.

Abby retrocedió dos pasos lejos de Percy como si la hubiera empujado violentamente. Empezó a soltar extrañas y duras exhalaciones y parecía estar a punto de tener un ataque de histeria. Percy no sentía ningún tipo de compasión por ella, aún así, era bastante incómodo verla perdiendo el control de sí misma. ¿Tan enamorada estaba supuestamente de él? No, probablemente solo era una caprichosa que le gustaba jugar con lo prohibido. En este caso, con el marginado del Instituto.

- ¿Me estás rechazando a mí? P-pero... - Tartamudeo, abriendo los ojos como platos por el estupor. - ¡¿Pero quién te crees que eres muerto de hambre?! Deberías estar agradecido de que te haya hablado siquiera dos segundos, teniendo en cuenta el trastorno de imbecilidad que sufres.

Percy estaba ligeramente sorprendido, no obstante, ya estaba demasiado acostumbrado a los insultos de todos... Así que sus palabras apenas y le habían resultado un pequeño y molesto picorsito en el orgullo. Ahora estaba viendo su verdadera cara, la que ocultaba detrás de todo ese maquillaje.

- Ya me has oído. - Dijo con seriedad. - Sí tienes esa clase de ideas rondando por tu mente, no puedo sentir más que repulsión hacia ti. Al menos has conseguido algo de sinceridad acerca de ti conmigo, pero eso es todo Abby.

- Tú... tú te vas a arrepentir tanto de esto, ¿oíste? - Lanzó, sacando el celular de su bolsillo y tecleando velozmente algún mensaje que ni se imaginaba de que se trataba. - ¡ERES UN IDIOTA PERSEO JACKSON! - Le gritó violentamente, con sus ojos llenándose de gruesas lágrimas que pronto caían por sus mejillas hasta su mentón. - ¡TE ODIO! ¡LO HAS ARRUINADO TODO! ¡TODO, ESTÚPIDO HIJO DE PUTA!

Entonces, Abby lanzó su teléfono en dirección a la cabeza de Percy, él lo esquivó afortunadamente muy veloz, y el aparato se estampó contra la pared, cayendo al suelo hecho añicos. Ella empezó a gritar condenadamente fuerte. Percy se quedó con la boca abierta estupefacto por unos segundos, incluso viéndola con sus propios ojos, no podía creer que estuviera lanzando tantos alaridos y aullidos como un animal moribundo.

Y entonces, ella empezó a gritar palabras completas. Frases atroces y calumnias que solo ocurrían en las películas de terror, pero para mala suerte de Percy, las experimentará ahora mismo. ¡Ay de aquellos que son victimas de las blasfemias! ¡Y más de aquellos que están en la boca del lobo!

- ¡AYUDAAAAA! ¡AYÚDENME! - Abby empezó a desordenar su pelo y arañarse la cara con sus afiladas uñas, Percy estaba demasiado sorprendido para detenerla a auto-lastimarse, a pesar de que eso sería utilizado en su contra más tarde. - ¡ME QUIERE VIOLAR! ME QUIERE VIOLAR.

- No puede ser... - Susurró Percy, negando lentamente cuando el entendimiento llegó hasta él, estaba realmente absorto.

Pasos y golpes se oyeron en la entrada de la cabaña, personas llamando preocupados a la pobre Abby. Quién siguió pidiendo socorro desesperada, cual mujer siendo torturada vilmente por un maldito hombre opresor violador.

- SOCORRO, SOCORRO- Vocifero la pelirroja con más fuerza cuando oyó pasos apresurados entrar y pisar las tablas del interior de la cabaña. - AQUÍ ESTOY, SALVENME POR FAVOR. ME VAN A VIOLAR. ¡AYÚDENME POR FAVOR!

- Abran la puerta ahora mismo. - Demandó la voz nasal de Trey Thompson, aporreando la puerta que los encerraba a ambos. - Abre la maldita puerta, bastardo. ¡Ábrela!

- No lo hagas... - Musitó Percy suavemente a Abby, tieso y helado recostado contra la pared. - ¿Cómo puedes...?

En contestación, ella tiró la llave de la puerta a sus pies, casi al mismo tiempo que la puerta se abría a causa de la patada de Fray, y la escena organizada maquiavelicamente por parte de Abby, se presentaba para todos los presentes que habían llegado corriendo a socorrer a la pobre víctima.

- ¡Oh, Amiga! ¿Estás bien? ¡Oh por Dios! ¡Qué bueno que he llegado a tiempo!- Nancy entró corriendo, luciendo desesperada hasta llegar junto a Abby y abrazarla contra su pecho, como protegiéndola del monstruo violador delante suyo. En el breve momento en que nuestros ojos se conectaron a escondidas del resto, me envió una mirada victoriosa y de regocijo. - Ya, ya, ahora estás a salvo.

-Oh Dios, pobrecita. - Dijo una chica dándole palmaditas en la espalda a Abby, y mirándolo con horror. - Eres un hijo de puta asqueroso.

Abby siguió fingiendo llorar desconsoladamente en el hombro de Nancy, en realidad tenía talento para actuar. Lo hacía tan bien, que incluso Percy se creyó por unos segundos un asqueroso violador. Tuvo que revisar si aún tenía los pantalones puestos, sí, aquí estaban. Nancy iba a disfrutar cada segundo de esto. Definitivamente, era la venganza perfecta para Nancy, Mark y Abby. Bueno, malditos suertudos, ¿no?

- Vaya, vaya, vaya. - Trey Thompson soltó fuertes carcajadas al encontrarlo recostado muy indefenso contra la pared. - Así que el niñato no puede seducir a una dama, y utiliza la fuerza como todo un cobarde.

Fray Thompson fue el siguiente en entrar a la habitación, se paró justo a lado de su hermano, mientras tiraba su cigarrillo en el piso y lo apagaba. Miró a Percy con burla, se veía demasiado contento, como si navidad se hubiera adelantado y estuviera a punto de desenvolver sus regalos.

- Realmente patético, ¿no Tren? - El tercer hermano estaba con el grupo de personas curiosas que habían llegado a trompadas hasta aquí. Eran más de diez hombres, y cinco chicas quienes peleaban por fisgonear por la puerta en su dirección.

Y así empezó el pequeño espectáculo de horror, el primer acto de muchos.

Dylan Thompson empujó a las personas que dificultaban su camino hasta la puerta. Se puso detrás de sus hermanos en silencio y observó curiosamente como Abby sollozaba sin parar como un animal herido. Entonces se fijó en Percy, sus miradas se encontraron por tercera vez en la noche. Pero esta vez no se veía muy amigable. Parecía querer darle bofetadas en realidad.

Percy se encogió de hombros, no hacia falta que se lo dijera. Sus ojos ya le habían enviando el mensaje a gritos.

- "Tonto Percesito, debiste huir cuando tenías la oportunidad".

¡preguntas!

Se esperaban lo que haría Abby como venganza por rechazarlo?

Qué harían ustedes si estuvieran en el lugar de Percy? Se callarian o lucharían?

¿Cuál fue su parte favorita?

Quién es mas hijo de puta? MARK o Abby.

Si quieren que les dedique algún capítulo de la historia, por favor díganmelo. Comentenlo si lo desean.

Saludos mis lectores, los quiero desde muy al fondo de mi estómago lleno de gusanos.

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