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Usar el equipo de maniobras es sin duda mi actividad favorita. Me gusta elevarle más allá de los árboles, y sentir que vuelo, como un ave. Fuera del bosque, fuera de las murallas.
Me encanta esa sensación.
Como parte del entrenamiento, debíamos simular cortar 15 titanes en cierta cantidad de tiempo, nos repartieron entre todo el bosque para hacerlo. Ya estoy por terminar, cuando veo una figura cerca de mí, me acerco un poco más por curiosidad.
— ¡Oye, Reiner! — grito para llamar su atención. Se detiene, y aprovecho esos segundos para saltar a un árbol y acomodar mis piernas en una de las ramas, así estando de cabeza, llevo mis manos a mis hombros de forma cruzada — Mira, ¡soy un murciélago!
Se queda callado unos segundos, y suspira. — ¿Ya acabaste? — pregunta, sobando su sien.
— Me falta uno.
— ¿Tan rápido? — ladea su cabeza — Vaya. Esto te viene naturalmente.
— ¿Tú crees? — sonrío de oreja a oreja — ¡Gracias! — me pongo de pie — Si buscas titanes, por allá está medio vacío de soldados — apunto al sur con mi espada —, apúrate o van a ganártelos.
— Gracias.
— Para eso están los amigos. — alzo mi dedo pulgar.
Cuando llego a la meta, Mikasa ya estaba ahí, pero que sea el primer lugar no me sorprende.
Los instructores esperan a que se unan otras personas, y después de unos veinte minutos, la mayoría ya estaba con nosotros. Eren llega después, creo que había tenido problemas consiguiendo titanes, o algo así escuché de los otros cadetes.
— Adoro estas prácticas. — digo a nadie en particular, con mis manos en la cintura.
El castaño solo me ve con mala cara.
— ¡Lo hiciste bien! — doy un pequeño brinco — ¡Solo debes practicar más! ¿Verdad, chicos? — pregunto a los demás. No están tan convencidos, pero asienten por convivencia y porque Mikasita se les quedó viendo. — Tenemos muchas oportunidades — insisto, moviendo su brazo —. ¡No te desanimes, seguro vas a lograrlo!
Eren (junto a Armin, a veces) consigue ayuda extra de Berthold y Reiner. Los he visto pasear juntos, y también ayudándoles en tareas o cosas pequeñas. Braun es como el hermano mayor de todos, alguien que inspira confianza.
Cuando pasamos a quitarnos el equipo, el trío se fue a otra parte.
— ¿No han notado que TN es muy energética con Eren? — pregunta Connie.
— Sí... — Mina alza su ceja, sonriendo de la misma manera pícara —. Oye, TN, te cae muy bien, ¿verdad?
— ¿Ah?
Sasha me da una palmada en la espalda — ¡Ahh, tienes novio~!
— N-No sé de qué hablan... — me cruzo de brazos — Bueno, voy–
— ¿Con Eren? — interrumpe Connie — Veo que sí~
— ¡A TN le gusta–
— ¡Calla, chica patata! — pongo mi mano en su boca — ¡Ustedes...! — intento quejarme al verlos reírse.
Es cierto que pasamos tiempo juntos. Bastante, de hecho. Pero... no, no me gusta. Creo. ¿Qué pasa cuando te gusta alguien?
En la cena, Marco dijo algo de que sería un honor servirle a rey. Y eso, como siempre, fue motivo de disputa entre Kristen y todos los que se le pusieran en frente.
Nadie intenta deterlos, creo que saben que es inútil.
— Si piensas que la realidad es solo vivir cómodamente siguiendo tus propios caprichos, ¿¡cómo puedes atreverte a llamarte a ti mismo soldado!?
Aunque grite mucho, me gusta como es tan apasionado... como tiene un sueño tan grande, que verá al mundo arder con tal de conseguirlo. Es hermoso, inspirador.
— Oye, abuelo, ¿no te llevas bien con los de la legión? — pregunté, tomando su mano.
Chasqueó su lengua, negando con la cabeza. — Están desquiciados. Son suicidas, pero — sonrió —, pese a que no me agraden, no estoy en posición de juzgarlos.
Lo último que dijo me hizo sonreír, por fin habló con algo de empatía.
— Después de todo, es su decisión morir. Bastardos suicidas, es lo que son.
Y con eso, una mueca se formó en mis labios. Miré a los alrededores, observando pasar a unas mujeres altas y esbeltas con vestidos largos y elegantes, estaban felices, se reían entre ellas y se daban pequeños empujones amistosos.
— TN. — su voz me interrumpe — ¿Te gusta tu estilo de vida?
— Claro, me gusta mucho. Mamá dice que somos muy afortunadas.
— Lo son. Y entiendes que gracias a mi trabajo, tenemos la posibilidad de pasearnos por los pasillos del palacio, ¿verdad?
— Sí, eso también me gusta. ¡Y comer pastel!
— ¿Quieres saber el secreto?
— ¡Sí! — exclamé, dando un pequeño brinco de la emoción. — ¡Por favor!
— Sé agradable — dijo con simpleza, saludando a uno de los soldados que encontramos en los jardines — Sé obediente, y no cuestiones. No te metas en peleas innecesarias, muestra que tú tienes el control de tus emociones; no te juntes con personas débiles el inútiles que no tienen futuro. Lo más importante, si te dicen que tires del gatillo, tú lo haces.
— Suena a mucho control — murmuré, pero creo que logró escucharme. Se detiene ahí mismo.
— TN, te lo digo así porque tú tienes más estómago que tu hermana. Aguantarás más. Ya estarás en buena posición al entrar, pero siempre puede ser mejor.
— ¿Que tiene que ver eso? ¿Y el gatillo?
Me revolvió el cabello, riéndose.
— Ya te lo explicaré algún día.
Ah... ojalá ese día no hubiera llegado.
Parto mi bolillo a la mitad, y le pongo un poco de lo que sobra de las lentejas.
— Oye, TN, ¿¡tú por qué no hablas!? — Jean se acerca a mi mesa medio levantando los brazos. Eren le sigue detrás.
— ¿Eh?
— ¿No querías unirte a la policía militar? ¿¡Vas a dejar que tu novio hable así!?
¿Acaso dijo "novio"? Que momento más inapropiado para sonrojarme, pero siento como mis mejillas se ponen coloradas.
— ¡J-Jean, déjala! — el menor lo toma por el hombro — ¡Ella no tiene que ver!
— ¿Que no? ¡Dices que los de la policía militar son cobardes, que son bastardos por pensar en su propio beneficio! — tuerce una sonrisa — ¿Bueno? ¿No le dirás que es conformista y cobarde?
Continúo en lo mío, casi atragantándome con el puré que me sobraba para acabar rápido. Ay, Eren... ¿por qué tienes que hablar siempre demás?
— ¡O-Oye, no me ignores!
— ¡No la metas en esto, cara de caballo!
— ¿Ahora haces excepciones? ¿Tienes un grupo selecto de quienes son cobardes y quienes no?
Estoy por terminar, y estoy a punto de levantarme de mi lugar. Mikasa sujeta mi antebrazo, no muy fuerte, más bien lo hace para calmarme, su mirada es tan serena que logra hacerlo. Me extiende una servilleta, que uso al instante.
— Defiéndete — me dice. — Hazlo.
No tiene sentido hacerlo.
— ¡Oi, niña rica!
— Hazlo — susurra una vez más. — O no te dejará en paz.
Suspiro, rodando mis ojos.
— Es orgullo servirle al rey y a la gente de estas murallas. — replico, irritándome.
— Sí, claro, nadie se cree eso.
En vez de estar aquí, podría estar durmiendo plácidamente, comiendo carne y variadas verduras, poniendo sal a mi comida porque para mí la sal no es inalcanzable. Podría estar con mi mamá, descansando.
Me levanto de la mesa, y hago el saludo militar. Quizá me arrepienta de esto más tarde.
— ¿Dónde está tu honor, basura? Yo sí tengo, por eso quiero unirme a la policía, porque quiero brindar protección y seguridad a la gente dentro de las murallas.
Qué mentira...
— Es–
— Eren tiene razón — el mencionado se sobresalta —, con esa actitud, ¿de verdad crees que serás admitido? ¡No necesitan a personas inútiles como tú!
Es la primera vez que alzo la voz. Ni siquiera estoy segura de que haya salido bien. Ellos ya habían llamado la atención de los demás cadetes, por ende nos miraban "discretamente"
Recojo mis platos y los llevo a la cocina en silencio. Después salgo por la puerta trasera al patio. Quiero dar una vuelta antes de tener que ir a dormir, además, Sasha debe andar por ahí corriendo por su castigo.
Tras unos diez minutos de mí vagando por el bosque, alguien toca mi espalda. Me congelo por el miedo. Que no sea Shadis, que no sea Shadis...
— ¡Aquí estás! — la voz de Eren me relaja.
— Aquí estoy. — trato de reírme para aliviar el estrés.
— ¿Estás molesta? — musita con un puchero, recargándose en un árbol cercano.
— No — sacudo mi cabeza —. A cada rato te peleas, ya no lo tomo personal, descuida.
— ¿Es por Jean?
— No — reprimo una risa —. Estoy bien, no te preocupes. Solo quería caminar un rato.
— TN — su voz suena más débil, casi insegura — ¿Te puedo preguntar algo? — asiento. Pero se tarda un poco en responder — ¿Por qué quieres unirte a la policía militar? Es decir, ya vives en Sina.
Demasiado personal.
— Porque... tengo que hacerlo. — susurro — Es lo que prometí.
— TN — sus manos se posan en mis hombros. Ahora que lo tengo de frente, puedo notar que sus pómulos están algo rojos — ¡Yo quiero que seas libre!
Mi cara de confusión me delata, pues vuelve a hablar de inmediato.
— Si lo que deseas es servirle al rey... ¡está bien! Yo te apoyo. — trata de sonreír, aunque veo que le cuesta — Me quiero unir a la legión porque quiero conocer el mundo exterior, ese es mi sueño. Si tu sueño está ahí, lucha por él. Pero quiero que seas libre de decidirlo, tienes ese poder.
— ¿Qué tienes tú con la libertad?
Se queda pensativo — Cuando Armin me enseñó ese libro... que alguien nos haya puesto aquí como pájaros enjaulados, pues, no puedo perdonarlos.
Incluso un ave enjaulada pronto se aburrirá y aprenderá a abrir su jaula con el pico.
— ¿Y que hay más allá? Fuera de las murallas.
— ¡El mar! Y ecosistemas muy grandes, con todo tipo de climas. ¿Y tú? ¿Cómo crees que sea?
Pongo una mano en mi mentón.
— ¿Pájaros...?
— ¿Qué?
— Perdón, jaja... Quiero decir, las aves migran, ¿no? Y he visto que algunas salen de las murallas. Así que, en el mundo exterior, debe haber muchas aves de todos colores y tamaños.
— Y también deben haber distintos animales.
— ¡Sí! Unos que aquí no tenemos.
Sí, cuando habla del exterior se ve muy feliz, pero también hay titanes, y eso no parece causarle el más mínimo miedo.
— Hay que regresar — dice, poniendo una mano en mi espalda para guiarme —, si Shadis nos ve nos va a castigar.
— De acuerdo.
...
Sasha sube a la litera temblorosa, tropezándose en el último escalón; cae a la cama y suelta un quejido del cansancio. Apoya su mentón en mis piernas, mientras abre su boca y exhala con pereza. Comienzo a acariciar su cabello.
Le extiendo una cajita de chocolates.
— Ten, te los guardé porque sé que te gustan mucho.
— ¿¡Ah!? ¿¡De veras!? — recupera su energía de pronto, y sus ojos le brillan — ¡¡Eres asombrosa, TN!! ¿Te he dicho que te quiero?
— Solo cuando te doy comida.
Me arrebata los chocolates de las manos y no pierde tiempo en devorarlos. A veces me pregunto a dónde va toda esa comida, debe tener las piernas huecas o algo.
— Por cierto, te vi con Eren.
— ¿Otra vez con eso? Mejor solo come.
Asiente, y se queda inmersa en meterse la comida a la boca.
~ ~ ~ ~
Dato del día: TN nació en Sina, en el distrito Mitras (la capital), donde reside el rey y las clases altas. Su abuelo tenía un alto rango en la policía militar, siendo un compañero habitual de Djel Sannes.
Y pregunta, ¿que piensan de la personalidad de rayita?
Feliz Navidad 🎄✨, espero se la pasen súper :D
Gracias por leer,
JadeOkumura.
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