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¿A quien se le ocurrió poner a Armin y a mí a pelear contra Reiner?
Los dos nos acomodamos en posición de ataque, pero hasta ahí, porque solo nos vemos de reojo esperando a que el otro haga algún movimiento.
Armin va primero, pero Reiner le tomó un brazo y así lo tiró al piso. De inmediato voy yo, soltando un pequeño grito cuando lanzo mi puño a su cara; pero se cubre con sus brazos. Sigo pegando, para que en alguna de esas pueda darle, pero ni se mueve.
Diablos.
Me recuerda a cuando venía a entrenar con mi abuelo y sus colegas. Yo apenas podía contra ellos, y una vez, mi abuelo solo agarró mi cabeza para impedirme dar algún paso hacia él, yo soltaba golpes y movía mis brazos para que me dejara. Me sentí tan humillada.
Decido pegarle en su pantorrilla con mi pie. Eso hace que de un brinco y en ese momento aprovecho para pegarle con mi antebrazo en el costado de su rostro. Deslizo mi pierna por abajo para hacer que se caiga, y una vez tirado, quiero arremeter de nuevo, sin embargo, me detiene con sus pies y tomando mis muñecas, me lanza a un lado.
Arlert corre a auxiliarme, pero antes de que llegue, ya tiene el cuchillo en su cuello.
— Ya maté a Armin.
El mencionado solo suspiró.
Intento de nuevo, y caigo de espaldas.
Una vez más, y Armin y yo terminamos estampándonos contra el otro.
La quinta es la vencida.
Llegué por atrás, saltando en una de las rocas para darme impulso, y así, aviento una patada a su espalda, pegándole con mi talón. Fue fácil derribarlo, ya que no la vio venir de ninguna manera.
— ¿¡Qué fue eso!? — exclama levantando su cara del suelo.
— ¡Gané! — apunto mi dedo índice a él — ¡De veras!
JAJA, ¡idioooooota!
Pero me avienta el cuchillo a mi pierna. Maldición, lo olvidé por completo, siento que mi ojo se contrae.
Armin suspira otra vez.
...
Mina me daba unas palmaditas en la espalda, yo solo me limitaba a ver mi plato de comida. Podré acostumbrarme al dolor, golpes, y los gritos de Shadis, pero jamás a esta comida tan monótona.
— No lo hiciste tan mal — dice Christa, en un intento de reconfortarme, supongo. Le miro directo a los ojos, entrecerrándolos. Da una sonrisa nerviosa y mejor mira a su sopa.
— Hoy no gané ni uno — me quejo, apretando mi mandíbula —, que humillante.
— Te vi — Ymir habla por primera vez, o eso creo, no estaba prestando mucha atención —, todas esas veces que te ganaron.
— ¿Y eso como ayuda?
— A nada — toma un sorbo de su agua —, solo quería decírtelo.
Esboza una sonrisa ladina, y para ocultar su risa, acerca el vaso a sus labios nuevamente, aún viéndome; pero que suerte tiene Lenz.
Siento un golpe en mi costado, levanto la cara de la mesa y muestro los dientes hacia Mina.
— Sé amable.
— ¿Qué?
Mira a un lado, como queriendo que haga lo mismo. Al seguir sus ojos, me encuentro con Eren caminando hacia aquí con su bandeja de comida. ¿Que se trae ahora?
Se sienta frente a mí. Y siento que mi amiga se aleja un poco con Hannah.
Antes de que pueda hablar, él lo hace.
— ¿Dónde aprendiste a pelear y disparar así? — pregunta.
— Hola, Eren — digo sarcástica —, estoy bien, gracias por preguntar. Y respecto a lo otro, mi abuelo — hago una mueca —. Aunque no creo que puedas llamar a lo que pasó "pelea"
— Bueno... — rasca su mentón, mirando a otro lado — Es que tus técnicas eran buenas, eso dijo Armin.
— Armin solo es linda persona — suspiro —, no soy tan buena. Tuve suerte las primeras veces, es todo... ¿Por qué?
— ¡S-Solo curiosidad!
— Créeme — curvo mis labios, y pongo mi mano a un lado para formar una especie de barrera —, mi abuelo no era el mejor maestro, no te hubiera gustado conocerlo.
— Era el que trabajaba en Sina, ¿verdad?
— Sí — doy una mordida al pan —, de hecho, tenemos una casa allá, pero mi mamá quiso vivir en Rose porque hay más tierra. ¿Tú eres de...?
— Shingashina. — contesta, entreabriendo sus ojos. Oh... Shingashina fue... — Fue el primer distrito en ser destruido — completa, parece que leyó mis pensamientos.
— Perdón — rasco mi mejilla con incomodidad.
En realidad no tenemos de que hablar. Nos limitamos a seguir comiendo, lentamente, es algo vergonzoso. Quizá se acercó para hacer una charla, pero no sé que decir, no lo conozco bien.
— Jamás he visto un titán... bueno, ¿tú...?
Me di una cachetada mental, ¿cómo se me ocurre preguntar tal cosa?
— Sí. Era incluso más grande que la muralla.
Lo dice con tanta naturalidad. Pero si eso fue hace años... Eren debió ser un niño apenas. Que horror.
Me pregunto si mi padre vio titanes tan grandes.
Cuando murió, y trajeron el resto de su cadáver de vuelva, mi abuelo dijo que era un idiota por no haber aceptado su oferta en Sina. Y yo recuerdo haber concordado.
— Y aún después de verlo... ¿estás tan decidido a unirte a la legión?
Su rostro se ensombrece, pero también puedo ver que la tristeza se asoma en sus brillantes ojos — Son monstruos — toma su tenedor —, merecen ser exterminados.
Creo que ya empiezo a... resolver su enigma. Es tan insistente, pero lejos de molestarme como antes, trato de entenderlo. Él lo perdió todo, es natural que quiera vengarse, que quiera hacer pagar a esas criaturas por arrebatarle su infancia.
Me siento junto a él, llevando mi comida también.
— Mira — le quito el cubierto y tomo un poco de puré en él. Con mi mano izquierda sostengo el mango y con la derecha inclino el tenedor hacia atrás. Ubico a Jean, que está distraído platicando en la otra mesa —, cuanto más agudices tus sentidos, más fácil será. Si solo te concentras en tu objetivo estás mal. Hay muchos factores que pueden intervenir en tu tiro.
— ¿Ah?
Me acerco para que pueda ver mi objetivo, junta más su cabeza a la mía para estar a la altura.
— Por ejemplo el viento, los alrededores, clima, u otros animales que pasen por ahí.
Quito mi dedo, dejando así que el puré termine en la mejilla del cara de caballo.
— Agacha la cabeza — le indico de inmediato. Ambos lo hacemos, fingiendo que estamos comiendo —, si la presa te ve, tal vez escape o en este caso, atacará.
— ¿¡Quién fue!? — escuchamos reclamar.
— Gracias — me dice, se ve más relajado, incluso sonríe un poco. No entiendo por qué, pero ver qué sonría... pues, provoca lo mismo en mí —. Lo tendré en cuenta.
— Podemos practicar en los ratos libres.
Se sobresalta un poco. ¿Fue demasiada amabilidad?
— ¡Digo! — muevo mis manos a los lados — Si quieres.
— Sí, por favor.
~ ~ ~ ~
¿Cuál es su opening favorito? El mío es Red Swan... ah, me hace llorar.
Red Swan: *existe*
Yo automáticamente:
Gracias por leer,
JadeOkumura.
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