Capítulo final
MAGNUS.
Ya había pasado un año, Magnus había pasado tantas cosas, emociones y frustraciones, había soportado acusaciones y reuniones con el instituto donde los Lightwood le exigían aparecer cada semana para volver a hacerles las mismas preguntas de cada día, todo para poder al último acusarlo de lo que había sucedido con su niño, había sentido los nervios a ver qué Simón ya no podía caminar y usaba una silla de rueda mundana siendo guiada por Raphael cada vez que el menor quería moverse, pero algo no había cambiado y era el sentimiento que sentía por Alexander.
Cada día el brujo se sentaba en el escritorio de su sala y leía las cartas mandadas por su garbancito en compañía de Simón y respondían para mantenerlo a tanto de lo que sucedía en ciudad, a veces Raphael llegaba y se llevaba al menor así podía escribir algunas intimidades y así poder decirle a su Nephilim lo cuanto lo extrañaba, el amor seguía siendo mutuo a pesar del tiempo y la distancia. Después de aquel trágico accidente todo había sido distinto en el Loft, Lilit la vampiro que había estado en su compañía le había pedido hacer un portal para que ella volviera a Idris, las muertes de sus compañeros habían afectado no solo a ella si no también a Raphael que había pasado un año completo diciendo que su dúo amigo estaban vivos en algún lugar del mundo, pero cada parte del submundo del mundo ya habían dejado en claro que no había señal de ellos, Magnus sabía que ya no estaban más, ya no sentía esa magia que Ragnor sabía tener, ya no.
El Loft se había vuelto un lugar para sus lamentaciones, lo único bueno que había en aquel lugar era el amor de sus amigos, Raphael y Simón a pesar de todo lo malo habían reforzado su relación a punto de haber dado un poco más de alegría al lugar, pero Magnus compartía sus penas en silencio, su mejor amigo de siglos estaba muerto justo cuando había encontrado el amor y nadie más el sabía de ello, y Alexander Lightwood no estaba con él para disminuir aquel dolor. Esta era una época de su vida que no podría olvidar.
SIMÓN.
Miraba como Raphael tocaba el piano, aquel dolor que salía de aquella melodía, era amargura para los dos, sabía que su pareja tenía secuelas desde aquel accidente, había perdido a su clan a los que quería salvar de las garras de Camille, y desde ese día Ragnor y Fran estaban desaparecidos, el Loft se había vuelto oscuro desde aquella vez. Vio cómo Raphael dejaba de tocar y se daba vuelta para mirarlo, Simón agarró de las ruedas y comenzó a acercarse hasta él, ya no era difícil después de un año de prácticas.
—Nos vamos a mudar.
Simón arqueó sus cejas mientras miraba confundido al mayor.
— ¿Qué?
Vio cómo Raphael se levantaba y caminaba por la sala.
—Si mudarnos, los tres— dijo Raphael— tú, yo y Magnus a otro lugar.
No era una mala idea, pero sabía que el brujo no iba a querer aceptar y no quería dejarlo solo.
— ¿A dónde?— preguntó Simón.
—A Idris, a casa de Ragnor, presiento que él está ahí—dijo Raphael— es nuestra última opción y sé que ese lugar es habitable para nosotros.
El menor no pudo evitar mirarlo con tristeza, aún seguía convencido de que ellos estaban en algún lugar pero Simón los había visto, había visto a Fran ser herido y las Seelie rodearlo sin poder escapar de la explosión, se necesitaba un milagro para que sucediera aquello.
—Podríamos decirle la idea a Magnus— dijo.
Raphael se acercó hacía él para ir hacia la parte trasera de la silla y así poder comenzar a moverlo hacia los pasillos, ya se habían adaptado a aquello, Simón agradecía cada día de no haber muerto y recibido ayuda de aquella Seelie. Cuando llegaron a la sala encontraron a Magnus agachado en la orilla de la habitación.
— ¿Magnus?
Se habían detenido en el umbral y Raphael se había adentrado a la sala para ir hacia él mientras que Simón comenzó a mover la silla por si solo para seguir a su pareja, cuando llegaron pudieron ver una pequeña canasta y algo moviéndose dentro de ella.
—Magnus— lo llamó de nuevo Raphael.
Simón trataba de mirar por los costados temiendo caerse cuando Magnus sacó lo que estaba dentro, era un bebé.
—Santo cielos.
—Debemos mudarnos de aquí—dijo Magnus— ahora.
El brujo parecía aterrado, sus ojos gatunos los miraba con preocupación y su cuerpo estaba tenso.
— ¿Qué sucede Magnus?
—Nos vamos a Idris—dijo Magnus.
Que había cambiado la conversación y estaba haciendo que sus manos salieran llamas azules e hiciera un portal. Simón ya estaba cansado de esto, de huir.
— ¿Puedes decirnos que sucede y como un niño está aquí?
Magnus frunció el ceño mientras se le podía escuchar chequear la lengua.
—Pasen ya— ordenó el brujo.
Y esta vez no negaron, Raphael lo ayudó a pasar por el portal para caer en el interior de una casa donde el polvo y el olor a antigüedad entraba por sus fosas nasales, escuchó un sollozo por parte de su pareja, tocó su brazo mientras lo veía secar sus lágrimas.
—Creí que estarían aquí.
Magnus apareció detrás de ellos mientras el portal se cerraba y las luces de la casa se encendían, vio cómo el brujo le pasaba el niño que estaba dormido y dejaba que sus llamas azules se dispersaran por la sala.
—Ahora cuéntanos.
RAPHAEL.
Se apoyó en las manijas de la silla mientras agachaba la cabeza sintiendo como sus lágrimas salían, había creído encontrar a la pareja en la casa, pero falló, no estaban tampoco ni acá ni en alguna parte de la tierra y dolía como los infiernos. Sintió la mano de Simón apoyarse en su mano dándole ánimos y parar de llorar, secó sus lágrimas mientras veía como el niño de piel azulada y cuernos pequeños siendo tapados por rizos abría sus ojos para mirar.
—Era hora de cambiar de lugar— dijo Magnus— me mandaron este niño y con ello vienen problemas, nosotros ya debemos dejar eso por unos buenos siglos.
Pero Raphael no le creyó, en el Loft había estado tan aterrado.
—La verdad—exigió Raphael.
Escuchó al brujo suspirar y se llevaba sus manos para tapar su cara dejando escapar un sollozo.
— ¿Qué sucede Magnus?—preguntó Simón.
Vio cómo Magnus bajaba una mano y sacaba una nota del bolsillo de su chaqueta y se lo pasaba, Raphael lo tomó y leyó en voz alta, estaba en idioma Seelie pero había estudiado lo suficiente para hablarlo con fluidez.
<<Señor Magnus Bane, espero que le guste mi obsequio, usted como el señor Ragnor Fell tienen tantos años como yo suelo tener, y hubo un momento donde ustedes sirvieron muy bien a nuestro Reino, esto es una ofrenda de paz y dejar en claro que los errores cometidos por la Reina Seelie no estaba en mis planes. Le presento a mi nuevo experimento hecho solo para usted, mezcla de genes del difunto señor Fell y su vampiro amigo. Atentamente El reino de la Corte No Seelie. >>
Pudo escuchar como Simón dejaba escapar un grito mientras sostenía al niño entre sus manos, Raphael tampoco podía creerlo.
—Debíamos desaparecer de la vista del submundo y de los Nephilim— dijo Magnus.
Raphael miraba al niño mientras concordaba con el brujo, pero había algo que debía hacer antes de seguir la nueva parte de sus vidas y era de una persona viviendo en Alacante. Cuando vio que todo en el lugar volvió a normalizarse, que Simón se relacionaba con el niño y Magnus hacia una limpieza general, Raphael se escapó hacia donde debía estar el ex escritorio de Ragnor y escribió una carta para después mandarla a su destino, al fin y al cabo estaban cerca y su único amigo que quedaba merecía ser feliz.
ALEC.
Se acercó para marcar en el calendario el comienzo de un nuevo año, solo bastaba horas para que llegara la carta habitual que solía llegar de parte de Magnus y estaba ansioso porque cada una de ella hacía sentirlo cerca de su novio. Había pasado ya un año que no había salido de su hogar, de que no le dirigía la palabra a Jonathan Herondale y que la inquisidora le había roto su vínculo de Parabatai, hace un año que había dejado de convivir con otros Nephilim y solo lo hacía con sus recuerdos de las personas que en verdad valoraba.
Cuando la marca de su lapicera ya estaba en el calendario caminó hacia la sala donde estaba su escritorio y volvió a mirar las hojas que la inquisidora le había dado, había dicho que no quería saber nada de la familia de su ex Parabatai, pero la inquisidora era la inquisidora y tenía un respeto por ella, desde hace un tiempo el Reino Seelie había estado produciendo cambios y los papeles solo traían algunas que otros acertijos que los inútiles de los Nephilim no podían lograr descifrar, habían también cartas de su familia, de Izzy y Max que solían llegar de vez en cuando, mientras que sus padres era una vez cada dos mes para hacerle acordar la vergüenza que había causado, pero no le importaba aquello porqué Magnus Bane no sé había olvidado de él. En una pequeña cajita de madera rústica tenía las cartas guardadas de sus novios, solía esconderlo cuando la visita llegaban y eso era rara vez, miró el reloj a cuerda que tenía colocado en su bolsillo y sintió la puerta ser golpeada, hace un año a la misma hora y por un buen rato Jace se colocaba detrás de la puerta para suplicar su perdón, pero nunca le abrió, había dolido la separación y en un momento de sus días podía sentir aquella soledad a haber perdido a su mitad, y la vez que quiso perdonar a ese chico volvió a estropear el momento, Jonathan Herondale solo suplicaba su perdón para que su hijo tuviera un padrino y no había sentido lástima a las muertes del accidente del Hotel Dumont.
—Alexander, el bebé te necesita, no puedes dejarme en este momento— suplicó Jace— eres mi Parabatai, mi hermano, por favor abre está puerta y hablemos de lo sucedido.
Pero lo ignoró mientras suspiraba y miraba la caja de las cartas, sabía que el niño no tenía nada que ver con los problemas de adultos pero no podría convivir con una persona que no sentía un poco de lástima hacia los subterráneos cuando él tenía como pareja a uno, vio como una carta aparecía en el escritorio y sonrió para tomarlo entre sus manos y abrirlo, pero lo miró confundido a ver otra caligrafía.
<<Alec estamos en Idris. Raphael. >>
El ojiazul sintió como su pecho comenzaba a sufrir un bombeo distinto y su respiración se dificultaba, Magnus estaba en Idris, debía ir con él, buscó una hoja y escribió a Magnus pidiendo una explicación y un reencuentro lo más rápido posible, el sonido de la puerta ser golpeada paso a segundo plano. Ese mismo día la respuesta de Magnus llegó resolviendo sus dudas y pidiendo tiempo para formar un plan, Alec se había sorprendido cuando su novio le había contado de un bebé con los genes del dúo desaparecido cuando le había dicho que no sentía la energía del otro brujo, pero las cartas se habían ido a otro plano y era como escapar.
Dos semanas después ya todo estaba decidido y solo esperaría la noche para comenzar, podría volver con Magnus y Max como le había pedido a su novio bautizarlo, esa noche dejó sus armas en el salón de armas y beso por última vez su arco y flecha, se colocó distintos tipos de runas en su piel, recorrió por última vez la casa e hizo desaparecer las cartas comprometedoras, haría incendiar la casa y así lograr una distracción para escapar. Cuando la hora llegó comenzó a hacer runas en distintas partes del lugar para que comenzará a incendiarse y antes de irse por la oscuridad del pueblo dejó una runa de bloqueo en la puerta para así huir antes de que la gente comenzará a llegar y no pudieran seguirlo. Mientras corría por la oscuridad pudo ver cómo las personas comenzaban a salir de sus casas, se metió por uno de los callejones intentando ocultar su cara con la chaqueta que había encontrado en el armario de su padre y volvió a salir pero chocó con alguien y cayó al piso levantándose de inmediato, frente a él tenía a Jace.
— ¿Qué estás haciendo?
Pero Alec no respondió actuó y dirigió su mano en puño a su cara para ver caer al rubio al piso haciendo que volviera a correr, cruzó por las puertas de Alacante escuchando los gritos llamándolo pero no paró, podía ver a los vampiros asomarse por los árboles y esperarlo como el plan había quedado.
— ¡Alec no!
El grito de Jace había sido lo último que había escuchado cuando Lilit, la vampiro que era encargada de llevarlo lo golpeó para caer en un la oscuridad. Cuando despertó, estaba en una cama y el olor a café entraba por su nariz, se levantó con dificultad y vio que estaba en un pijama, caminó hacia la puerta y salió por ella dirigiéndose donde el olor estaba y casi se cae a ver a todos ahí, corrió hasta donde estaba Magnus y lo abrazo por detrás sintiendo como algo se quebraba en el piso, Alec rodeó con sus piernas su cuerpo y no lo soltó, no era un sueño tenía a Magnus ahí.
Después de un rato se bajó de él y lo dio vuelta para besarlo mientras trataba de tocarlo para pensar que estaba en algo real, cuando el beso acabó miró a los demás, Simón y Raphael los miraba con una sonrisa sosteniendo a Max, el bebé con los genes de la pareja faltante, se soltó de su novio y caminó hasta el niño, era hermoso y si le prestaba atención podía ver de ellos, sus rizos y sus cuernitos, sus ojos eran grises verdosos y tenía dos colmillos, era el experimento de las Seelie y por alguna razón agradecía de ello, de que salvará una parte de ellos y los hiciera vivir.
—Lamento los que les sucedió— susurró Alec.
Mientras pasaba uno de sus dedos por su mejilla y sentía su pecho contraer.
—Pero prometo hacer que se sientan orgullosos de Max— añadió.
Después de eso miró a Simón, no había notado que estaba en silla de ruedas y eso hizo que algunas lágrimas escaparán, si él hubiera estado en ciudad podría haber evitado tantas cosas, vio cómo Raphael tenía una mano en el hombro de este y le sonreían.
—Bienvenido— dijeron al unisonó.
El ojiazul también les sonrió pero con un poco de amargura.
—Lamento no poder haber estado para ayudarlos.
Sintió ser tomado de la mano y sentir la cabeza de su novio posarse en su hombro.
—Ya no importa, estamos todos aquí— respondió Magnus— estamos todos juntos.
Y era verdad, esta vez el ojiazul sonrió más entusiasmado y asintió, había esperado esto por un año y al fin volvía con las personas que en verdad se sentía cómoda, no podía lamentar ya nada. El disfrutaría sus años faltantes con personas que harían bien de su vida.
Fin.
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Hola 🙌 Hoy llego el día del fin de esta historia, después de tanto tiempo hoy llego. 😔
Espero que lo hayan disfrutado como yo he estado disfrutando escribiéndolo, que hayan podido divertirse, querer a los personajes y que se hayan sentido parte de mi vida cada vez que conversamos. ❤ Como prometí acá está a mis personas dedicadas el último capítulo ElizabethHernande318, KmpeNitzue, GabrielaGomez183, xcloudyknightx, valentrivi27, pero también se lo dedico a todos que han seguido conmigo o que aparecen y no podré conocer 😪 Gracias a todos. Ustedes son importantes para mi y siempre lo diré, nunca hubiera llegado hasta aquí sin ustedes ❤ Los amo y prometo seguir escribiendo nuevas historias para poder seguir sabiendo de ustedes 😘. Los amo 😘😘 No hay más que decir, Gracias, Gracias y gracias ❤
PD: Acuérdense que lo que quieran pueden hablar conmigo, estoy presente para ustedes, siempre.
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