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EXTRA
FRAN
Por alguna razón los celos habían recorrido su cuerpo, algo nuevo en el pero no extraño, no es que le molestara aquella chica de piel azul llamada Catarina, pero es que creía que Ragnor y el iban a poder congeniar en esto, que la cita había sido por algo no para botarlo así como si fuera nada y se comportará como si no quisiera verlo o hablarle así como lo estaba haciendo ahora, se sentía ignorado y humillado.
Miró a Ragnor y no pudo dejar de mirarlo por que en verdad era hermoso, el brujo había llamado su atención desde que lo había visto en el hotel y no es que estuviera obsesionado o loco por tenerlo, si no que al estar tanto tiempo encerrado en aquel maldito lugar habían hecho que sus ganas de tener a alguien a su lado fueran aumentando con cada año, alguien que lo protegiera, que le dijera que todo iba a estar bien, que le diera cariño y Ragnor había aparecido allí, con su sonrisa, su amabilidad, su hermoso aspecto ¿Por qué no podía tener a alguien a su lado?¿Por qué no podía sentirse amado? ¡Él se merecía un poco de cariño!
Se dio cuenta de lo que había hecho, donde estaba sentado y se levantó con sus labios apretados para sentarse en el otro sillón, humillado y avergonzado, así se sentía, llamando la atención de los tres brujos que habían estado charlando de algo parecido a unos recuerdos que no volverían a Raphael y de una tal Annamarie, pero volvieron a su charla como si él no existiera, como si él no hubiese ayudado en todo esto, como si fuera un don nadie, como si en verdad siguiera encerrado en aquel ataúd imaginando este momento.
Sacó su celular y apretó un pequeño juego que tenía en el aparato, si seguía así podría trisarlo, solo se dedicó a tragar grueso y pestañear reiteradas veces para no llorar, seguir con su mirada baja en el celular, esto era mejor, esto debía hacer, callarse, parecer un invisibles para todos y dejar de arruinar la vida de todos. Se concentró en ello tratando de callar su angustia mientras escuchaba a la chica Tessa hablar, pero ahora si podía sentir la mirada de aquel brujo en el ¿Quería decirle que se fuera? ¿Qué no lo quería en aquella casa? Maldito brujo que jugó con sus sentimientos.
—No fue nada, ayudar es lo primordial, además debo ir a visitar a alguien especial y es el momento justo—dijo la muchacha— así que debería irme, tengan un lindo día.
Fran alzó la mirada y vio como la chica movía su cabeza en modo de despedida, el hizo lo mismo y la vio dar media vuelta mientras se paraba Catarina, la chica de piel azul y podía verla abrir un portal en una de las paredes cercanas, de color azulado con chispas blancas como la piel y pelo de ella. El chico apretó de nuevo sus labios con fuerza y bajó su vista a su celular, la chica de piel azul era fantástica, tenía magia a su disposición y podía hacer esa cosa llamada portal que era fantástico, lo que quisiese cuando quisiera mientras que él era un vampiro que no podía hacer nada y estaba escondiéndose de Camille por que no tenía las agallas para enfrentarla, un maldito cobarde que no lucho por su hermana, que no lucho por su libertad y que no podía luchar por una sobrina nieta de él que estaba en peligro ¡Un maldito cobarde! .
Cuando las luces del portal desaparecieron de la habitación y todo quedo siendo alumbrado por aquella lámpara de araña amarilla, la tensión dentro de la sala pudo sentirse o capaz solo lo estaba imaginando y nada de eso estaba sucediendo, pero es que estaba en presencia de dos brujos, a una que le había hecho una escena y había querido decirle a ella que Ragnor era suyo y un brujo, con cual había tenido una cita esta misma noche y lo estaba ignorando haciéndolo sentir como un trapo sucio.
<< Muy bien Fran, muy bien. >>
—Niño vampiro— llamó Catarina.
Eso hizo que alzará la cabeza a sentir aquella voz, Catarina no tenía ningún tipo de emoción en su cara y menos en su voz haciendo que Fran se sintiera extraño y confundido ¿Y si Ragnor y Catarina tenían algún tipo de relación y al volverse a encontrar lo volvieran a retomar? Oh cielos nunca había pensado aquello, estaba arruinando algo que ya llevaba muchos tiempos así, estaba entrometiéndose en un amor en el cual no debía estar.
—Lo siento, me comporte de una manera muy mal, no sabían que ustedes dos tenían algo, yo solo me iré a una habitación hasta que llegue el brujo Magnus Bane, lo siento—se disculpó Fran.
El no era así, el no se metía con personas y arruinaba relaciones ¿Qué había cambiado en él? Necesitaba volver a ser él, dejar de hacerse pasar vergüenza como lo estaba haciendo ahora, no necesitaba de alguien a su lado, ahora que era libre debía hacer su vida, no esto. Miró con súplicas a la muchacha que se había cruzado de brazos, no podía dejar que esto pasará, el no hacia estas cosas, nunca las haría, creía que el brujo estaba soltero y había aprovechado la ocasión y su primer flechazo, pero si él hubiese sabido de esto nunca hubiera pasado nada. El había aborrecía todas estas cosas, el aborrecía que una relación se arruinara porque un tercero se entrometiera y ahora él era el tercero de esto, no podía con tanto dolor y culpa. Sintió como su garganta se apretaba y su vista se nublaba por las lágrimas contenidas, el no era como Kendall, él era una mejor persona.
—S-Siento por haberme entrometido en su relación— añadió Fran.
Capaz Camille tenía razón de él, era una mierda, era un insensible, no servía más que para arruinar las vidas de los demás, causar problema, y un bueno para nada. Sus lágrimas comenzaron a desprenderse de sus párpados sintiéndose como un ridículo a llorar por este tema, pero es que no quería problemas, no lo quería. Se seco sus lágrimas con torpeza y se paró con la mirada baja para alejarse, no había escuchado palabras de Ragnor en ningún momento ¡Cobarde!! El había aceptado también la cita pero sabía que debía quedarse callado y retirarse del lugar para que se la arreglara solo. Escuchó como una risa femenina hizo que alzará la mirada mirando como Catarina reía con diversión, miró a Ragnor confundido tratando de buscar una explicaciones, pero él estaba igual que él o peor, estaba rígido en su asiento con sus ojos bien abiertos y mirándolo a él y a ella una y otra vez.
—Oh cielos amo a este niño— dijo Catarina.
La cara de la muchacha había cambiado ya no estaba sería, ya no tenía sus ojos apagados si no todo lo contrario, tenía una sonrisa divertida y en sus ojos había emoción, la vio acercarse a él y abrazarlo, en verdad no entendía nada, cuando vio que la chica se separó de él y colocó uno de sus brazos en el hombro de él y miraban a Ragnor toda la confusión fue peor ¿Qué le pasaba a esta chica?
—Él es el indicado, no creí que algún niño pudiera llegar a mis perspectiva para ti querido Ragnor, pero he visto a este niño, dentro de él hay inocencia y pureza, no hay ningún mal que pudiera hacerte daño y en verdad veo en él un cariño por ti mi querido amigo— dijo Catarina— me gusta.
Todo pareció abrirse a él, como si una luz le alumbrará los ojos ¿Eran amigos? ¿No eran parejas? Algo dentro de él, ese dolor que sentía en su pecho, ese dolor imaginario que estaba colocado dentro de él comenzó a desaparecer y la relajación entro en él, no había problemas, no había un comienzo de malestares y peleas, todo estaba bien.
RAGNOR.
No podía reaccionar, no podía hablar o moverse, todo lo había tomado de sorpresa, primero cuando Fran llego al Loft, no había pensado verlo por lo menos en unos días y se comunicarían en mensajes, pero cuando lo vio detrás de aquella puerta, sus ojos puestos en el mirándolo de arriba abajo como si no creyera lo que viera eso fue la primera alarma y lo segundo fue cuando vio un portal abrirse y no tener los típicos colores que identificaba a Magnus, si no eran los de Catarina y eso había hecho que se tensara y no supiera que hacer, habían tenido en unos días unos coqueteos ellos dos. No podía sentirse más atrapado como lo estaba sintiendo ahora, tenía a su reciente cita y a su amiga íntima en la misma habitación. Y todo empeoró para él cuando el pequeño vampiro, que a pesar de haber sido tierno de su parte, dijo en alta voz que era una cita de él o como cuando se sentó en sus piernas, no sabía que decir, no sabía qué hacer, no sabía ni que pensar y menos cuando veía la cara de Catarina y no veía nada más que una expresión seria, no estaba preparado para estas cosas, de no tener nadie a su lado, de poder ver a las otras parejas mientras el solo se disponía a suspirar o leer un libro, o hacer cosas que acostumbraba a hacer, pasando a tener una futura pelea por andarse de galán. Capaz se estaba equivocando, capaz no pasaría nada y solo su cabeza le estaba pasando una mala jugada y ya estaba alucinando una pelea que no existiría, pero debía estar atento.
Se puso a conversar con Tessa y Catarina, en ningún momento Fran se salió de sus piernas, pero no quiso decirle nada, de alguna manera se sentía a gusto que el chiquillo estuviera allí, evitaba hablarle porque se sentía avergonzado, solo se dedicó a hablar con las chicas sobre Raphael, pero una parte de él aún estaba ahí, tratando de estar cerca del vampiro, de tocarlo, de acercarse a su cuello y sentir su aroma como un joven embobado por otra persona. Es que el chico era interesante como lo había dicho y lo había pensado reiteradas veces en su cita, Fran detrás de aquel cuerpo de chico que no le importaba nada, que se hacía lo que se le antojaba y demostraba ser un don Juan, había otra persona, alguien que sufría recuerdos melancólicos en el día a recordar de sus encierros por años o que dentro de su cabecita solo era un niño más, sensible, que necesitaba protección y cariño y que pedía a gritos ser socorrido.
Miró de reojo en aquel momento a aquel muchacho cuando notó como su cara comenzaba a fruncirse, sus labios comenzaron a temblar, sabía que algo estaba pensando, algo corría por su mente y en verdad lo estaba lastimando, él quería hacer algo, pero Fran se salió de sus piernas y eso lo sorprendió no pudiendo dejar de mirarlo cuando vio que se sentaba en el otro sillón y bajaba la mirada a su celular, no era tonto, sabía que algo sucedía, podía ver sus pestaña revolotear como dos colibrís, rápidos como si quisiera parar algo que saliera de ellos. Cuando Tessa se fue de aquel lugar y vio que Catarina llamaba a Fran de un tono serio, levantó la mirada y se sintió inmóvil, de su garganta no pudo salir nada, no podía encontrar su voz y menos moverse, su corazón estaba latiendo a mil por horas y había tenido que abrir un poco sus labios para poder respirar mientras que con sus ojos miraba a cada uno de ellos.
Cuando vio que el pequeño vampiro comenzó a llorar allí frente a sus ojos, todo lo que había dicho sobre cómo veía en verdad a Fran se afirmaron ¿Qué era lo que pasaba por aquella cabeza? ¿Era era lo que estaba pensando? ¿Cuáles eran sus lógicas, sus observaciones? Y si no podía sentirse más extraño y confundido y ridículo por no hacer nada, Catarina lo sorprendió cuando de sus labios salió una de sus risas divertidas, esa misma risa que usaba cuando acababa de comentar una travesura o cuando en verdad algo le divertía, todo se volvió más extraño cuando Catarina le dijo a él que Fran era el indicado ¿Qué había pasado? ¿Qué estaba pasando?
— ¿Q-Qué?— preguntó Ragnor un poco confundido y anonadado.
Necesitaba una explicación, por que en verdad estaba lo bastante confundido.
—Oh vamos Ragnor, no te hagas el sorprendido— dijo Catarina mientras apretaba las mejillas del vampiro— nuestros coqueteos dejaron de importarnos desde haces décadas y tú lo sabes, permanecimos muchos tiempos separados, no teníamos lo mismos gustos y merecíamos a alguien que nos quisiese como nosotros a ellos, y sabes muy bien que me he enamorado de tantos mundanos, mientras que tú, solo tú te resérvate para ti mismo, y mira ahora, una cita, una hermosa cita ¿Quién negaría que ya estás en busca de algo serio?
Ella tenía razón en ese punto, su romance comenzó en aquellos años cuando habían pasado tiempo con Magnus en Perú, todo había sido tan divertido, emocionante, se sentía el cariño entre los dos, pero solo duro décadas y después se separaron por cosas del destino, el había ayudado a Nephilim y después había venido para quedarse unas buenas vacaciones en el Loft de Magnus mientras que Catarina habían optado por trabajar para los mundanos, curarlos, ser médica para ellos y eso había hecho que se separaran por muchos tiempos y cada vez que se veían, el cariño volvía pero ya no era lo mismo, no cuando te enteraba por tu amigo brujo que Catarina tenía nuevos amores con mundanos que conocían en el hospital. Y a él no le molestaba, Catarina merecía sentirse amada y los mundanos también, pero de igual manera él había optado por esperar y disfrutar de la maravilla de que el tiempo no pasaba para él, mientras que al amor lo dejaba a un lado excepto ahora, que había conocido a Fran.
—No me miren así— añadió Catarina—yo también tengo un mundano médico a cual quiero enamorar y tu mi amigo vampiro merecer amor y ni hablar de ti querido Ragnor mientras tanto yo no entro aquí, me iré y espero que tu amigo mío hagas algo y no pierdas este tren, volveré en unos días y espero verlos juntos.
Vio como Catarina daba otra risita traviesa y desaparecía a través de un portal que había hecho mientras caminaba hacia la pared más cercana, todo había sido tan rápido, tan confuso, tan extraño, y ahora estaba ahí frente a Fran, los dos en silencio mirándose, nadie hablaba y esta vez si podía sentir la tensión, podía verlo en el cuerpo del menor, su cuerpo tenso, sus manos en puño a cada lado de su cuerpo, sus ojos iluminados y sus labios apretados. Aún no podía entender todo lo que había sucedido, pero podía descifrar que el pequeño no estaba feliz.
—T-Tu no hiciste nada— dijo Fran con la voz temblando— ¿T-Tú querías una cita de una noche o no?
Ragnor respiro hondo no podía creer lo que estaba haciendo, no podía creer que estaba rompiendo unas posibles ilusiones de un pequeño vampiro que quería cariño.
—Nunca dije eso Fran—contesto Ragnor.
Y trató de hablar para tratar causar ese efecto en el, calmar, no habían funcionado, los labios del menor se fruncieron mientras temblaban, sus pestañas volvieron a revolotear y sus manos se apretaron a más no poder.
—Pero lo estás dando a entender—dijo Fran molesto—confíe en ti, te confíe parte de mi ¿Para qué me hicieras esto? Me hubiese dicho desde el principio que solo quería una noche para pasar y yo me hubiera reservado todo mi malestar.
¿Una noche para pasar? Ragnor se sorprendió, el no era de esos hombres, no jugaba con personas, Catarina lo había dicho hace unos minutos, miró al pequeño y vio como se secaba algunas lágrimas con la palma de sus manos.
—No debí haber hecho esto, no debí haberte enviado aquel mensaje para una cita y menos haberte besado— musitó Fran— solo eres alguien más que le gusta jugar con los sentimientos de las personas ¡Habla de una vez Ragnor!
Eso hizo sobresaltar al brujo parándose para quedar a unos pasos del menor, tuvo que bajar la mirada porque Fran era un poco más bajo que él.
—Yo nunca pensé que tú quisieras algo más conmigo pequeño, creí que solo querías una cita para pasar el tiempo, creí que habías confiado en mí aquellos malestares que te molestaban para desahogarte y así tener un bienestar mental, nunca pensé que querías algo más que solo una charla— contesto Ragnor—nos conocimos está noche mi niño, no puedo aún entenderte, no sé lo que piensas, no sé que corre dentro de tu cabeza, no sé qué quieres conmigo ¿Qué quieres conmigo Fran?
El brujo hizo unos pasos hacia adelante quedando más cerca del muchacho de rizos que estaba secando sus lágrimas, molesto.
— ¿Enserio lo preguntas?— pregunto Fran—yo no soy de confiar en todos Ragnor, yo no voy por el mundo confiando mis desgracias y muchos menos mis labios.
Ragnor levantó una mano y la colocó en la mejilla del menor viendo como este al contacto cerraba los ojos y acurrucaba su mejilla en este ¿Así que así se sentía cuando alguien quedaba totalmente embobado a una persona? ¿Sentía lo mismos sentimientos que lo que estaba sintiendo él?
—Entonces pequeño hazme el favor de aceptar los cortejos que este brujo comenzará a darte— dijo Ragnor.
Vio como Fran abría los ojos y lo miraba con timidez y una pequeña sonrisa.
— ¿Podría ser tu primer cortejo besarme?— Preguntó Fran en un susurro audible.
Ragnor sonrió.
—Encantado.
Y se acercó a la cara del pequeño para buscar sus suaves labios, capaz Catarina tenía razón era hora de aceptar a alguien a su lado.
MALEC EN EL HOTEL. PARTE 2 😉
MAGNUS
Comenzó a acariciar el cuerpo del Nephilim, haciendo que las yemas de sus dedos se dedicaran a apreciar aquella piel de porcelana mientras sentía como el miembro del menor comenzaba a endurecer bajo él, paso sus dedos desde la parte baja del abdomen acariciando cada runa que pasaba sobre su camino hasta llegar al hueco del cuello donde estaba puesta una de las runas, su mirada no se separaba de aquello ojos zafiros que brillaban de excitación esperando cual sería su siguiente paso, el siguiente movimiento y eso hizo que el brujo sonriera con picardía y hiciera un pequeño movimiento con sus caderas haciendo que el menor abriera sus labios para suspirar.
Bajo su cabeza para hacer el mismo recorrido que sus manos habían hecho pero esta vez usando sus labios que habían sido remojados y su lengua mientras sus caderas seguían moviéndose, Alexander lo recordaría después de esta noche, después de lo que él le hiciera, porque sabía que después de esta noche abrían más de estas, muchas más.
—M-Magg.
Los pómulos del pequeño estaban rojos, haciendo que Magnus se acercará a su pecho para comenzar a pasar su lengua por su tetilla izquierda escuchando un pequeño jadeo del parte del menor, pudo sentir como debajo de él en el lugar de sus caderas, Alexander también comenzaba a mover para que sus miembros chocaran entre sí, amaba a este Nephilim, amaba como lo hacía sentir. Magnus se separó de donde estaba para quedarse sentado y sonreír moviendo sus caderas en círculos para sentir como la punta del miembro del menor sintiera su entrada.
—M-Magg P-Por favor.
Sabía que la primera vez había dejado agotado a Alec y que en la segunda ronda no aguantaría mucho, se quedó quieto y mordió su labio inferior mientras se salía de arriba del menor y lo veía mirarlo confundido.
—Ponte dispuesto para mi, Alexander—dijo con voz ronca Magnus.
Vio como el Nephilim se sentaba y lo miraba con la cara enrojecida.
— ¿Qué?
—Ponte en cuatro garbancito—volvió a decir Magnus.
Este asintió con dificultad e hizo lo que el brujo lo ordenó, dejándole una vista exquisita. Magnus se arrodilló y se colocó detrás de Alec, y bajaba sus labios hacia la parte baja de la espalda sintiendo como el cuerpo del muchacho temblaba, volvió a su postura normal y con su mano comenzó a acariciar desde los muslos hasta las caderas escuchando como Alec volvía a largar un pequeño jadeo.
—No vas a poder olvidarte de mí después de esto cariño—dijo Magnus.
Mientras hacía unos pasos hacia atrás con sus rodillas y con ayuda de sus manos abría los dos mejillas del trasero del Nephilim mientras él se agachaba y arrimaba su cara hacia ello y sacaba su lengua para pasarla por la entrada del trasero del Nephilim.
— ¿Qué ha...? Ahhh— escuchó como Alec gemía.
El brujo podía sentir como su miembro palpitaba entre sus piernas al escuchar a su novio así, pero no dejo de mover su lengua dentro de ahí preparando la entrada, con una de sus manos fue en busca del miembro del menor para mastúrbalo y con su otra mano reemplazo lo que estaba haciendo con su boca, primero entrando un dedo viendo como la entrada estaba media apretada, pero comenzó a moverlo
—M-Magg ahh—podía escuchar los jadeos del menor.
No dejo ninguna de las dos cosas que estaba haciendo, cuando vio que su dedo era fácil de entrar metió otro y después otro hasta ver que el menor ya estaba preparado.
— ¿Esta listo amor?
Dejó lo que estaba haciendo mientras se acomodaba y dejaba que su erección se colocara en la entrada del trasero del menor.
—S-Si— contestó Alec.
Haciendo que Magnus abriera de nuevo el trasero del menor para comenzar a adentrar su miembro en la entrada.
—Oh por el Ángel—se quejó el menor.
Magnus paró sintiendo como su miembro había entrado a la mitad.
— ¿Te hice algún daño? ¿Quieres que me salga? ¿Estás bien?
Vio como Alec negaba y su cuerpo temblaba.
—S-Solo espera un poquito.
Magnus asintió y se acercó de nuevo para dejarle un pequeño beso en la espalda al menor mientras su mano iba de nuevo al miembro de este y comenzaba a masturbarlo, después de un momento la entrada de Alec dejo de estar tensa y este volvió a hablar entre un jadeo.
—Muévete.
Y el brujo le hizo caso, siguió adentrándose hasta sentir su miembro dentro haciendo que sintiera placer y después comenzará a sacarlo para comenzar un vaivén de movimientos tratando de que Alec se acostumbre a tenerlo dentro.
— Más rápido Magg—dijo Alec.
Y de nuevo le hizo caso dejando de masturbarlo y posando cada mano en las caderas del menor para comenzar a acelerar su ritmo sintiendo como ya no se le hacía difícil moverse dentro de él, jadeó cuando vio como la espalda y toda la parte de arriba de Alec bajaban y su caderas quedaban arriba, dándole a entender que el también estaba buscando placer, Magnus se acomodó y alzó más la cadera del menor haciendo que las embastidas fueran duras y rápidas sintiendo como su respiración estaba mucho más que acelerada al sentir como su miembro entraba con profundidad y después se alejaba de ello para volver al mismo proceso. Pudo ver como una capa de transpiración bajaba por su frente y como los jadeos y el sonido de su cadera chocando con el trasero del menor, por el ritmo, se escuchaba en toda la habitación.
—M-Magg por el ángel creo que me vengo— gimió/grito el menor.
El brujo también sentía que estaba por llegar al orgasmo así que movió sus caderas hacia abajo dando la última embastidas para tocar el punto G del menor escuchando un fuerte gemido del menor y el cómo en su vientre se fruncía y dejaba que saliera todo adentro de este mientras gemía su nombre.
—Magg— escucho el último suspiro del menor
Para después desplomarse en la cama mientras el brujo salía dentro de él y se acostaba a su lado mirando al menor viéndolo escuchando como respiraba con dificultad y rapidez mientras sonreía, haciendo que él también lo hiciera y controlara su respiración.
—La mejor noche de mi vida—dijo Magnus.
Vio como Alec sacaba su pelo de su cara y lo miro con aquellos ojos zafiros.
—Concuerdo contigo Magg—dijo Alec sonriendo.
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