EXTRA
MAGNUS.
Había hecho aparecer un portal sin dejar de besar el cuello del ojiazul, no podía controlarse cuando se trataba del cuerpo o los labios del Nephilim, era tan deseable, apetecible, había querido besar sus labios desde el principio, desde que lo había visto en aquella habitación que se resguardaba detrás del instituto cuando habían ido para socorrer por Simón, quedando lo bastante embobado cuando sus ojos lo habían observado, era tan hermoso, tan perfecto, irradiaba sensualidad e inocencia y no podía controlarlo porque todo dentro de él gritaba tener a ese muchacho en sus pies, en su cama.
No había tenido algún tipo de relación con algún Nephilim en todos sus siglos de vida, solo algunos coqueteos fallidos y no correspondidos, había creído que eso mismo pasaría con ese Nephilim cuando las cosas giraron.
†flashback†
Regresaba a su casa después de haber ayudado o tratado de ayudar a los Nephilim en busca de los vampiros que querían hacer daño y matar a inocente y a Simón, todo había fallado y se sentía frustrado porque no había tenido la atención del Nephilim de ojos zafiros en ningún momento, al contrario solo recibía ignorancia de su parte cuando quería establecer algún tipo de conversación, eso también lo hacía sentir humillado por que él era el gran brujo de Brooklyn y andaba suplicando la atención de alguien que lo trataba así, cuando él podía conseguir cualquier persona que quisiera estar a su merced sin hacer estas humillaciones.
Pero es que el brujo quería a ese chico, pero solo se rehusó al no lograrlo y caminó con las manos dentro de su tapado importado mientras miraba el anochecer y sentía como su pelo se revolvía con el poco viento que había, aún no entendía su masoquismo por querer tener a alguien en su vida que no duraría mucho en la tierra ¿Por qué no buscaba a una Seelie? ¿O un vampiro? O volver con Camille y seguir con solo acostadas, porque sabía que no encontraría el amor y que su corazón inmortal solo debía acostumbrarse a ello. Magnus suspiró y miró con tristeza la noche, se había rehusado a hacerle caso a Camille sobre todo lo que le había dicho, los seres inmortales aún podía encontrar el amor y se había aferrado a eso, encontrar el amor a pesar de que no envejecer o tener que ver morir a algunas de sus parejas, quería aferrarse que su sentimiento de amor no había desaparecido y podía ser alguien normal a pesar de todo.
— ¡Señor Bane!
Paró y se dio vuelta mirando como Alexander se paraba a unos pasos de él, sus mejillas sonrojadas, su pelo alborotado por el viento y su pecho respirando con dificultad, el brujo lo miró confundido no entendía a aquella criatura, lo había ignorado todo el día y ahora hacia esto, vio como las manos del muchacho comenzaban a acariciarse una y otra vez con nerviosismo.
— ¿Qué sucede niño Nephilim?— pregunto aún molesto Magnus.
Si es que estuviera maravillado con aquel muchacho pero no era para que lo tomara el pelo, claro que no, nadie hacia eso con Magnus Bane, vio como el chico se volvía más vulnerable a sus ojos.
—M-Me llamo Alec—dijo el Nephilim.
Chequeó la lengua mientras acomodaba su pelo hacia atrás para que su visión no se fuera.
—Lo sé Alexander y yo soy Magnus— dijo el brujo—ahora que nos hemos presentado por milésima vez ¿Qué es lo que necesitas?
No podía sentirse tan molesto, tan humillado, tan ofendido, cielos necesitaba hacer algo y calmarse, vio como aquel muchacho hacia unos pasos hacia atrás por el efecto de sus palabras.
—Solo necesito de tus servicios, juro por el ángel pagarte bien si me ayudas— dijo Alec volviendo a su compostura.
Y si algo podía ser peor, este era el momento, negó mientras reía.
—Los niños Nephilim y sus manías a pensar que todos los brujos estarán a su merced— dijo Magnus dando pasos para estar a centímetros de su cara— ¿Tú crees que estoy a tu merced niño bonito?
Y se alejó para darse vuelta y comenzar a caminar hacia la dirección cual debía llegar, solo quería sus servicios, eso era algo muy fuera de límites de ser ofendido, está bien si hacia trabajos para conseguir buen material de los demás pero esto no se lo esperaba, prefería más que lo ignorara a que lo viera como un solución a sus problemas, sintió como el chico lo paraba colocando su mano en su brazo y lo daba vuelta, miro cuando Alec lo miraba casi en un ataque de ansiedad.
—Mira, siento haberte tratado mal todo este tiempo, pero es que, solo ayúdame en esto y juro por el ángel pagarte bien y conocerte mejor, por favor—dijo Alec.
Vio que el muchacho decía la verdad, en su mirada había honestidad y en su palabras sinceridad, además lo había jurado por el ángel, por su creencia, algo muy importante para ellos, no podía dudar a aquello, sonrió con coqueteo para dejar pasar la molestia que sentía dentro, si aceptaba podría usar de sus encantos para hacer que Alec pagará todo lo que le había dicho y la humillación que había sentido y jugar un poco con el sería interesante.
—Trato hecho, ven vamos a mi hogar para hablar sobre lo que quieres que haga— dijo Magnus guiñando un ojo.
Viendo como el Nephilim comenzaba a ponerse rojo de la vergüenza.
†fin de flashback†
Comenzó a dirigir al Nephilim hacia el portal mientras que con sus manos rodeaba las caderas del muchacho para aferrarse a él en el viaje del portal.
—Magg...
¿Cómo es que habían llegado a esto? Estaban en dirección a un hotel para así poder ser uno de una vez por toda, todo había pasado tan rápido y sin complicaciones, cuando pasaron Magnus levantó la mirada sin dejar de dar pequeños besos en el cuello del menor, debía comprobar si estaba en el lugar, el anochecer entraba por la ventana, una cama matrimonial adornaba la habitación, un hermoso colgante adornada el techo dando una iluminación muy baja, cerró el portal y de paso le puso seguro a la puerta por si acaso, aún no sabía dónde estaba, pero lo averiguaría después, cuando el cuerpo de Alec no pidiera a grito por él.
Comenzó a dirigirlo hacia la cama para sentarlo en el, mientras se quedaba observándolo con fascinación, Alec tenía sus mejillas sonrojadas, sus labios estaban un poco abiertos dejando salir la respiración, su pelo estaba alborotados y sus ojos tenían un brillo especial, era la primera vez de Alexander, todo los instintos de Magnus lo decían y quería hacer esto bien, hacer que la primera vez del ojiazul fuera grandiosa, que se sintiera a cómodo con esto y a su vez poder borrar cada recuerdo de alguna acción sexual en su cuerpo que pasaron a ser de los siglos pasados para así poder sentir solo las marcas que Alexander dejaría en el en estos momentos, sería suave demostrando el cariño que sentía por él.
Lo amaba, enserio lo amaba, porque mientras se iba conociendo día tras días con aquel chico las emociones, sentimiento aumentaban cada vez más, no solo había podido admirar la figura del Nephilim en su traje de combate reiteradas veces, si no conocer su interior, sus emociones, a que le temía, que era que lo hacía tan vulnerable, sus miedos e ideas, Alexander era un ser maravilloso, bajó a su cara para besar los labios del menor y así con lentitud ir acostando en la cama para poder acomodarse arriba de él, Alexander a pesar de ser un Nephilim, alguien preparado para la batalla, fuerte y ágil, para Magnus era como un muñeco de porcelana y tenía romperlo, necesitaba acariciarlo con cuidado, tener paciencia y encontrar los puntos débil del menor
—Magg... estoy nervioso—dijo con una risita Alec separándose de sus labios.
Lo que había descubierto a pasar de los días que pasaban en compañía del Nephilim, eran sus comportamiento distintos a los que un Nephilim tenía, Alexander se había vuelto más abierto con él, más alegre y a la vez un poco vulnerable, como si la pared que los Nephilim tenían hacia los subterráneos hubiese desaparecido, lo trataba como alguien especial y eso le había fascinando y había quedado enamorado cuando el Nephilim había concordado que las leyes de los Nephilim eran estúpidas, ese chico debía ser de otra tierra. El brujo bajo al cuello de Alexander besando con lentitud donde la runa de bloqueo estaba para después subir a su oído.
—Solo calma cariño, yo haré que se te pase— susurro Magnus.
Comenzó a meter su mano por debajo de su remera para subirla mientras acariciaba el cuerpo delgado del menor, su abdomen, acariciando las costillas que sobresalían un poco por tal delgadez y subir para acariciar la parte alta donde pudo rozar las tetillas del chico escuchándolo suspirar, haría que fuera una noche inolvidable para su garbancito antes de su partida. Alzó su mirada y miró con una sonrisa a Alec que tenía los labios un pocos abiertos para después subir la remera y sacarla del cuerpo del Nephilim y tirarlo algún lado de la habitación y comenzar a dejar un pequeño camino de besos desde la runa de su clavícula hasta llegar a la runa que los Nephilim consideraban de Parabatai que estaba en la parte de la cintura derecha.
Sintió como Alec apretaba las sábanas que tenían abajo, Magnus saco su lengua y comenzó a hacer el mismo recorrido, pero esta vez de abajo hacia arriba mientras está vez usaba la lengua como su herramienta.
—M-Magg...
Escuchar el nombre salir así de la boca de su novio hacia ponerlo fogoso, hacer que toda la calor subiera por su cuerpo, se levantó y se sentó en el abdomen del Nephilim para comenzar a desabrochar su camisa sin dejar de mirar los ojos azulados de su amado hasta poder sacarlo dejando entrar aire a su cuerpo caliente, vio como el menor trataba de subir las manos para tocarlo pero se quedaron a centímetros mientras temblaban, Magnus dejó escapar una carcajada mientras el agarraba de las manos del menor y las colocaba en su abdomen, Alec era muy tímido pero el brujo se lo quitaría. Cuando las manos del Nephilim comenzaron a moverse por su cuerpo Magnus cerró los ojos y disfrutó del placer que había entrado por su cuerpo, hacía muchos años que no sentía lo mismo y era tan placentero.
ALEC
—E-Eres tan hermoso Magnus— susurro Alec.
Para comenzar a subir sus manos y bajarlas con lentitud, era muy torpe en estas cosas, era su primera vez y estaba lo bastante nervioso como para relajarse, trató de solo acariciarlo y fijarse si podía conseguir algo, no podía creer que fuera cierto que tenía a Magnus así, no se había imaginado que un día pudiera a pasar esto, aún estaba sorprendido, cuando Magnus se le había insinuado a hacer estas cosas en el cine y el no se había rehusado si no había pedido por más, estar con Magnus había hecho que sus pensamientos cambiarán un poco y que sus hormonas comenzarán a alborotarse el triple de lo que estaban y ahora ya no quería parar, necesitaba saciar este deseo que corría por todo su cuerpo.
Cuando llegó a su cintura por segunda vez metió sus dos pulgares hacia adentro del pantalón y sus bóxer tocando la parte casi final del cuádriceps inferior, sabía que si hacia un poco más para el costado tocaría el miembro de Magnus y se sentía nervioso por hacerlo, alzó la vista y vio como los ojos felinos verdes amarillentos de Magnus lo miraban con excitación, como si le estuviera suplicando con la mirada más. El menor remojó sus labios y largo un pequeño jadeo mientras sacaba los pulgares y dirigía sus manos hacia el cierre del pantalón de cuero negro y comenzaba a bajarlo dejando ver cada vez más partes de la pelvis del brujo haciendo que Alec comenzará a respirar con dificultad, el bóxer mostraba un gran bulto haciendo que sintiera como comenzaba a ponerse duro de solo mirarlo.
—Tus manos son la gloria— dijo Magnus.
Eso hizo que Alec tomará confianza y sonriera para después meter su mano dentro del bóxer agarrando entre sus dedos el tronco del miembro sintiendo como sus dedos se sentían calientes.
—Oh—escucho suspirar al brujo.
Lo dio vuelta en la cama y el quedó arriba, sacó su mano y sacó las dos prendas y las dejó a un lado de la cama mientras veía el miembro del moreno salir erecto casi frente a su cara, sintió como sus mejillas ardían era la primera vez que miraba uno con sus propios ojos, miró a la cara de Magnus viendo como este sonreía con picardía.
—Te presento a señor Bane— dijo Magnus— está dispuesto para ti, aunque algo más está dispuesto de ti.
Alec mordió su labio inferior con fuerza sintiendo como su mejillas ardían de tanta vergüenza, el menor agarró con su mano el tronco del miembro del mayor y comenzó a subir su mano y bajarla con lentitud.
—Oh Alexander.
Vio como el brujo encorvarse mientras hacia su cabeza hacia atrás largando un jadeo, el movimiento de su mano comenzó a ser más rápido, viendo como la respiración de Magnus comenzaba a acelerarse.
—A-Alexander H-Hazme el amor— susurró Magnus.
Viendo como las piernas del brujo se abrían para él, se congelo no había tenido algún contacto sexual con alguien y menos haber metido su miembro en un lugar que no fuera en su mano.
— ¿Q-Qué?
La cara de Magnus tenía un brillo de excitación.
—Por favor, eres el primero en esto, por favor hazme el amor Alexander Lightwood— dijo Magnus en suplica.
"El primero en esto"
¿Era el primero a quien le pedía que le hiciera el amor? ¿O el de metérsela? Trató de no dar tantos giros a los que había dicho y asintió para dirigir su mano desocupada a su pantalón y desprenderlo mientras que con la otra mano siguió haciendo el trabajo, estaba nervioso, podía sentir temblar, trató de controlar su respiración y mirar a Magnus jadear con los ojos medios cerrados, no sabía entrar los nervios porque si no, no lograría nada, pero es que no había que hacer, necesitaba ayuda. Cuando el pantalón estuvo desprendido el Nephilim dejó de masturbar a Magnus para poder bajar sus pantalones y a su vez su bóxer que ya se habían hecho apretados por la erección que tenía entre sus piernas, vio como el brujo se levantaba entre sus codos y lo miraba. Cuando Alec se pudo liberar de las prendas y dejar a su miembro libertad miro a Magnus con vergüenza, nunca se había desnudado para alguien y le daba pena, pero cuando vio como Magnus ronroneaba y mordía su labio inferior.
—Cariño mete todo eso en mi—dijo Magnus guiñándole.
—No seas guarro— dijo Alec sonriendo apenado.
Vio como Magnus se abría más de pierna dejando a la vista su entrada y sonriéndole con picardía, Alec sonrió por tal acción y se acomodó entre las piernas del brujo para colocar sus manos en las caderas, sabía que debía meter su miembro en la entrada de Magnus, pero cielos como haría eso. Remojó sus labios y levantó las caderas del brujo sosteniéndolo y así poder acercar la cabeza de su miembro en ella y comenzar a meterla con suavidad, la sensación era tan... no tenía palabras para decir cómo se sentía en el proceso, pero admitía que era mucho mejor que cuando se auto satisfacía solo.
—A-Alexander más adentro— dijo Magnus con dificultad.
Y el Nephilim le hizo caso dirigiendo sus caderas hacia adelante haciendo que su miembro entrará en ese lugar que ya estaba preparado para su llegada y comenzó a sacarlo.
—Oh Alexander— escucho un gemido de Magnus—Muévete, cielos muévete.
Y el obedeció no solo porque parecía estar suplicando por ello, si no porque su cuerpo también se lo pedía, pedía que se moviera, que buscara su punto de placer, comenzó a dar mover sus caderas en un ritmo suave pero no muy lento embistiendo dentro de Magnus, escuchando sus jadeos y los de él, sabía que al ser su primera vez no duraría demasiado pero es que su cuerpo pedía comenzar a moverse más rápido, y no podía controlarlo, bajo las caderas de Magnus sin salirse dentro de él y acomodo sus brazos a cada lado de la cabeza del brujo para comenzar a besar su cuello como lo había y volvió a mover sus caderas.
—Más rápido garbancito— pidió Magnus.
Y eso hizo aumento sus movimientos sintiendo como sus pelvis chocaba con la de Magnus, como las piernas de este flexionadas se colocaban cerca de sus caderas y los dos llevaban el mismo ritmo de movimiento, el menor jadeaba en el oído del mayor sintiendo como todo dentro de él se perdía en el placer. Su cuerpo se rozaban entre sí, la transpiración se hacía presente en sus cuerpo y las respiraciones aceleradas, los corazones latiendo como locos y los jadeos audibles ya eran más contante, sintió como las manos del brujo iban a parar a su espalda y dejaban algunos caminos de uñas que dejarían marcas después, pero no le importaba, el placer y la excitación estaba por todo su cuerpo y no quería parar, no quería. Las embestidas no pararon sus ritmos, hacían que los dos comenzarán a perder la cordura, y Alec sintiera como ya estaba por llegar al final, busco los labios del brujo y lo beso con fervor mientras metía su lengua para jugar con la él, era la mejor noche, eso sin duda.
Cuando un cosquilleo en la parte baja de su abdomen comenzó a tensarse y su respiración se detenía por un momento Alec notó que ya era la hora y descargó todo dentro de Magnus, sintiendo como su cuerpo se relajaba, sintió como el chico de debajo suyo también se había venido porque todo su abdomen estaba cubierto con algo caliente, no se salió de adentro del brujo, si no se quedó allí, encima de él mientras sus respiraciones volvían a la normalidad y sus corazones dejaban de latir como si de una carrera se tratará.
Miró la ventana viendo como los primero rayos del amanecer entraban y el cielo parecía una obra de arte con distintos colores, pero no le alegraba saber que ya era hora de irse al instituto para partir a Idris, no se lo había comentado a Magnus para preocuparlo pero no iban de visita para hablar sobre problemas con la clave, si no iban a un juicio donde juzgarán su traición, al parecer se habían enterado de las visitas de la mayoría con los subterráneos, de su hermana Izzy con el chico Seelie y ellos tres, Jace, Clarissa y el con la familia de Magnus, esperaba que no fuera tan grave el castigo, el menor sintió como el corazón de Magnus ya latía lento y se quedó allí escuchándolo con tranquilidad, podría estar días así.
— ¿En qué piensas?—pregunto Magnus acariciando su mejilla.
—En que te amo— dijo Alec.
La sonrisa del brujo hizo que por su cuerpo corriera una vibración.
—Yo también lo hago—dijo Magnus— pero sé que estás pensando en otra cosa.
Alec frunció un poco el ceño para después sonreír.
—Debo volver al instituto y no quiero hacerlo—respondió Alec.
—Entonces no vayas—dijo Magnus besando su frente.
—Debo hacerlo, soy yo quien está a cargo de los chicos— suspiró Alec.
Sintió como era girado mientras sentía el cuerpo desnudo de Magnus se colocaba arriba de él.
—Pero antes vamos a hacer unas cosillas así me recuerdas en tu viaje— dijo Magnus con una sonrisa.
Unos minutos más de tardanza no hacía mal a nadie.
—Hazme lo que quieras Magnus.
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