(9)
RAPHAEL
Camina hacia la habitación de Camille, ese lado del hotel no le gusta mucho, si puede evita el lugar, pero esto es algo urgente. Tiene que saber que Ethan estuvo tratando de revelarse y ahora está en su posible muerte y que una chiquilla adolescente despechada está sin aparecer. Debe informar sobre el futuro caso del mundano también, todo es un descontrol y ella no lo está notando, porque nunca está atenta al clan.
Golpea la puerta y espera, acomoda su chaqueta y mira el reloj que se situa en su muñeca izquierda impaciente por hablar. Estos asuntos no le gustan, le impacienta la conducta de la mujer en temas así.
— Pase.
Abre la puerta y pasa por ella con lentitud, no quiere encontrar a Camille en alguna situación rara como solía suceder. Pero Camille está su habitación, sentada en una mesa con cuatro personas alrededor, reconoce a Magnus y a Ragnor, ambos están con cartas en sus manos, hay dos personas más en la misma situación.
— Raphael ven—dice Camille con un cigarro en sus manos— únete a la jugada.
Este camina hacia ella, Magnus y Ragnor saludan con un asentimiento de cabeza cual él responde de la misma manera, las otras dos personas son los subyugados de Camille. Raphael odia a ese tipo de personas, Camille le trató una vez de convencer para que él tuviera los suyos pero no. Un subyugado era un mundano que se comprometía a servir a un vampiro, pero con la condición de que su vampiro alfa le transfiera pequeñas dosis de sangre ¿Pero por qué? Cuando la persona recibía la sangre de su vampiro se convertía en una atadura a él y además tenían asegurado que en su muerte revivirían como un vampiro más, y por esa razón Raphael los odiaba tanto a ellos y a los mundanos, que no pensaban en su vida. Vuelve la vista a la mujer vampiro.
— Raphael, ven siéntate con nosotros— dice Camille con alegría.
El humo del cigarrillo llega a su cara y tiene que poner su mano frente a su cara para desviar ese olor, no puede disimular como sus cejas se arrugan y sus labios se tuercen un poco por lo desagradable que le ha parecido eso. No le gusta que las personas fumen cerca de él o el humo cerca de su cara.
— Tengo que hablar de algo urgente— dice Raphael.
— Nuestra visita es de confiar— dijo Camille.
Raphael acomoda las mangas de la chaqueta y aprieta sus labios un poco cansado de la situación.
— Tuve que asesinar a uno de nuestros vampiros.
Todas las miradas fueron a él, cada uno más sorprendido que el otro por lo comentado, aunque Raphel no entiende sus reacciones cuando ya han pasado por eso antes. Hacia el trabajo sucio de Camille.
— El vampiro mordió a un mundano— añade.
La tensión se ha puesto entre ellos, Camille lo mira aterrada, preparada para cuestionar y hacer ahora si su papel de madre sufrida.
— ¿Mataste a uno de mis niños?
— Se estaba revelando, no puedo dejar que nadie se revele y vaya rompiendo los acuerdos, lo sabes muy bien.
— ¿P...Pero llegar a matarlo?—pregunto al punto del llanto.
— Si no quería que lo matara— dice Raphael molesto— hubieras estado para que este problemas no hubiera sucedido.
— ¿Me estás diciendo que no me hago cargo de mis niños?
— Solo estoy diciendo lo que pasa dentro del hotel...
— ¿Qué no me he enterado yo?— pregunta Camille.
— Tenemos una vampiro desaparecida— informa Raphael—,los demás vampiros están buscando por todos los rincones del hotel.
— Aparecerá Raphael...
Este se queja por el desinteres de Camille a la situación.
— ¡Camille! La chica vampiro está desaparecida.
Mira a los demás presentes de la mesa que miran en silencio toda la discusión y después vuelve a mirar hacia Camille cansado
— El mundano entrará en sus ataques y yo no me voy a encargar de él...
Comienza a caminar hacia la puerta en dirección a su habitación. Odia este lugar, odia estar en un lugar donde todos está mal, no está para soportar esto. Quiere que el clan avance pero no aumentando de miembros, quiere que todo vaya bajo la legalidad o silenciosamente para no alarmar a los Nephilim, porque los acuerdos son un dolor de cabeza. Ingresa a su habitación y se acomoda en el escritorio, pensando en como salir de una vez por toda del hotel.
Camille no lo dejaría irse, un vampiro no puede andar suelto por allí solo, tiene que estar en un clan por alguna razón, por eso Magnus lo había llevado ahí, aunque él queria otra cosa. Quería vivir solo, no estar en un grupo, pero no todo salió bien. Camina hacia la cama, se acomoda y se relaja un poco para olvidar sus molestias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro