(88)
Simón.
Estaba hecho ovillo en el medio de la cama, su mente le estaba jugando una mala pasada por haber oído un minúsculo ruido en la habitación, su cuerpo comenzó a hacer cosas que hace tiempo no hacía, comenzó a morder sus labios en forma de nerviosismo, sus piernas sufrieron un tic descontrolable y pudo sentir como su cuerpo sufría escalofríos que lo hacían sentir peor.
—Soy un vampiro, los vampiros no tienen miedos, los vampiros ya están muertos— repetía una y otra vez en susurros.
Miró aquella puerta del armario cerrado, el ruido había sido en ese lugar, como si algunas uñas o algo parecido hubiese pasado por la madera para producir ese terrible ruido, capaz solo había sido el mueble crujiendo a ser tan antiguos y los cambios climáticos hacían que resonarán, pero no era nada parecido, no estaba seguro que fuera la segunda opción por que él sabía diferenciar aquella cosas, si estuviera Raphael todo sería mucho más fácil, él había hecho que sus miedos y fobias cesaran y pudiera disfrutar de las aventuras, pero ahora que él no estaba y sabía que estaba solo, podía sentir que sus miedos volvieran de nuevo haciendo lo de ahora. El ruido volvió a producirse haciendo estrujarse en sus brazos lo más posible.
—Los vampiros no tienen miedo, pase por muchas cosas para que solo esto me ponga así, vamos Simón Lewis ¿Eres un hombre o una gallina?
Cuando de pronto la puerta comenzó a abrirse despacio como en una película de terror se tratara, la puerta rechino y Simón comenzó a hacerse hacia atrás en la cama hasta pegar con su espalda en la pared, ¡No podía sucederle esto! ¡Esto solo sucedía en las películas!
— ¡Soy una gallina, soy una gallina!
Un par de uñas rojas salieron de aquella puerta, grandes y afiladas, y Simón tragó con dificultad, no podían ser unos de los demás vampiros por que aún era de noche y todos aprovechaban para salir y disfrutar de su libertad un rato, así que nadie se quedaría para molestarlo, Fran se había ido y por intuición Camille tampoco debería estar, una risita femenina se escuchó y la muchacha salió riéndose y colocando una mano en su estómago.
—Oh cielos, no pude evitarlo, tendrías que haberte escuchado—dijo la muchacha— aún no puedo creer que eres pareja de Rapha, aunque si lo pienso entiendo un poco a mi viejo amigo porque te eligió.
La chica era la misma que había dicho que tuviera cuidado con Fran, era la chica asiática está vez su vestimenta era distinta, al parecer iba a salir pero seguía en el lugar, su pelo iba recogido y llevaba unos borcegos, Simón frunció el ceño.
— ¿Quién eres?— Preguntó Simón molesto— ¿Y cómo has entrado al armario sin que yo te viera?
La chica se puso sería y chequeo la lengua asentándose en una de las paredes mientras lo miraba.
—Soy Lilit, soy amiga de Raphael, se algunos escondites que hay por acá— dijo la muchacha señalando el lugar.
Simón se relajo en la cama y se sentó para observar a la chica un poco más, aún seguía molesto por el susto que le había dado pero si era amiga de Raphael tenía que calmarse, esta vez estaba seguro de ello, la chica tenía algunas posturas, manías en su cara y su forma de hablar que le recordaba a Raphael, al antiguo Rapha.
— ¿Qué necesitas?—pregunto Simón.
La muchacha levantó sus comisuras y chequeó la lengua por segunda vez, mientras se separaba de la pared y caminaba al armario para sacar una vestimenta.
—Tengo una misión para nosotros dos—dijo la muchacha tirándole el equipo— y vengo a buscarte para que me ayudes.
La miró extrañado, era muy rara aquella muchacha primero se comportaba sería, después hacia esta broma y después salía con una misión, ella sabía que él no podía salir del lugar ¿Por qué venía a buscarlo? ¿Por qué justo a él? Al parecer la muchacha se dio cuenta y se acercó a él para colocar una mano en su hombro.
—Escúchame, confío en ti porque eres la pareja de Raphael, sé que me ayudarás, Camille ha salido a cazar, al parecer una familia de mujeres judías están probando sustancias y Camille se ha deleitado por ellas, así que va a ir a matarlas, tu irás conmigo a parar todo esto, Raphael no está pero tú sí.
Se paró inmediato ¿Había escuchado bien? No, no podían ser ellas, no probarían de esas cosas ¿Pero y si después de su desaparición ellas se habían ido a aquello? No hizo caso a las otras palabras de la muchacha, podía sentirse tensar a imaginar a su madre y su hermana en peligro.
—Está bien, vamos ahora mismo.
Comenzó a caminar hacia la puerta pero Lilit lo paro, señalando el traje.
—Ponte eso e iremos—dijo la muchacha sonriendo.
El menor miró la ropa y frunció el ceño, no podían perder tiempo.
—Creo que es mejor está ropa, vamos— dijo Simón volviendo a caminar.
Pero la muchacha volvió a pararlo y tirándole hacia atrás.
—Ponte eso Lewis.
El menor hecho un gruñido y caminó hasta la ropa viendo un pantalón de cuero, y una remera corta negra, no había nada especial en ellos, comenzó a quitarse la ropa y así perder menos tiempo.
— ¡Oye! ¿Qué haces?
Volteó a mirarla mientras se colocaba la otra remera, la muchacha se había dado vuelta mientras reía con nerviosismo, pero Simón no, si estaba en lo cierto su familia estaba en peligro y debía acudir para salvarlos ahora.
—Me estoy cambiando de ropa, como si nunca hubiese visto a un chico desnudarse—dijo Simón comenzando a bajar sus pantalones.
Esto también tenía que quedarse en secreto, si Raphael recuperaba su memoria y por alguna razón se enteraba lo que estaba haciendo en el hotel, sería un vampiro novato muerto, doblemente muerto por que ya lo estaba.
—Nunca lo he hecho, mi asexualidad no me deja que lo haga, ya sabes no siento interés sexual por nadie, además creí que eras uke, los uke no hacen esto, ya sabes Rapha tiene pinta de seme.
Terminó de ponerse el otro pantalón y se paró para dirigirse hacia ella y colocarle una mano en su hombro y sonreírle.
—Solo estaba bromeando y no llames uke, es vergonzoso—dijo Simón riendo para después caminar más adelante de ella— ¿Podemos ir y ver si mi familia no está en peligro?
La chica asintió para comenzar a caminar hacia los pasillos, Simón no quería ni imaginar cómo se veía, debía verse extraño vestido todo de negro, no era de su agrado ni menos combinaba esos colores con él.
—No sabía que tu familia era judía, los rumores corren pero a veces no son ciertos, Camille debe estar celosa por que le has quitado a su Scott y esta es su manera de vengarse, además está oportunidad le vino más que bien, ¿Qué adicta no se resiste a esto? Dos mujeres drogadas, su sangre y estás sustancias hacen que esto sea el doblemente de delicioso.
Cuando llegaron a la puerta principal del hotel, Lilit miro hacia todos lados para ver si no había nadie en el hotel y abrió las puertas dejando entrar aire puro a sus fosas nasales y las luces y ruidos de los autos hacían que Simón cerrará los ojos por unos minutos al disfrutar aquellas cosas que tanto había extrañado.
— ¿Camille aún sigue con aquellas cosas?— pregunto Simón estirándose.
Aún no estaba tan confiado de que su familia estuviese en peligro, no podía creer que aquello sea cierto, ellas no podían probar aquellas cosas, se tenían una a la otra no podían caer en aquella ridiculez y aunque el haya desaparecido por lo de la transformación tenían que ser fuerte, si lo lograron en la muerte de su padre podían con esto.
— Si, no pudo salirse de aquello, solo que esta vez no quería que Raphael se enterará, ya sabes ella creía que obedeciendo lo que él decía podría recuperar a su Scott, pero después en su estado de drogas lo echo de acá, no te imaginas cómo se puso, está loca, obsesionada, quiere a Raphael a todas costa.
Asintió para después comenzar a correr a su viejo vecindario, podía sentir como Lilit corría detrás de él, pero se fijó en poder esquivar los autos, no podía entender como una mujer como Camille, tan majestuosa, tan fina, tan nombrada y siendo la líder de sabe cuánto vampiros pudiera hacer esto ¿Se sentía ahogada?¿Se sentía sola? ¿Por qué hacías estás cosas? No podía entenderla ¿No había superado a aquel hombre? ¿Por eso estaba así? Entendía a los vampiros, él ya era uno y sabía que era sentir la necesidad de beber sangre mundana, aún ni podía sacar de su mente lo que había sucedido con aquel comerciante después de su transformación, pero nada se igualaba con lo que podía estar haciendo esta mujer, matar a personas indefensas por que en sus venas corría sangre mezclada con drogas, eso sí era asqueroso e inhumano.
Además si hacia todo esto por Raphael, era inútil de su parte, el conocía lo bastante al vampiro mayor como para saber que estás cosas no eran de sus agrado.
—Ten cuidado cuando lleguemos, Camille tiene unos dones muy peculiares— dijo Lilit corriendo a su lado.
Volvió a asentir y dobló para entrar por unos atajos, los mismos atajos que lo habían llevado a ser esto, donde por primera vez había conocido a Raphael, a su Raphael.
—Ten cuidado, estos callejones son como laberintos— dijo Simón.
Cuando su pies choco con algo y cayó de cara al piso, no teniendo tiempo para poder abstenerse al golpe, sabía que esto pasaría era torpe por naturaleza, que le hubiera salido esto bien era mucho, la risa de Lilit se escucho cerca.
—Vamos levántate Simón, no es hora de besar el piso, eso se hace después de algún peligro— dijo la chica.
Se paró y se sacudió como pudo, comenzó a caminar para ver cuánto le faltaba, pudo indicarse que estaba solo a dos cuadras del lugar cayó en cuenta que el aún no sabía luchar, ¿Cómo iba a enfrentarse a Camille y quiénes sabe más que estuviese con ella si no sabía luchar? El momento cuando Raphael fue herido por Ethan volvió a su cabeza, y comenzó a negar. No había podido proteger a Raphael, no había podido ayudarlo, como iba a poder salvar a.
— ¿Cuánto nos queda?- Preguntó muchacha interrumpiendo su pensamientos.
El menor la miro y mordió sus labios con nerviosismo.
—Solo a dos cuadras— dijo Simón—no sé si este allí.
La muchacha aspiró el aire y chequeó la lengua.
—Camille está cerca, debemos ir rápido— dijo la chica.
Vio como comenzaba a correr, no dudo en ponerse a su lado.
— ¿Cómo sabes que está cerca?
—Solo sientes su aroma, cuando tengas un adiestramiento completo por Raphael podrás lograr esto— dijo la muchacha.
Cuando llegaron cerca de donde Simón sabía vivir, vio como Lilit corría hacia la dirección de su casa, la vampiro al parecer había sentido algo que el aún no tenía adiestrado.
—Escuche un grito en aquella casa— dijo la muchacha señalando la casa— pero ya no lo escucho más.
Miró donde apuntaba y se quedó congelado, era su antigua casa, pudo sentir como comenzaba a subirle algo por su cuerpo, un escalofrío pero a la vez enojo, si Camille había hecho algo si había sido capaz de poner sus colmillos en algunos de los cuellos de su familia lo pagaría, subió por las escaleras y abrió la puerta con sintiendo un pequeño ardor en su mano, se había olvidado que en las manijas había dibujos de Estrella de David que su padre había colocado mucho antes de su muerte, pero no le dio importancia y se siguió adentrando, el ardor de su mano no era nada comparado con saber que su familiar estaba en peligro, todo estaba oscuro.
— ¡A-Ayuda!
Ese sonaba como la voz de su madre, comenzó a seguirlo pero antes señaló a Lilit que analizará todo el lugar, ahora sabía por qué la vestimenta negra, servía como camuflaje, comenzó a caminar hacia la habitación donde su madre dormía y donde creía que había escuchado algo, su visión le daba ventaja para no caerse.
— ¡A-Ayuda! ¿R-Reb, hija dónde estás?
Su madre estaba gritando parecía herida, entró a la habitación sintiendo como por sus fosas nasales entraban olor de sangre, pero ignoró tratando de correr hacia el cuerpo de su madre, cuando llego a ella se arrodilló y comenzó a sollozar, estaba muriéndose, sus latidos lo decían.
— ¿S-Simón?— preguntó su madre.
Simón asintió sin poder hablar.
—Hijo eres tú— dijo la mujer comenzando a llorar.
El menor largo un sollozó y acarició su cara.
—Todo va a estar bien ¿Si? Llamaré a la ambulancia y vendrán a socorrernos, todo estará bien— dijo Simón buscando algún celular a la vista.
Vio como su madre colocaba una mano en su mano para cerrar los ojos.
—T-Toda la familia se volverá a reunir, la mujer tenía razón, tú nos viniste a buscar para llevarnos con tu padre, ahora estaremos todos unidos.
Comenzó a llorar con más fuerza, recordando que debía estar también bajo el efecto de las drogas.
— ¡No estoy muerto! Por favor abre los ojos no estoy muerto—comenzó a decir Simón.
Pero su madre no le hacía caso, repetía una y otra vez en susurro que al fin la familia estaría reunida.
— ¡No estoy muerto!—grito Simón.
Cuando los latidos de su madre ya no se escuchaban, se abrazo al cuerpo de ella mientras lloraba y repetía una y otra vez la mismas palabras, el no estaba muerto, el seguía aquí, el estaba viendo la muerte de su familia por una mujer loca que quería hacerle la vida imposible.
—Simón encontré a la otra chica muerta, Camille escapó—dijo Lilit a lo lejos— llame a Fran y viene en camino, creo que Camille sabe que vinimos por ella y estamos en aprietos.
La mira y asintió parándose, se sentía fuera de lugar, como si lo que estaba viviendo no fuera cierto, aún no podía caer que en verdad su familia si estaba muerta.
—Lo siento por esto— dijo la muchacha— lamento haber llegado tarde.
La atrajo hacia él para abrazarla con fuerza y llorar en su hombro, había perdido a su familia, había visto morir a su madre en sus manos sabiendo que había sido asesinada y el no tenía las agallas para hacer algo, su pecho sintió una punzada.
—Todo va a estar bien, todo va a estar bien— dijo Lilit consolando.
Minutos después un golpe en la puerta hizo que Simón se separará de los brazos de aquella muchacha y se secara las lágrimas.
— ¡Simón, Lilit!
La voz de Fran hizo que se moviera y fuera en su búsqueda, Lilit iba detrás de él, las luces se prendieron y pudo ver a Fran bien vestido con cara preocupada.
—Creí que no llegarías más inútil—dijo de mala manera Lilit— debemos escondernos, tú, yo y Simón estamos en problemas.
El menor se acercó hasta una fotografía que había en uno de los muebles, donde la familia salía sonriendo y no pudo evitar sentir como sus ojos ardían.
— ¿Yo? ¿Qué tengo que ver con todo esto?—escucho a Fran
No podía olvidar aquella foto, era cuando habían salido de paseo, antes de que su padre se enfermará, había sido unos de los paseos más perfectos, y ahora el estaba solo.
—Tu tenían que quedarte cuidándole ¿O aquel brujo te borro la memoria imbécil? Estas en problemas igual que nosotros— escuchó a Lilit— no podías andar en citas por ahí.
Volvió a dejar la fotografía en el lugar y se dio vuelta para mirar a los dos vampiros.
—Tienes razón—dijo Fran preocupado— mi sobrina.
—Tengo un lugar al que ir—dijo Simón— se que Ragnor te ayudará con tu problema Fran, síganme el amanecer está cerca.
Seco sus lágrimas que habían vuelto a comenzar a salir y salió fuera de la casa sintiendo como los otros dos vampiros lo seguían, comenzaron a correr, necesitaba los brazos de Raphael con urgencia.
—Que suerte que tienes imbécil, vas a poder ver de nuevo a tu cita— escucho a Lilit decir a Fran.
El menor solo esperaba que Raphael estuviera en el lugar.
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