(86)
RAPHAEL.
Estaba llorando en una orilla mientras escuchaba como Magnus había comenzado a hablar sobre sucesos tristes de su vida, escuchando de fondo como Alec trataba de pararlo o susurraba unas pequeñas para que fuera más tranquilo con el tema.
—Así que tú madre después de contarme sobre la separación con tu padre, como te lo he dicho antes, me pidió que fuera en tu búsqueda, estaba aterrada por lo que te podía pasar.
La historia de la separación de sus padres había sido dolorosa más cuando se había dado cuenta que su madre le había mentido sobre lo sucedido y que en verdad su padre la había maltratado, golpeado y le había hecho mucho daño a su madre, no los había abandonado, si no su madre había agarrado las bastante agallas para echar a ese maldito del lugar, no había podido evitar llorar porque si él lo hubiera sabido hubiera ido en su búsqueda y haber vengado todo el dolor que le había causado a su familia, todo el daño mental que le había causado a su madre y todo lo que pudo haber hecho y Magnus no habría contado.
—No era muy difícil saber dónde estabas, cerca de tu casa estaba el hotel Dumort, donde se alojaba Camille como segunda al mando y el primero a mando ¿Cómo se llamaba este hombre?—dijo pensativo Magnus—oh si Alexei De Quincey un vampiro con mente cerrada, su mirada en la antigüedad, nunca hacia adelante.
Raphael recordó ese hombre Alexei, él había sido el culpable de su transformación, él había sido culpable de lo que era, sus recuerdos comenzaron a llegar, el con un grupo de amigos entrando a la parte interna de un lugar, un hotel todo oscuro y con seguros que avisaba que era prohibido entrar, ellos iban decididos a matar a la bestia que se llevaba a niños en la noche del barrio, no habían hecho caso a la advertencia, pero cuando entraron todo salió mal, ese vampiro y su mirada malévola los había agarrado a todos y los había tenido encerrados por días.
Pudo recordar el miedo que había empezado a recorrer por su cuerpo, era el más pequeño del grupo, siempre había sentido que encajaba mejor con ellos, pero encerrados allí los mayores parecían más aterrados que él y por eso Alexei De Quincey lo había elegido para la transformación, porque era el menos temeroso del grupo y el vampiro lo había dicho, le había dicho que serviría para su clan, no había entendido hasta que todo paso.
Recordó que después de la transformación había sentido una sed de sangre, el vampiro lo había encerrado en el mismo lugar que sus amigos y no podía controlarse, no podía controlar el hambre que sentía cuando podía escuchar los corazones de sus amigos latir, llamarlo por su nombre cuando la sangre bombeaba haciendo que pudiera oler y hacer que su deseo de saciar su sed aumentara, Alexei lo había hecho por diversión sabía que no tendría autocontrol y que mataría a sus amigos, y eso paso, el los mató para poder beber de sus sangres bajó los ojos del otro vampiro que había estado aplaudiendo y riendo con diversión.
Pero el recuerdo no terminaba allí, podía verse enfrentando a aquel vampiro, luchando con todas sus fuerzas para poder después matarlo, cuando se recuperó del recuerdo miró a todos asombrados, había matado a un vampiro.
—Y-Yo lo mate—dijo Raphael con dificultad.
Todos en la sala lo miraron con asombro y una sonrisa en cara de Ragnor apareció.
—Cielos ¡Esto funciona!
Pero vio como Magnus no sonrió, al contrario lo miro con amargura como Alec que había hecho una mueca extraña.
—Cuando fui en tu búsqueda fue tarde, había fracasado con mi misión, pero quede asombrado cuando después de haberte confundido con el otro vampiro me di cuenta que no era así, si no eras tú, un polluelo.
Un recuerdo de Magnus arrodillándose a su lado cruzo por su mente, en esos tiempos Magnus lucía otro tipo de vestimenta y otro tipo de peinados y maquillajes.
—Te traje a mi Loft y te prometiste que hasta que no pudieras tocar la cadena bautizada que tu madre te dio no descansaría—dijo Magnus—ni te imaginas mi asombro cuando te vi lograrlo Raphael y en tiempo récord.
Sonrió con amargura, cada palabra de Magnus traía unos fragmentos de recuerdos y aunque fuera bueno volver a recuperar algunos de sus recuerdos las anécdotas que le decían de su vida hacia que se amargará.
—Eras muy terco, te habías planteado poder lograrlo y lo lograste, en esos tiempos Ragnor llego de visita, al parecer los rumores habían llegado a sus oídos de que tenía un niño vampiro en casa y quiso venir a ver, se terminaron convirtiendo en amigos muy cercanos que se burlaban de mi.
Todos rieron, Raphael trató de reír, solo había aparecido un pequeño recuerdo que duró segundos él y Ragnor riendo, pero en lo único que pensaba el vampiro era en la hora de comenzar a recordar a Simón, ahora con lo que había descubierto podía recordarlo, pero no quería interrumpir la conversación de Magnus cuando parecía tan animado por contarlo.
—Entonces fuiste a visitar a tu madre después de logrado, te sentías tan seguro después de tanto trabajo, en tan poco tiempo tú autocontrol era mucho mejor que cualquier novato, tu fuerza era enorme y podías usar la cadena que tú madre te había regalado sin que sufriera una herida grave y lo habías hecho solo.
Entonces eso si recordó, recordó caminar nervioso detrás de Magnus disimulando que solo lo hacía por cortesía para que el brujo fuera primero, podía recordar como el miedo invadía su cuerpo después de meses volvía a ver a su madre y lo asustaba, porque ya no era su niño, el de piel cálida con una piel morena, al contrario su piel se había aclarado un poco al estar muerto y ya no era cálido, si no estaba más frío que una roca, pudo recordar aquella noche cuando la puerta de su casa se abrieron, su madre había comenzado a llorar a verlo y había corrido a sus brazos para refugiarse en ellos, no se alarmó lo bastante al saber que su madre no podía sentir el frío de su piel muerta a través de su chaqueta que Magnus le había conseguido después de la transformación, la abrazo con fuerza demostrándole que también la había extrañado.
Pudo recordar como Magnus le comentaba a su madre sobre la distinta apariencia de él, lo había hecho pasar por un brujo sin magia y su madre lo creyó, sabía de Magnus Bane, no podía no creerle, cada día, al anochecer iba a visitarla a ella y a sus hermanos.
—Entonces un día que íbamos de vuelta, una noche que me quedé a cenar, tres novatos vampiros nos encerraron.
Recordaba eso, recordaba haberse molestado cuando aquellos niños habían aparecido de la nada con la intención de dañar ¿Acaso no habían sentido que eran subterráneos? ¿Qué tan estúpidos eran para saber que había un vampiro también allí?
—Y los enfrentaste, los hiciste reflexionar, tu sarcasmo dejaron anonadados a los polluelos, los mandaste de nuevo a su hogar, estabas más que molesto a su falta de inexperiencia y su mal comportamiento.
Eso también recordaba eso ese día había estado molesto, vampiros que debían haber tenido que sufrir lo que sufrió el estaban en las calles haciendo daño y no es que eso le importaba, lo que le importaba era el bienestar de los mundanos, no debían sufrir lo mismo que habían sufrido ellos, esa misma noche Magnus le comento que una vieja amiga de él, Camille Belcourt era ahora la que mandaba en el hotel y que buscaba a alguien para segundo mando, Raphael se había dado las ilusiones de poder hacer que los vampiros comenzarán a comportarse y poder llevar una vida sin dañar a los demás.
—Entonces tú fuiste, Camille te adoro, decía que le recordabas a alguien de su pasado, alguien especial y cuando vio tu comportamiento, tu forma de hablar, tú seguridad ni dudo en elegirte para que estuvieras a su lado, y tus sueños de que los vampiros tuvieran un acuerdo de paz con los mundanos y los demás subterráneos, no volvieron a ver accidentes hasta la temporada de la adicción.
¿La temporada de la adicción? Le sonaba conocida.
—Camille había probado sangre contaminada con drogas y su adicción le hizo perder la cabeza, mando a todos sus polluelos a hacer lo mismo— dijo Magnus frunciendo el ceño— fue todo un desastre, los Nephilim estaban enojados querían exterminar a cada vampiro de aquel clan, los asesinatos aumentaban y no podíamos hacer nada.
Miró a todos de la sala, Ragnor y Alec parecían más que concentrados en escuchar la historia, miro de nuevo a Magnus ¿El había estado en eso? ¿Había hecho lo mismo?
—Tú solo te hiciste a un lado, Camille había dicho a sus polluelos que no te obedecieran y solo saliste de la cuidad para esperar que pasará.
No recordaba nada de aquello, pero se aliviaba a saber que no había ido en el mismo camino de los demás.
—Espera ¿Camille se volvió una drogadicta, cómo es que sigue al mando?— preguntó Raphael.
Vio como Magnus sonreía.
—Yo convencí a Camille de parar todo eso, no contaré cómo sucedió, una historia muy larga y muy triste, y decidimos que los vampiros tuvieran una cuarentena en el hotel para rehabilitarse, apareciste al anochecer decidido a encargarte de todos los vampiros del clan y su rehabilitación, podías haberte quedado a cargo pero dijiste que aún no estabas preparado ya que tenías una relación en esos tiempos.
Aún no podía recordarlo.
—Al parecer no podremos hacer que recuerde nada más, comienza otra historia como Annamarie—dijo Ragnor
¿Annamarie? ¿Quién era Annamarie?
—Espera— dijo Magnus— es mejor que descanse de lo que acabo de contar y después seguiremos Ragnor, además prometí a mi garbancito salir a cenar.
—Yo también debo salir Magnus, pero no puedes cortar esto cuando al parecer Raphael está comenzando a recordar— dijo Ragnor
—No voy a poner en riesgo que le dé un ataque de ansiedad— dijo Magnus
Raphael abrió los labios asombrado, no podía dejarlo así, necesitaba recordar a Simón ahora no mañana u otro día, debía parar la pelea que se estaba formando.
—Espera, dejen de pelear, solo cuéntame mi historia con Simón— dijo Raphael llamando la atención de todos— por favor Magnus.
—Estoy con Raphael, es mejor que le cuentes de Simón, no es tan largo y llegarán para su cita— dijo Ragnor— bueno si Alec está de acuerdo.
Todos miraron al chico Nephilim que había comenzado a enrojecerse por la atención que le estaban dando.
—C-Claro que sí.
Vio como Magnus asentía y sonreía para después mirar a Raphael, este estaba ansioso de empezar a escuchar.
—Cuando yo lo conocí habíamos ido a socorrer por su vida, en esos tiempos unos de tus polluelos había mordido a Simón y después había ido en su búsqueda para transformarlo, me acuerdo que vinieron para después romper el vidrio de una de mis ventanas favoritas— dijo Magnus con el ceño fruncido— me acuerdo de haberlo traído acá, ya que faltaba sepultarlo.
No recordaba nada de eso y podía notar a Magnus como trataba de resumir el relato para así poder irse con su pareja.
—Querías transformarlo, seguir con su proceso e ir a enterrarlo, parecía un poco preocupado por su bienestar por lo que recuerdo—dijo Magnus con una sonrisa— no te había visto esa cara con los demás polluelos por los que venías a pedir mi ayuda, sospeche desde un principio que algo había pasado dentro tuyo para sentir esa preocupación, fuimos en búsqueda de ayuda de los Nephilim, ellos tenían suelos sagrados y podían ayudarnos con el proceso, pero solo descubrimos que su Nephilim novata era amiga cercana a nuestro Simón, la decisión de enterrarlo paso a ser de ella, tuvimos que estar en una bodega sucia y fría para poder hablar mejor de ese tema, pero conocí a alguien allí, así que no puedo quejarme.
Raphael pudo notar como Alec se enrojeció, pero el aún no recordaba nada, vio como Ragnor rodeaba los ojos mientras miraba su reloj, podía sentir como un poco de molestia por los Nephilim crecía y no sabía por qué.
—Finalmente y después de horas, y un poco de súplicas de tu parte— bromeó Magnus— se decidió a hacerlo y fuimos a enterrarlo en un cementerio judío, ya sabes, bueno ahora no, Simón es judío.
Raphael rodeo los ojos, claro que no lo sabía.
—Después de que su transformación fue completada y él ya era un vampiro, se asustó a ver a su mejor amiga, pobre mi niño no era su culpa aquella Nephilim nunca había presenciado uno de estos procesos, el comenzó a huir y tu corriste tras él, después de horas apareciste en el Loft con Simón, nunca me contaste que pasó aquella noche y esperaba saberlo algún día.
El vampiro podía sentir una vibración en su pecho pero los recuerdos no llegaban.
—Comenzaron a convivir, a ti te habían echado del hotel y habías decidido enseñarle a Simón por tu cuenta, los dos comenzaron a sentir cosas por el otro ¿O no Ragnor?
—Sí, lo recuerdo como si hubiera sido ayer, Raphael trataba de evitar lo que sentía, pero no podía, Simón ya lo tenía medio colado—dijo Ragnor riendo— Saphael comenzó a florecer.
— ¿Saphael?— preguntó confundido Raphael.
Vio como Magnus le hacía una seña de que se callara, así el podía seguir.
—Pero la tranquilidad no duro mucho, Ethan tenía sus planes con Simón también y no eran nada bueno.
—Espera no te adelantes— dijo Ragnor— cuéntale del beso y del sexo con Simón, estás cortando las mejores partes.
Raphael abrió los ojos y la boca asombrada ¿Habían tenido sexo?
— ¿Q-Qué?
—Mira lo que haces, no Rapha solo no hagas caso ¿En que estábamos?
El celular de Ragnor comenzó a vibrar llamando la atención de todos, cuando vieron que el brujo se reía y comenzaba a levantarse la atención fue dirigida hacia él.
— ¿A dónde crees que vas?—pregunto Magnus.
—Mi cita se ha adelantado un poco—se disculpó Ragnor— no puedo hacerlo esperar con permiso, tengan una linda noche.
Y se alejó hacia la puerta.
—Creí que estaba saliendo con tu amiga de piel azul—dijo Raphael confundido.
Para después recordarse de chico vampiro que había visto con Simón, ese chico le había pedido una cita a Ragnor.
—Es toda una confusión— dijo Magnus— ¿En que estábamos?
Se dio cuenta que estaba pensando, el anochecer había llegado y estaba reteniendo la primera velada de la pareja por solo un capricho de él, no podía dejar eso, no podía dejar que Magnus se quedara en casa por él.
—Es mejor que lo dejemos hasta mañana—dijo Raphael— creo que debería descansar, no puedo recordar nada de Simón y debe ser por tanta información en mi cabeza.
Y tenía razón lo poco que le había contado de Simón no había podido recordar casi nada y eso lo frustraba un poco.
— ¿Estás seguro?— preguntó Magnus.
Raphael asintió.
—Sí, vayan a disfrutar su cena yo estaré aquí— contestó el vampiro.
Vio como Magnus lo abrazaba y se paraba para ir hacia donde estaba Alec y dirigirlo a la puerta.
—Si necesitas algo llámanos— dijo Magnus—te quiero.
Y se fueron también dejándolo solo, tenía que empezar a ver si podía recordar otras cosas.
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