(84)
RAPHAEL.
— Tú, estas castigado Raphael Santiago.
Sintió como un sentimiento de angustia mezclado con enojo subía por su cuerpo, Magnus no tenía el derecho a castigarlo, según todos él ya era adulto, con muchas décadas de vida y no necesitaba ser castigado, ni merecía escuchar esas palabras cuando había hecho algo bueno, había ido a ver a su pareja y poder saber si estaba bien y no estaba recibiendo ningún tipo de daño, no había ido solo Ragnor lo había llevado, también era culpable y a él no le estaban diciendo nada, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado para darle a entender que no le haría caso, ya estaba cansado de todo esto.
—A tu habitación Raphael —dijo Magnus molestó.
No podía creer lo que estaba escuchando, Magnus lo estaba mandando a su habitación ¡A su habitación! Como un niño pequeño y no es que estuviera solo para hacer esto menos vergonzoso, si no Alexander estaba presente al igual que Ragnor, que al parecer los dos habían optado por cerrar la boca y ver lo que sucedía ¿No podía sufrir en paz? Recordar el momento que pasó con Simón en tranquilidad.
—Tú no eres mi padre —musitó Raphael.
Sentía la necesidad de decirlo, sentía la necesidad de gritar que no necesitaba ser tratado como un chico incapaz de cuidarse solo o poder con los desafíos que se le presentaban con su amnesia, quería tener un poco más de libertad, poder volver a ser él, miró a Magnus que al parecer había sido como una cachetada lo que había recibido, podía notarlo en los demás que no estaba equivocado en su parecer, todos habían quedados asombrados dándose cuenta que había cometido un error, el mayor de los errores, estaba lastimando a un amigo, cuando estaba por pedirle perdón fue interrumpido por Magnus.
—Tú nunca tuviste padre Raphael— contesto Magnus con amargura.
Y eso también dolió más de lo que pensaba, porque no solo había recordado que no había tenido una figura paterna que los había abandonado dejándolos solos a merced de la persona que había dado su vida por ellos, si no había recordado que ella, a su luchadora, envejeciendo con los años, estaba comenzando a recordar.
Cayó al piso sentado cuando sintió que comenzaba a moverse a sus pies, como sus oídos se aturdían, a su alrededor vio como Magnus se tapaba su boca con sus manos sorprendido y se arrodillaba hasta donde estaba el para poder querer tocarlo, pero Raphael se alejó, estaba recreando recuerdos y todos ellos como protagonista su madre, donde los años que comenzaban a tocarla, otro donde él la veía desde lejos, a veces mientras ella dormía la miraba desde la ventana de su habitación para que nadie lo viera y pudieran ver que no habían envejecido nada, otro recuerdo donde podía escucharla hablar con sus hermanos y relatar recuerdos de cuando estaba él y hablaban de lo tanto que lo extrañaban, había perdido años a lado de ellos, podía sentir el sentimiento de temor en aquellos tiempos donde su cuerpo le decía que podía hacerles daños, podía sentir como una parte de su vida se iba con ellos.
Y todo lo completo cuando un recuerdo, el último recuerdo de todos le mostró lo más doloroso que su mente pudo mostrarle, era ella en un ataúd, ya anciana, con algunas arrugas, un rosario en sus manos y sus ojos cerrados ya sabiendo que no volverían a abrirse y él había tenido que verla desde lejos para no llamar la atención, para que no se asombrarán de que a pesar de tantos años el aún no envejecía y parecía un puberto entrando a la adultez, había tenido que estar en la muerte de su madre sabiendo que no había podido disfrutar sus años como deseaban, dejándola sola cuando le había prometido que sería su ayuda cuando creciera, una parte de él murió aquel día. Y no solo fue esa muerte que tuvo que aguantar ver con los años, si no de algunos de sus hermanos, haciendo que su corazón se derrumbara cada vez más, cuando pudo reaccionar y ver que sus oídos ya no estaban aturdidos o el suelo girando alzó la vista mirando como todos lo miraban con preocupación y ahí estaban todos volviendo a preocuparse.
— ¿Raphael estás bien?
—Raphael reacciona, por favor reacciona, Raphael.
Muchas voces entraban por su oído, y le costaba reaccionar, no podía sacar de su cabeza los recuerdos que habían llegado a su sistema, aún no había estado preparado para la muerte de su familia, era lo más doloroso que a una persona le podía suceder, miró a Magnus a los ojos, a sus ojos de gatos verdes amarillentos y pudo recordar la anécdota que el brujo le había contado hace años, su vida haciendo que no pudiera evitar sollozar. Magnus había pasado cosas peores que él, que nadie le gustaría ver, tampoco el brujo podía tener hijos y ahí estaba él tratando mal y diciéndole que no era su padre al único hombre que había tenido las agallas para cuidarlo y hacer todo por él.
—Lo siento— sollozó Raphael—lo siento.
Sintió como Magnus se tiraba encima de él y lo atrapaba en sus abrazos, mientras comenzaba a sollozar.
—No debí decirte eso, no era mi intención hacerte esto—dijo Magnus entre sus brazos—se por lo que estás pasando, sé que no es tu intensión decirme esas cosas.
Se abrazo a Magnus con fuerza, se había comportado como su padre todo los siglos desde que el comenzó la transformación y él se lo había olvidado, Magnus lo había consolado en la muerte de su madre y el no lo había acordado.
—Tú me ayudaste a superar la muerte de mi madre—dijo Raphael— tu eres mi padre Magnus, tú lo eres.
Pudo sentir como Magnus se ponía tenso y después se separaba para verlo, aquellos ojos gatunos lo miraban asombrados y sorprendidos.
— ¿R-Recuerdas eso?
El vampiro mayor asintió sintiendo el nudo en su garganta, aún le costaba poder decir que recordaba la muerte de su madre, algo que podría haberse olvidado para siempre así ahora no tuviera ese horrible sentimiento dentro de él, vio como Magnus miraba hacia arriba donde las otras dos personas habían quedado mirando la situación, el primero en hablar fue Alec.
— ¿Qué recuerdas Raphael? ¿Recuerdas a Simón?
Comenzó a negar, era estúpido que aún no lo recordara, como si su cabeza jugará con él. ¿Por qué aún no recordaba los momentos que había pasado con el chico de los ojos grisáceos? Ragnor comenzó a acercarse a él y cuando llego a su lado colocó su mano en su cabeza, para desordenar su pelo.
— ¿Como puede ser que recuerde eso? — le pregunto Magnus a Ragnor.
El vampiro mayor comenzó a rogar que esto pudiera ayudarlos en la recuperación de la amnesia, mientras veía como Magnus se volvía más vulnerable a sus ojos.
—Tendría que investigar un poco más lo sucedido.
— ¿Y si el interruptor a los recuerdos de Raphael es la tristeza? Algo que golpee sus emociones con fuerza.
Todos miraron a Alec que estaba cruzado de brazos con una mirada seria, por milésima vez estaba concordando con aquel chico, podía ser cierto, él había podido recordar esto por una pelea con Magnus, alguien que era importante en su vida, si podía suceder eso podía recordar a Simón de la misma manera, pudo sentir una opresión en su pecho.
—Puede ser cierto—dijo Raphael.
Todos se miraron entre sí, si podía lograr eso, podría sacar a Simón de aquel lugar y hacer que aquel chico con cual lo había visto en el hotel no se le acercara nunca más.
—No entraré en esto—dijo Magnus— claro que no lo haremos.
El vampiro miró a Ragnor, sabía lo suficiente que él no se rehusaría a probar algo nuevo.
—Podemos intentarlo.
Miro al Nephilim que asintió como forma de que iba a ayudar, volvió su vista a Magnus.
—No lo haré, no me mires con esa cara porque no entraré.
—Magnus— dijo Raphael en suplica.
—Claro que no—contesto Magnus.
—Por favor, necesito la ayuda de mi padre ¿O no me vas a ayudar a recordar a tu Simón? — pregunto Raphael.
Viendo como Magnus se quedaba helado y después suspiraba.
—Eso no se vale, pero está bien ayudaré—dijo Magnus
Sonrió, había valido la pena todo lo sucedido por que ahora habían encontrado una nueva forma de probar para ver si recordaba, se paró del suelo y ayudó a Magnus a pararlo para después mirar a los tres chicos presente.
—Comencemos con esto.
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