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RAPHAEL.

Siempre decían que el sufrimiento de una persona se veía después de algo que habían perdido o se había ido, eso es lo que estaba después de la ida de Simón había comenzado a ver las cosas distintas, dándose cuenta de que le había hecho y dicho, como cuando le había gritado de que no necesitaba de su atención en él, que no necesitaba un niñero cuando eso era mentira, le gustaba la atención que le daba Simón, la preocupación, cada momento que estaba cerca de él y no se lo había dicho, solo le había gritado no dándose cuenta de lo que debía haber sentido.

Y no le había podido decir de lo tanto que había disfrutado del beso, había sentido la desesperación de que no sé fuera y la frustración del primer momento que no se había podido dar, todo había pasado tan rápido, había hecho que ese momento fuera el indicado y se diera por una vez por toda y había sido tan sensacional, tan fuera de sí, había sido su primera vez que besaba a un chico o lo que él se acordaba y había sido tan hermoso, sus labios moviéndose con desesperación, como si se extrañaran, como si en verdad necesitaban de este beso de hace mucho tiempo, no se había sentido incómodo, al contrario eran tan familiares, ni tenía las palabras para decir que había sido, pero nada de eso lo sabía Simón, porque no se lo había dicho por cobarde.

Miró a su alrededor todo parecía ir tan lento, se sentía atontado y perdido ¿En serio se había ido? ¿Lo había dejado solo? ¿Lo volvería a ver? Sus ojos comenzaron a nublarse, un dolor incómodo se posó en su garganta rogándole que pudiera liberarlo en un sollozo, agarró de su pantalón con fuerza viendo como sus nudillos comenzaban a hacer fuerza, sus dientes comenzaron a chocar como si tuviera frio, tenía que llorar, lo necesitaba, había llorado cuando había perdido a su familia, cuando se enteró que ya tenía décadas de vida y los años ya habían acabado con las vidas de su madre y algunos de sus hermanos, mientras que los que quedaban ya estaba en su etapa de vejez, necesitaba llorar de nuevo por esta perdida, la pérdida de Simón Lewis, alguien que decía llamarse su pareja, alguien que había tenido paciencia para explicarle que ahora era un vampiro y paciencia para todo lo referido al tema y su pérdida de memoria, alguien con quien se estaba adaptando y aceptando que podía ser pareja, necesitaba llorar porque había comenzado a tener un cariño por él y ahora lo había perdido.

Y toda la culpa se la echaba a él, el tenía la culpa de que Simón se lo llevarán por que no recordaba nada de su vida pasada, de las cosas que había hecho mientras era vampiro, de la muchacha de la fotografía, de su personalidad antigua y parecía que todos dependían de eso, del antiguo Raphael alguien que él no podía darles aunque se esforzará y fue inevitable parar un sollozo, viendo como Magnus y Ragnor prestaban atención a él, dejando las cosas que estaban haciendo, viendo como Magnus se arrodillaba frente a él.

—Rapha, no llores cariño, todo va a estar bien, no vamos a dejar que Simón esté allá por mucho tiempo— dijo Magnus.

Pero Magnus no lo entendía, era su culpa de todo lo que estaba pasando, de no recordar las cosas, de hacer la vida más difícil para los que lo rodeaban ¡Había hecho que Simón se fuera por él! Y ni sabía dónde había ido a parar ¿Y si Simón había ido a parar a una escalofriante casa de centenares de vampiros? Peor ¿Y si Simón se enamoraba allá prestándole atención a otros chicos o chicas?

—Necesito recordar todo con urgencia—dijo Raphael.

Le había prometido a Simón que recordaría todo e iría en su búsqueda, y lo haría, con la más rapidez que pudiera lograr porque a pesar de que Simón también había prometido que lo esperaría, no podía confiar en que el cariño que por el sentía fuera a parar a otra persona, aún no entendía el significado de pareja en los vampiros, menos como se elegían y por qué era tan importante para ellos, pero lo único que sabía y que estaba tratando de aceptar es que por alguna razón él y Simón eran eso, pero nada le aseguraba que podía fallarle, los mundanos lo hacían, tenían su pareja y a la vez andaban con otra ¿Qué podría tener en diferente la pareja mundana con lo de vampiros?

—Lo haremos Raphael, solo un poco de paciencia— dijo Ragnor— he llamado a Catarina y Tessa está en camino.

¿Quién rayos eran esas mujeres? No necesitaba ninguna de ellas, ni sabían que podían hacer, solo quería recordar todo, ahora.

—Tenemos que buscar un plan B, Simón está con aquella mujer en quién sabe dónde y haciendo quien sabe qué—dijo Raphael parándose del lugar dejando a un lado a Magnus— no puedo dejar que se quede allá.

Comenzó a caminar por la sala, los nervios, imaginando las mil y unas torturas que debía estar sufriendo su Simón, porque si él se había ido de aquel lugar era porque no había sido nada bueno.

—Paciencia Rapha, nada puede salir bien si se hace a las apuradas— dijo Ragnor.

—Unos de mis niños acaba de ir a parar a la casa de Camille y aunque me agrada, no me gusta la idea de que esté allá— dijo Magnus.

Y eso lo alarmaba más, porque los dos brujos presentes parecían conocer a la tal Camille y no parecían muy confiado hacia su persona, eso no lo tranquilizaba para nada, no podía negarlo, Camille era todo una diosa, tenía un cuerpo de infiernos, su cara parecía haber sido hecho por un especialista en belleza y parecía de porcelana al mezclarse con su color de piel, no había notado ninguna imperfección en ella y podía asegurar que cada persona que la viera quedaría embobado a verla, entregando a su vida para poder estar cerca, pero a Raphael no le había llamado nada la atención, porque a saber que era ella la mujer que se lo llevaría, mejor dicho a Simón las expectativas que tenía sobre ella habían caído.

—Tenemos que hacer algo ahora Ragnor, Magnus—dijo Raphael mirándolos a los dos—Simón es mi pareja, me cuenta aceptarlo, pero lo estoy llevando y si está en peligro debo hacer algo ¿O eso es lo que no hacia el antiguo Raphael?

—Llamaré a Alexander y veré si podemos hacer algo— dijo Magnus sacando su celular—pero tú no harás nada ¿Entendido?

No era así como las cosas quería que salieran, esperaba un "Oh tienes razón Raphael vamos a ir ahora mismo a sacar a Simón de aquel lugar" pero no está respuesta.

— ¿No puedo hacer nada? — Preguntó Raphael ofendido.

—No— contestaron Ragnor y Magnus a la vez.

— ¡Eso no es justo! — gritó Raphael.

Pero al parecer Ragnor se había interesado más en un libro que contestar a su grito y Magnus había evitado contestarle ya que al parecer el niño Nephilim le había contestado la llamada ¿Cómo es que podían estar tan relajados cuando acababa de irse Simón?

— ¿Alguien piensa en contestarme? —preguntó Raphael.

Pero de nuevo ninguna respuesta haciendo que comenzará a caminar fuera del lugar enojado, pero comenzó a marearse en el camino, un recuerdo estaba pasando frente a sus ojos y no podía evitarlo, el esta besando a Simón en esa parte de la casa, estaba de espalda a una de las paredes mientras que el se besaban sin discreción, los sentimientos flotaban por el lugar, deseo, amor, confusión y fascinación hacia el otro, tuvo que sostenerse de la puerta viendo como sus ojos no evitaban largar unas lágrimas ¿Ya se había besado antes con Simón?¿Por qué se había olvidado de aquel beso? se amaban. Un sollozo resonó en todo el lugar, ni podía imaginar lo que debía haber sufrido Simón al ver que no lo recordaba, que aún no podía recordarlo, ni podía imaginar el daño que le hacía cada vez que estaban juntos, le dolía todo esto, le dolía como los infiernos todo este asunto.

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