(75)
SIMÓN
Todos dentro de la sala lo miraron asombrado y a la vez preocupados, sabía que era algo loco lo que estaba por hacer, ofrecerse a las manos de una mujer peligrosa que podía manipularlo y hacer su vida una miseria, llena de dolor, desgracia y tristeza, pero ver a Raphael en estos momentos así tan vulnerable y tan distinto a lo que era antes, hacía pensarlo solo una vez, haría que Raphael disfrutara sus días sin recordar todas las amarguras que le había traído la vida, que pudiera vivir una vida normal mientras llegará Tessa y si ella no podía ayudar a Raphael con sus recuerdos, por lo menos salvarlo de alguien como Camille, se lo debía a Raphael, este le había salvado la vida y ahora debía devolverle el favor.
—Claro que no, podemos buscar otras cosas y hacer que ninguno de los dos se vayan—dijo Magnus caminando por la sala.
Miró a Raphael que lo miraba asombrado, esto es lo que hubiera hecho el si estaban en la misma situación, no dejaría que le hicieran daño.
—Tú lo dijiste, Camille no recibe un no como respuesta— dijo Simón.
—Te prohíbo hacer esto Simón— dijo Magnus enfadado—Ragnor dile algo.
Las cosas en aquella sala se habían tensado un poco, nunca había creído la reacción de Magnus sobre aquello, parecía enfadado.
—Estoy de lado de Simón, está tratando de salvar a Raphael de las garras de Camille—dijo Ragnor alzando sus hombros— sabes que no me gusta esto, pero sé lo que está tratando de hacer.
Por lo menor Ragnor lo estaba entendiendo, todo esto era para el bien de Raphael.
— ¿Qué? No Ragnor no—dijo Magnus— ninguno de ellos dos van a dejar esta casa.
Simón comenzó a caminar hasta Magnus quedando frente a él.
—Estoy haciendo esto por Rapha, entiéndelo Magnus—le dijo Simón— estoy salvando a tu hijo.
Vio como Magnus se ponía serio y después cambiaba a tristeza.
—Tú también eres mi hijo— dijo Magnus— desde que llegaste acá, tú y Raphael son mis niños.
Siempre había visto a Magnus como alguna figura paterna, solo que más brillante y liberal, y ahora mismo que escuchaba esto, todo se había congelado y le hacía poner un poco mal.
— ¿Y yo que soy?— preguntó Ragnor.
Acabando con el momento.
—Tú eres un pastelito verde— le contestó Magnus.
Haciendo que Simón sonriera un poco, pero de nuevo la mirada de Magnus había vuelto a él.
—No hagas esto Simón.
Pero comenzó a negar, no podía pedirle esto, necesitaba reponer todo el daño que le había hecho a Raphael, los peligros en los que le había metido, debía reponer todo.
—No puedo hacerte caso Magnus, tengo que hacer esto—dijo Simón.
Dándose vuelta y sonriéndole a un Raphael atónito para comenzar a caminar hacia la puerta de la salida, tenía tantas cosas que aclarar, como el vacío que sentiría cuando estuviera lejos de Raphael ¿O cómo podría decirle a Raphael que hacer o no hacer? ¿Quién vigilará al mayor? Tenía que asegurarse de que nada haría cambiar su opinión de ida, ya basta de estar ocultándose del miedo o detrás de una persona, alguien ya había salido herido culpa de él, nadie más merecía esto, menos que Raphael sufriera de nuevo, caminó por los pasillos en dirección a su habitación, allí nadie molestaría para hacerlo dudar de su decisión, podría estar pensando solo hasta que llegara Camille y así al fin ofrecerse como intercambio, les dejaría algunas notas a Raphael para que después la leyera y mataría su tiempo algunas horas.
— ¡Simón!
O solo tendría una conversación larga con Raphael y nada más, se volteó mirando como el mayor se acercaba a él preocupado, aún no podía acostumbrarse a mirarlo sin algunas de sus chaquetas, seguía siendo incómodo y extraño.
—No debes hacer esto por mí, puedo ir yo—dijo Raphael.
Comenzó a negar, claro que él no podía ir, debía quedarse en este lugar y esperar que sus recuerdos regresaran, aunque tardarán días, meses, años.
—Claro que debo hacerlo, necesito hacer esto— respondió Simón.
Vio como era el turno de Raphael para negar.
—Crees que soy débil, pero no lo soy— dijo Raphael— puedo con este asunto.
El menor dejó escapar una carcajada con amargura.
—No eres débil Raphael, solo déjame hacer esto— dijo Simón—por favor.
—Esta es mi problema, Camille viene por mí no por ti— contesto Raphael.
Los ojos de Simón comenzaron a llenarse de lágrimas, haciendo un esfuerzo para que no comiencen a salir.
—Ven conmigo, debo mostrarte algo—dijo Simón extendiendo su mano.
Pero esta vez Raphael no se la recibió, haciendo que Simón sintiera un dolor en su pecho, comenzó a caminar siendo seguido por el mayor, sabía que no debía mostrarle aquella habitación solo le daría daño, pero necesitaba hacerle entender por qué debía quedarse en la casa y no irse.
—Solo quiero un bien para ti Raphael— dijo Simón amargado.
— ¿Y qué sucede con el tuyo?
No pudo responderle, lo dirigió por los pasillos para llegar hasta aquella puerta de dos hojas, aquella que había cerrado con llaves para que Raphael no entre nunca más.
—Dijiste que este cuarto estaba prohibido, Magnus y Ragnor también me lo dijeron—dijo Raphael.
Simón sacó una pequeña llave de su bolsillo.
—Es tu día de suerte—respondió Simón.
Caminando hasta la cerradura, colocando la llave mientras la hacía girar y el ruido de desbloqueo resonaba en sus oídos, empujó la puerta que se abrió en par en par y entro para prender la luz mostrando aquel cuarto con cuadros de Raphael y Annamarie.
—Soy yo—dijo Raphael asombrado— ¿Quién es ella?
El vampiro mayor se había metido a la sala mirando los cuadros de más de cerca.
—Si eres tú—dijo Simón— y ella es Annamarie, un viejo amor tuyo.
Vio como Raphael se acercaba a unos de los cuadros y tocaba el vestido dibujado de la chica.
— ¿Qué sucedió?
—Por eso te traje aquí, debes quedarte, tienes que recordar todo lo sucedido— dijo Simón desde su lugar.
Estaba mirando hacia otro lado, no quería ver como Raphael miraba así a aquella mujer después del daño que le había hecho.
—Dijiste que somos parejas— dijo Raphael.
—Lo somos—le contesto Simón.
— ¿Entonces porque tengo fotos con esta mujer? ¿Por qué la miro con amor? ¿Por qué siento esto? ¿Por qué no me dejas hacer esto solo?
Simón lo miró esperando una explicación ¿Sentir qué?
—Solo quiero hacer algo bien—dijo Simón— déjame hacer algo por ti una vez en mi vida.
—No necesito que seas mi niñero.
Y está vez Simón no pudo evitar llorar, largar un sonoro sollozo mientras trataba de ocultarlo de la vista de Raphael no podía contra el mayor, no podía mostrarse fuerte cuando en verdad se sentía vulnerable a la vista de Raphael.
—Simón, lo siento no quise tratarte así—dijo Raphael acercándose a él.
Haciendo que Simón caminara hasta sus brazos y lo abrazara sorprendiéndolo, rodeando con sus manos su cuello y abrazándolo con fuerza sin dejar de sollozar.
—Solo déjame hacer esto por ti Raphael— pidió Simón mientras se lo decía al oído— por favor.
Pero fue el turno de él para sorprenderse cuando fue alejado y sintió como Raphael salía del lugar sin decir nada, haciendo que Simón comenzará a llorar peor, cayendo de rodillas al piso aprovecho para desahogarse.
Horas después Simón sentía sus ojos arder y su cara más que empapada, con su brazo izquierdo aprovechó para pasarla por su nariz aún no entendía como algunas personas lloraban y no les pasaba los mismo, el debía estar hecho un asco, se paró con pesadez y comenzó a salir de aquella habitación para dirigirse hacia su habitación y así poder lavar su cara y cambiarse para la reunión con Camille, no había cambiado de opinión y no lo haría. Al llegar hacia su habitación y entrar para ir directo al baño para lavar su cara, no se percató que su habitación ya no estaba desordenada, y era raro porque él no había limpiado su habitación desde hace semanas, debía ser Ragnor o Magnus quien había hecho un poco de ayuda mágica, cuando vio que su cara ya estaba normal, aprovechó para cambiarse y verse un poco más formal de lo que se vestía, una pequeña chaqueta que le había pedido prestada a Raphael, un pantalón ajustado y unos borcegos, desparramó sus pelos y salió de aquella habitación para ir a esperar a la invitada.
—No debes hacer esto.
Trató de evitarlo como había hecho el, si iba a hacer esto y ni el podría hacerlo cambiar de opinión, siguió caminando.
—Simón no debes hacer esto— volvió a repetir Raphael.
Pero de nuevo nada, no le dio ningún tipo de respuesta.
— ¡Mírame ahora mismo!
Y está vez obedeció, Raphael estaba a unos metros de él parecía haber estado llorando, su ropa estaba arrugada y lo miraba con tristeza.
—Esto es por ti Raphael— contestó Simón.
Pero el mayor comenzó a negar mientras comenzaba a acercarse.
—Somos parejas, no puedes alejarte de mí—dijo Raphael.
—Ni me recuerdas Raphael— dijo Simón— deja de decir que somos parejas si no lo crees en verdad.
—Toma tiempo en aceptar algo así.
—Entonces déjame hacer mi deber— contesto Simón para darse vuelta.
Pero no pudo, porque Raphael lo estaba sosteniendo de la chaqueta y estaba empujándolo hacia él para poder juntar sus labios, había extrañado esos labios más de lo que podía imaginar, esos labios tan suaves y a la vez tan sabrosos que estaban comenzando a moverse al compás de los suyos, haciéndolo perder de todo, de lo que habían hablado antes, de la pelea, del mundo, pero el beso duro poco, porque Simón reaccionó separándose al momento, Raphael no podía usar esto para que el no fuera.
—No puedo con esto—dijo Simón volteando para caminar a la sala.
Esperó que Raphael apareciera pero no lo hizo, si no Ragnor y Magnus que se sentaron en el sillón que estaba al lado del él, también esperando a aquella mujer.
—Simón— comenzó a decir Magnus.
— Déjame hacer esto—dijo Simón mirando al piso.
Podía escuchar como golpes de tacos venían resonando fuera del lugar y como un olor a perfumes aparecía por el ambiente, ella ya había llegado, Magnus hizo su magia y abrió las puertas esperando que Camille llegará hasta ellos, a Simón se había comenzado a poner nervioso por la ocasión, ¿Y si no lo lograba? ¿Y si Camille quería si o si a Raphael? No podía dejar que eso sucediera, antes de que la mujer entrará a la habitación sintió como Raphael se sentaba a su lado, agarrando de su mano y susurrando unas palabras que lo sorprendió.
—Prometo recordarte— susurró Raphael—e ir en tu búsqueda.
Simón lo miró con ternura y le dedicó una pequeña sonrisa.
—Prometo esperarte.
Y Camille entró al lugar haciendo que todos llevarán su vista a ella, tenía un vestido negro pegado al cuerpo no dejando escapar ninguna curva, su pelo iba ondeado haciendo que su cara fuera el foco de atención, la mujer era bellísima pero en su mirada se notaba lo peligrosa que era aunque ahora mismo estuviera sonriendo.
—Magnus, Ragnor— dijo Camille— Raphael y...
—Simón.
Vio como caminaba hasta el sillón vacío y se sentaba con suma delicadeza, cruzando una de sus piernas por arriba de la otra.
—Ya saben a que vengo aquí ¿O no?
—Hagamos un intercambio ¿Qué te parece?— preguntó Simón.
Era la primera vez que él hablaba así y eso lo ponía nervioso, porque ni Magnus y Ragnor tenían ningún tipo de interés en hablar.
— ¿Un intercambio?— preguntó la mujer sin dejar de sonreír.
—Claro que no—dijo Magnus interrumpiendo—Camille no necesitas hacer esto, deja que Raphael se quede aquí, tú lo corriste del hotel, no tienes nada que venir a hacer aquí.
Pero la mujer no sé inmutó con lo que le dijo Magnus al contrario sonrió con mucha más maldad.
—Raphael es de mi clan y las cosas que vaya a hacer con él son mis problemas.
Claro que no, no se llevaría a Raphael de aquí.
—Me ofrezco como intercambio de él— dijo Simón.
Haciendo que la mujer se sorprendiera y lo mirará por unos momentos.
— ¿Por qué quieres hacer eso novato?
—Porque haré todo lo que me digas si dejas que Raphael se quede aquí—dijo Simón— seré fiel a cada cosa que órdenes Camille.
Vio como la mujer remojaba sus labios y en sus ojos aparecían chispas de maldad.
—Acepto el intercambio.
—Camille no hagas esto— le rogó Magnus—por favor no hagas esto.
Pero la mujer no le hizo caso parándose y mirándolo por unos minutos.
—Deje que Raphael se quedará aquí— dijo la mujer— no molestes Magnus.
Y comenzó a caminar hacia la salida para después parar y volver su vista a ellos.
—Vamos novato.
Haciendo que Simón se levantará y comenzará a caminar detrás de ella, todo había funcionado a la perfección ¿Pero quién le aseguraba que después de un rato todo estaría bien? ¿Y el vacío de su pecho por estar lejos de su pareja? Ya estaba sintiendo que las cosas iban a ir mal después de esto.
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