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SIMÓN

Corrió hacia la habitación con tanta rapidez que chocó con una pared, rompió un jarrón caro y casi cae de cara al piso, pero pudo mantener equilibrio y no hacerlo, era inútil para correr, esto era doloroso. No entendía lo que sucedía, no eran novios, su relación era rara ya que antes de esto Raphael no creía en el amor, pero habían avanzado mucho y esperaban que después de todo lo que sucedió pudieran reforzar el vínculo de pareja, poder llevarlo a nuevos avances y poder llevarse bien los dos, pero ya no lo recordaba, ni recordaba que le gustarán los chicos y eso era malo, lo confundía y lo hacía amargar ¿Cómo le diría a alguien que no le gustaban los chicos que ahora era pareja de uno? No se lo diría, haría que la "amistad" que tenían ahora se volviera más extraña de lo que era.

Raphael merecía saber las cosas a su tiempo, como fue que llegó a ser un vampiro, como su personalidad había cambiado, su relación con Annamarie y el resentimiento que hubo entre ellos, también debía saber cuándo lo salvó y lo adiestró a él, los besos, las confusiones, el sexo y el cariño que se tenían. "Tiempo al tiempo "su madre sabía decirlo siempre, nada servía si se hacía todo allí nomás, podías confundir a una persona o todo podrían salir peor y lo que menos quería era que Raphael lo mirara con asco. Al llegar a su pieza y cerrarla con seguro, aprovechó para llorar, cayendo al piso, esto parecía a tan saga Lux cuando Deamon se fue y la atacó en un supermercado porque no la recordaba, pero después la chica se había enterado que lo fingió y si la recordaba, Simón quería pensar eso, que Raphael solo lo fingía y en verdad lo recordaba, pero esto no era un libro, esto era la vida real.

Tocó con cuidado donde los colmillos de Raphael se habían incrustados, Raphael era su pareja ahora ¿Qué pasaría si las cosas no funcionaban entre ellos dos y Raphael se enamorará de otra persona? ¿Los dos seguirían estando atados a pesar de estar con otras personas? ¿Siempre habría algo que los empujara a recordarse aunque Raphael no lo hiciera? cerró los ojos y trató de no pensar en eso, todo se solucionaría, la mujer llamada Tessa vendría y podría regresarle todos los recuerdos a Raphael y así los dos podrían enfocarse en su relación, todo esto sería un mal momento pero nada más. Miró sus libros que estaban desparramados por la habitación, podría leer uno y así no recordar todo lo que sucedía, pero no le interesaba leer ahora, no cuando Raphael no lo recordaba.

— ¿Por qué a Raphael?— preguntó Simón a la nada.

El no tenía la culpa de esto, el merecía estar bien, ser feliz y poder hacer su vida sin ningún problema, pero desde que él había llegado su vida lo había metido en problemas y no quería meterlo en problemas. Trató de pensar en su madre o en Reb, algo que ellas hubieran dicho y así pudiera continuar con esto, porque debía hacerlo, se lo debía a Raphael por todo lo que había hecho por el, tenía que protegerlo mientras estuviera débil o confundido, vigilar que se enterará las cosas a su tiempo, que pudiera seguir con su vida aunque no tuviera sus recuerdos. La puerta fue golpeada y Simón solo volteó la cabeza sintiendo el aroma de témperas con frutas detrás de ella, pero no quiso abrir, no estaba de humor para hablar con Clarissa ¿No era que ya se habían ido? ¿A qué viene ahora?

—Simón, abre esa puerta, tenemos que hablar— dijo Clary.

—Estoy ocupado—contestó Simón sin moverse.

Con lo que había cambiado la pelirroja no esperaba nada bueno en sus palabras, hablar terminaría peleando como siempre y si lo pensaba bien sabía que venía a hablar sobre Raphael y si llegaba hablar mal de Raphael todo esto se haría una guerra.

—Simón sabes que puedo entrar.

El no contestó, esperaba que se cansara y se fuera, pero no fue así, en la parte del medio de la puerta comenzó a aparecer un dibujo raro como los Nephilim sabían hacer y la puerta se abrió, mostrando a Clarissa del otro lado acomodando su pelo.

—Magnus se va a enojar por eso—dijo Simón— ¿Qué quieres?

La pelirroja entró a la habitación cerrando la puerta detrás de ella.

—Esta habitación es un basurero—dijo Clary— debemos hablar.

—Habla entonces—dijo Simón.

Vio como Clarissa corría algunos libros y se sentaba en el suelo a unos pocos centímetros de él.

—Odio verte así Simón—suspiro la muchacha.

Simón alzó sus hombros.

—Suele pasar cuando tú pareja no te reconoce.

— ¿Ya se marcaron?

El chico volteó su cabeza y le mostró donde estaba las dos pequeñas cicatrices y después volvió su cabeza a su lugar, se sentía orgulloso de la marca, porque si se mantenía aun presente significaba que había funcionado bien porque el amor era mutuo.

— ¿No fue una decisión muy rápida?

—Fue la única que teníamos a mano— dijo Simón.

Hubo un pequeño silencio.

— ¿Y si es por eso?— preguntó Clary.

— ¿Por qué?— preguntó Simón confundido.

—Raphael no te recuerda porque sus marcas no fue por decisión propia, si no fue a las apuradas por un peligro que te acechaba— dijo Clary— y si solo lo hizo para ayudarte, no porque te quisiera.

Simón quedó sorprendido por lo que estaba diciendo Clary ¿Y si tenía razón? No, claro que no, ellos se amaban.

—Raphael Santiago es conocido por ser desagradable con todos ¿Crees que tú lo cambiarias?— añadió la pelirroja— nadie cambia a un subterráneo.

— ¿Desde cuándo conoces tú a los subterráneos?— Preguntó molesto Simón.

—El instituto me ha informado de cada uno de ellos—dijo Clary.

Simón comenzó a reír divertido, pero con dolor por tener que escuchar aquello.

—El instituto no sirve para nada—escupió Simón.

—No hables así de ello.

—Voy a decir todo lo que se me dé las ganas—dijo Simón— ¿Crees que por ver una foto de un subterráneo y leer su información personal ya es malo? Santos cielos Clarissa te has convertido en una tremenda estúpida.

—El instituto sabe cómo son las cosas—dijo Clary

—Lo único que saben es como arruinar la vida de personas— dijo Simón.

Clarissa se paró y Simón también, si tenían que hablar lo harían ya estaba cansado de su ego Nephilim, iba a bajarle los humos si debía hacerlo.

—Tu ni tenías que estar en este mundo— dijo Clary— no conoces nada de este mundo.

—Y tu menos Clarissa, acuérdate que tú también eres novata en esto—dijo Simón.

—No conoces a los subterráneos Simón, déjalos de defenderlos ¡Por el ángel!—chillo Clary— están infectados por sangre de demonios.

—Soy un subterráneo Clarissa— dijo Simón cruzándose de brazos—y son agradables.

La vio arrimarse a una pared y hacer una runa en la parte alta, para después comenzar a hacerse un portal.

—Los subterráneos son partes demonios Simón— dijo Clary antes de irse— ¿Qué te hace pensar que tú y Raphael van a poder estar juntos?

Y se fue desapareciendo el portal detrás de ella y una marca nueva en la pared, Simón caminó hacia la cama y se tiró en ella, Clarissa era toda una perra, ya está, ya lo había dicho. La puerta comenzó a abrirse y Simón rodó para ver quién era, si era Ragnor bienvenido sea, pero si era Magnus y Alec los echaría a patadas con su amor volando en los aires, aunque no era ninguno de esos tres si no Raphael.

—Creí que estabas durmiendo—dijo Raphael.

—Los vampiros no duermen Raphael— dijo Simón divertido.

Raphael aún tenía ese aspecto de todo un hombre malo, pero escucharlo hacia parecerlo como un gatito pequeño y adorable.

— Quería fijarme si estabas bien— dijo Raphael rascando su cuello— ya sabes por lo de la cocina, no quiero que estés así por no recordarte.

—Está todo bien Rapha— dijo Simón.

El vampiro mayor comenzó a moverse nervioso en el umbral de la puerta.

—Y perdón por no pensar en la respuesta— dijo Raphael— puede que en verdad tú y yo estamos juntos, lamento no haberlo pensado.

—Rapha​ no tienes por qué disculparte—dijo Simón— yo tengo que disculparme contigo, tu estarías bien si no fuera por qué me conociste.

Raphael comenzó a morder sus labios y miró el piso.

— ¿Puedo llevarme uno?

Lo vio agacharse y tomar uno, mientras ojeaba su tapa con curiosidad.

— ¿Nos veremos más tarde?— preguntó Raphael.

—Claro que si—dijo Simón.

Vio la sonrisa del mayor y después cerró la puerta cuando salió, Clarissa no sabía nada de los subterráneos, todos podían amar, todos.

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