(67)
SIMÓN
—Sé cómo puedo hacer que el vampiro regrese— dijo Clary.
A Simón se le pasaron tantas cosas por su cabeza, teorías como que su mejor amiga había venido a burlarse de la ocasión o que había venido a asegurarse de que estuviera Raphael en verdad muerto, por esas razones le costó tanto no tensarse a sentir el contacto de la mano de la pelirroja en su hombro.
—Simón confía en mí—volvió a decir la chica casi suplicando.
¿Había vuelto su mejor amiga a ser lo que era? ¿O todo era una trampa y engaño del momento? No podía confiar en ella ahora mismo, no cuando se trata de la importancia de la vida de Raphael, tenía que ser cuidadoso con ello.
—Simón— dijo Alec poniéndose al lado de Clary— juro por el ángel que las palabras de la pelirroja no hay nada más que tratar de ayudar.
Simón asintió, confiaba más en Alec que en su mejor amiga y Clary lo había notado, haciendo que el vampiro viera el dolor en su cara, tenía que saber que ya no era lo mismo la relación de amistad, algo se había roto hace un tiempo.
—Salva a mi pareja Clarissa— dijo Simón— te lo pido, salva a mi pareja Clary.
La vio asentir y entrar a la sala por delante de él, seguido de Jace que no la dejaba sola ni un minuto, después la hermana de Alec que había dejado un aroma a perfume en el recorrido cuando había largado su pelo hacia atrás, la chica era hermosa y Simón no lo negaba, pudo ver una pequeña sonrisa de su parte, sintió una mano en el hombro y después ser empujado hacia adentro de la habitación con lentitud, agradecía que Alec hiciera eso porque si fuese por él y su cuerpo no hubiese reaccionado y todavía seguiría tildado en su lugar.
—Nephilim, no es necesario su presencia aquí—dijo Magnus un poco frustrado— si no lo han visto, que creo que no lo han hecho, estamos en una situación importante y urgente.
Mirándolo, Magnus tenía una bata de colores prendida a su cuerpo y sus ojos de verdes amarillentos de gatos parecían cansados e hinchados, el delineado que sabía tener ahora estaba medio corrido por un poco bajo de sus ojos y no podía no evitar notar que desde que había entrado estaba respirando con dificultad, él también estaba sufriendo lo que le había pasado a Raphael y lo sabía, quería bastante a Raphael aunque no lo demostrará tanto era como su hijo, Simón dirigió su mirada a Ragnor que estaba preparando algún tipo de aceite en una taza con rapidez en una de las orillas de la habitación pero no lejos de sus amigos.
—Vine a ayudar brujo— dijo Clary.
Vio a Magnus a punto de decir algo cuando cayó de rodillas al piso logrando apoyar sus manos a tiempos para no caer de cara, el primero en correr hacia él fue Alec que lo ayudó a levantarse, Simón pudo ver como el brujo colocó casi todo su peso y su cabeza en el pecho del Nephilim, el chico se sonrojó un poco.
—Gracias Alexander.
—N-No tiene por que agradecer— dijo Alec.
Pensó en lo que podría decir Raphael y no pudo evitar mirarlo ¿Algo así parecido serían ellos dos? Le gustaba un poco la idea.
—Despierta Rapha— susurró Simón— vuelve conmigo, aún soy un novato, necesito que me guíes en esto.
El cuerpo de Raphael empezó a moverse en la mesa como si comenzará a tener convulsiones y de su boca empezó a largar sangre, corrió hasta donde estaba él y se apoyó en la mesa casi horrorizado mirando la situación.
—Raphael— dijo Simón— Raphael aguanta, solo un poco más.
Miró con terror a Magnus buscando de su ayuda, pero parecía tan agotado al igual que Ragnor, no podía pedirle que sobrepasará sus límites de energía, no así, no quería que nadie más saliera lastimado, el cuerpo de Raphael no dejaba de convulsionar y eso lo hizo desesperar, quería llorar pero tenía que hacer algo urgente, tenía que salvarlo y quedaba solo una opción.
—Clary—la llamo Simón sin dejar de mirar a Raphael.
La pelirroja corrió hacia donde estaba el y detrás de ella el rubio, no se le despegaba ni un segundo, era incómodo, pero no dijo nada, la miró y esperó que ella entendiera que en su mirada le estaba suplicando su ayuda.
—Lo ayudaré.
Vio como sacaba su estela y la sostenía con agilidad en sus dedos.
— ¡Oye! ¿Qué haces?— Preguntó Magnus apartándose de Alec— sabes que no puedes usar runas en subterráneo Nephilim, lo terminarás matando.
—Alec has callar a tu brujo así terminamos con esto de una vez—dijo Jace de mala manera.
—N-No es mi brujo— dijo Alec sonrojado—E-El es Magnus Bane, no es de nadie.
Simón no podía no dejar de mirar a Raphael, que aunque le hubiese gustado ver alguna sonrisa por parte de Magnus por lo que había dicho el Nephilim algo peor estaba pasando y era que su pareja estaba perdiendo mucha sangre por su boca como por la herida que parecía estar infectada, las venas negras habían aumentado y se estaban distribuyendo por todo el cuerpo, cada segundo parecía más muerto que vivo, Clary a su lado se dibujó algo en la palma de su mano con la estela no pudo ver y al finalizarlo colocó su mano en la herida de Raphael, pero no estaba pasando nada como debía estar sucediendo.
—Dale, tu puedes—sintió susurrar a Clary.
Simón mordió su labio con un poco de fuerza, quería gritar de frustración porque no había funcionado, Raphael no tenía salvación y todo había pasado por su culpa, ¡Raphael moriría por su culpa! Era un asesino, un cómplice, el lo había dejado solo en aquel lugar, cuando estaba por llorar de frustración y golpear con fuerza la mesa, sus ojos empezaron a notar un brillo blanco salir de la palma de la mano de Clary directo a la herida, la luz empezó a aumentar haciendo que Simón volteara porque sus ojos no podían soportar tanto el brillo, le estaban empezando a arder.
—Bien Clary, un poco más—pudo escuchar a Jace alentarla.
—Bien— dijo Izzy— esto es fantástico.
El brillo duró solo unos segundos y después desapareció, la sala había dejado de brillar, pero cuando sintió un pequeño gritó por parte de Ragnor eso hizo que Simón se diera vuelta y viera que era lo que había hecho gritar a su amigo, ahogó un pequeño grito colocando sus manos en su boca sorprendido, la herida de Raphael estaba cerrándose con prisa y las venas negras en su cuerpo estaban desapareciendo, la sangre de su boca había dejado de salir, eso significaba que.
—Lo salvaste— dijo Magnus caminando hasta Raphael asombrado—lo salvó ¿Lo salvó?
Simón tomó la mano de Raphael con cuidado y la colocó en su pecho apretándola con fuerza.
—Raphael— lo llamó Simón— ¿Cariño?
Había deseado llamarlo así por tantos días esperaba que despertará a escuchar llamarlo así.
—No va a despertar ahora mismo, tiene que recuperarse por tanta sangre que ha largado—dijo Ragnor.
Vio al brujo alejar a Magnus con cuidado de la mesa y tomó una taza diferente de la mesa donde estaba preparando cosas de brujos, vio como Izzy lo ayudaba a levantar la cabeza de Raphael y Ragnor aprovechó para darle de beber un líquido que olía horrendo.
—La sangre volverá a su cuerpo en unos minutos—dijo Ragnor suspirando—no puedo con estos sustos, ya tengo muchos siglos de vida y no me apetece tener que aguantar esto una vez más.
—Querido amigo—dijo Magnus apoyando su peso en la mesa con cansancio— de vez en cuando hay que tener un poco de aventuras en tu vida.
Simón beso la palma de la mano de Raphael con cuidado, dejando que en ese beso salieran todo los sentimientos que había sufrido unos minutos antes, Raphael estaba bien, bueno eso lo decía Magnus y Ragnor, después de eso llevo la mano a su mejilla mientras cerraba los ojos cansado y feliz.
—Tienes que reponer tus energías Magnus— dijo Ragnor tomando una taza y la bebió.
—Sabes que no puedo reponer mi energías como tu—dijo Magnus tratando de respirar.
Simón alzó su mirada y lo miró con atención, Magnus parecía a punto de desmayarse, no lo había escuchado quejarse de lo mal que se veía su aspecto o algo que sabía decir, y eso significaba que no estaba bien.
— ¿Qué necesitas entonces para sentirte mejor?— preguntó Alec.
Vio a Magnus sonreír con dificultad y miró a Ragnor que fue el que empezó a hablar.
—Magnus no es como nosotros, su fuente de energía es distinta a la mía o a la de cualquier brujo, él necesita absorber energía de personas— explicó Ragnor ya recuperado.
— ¿De personas?— preguntó Simón confundido.
Que se sentía curioso, sin sacar la mano de Raphael de su mejilla ¿Qué clase brujo era si se reponía cuando tomaba la energía de personas? El vampiro mayor no le había contado sobre eso.
—Entonces toma mi energía— dijo Izzy estirando su mano— no creo que la necesite por hoy.
—Necesito otro tipo de energía— dijo Magnus con una pequeña risa— energía de personas puras.
— ¡Oye!— dijo Izzy— está bien, Alec es el indicado, solo decía.
Simón largo una pequeña risita, mientras vio a Magnus se sorprendió un poco por aquello, Alec se ponía rojo como un tomate, todo había vuelto un poco a la normalidad, solo faltaba Raphael y su forma sarcástica de tratar a los que no le agradaba.
—Es hora de irnos— dijo Jace— para ti también Alec, tenemos que hablar y no es nada agradable.
—Espera— dijo Simón mirando al rubio— deja que Magnus tome su energía por favor, no pido nada más Nephilim.
—Claro que no— dijo Jace.
El vampiro miró a Alec que miraba a Magnus con preocupación, ya no podía ocultarlo, algunos de los acosos había funcionado muy bien, Alec había caído a sus encantos y se había enamorado del brujo que tanto trabajo hizo para conquistarlo.
—Ayudaré a Magnus y nos iremos— dijo Alec.
Alec ayudó a Magnus a darse vuelta de donde estaba apoyado mientras que le estiraba su mano, la mirada del brujo y la del Nephilim chocando, la mano de Magnus tomando la del chico y una luz azul rodear las dos manos haciendo que los dos cerraran los ojos al mismo tiempo mientras que suspiraban, como si hubiese algo que ellos dos nomás entendieran o sintieran ¡Era fascinante! Pensó en él y Raphael cuando se conocieron ¿Eran tan así? Recordó cuando Raphael le habló en el callejón después de que el bastardo de Ethan lo mordiera, era la primera persona desconocida con cual se había relajado un poco y después, cuando tuvieron que convivir todos los días, las cosas entre los dos se fueron poniendo más íntimas pero más cómoda, como si se hubiesen conocido de toda la vida, le gustaría saber qué era lo que se le pasaba por la cabeza a Alec ahora mismo.
Minutos después los Nephilim ya se habían ido casi arrastrando a Alec por hacerlos esperar mucho, aún Simón no se había despegado de al lado de Raphael ni tampoco había soltado su mano, pero si estaba viendo cada movimiento de sus dos amigos brujos. Magnus estaba acariciando su mano con una cara media de shock y sorprendido, mientras que Ragnor se estaba encargando de tirar las tazas y los líquidos con olor a ácidos y plantas que olían mal.
—Creo que iré a descansar—dijo Ragnor—me he llevado un gran susto y no sé si pueda con eso, pero estaré atento por si despierta así puedo regañarlo de por vida.
Lo vio alejarse por la puerta con su bastón a su lado y su caminar medio rengo, su pelo estaba alborotado y su vestimenta no formal como sabía usar estaba media arrugada, Simón quiso agradecerle por lo que había hecho, pero no le salió nada de la boca.
— ¿Sabes que es lo bueno?— preguntó Magnus mirándolo con una sonrisa— ahora Raphael tiene para contar una aventura.
Simón sonrió, hasta en los malos momentos Magnus encontraba algo positivo.
—Creí, casi... Yo— dijo Simón nervioso— creí que lo perdía.
—Te entiendo lo que sentiste, Raphael es como un hijo para mí, me he encariñado bastante—dijo Magnus— no podría soportar que le sucediera algo a él o hasta ti.
—Fue mi culpa, no debí dejarlo solo—dijo Simón.
—Conozco a Raphael— dijo Magnus acariciando su pelo con cuidado— el te debió ordenar a correr de allí, no es tu culpa, él te quería salvar.
—Pude hacer algo, ayudarlo.
—Las cosas suceden por algo Sheldon—dijo Magnus— por alguna razón tu apareciste en nuestras vidas, por alguna razón tú y Raphael se cruzaron para estar juntos de por vida y por alguna razón Raphael en estos momentos está aquí, son cosas del destino, a veces las cosas van bien y otras no tanto.
Y allí estaba el Magnus que a pesar de tener todo el maquillaje casi corrido y la bata arrugada mientras que su pelo estaba desparramado, estaba dándole consejos y tratando de consolarlo como solo sabía hacer el.
—Gracias Magnus— dijo Simón con una sonrisa.
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