(6)
SIMÓN
Siente que parte de su vida se desmorona al salir por la puerta de la casa de Clary, no entiende ¿Cómo es eso de cuentos hechos realidad? ¿Es una fantasía lo que le estaba sucediendo? La buena noche se ha esfumado cuando entró al callejón y ahora se ha hundido peor, asi que camina por las veredas con tristeza, prendiendo a su paso un cigarrillo. En su bolsillo el celular vibra pero no responde, necesita llegar a casa y tirarse a su cama para soñar que nada de esto ha pasado.
Su casa no queda tan lejos, el humo del cigarro entra a sus pulmones relajándolo. Odia pelear con Clary, siente ganas de llorar, los ojos le está ardiendo, pero trata de suspirar aunque un sollozo sale de sus labios; su vista se nubla y sus mejillas empiezan a mojarse. Las caladas de cigarros se hacen interminables, pasa la manga de su chaqueta por sus ojos secando sus lágrimas. No entiende porque es tan débil, porque es tan sensible a asuntos así.
Se detiene al ver que ya está frente su casa, la unica decorada con florales. Fuma la últimas caladas y la tira lejos. Sube las escaleras y rebusca dentro de la maceta de rosas que está cerca de la puerta y abre la puerta con lentitud. ¿Qué era peor que un trauma? tener una casa de dos pisos en oscuridad. Se abraza a él mismo y camina hasta la sala para encontrar los interruptores, las luces alumbran poco pero ya no le da importancia porque está en su guarida, saca su campera y la tira al sillón que está cerca para luego subir por las escaleras e ir hacia su habitación.
El piso de arriba consiste en un pasillo y cuatro puertas, la última, con una puerta negra es su habitación. No es una habitación desordenada, siempre hay un aroma dulce en la habitación, pero hay veces como ahora que siente nostalgía. Prende la luz y camina hacia el espejo que está colgado en la pared, cerca de su mano, pero al mirarse no ve su normal reflejo, sino a alguien desastroso. Cara sonrojada y pelo desordenado, con manchas en su ropa por los sucesos anteriores.
Se saca la remera y la tira al tacho de ropa sucia, camina hacia el escritorio y enciende la computadora, rebusca y saca un libro negro del cajón, anotando todo lo sucedido en las páginas blancas. La pelea con Clarissa, el accidente en el callejón, las personas desconocidas, las palabras de su amiga. Mientras la tinta se iba mezclando con las hojas los malos pensamientos y mal sentimiento va disminuyendo. Guarga el libro y vuelve a pensar en todo. ¿Google tenía información de lo que Clary había dicho? ¿Será verdad? ¿Lo del callejón estaba relacionado? empieza a googlear, pero ninguna respuesta certera sale en la busqueda, se empieza a enojar pensando que Clarissa le ha mentido y caminó por la habitación hasta calmarse, pero el celular no deja de vibrar y no esta ayudando mucho en su busqueda de relajación, menos al ver quien se trata. Clary... ¿Contestar o no contestar?
— Hola.
— ¡Simón! Al fin me contesta— dice Clary a través de la línea— por favor solo escúchame.
— Dime— dice suspirando cansado.
Mientras camina por la habitación hasta llegar al frente del espejo de nuevo para observarse una vez más su rostro, hay algo extraño pero no sabe de qué se trata.
— Necesito tu apoyo, necesito que me digas que me va a ir bien en el instituto.
Pasa una mano por su enredado pelo con frustración.
— No te vayas Clarissa— suplica Simón— hazlo por nuestra amistad.
— No puedo, necesito ir.
Simón queda atónito.
— ¿Entonces nuestra amistad no te importa?
Un calor sube por todo su cuerpo, a través del espejo puede ver las venas de su brazo marcandose al tener el puño tan apretado, y puede sentir como su corazón empieza a acelerarse. Es un sentimiento nuevo.
— ¡No Simón, no es así!— dice Clary.
— ¿Entonces qué...? dime, para que entienda que quieres dejar a tu mejor amigo por un trío de adolescentes góticos.
— Primero el trío tiene nombre— dijo Clary—Alec, Jace e Isabelle.
— Ya estás defendiendo—reprocha Simón— como si fuese tu familia.
— ¡Lo son! Son de mi clase— chilla Clary.
— Entonces ¿Yo no soy tu familia?
— Simón, yo no...
Pero finaliza la llamada tirando el celular a la cama y el puño va directo al espejo, rompiendo a pedazos y mostrando una mancha de sangre por el impacto. Ahora contiene líneas trisadas.
Suspira para luego caminar hacia el baño, abre el grifo para meter la mano bajo el agua, pero se queda observando la mancha de sangre que va bajando por su mano, se queda pasmado viendo como el líquido escarlata recorre la mano, sintiendo como su boca se reseca y no entiende porque, pero cuando recupera la atención mete su mano bajo el grifo y deja que la sangre desaparezca, tratando de limpiar cualquier rastro de ella para no asustar a su madre.
Cuando vuelve a su habitación y trata de acurrucarse para dormir se siente con más energía que nunca y no entiende la razón, hace rato estaba cansado. Debía ser la adrenalina del momento, iba a ser una larga noche.
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