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SIMÓN

Caminaba frente a Raphael, aún seguía un poco preocupado por lo que acababa de descubrir, el era una fuente de alimento que los vampiros buscaban para la satisfacción de su sed, pero por lo menos el mayor había podido mejorar su día antes de que cayera en un pozo de pánico, y podía decir que se sentía seguro de hacer lo que iba a hacer, tantas interrupciones habían hecho que sus ganas aumentaran y ahora que sabía que en cualquier momento Ethan vendría a buscarlo para alimentarse, estaba seguro que no quería morir siendo un vampiro virgen cuando tenía la oportunidad de tener a Raphael por lo menos una vez en su vida.

—Simón.

El menor dio vuelta riéndose, estirando su mano para que el la agarrara, el mayor correspondió, haciendo que sonriera más, le gustaba bastante y sentía un poco de curiosidad saber cómo Raphael le iba en esto, entraron a la habitación, haciendo que Simón empujara a Raphael dentro y cerrando la puerta detrás.

—Me gustaría saber que está cruzando por esa cabeza—dijo Raphael.

Sentándose en la cama, Simón dejó escapar una risa nerviosa, si el mayor supiera todo lo que se le estaba cruzando en la cabeza ahora mismo, escaparía de la habitación mientras gritaría que se querían aprovechar de él, lo que menos pensaba ahora era hablar.

—Dijiste que no me dejarías solo—dijo Simón con inocencia— y yo quería estar aquí.

Vio como el mayor sonreía, con esa sonrisa que conquistaba a cualquiera, mostrando unos perfectos hoyuelos y unos adorables dientes blancos, sus colmillos también podían verse, la sonrisa más perfecta que podría ver.

— ¿Entonces solo quieres hablar?— pregunto Raphael.

Simón se empezó a acercar con lentitud hacia él, una parte decía que se retractara, que no hiciera algo que solo sus impulsos quería que hicieran, pero su otra parte lo alentaba a seguir, a lograr esto y que no se preocupara que en algún momento vendrían a atacarlo.

—No—dijo Simón—no quiero hablar.

El mayor se apoyó en la cama, haciendo que el menor viera con perfección como la remera se le levantaba mostrando una parte de su abdomen, tragando con dificultad.

— ¿Me estas usando como tu distracción?

Se subió a sus piernas, haciendo que muriera de vergüenza, imaginó como se vería de otro ángulo y se avergonzó más por el descaro que estaba haciendo.

— ¿Qué estás haciendo pequeño?

Apoyo su codos sobre la cama, haciendo que sus colmillos salieran un poco más, Simón sintió un revoloteó en la parte baja de su abdomen al ver que el mayor no hacía nada, al contrario parecía incentivarlo a continuar.

—Quería​ terminar algo—dijo Simón— soy un chico de palabra.

Sintió la risa de Raphael entrar por sus oídos.

—Un chico de palabra—repitió Raphael— me gusta.

Simón empezó a levantar sus manos con timidez hasta colocarla en los hombros del mayor, mientras se acomodaba mejor, sentía que empezaría a temblar en cualquier momento, la inexperiencia señores, inexperiencia.

—No hagas algo que no quieras hacer— susurro Raphael.

Simón sonrió, tratando de que su sonrisa le demostrara que sentía seguridad de lo que estaba haciendo.

— ¿Quieres que me muera virgen?— bromeó Simón—estoy seguro de hacer esto Rapha.

El mayor volvió a reír, moviendo sus manos hasta la cadera de él apretándolo y acercándolo más cerca, produciendo un choque de caderas que hizo que Simón buscara su boca, esta vez nada arruinaría el momento, los labios carnosos del mayor volvieron a juntarse con los finos y suaves del menor, lo empujó hacia atrás, haciendo que Raphael se quedara acostado, podía sentir como las manos que estaban apoyadas en su cadera bajaban hasta sentir como apretaba su trasero. El menor dejó de besarlo para mirarlo con una sonrisa divertida.

—Estas apretando algo que no existe—bromeo Simón.

Siempre había querido que cuando tuviera su primera vez, no solo fuera sexo y solo sexo, él quería bromear hacer reír a la otra persona aunque estuviesen en un momento tan intimo y lo había logrado, pudo sentir esa risa tan esperada de Raphael, volvió a buscar los labios besándolo con cariño, era su primera vez y aunque quería dejar la sutileza de lado, siempre había deseado que la primera vez fuera especial. Ahora mismo le estaba molestando la chaqueta de Raphael y eso hacía que no pudiera tocar con tranquilidad.

—Odio tu chaqueta—dijo Simón.

Raphael lo dio vuelta, haciendo que el mayor quedara arriba, su sonrisa se ensanchó más, sacando su chaqueta a tientas.

— ¿Y ahora?

Simón sonrió mirando con fascinación el cuerpo de Raphael bajo la remera, el mayor era corpulento y tenía su musculatura en el lugar correspondido como había imaginado.

—Eres más feo sin ella— bromeó Simón.

Agarrándolo de la remera y tirándole hacia él, sintió como Raphael bajaba a su cuello y empezaba a besar, mientras podía sentir que las manos bajaban hasta su remera levantándola con cuidado, Simón dejo escapar un pequeño gemido, eran muchas emociones por un día.

—Ni pienses en dejarme otro chupón—dijo Simón—o te voy a castrar.

La remera fue sacada de un tiro escuchando un ruido como si se hubiese roto en el proceso, haciendo que Simón mirara sorprendido a Raphael.

—Me estaba molestando— se defendió Raphael.

—Era mi favorita, te mataré.

Sintió como el mayor bajó de su cuello dejando una marca de besos, Simón que quería seguir retando a Raphael por lo que había hecho, pero solo suspiro, podía sentir como el mayor reía siguiendo su trabajo bajando hasta llegar a la línea del abdomen y pantalón. Simón volvió a gemir al sentir ese toque.

—Te vez tan...—empezó a decir Raphael sentándose.

— ¿Necesitado?— Preguntó Simón tratando de controlar su voz— soy un virgen, es obvio que estaré así.

Vio como Raphael se sacaba la remera, y eso fue todo para hacerlo babear, su cuerpo, santos cielos tenía un cuerpo de dioses, su abdomen estaba trabajado, su cintura era pequeña, sus brazos, Simón suspiro era fascinante, podría ver ese cuerpo por horas, pudo ver en el lado de su pecho más abajo de su clavícula izquierda una marca de una cruz, una cicatriz y en su cuello una cadena de oro.

—Solo iba a decir que adorable pero ¿Contento con la vista?

Simón volvió a verlo a los ojos y sonrió con inocencia.

—No estoy mirando nada.

Vio como se quitaba la cadena y la tiraba cerca de la mesita de luz, volvía a agacharse para continuar con su proceso de besos, esta vez no iba bajando si no volvía a subir hasta volver a juntar los labios. El menor colocó sus manos en el pelo del mayor y enrolló sus piernas con la de él, pero necesitaba más. Simón gimió ruidosamente al ver que las caderas de Raphael empezaron a moverse haciendo fricción con la suya, podía sentir a su miembro pedir a gritos salir de esas telas que lo apretaban, eran movimientos suaves que en un segundo lo habían vuelto loco, una de las manos de Raphael fue a parar al cuello del menor, haciendo que el beso se profundizara, Simón podía sentir el deseo en ello, y la otra mano empezó a bajar acariciando el cuerpo del menor hasta llegar a los pantalones. Raphael se alejó un poco de los labios del menor.

—Sabes que si no quieres hacerlo solo dímelo—dijo Raphael.

—Solo mete esa mano—suplicó Simón.

Podía sentir como todo su cuerpo ardía, de una manera placentera, era algo nuevo muy nuevo para él, tanto que se sorprendió sentirse gemir cuando la mano de Raphael tocó su miembro, se había masturbado, había tocado con su propia mano, pero no era nada parecido a lo que sentía ahora, ni la mitad de bueno.

—Oh— suspiró Simón.

Pudo sentir como sus pantalones y bóxer empezaron a bajar, hasta sentir el ruido de ellos caer al suelo al igual que sus zapatillas y medias, ahora estaba desnudo a los ojos de otra persona y de una manera tan rápida que ni los había podido procesar. .

—Mírame Simón.

No se había dado cuenta que había cerrado los ojos, así que los abrió.

—Mírame mientras hacemos esto.

Asintió a aquello, no se le ocurría nada que decir, ni una broma, volvió a sentir como la mano del mayor acariciaba de nuevo su cuerpo, hasta agarrar su miembro y empezar a masturbarlo, el menor no pudo evitar gemir ¡Era la mejor sensación en toda su vida! arriba y abajo, Raphael sabía lo que hacía, lo estaba disfrutando muy bien, Simón podía sentir que se vendría en cualquier momento y eso sería vergonzoso.

—Raphael—dijo Simón entre jadeo— deja de hacer eso o acabaré ahora mismo.

Sintió como Raphael reía y lo besaba, acariciando con más lentitud.

— ¿Entonces qué quieres que haga?— Preguntó Raphael.

—Mete tu jodido pene en mí—suplicó Simón— ¿O necesita que te lo escriba en la frente?

¿Donde quedo la sutileza? no lo sabía, bajó sus manos y empezó a querer tocar el pantalón de mayor tratando de poder lograr desabrocharlo, no debía ser tan difícil, en las películas y libros decían que era fácil. No fue así, Simón se sentía muy inexperto con ello, no podía desabrochar el pantalón, casi se lastima un dedo y tuvo que recibir ayuda de Raphael, después de que al fin pudo abrirlo, metió sus manos tocando las caderas de Raphael y bajando, haciendo que a su paso el pantalón y bóxer del mayor también bajarán, Raphael tenía la piel más alucinante de todas, era suave y si Simón pensaba un poco más, podría decir que usaba cremas hidratantes para su piel. Pero se sentía un poco incómodo así que se movió hasta quedar arriba de nuevo, casi se cae de la cama a ver el miembro de Raphael, nunca había visto el miembro de alguien más, ni en las duchas de la escuela, cual evitaba a toda costa bañarse allí, movió nervioso sus manos hasta tocarlo, miró a Raphael que lo miraba con curiosidad, no quería quedar mal frente al mayor, así que suplicando que todo saliera bien sacó una de su mano y con la otra lo empezó a masturbar, no debía ser tan difícil ¿No?. Se sintió más animado cuando después de unos movimientos de su mano Raphael largo unos casi silenciosos gemidos y cerró los ojos disfrutando el momento, una de dos, o Raphael estaba fingiendo para hacer que se sintiera bien o en verdad lo estaba disfrutando. En esos momentos algo cruzo por su cabeza, lo había leído en cincuentas sombras de Grey, Ana le había hecho eso a Cristian para satisfacerlo, ahora era la pregunta, Ana había podido lograrlo a la primera ¿Qué posibilidades tenía el de lograrlo? A demás se sentía un poco raro meter el miembro de Raphael en su boca.

<<Solo hazlo. >>

Trató de hacerle caso a su mente y bajo hasta quedar frente al miembro, lo agarró con delicadeza y abrió sus labios para meterlo dentro de su boca.

— ¿Qué estas hacien...? ¡Oh!

Se alegro a ver oído a Raphael gemir gracias a él, hacer esto, no era tan fácil como Ana sabia hacerlo, Simón se había atragantado dos veces, llevándose una risas roncas de parte de Raphael, además el miembro no entraba en toda su boca, haciendo que necesitara ayuda de su mano y lo peor de todo es que era difícil controlar que sus dientes rasparan con la fina piel del miembro de Raphael mientras intentaba hacer un movimiento de mete y saca, no era nada fácil, después de unos intentos y unos gemidos de Raphael, Simón sintió como lo tiraba hacia arriba siendo besado con profundidad como agradeciendo de aquello, haciendo que el menor se sintiera orgulloso de sí mismo.

— ¿Estás preparado?

Los dos volvieron a girar, haciendo que Simón quedara abajo una vez más, Raphael aprovechó para abrir un poco las piernas del menor, asintiendo seguro.

—Tengo que decirte que esto te va a doler—dijo Raphael— no tenemos lubricante cerca, pero tratare de prepararte.

Simón se sentía ya desesperado de tanta espera, sintiendo como la mano de Raphael tocaba sus partes intimas, en un lugar donde debería ir su miembro en un rato.

—Tú solo hazlo—dijo Simón— si no quieres que te ponga de pasiva.

Sintió como Raphael reía.

—Que sutileza la tuya— dijo Raphael

Vio como Raphael metía unos de sus dedos a su boca después de aquello, haciendo que Simón lo mirara embobado, hacia que todo fuera sexy, cuando vio que su dedo salió de su boca y empezó a bajar hasta llegar a su orificio, gimió de nuevo sin poder controlarlo. Primero sintió un poco de dolor y como Raphael trataba de calmarlo besándolo, cuando se acostumbraba ella podía sentir el dedo moverse hasta que volvía a entrar otro dedo más, se sentía a punto de explotar, dolía un poco pero necesitaba atención ahora, quería a Raphael siendo la persona que pudiera desflorarlo.

— ¡Raphael métela de una vez!

Sintió sus piernas abrirse más de lo que estaba y como los dedos salían dentro de él y entrando con rapidez, haciendo que el menor encorvara su espalda por la sensación, el dolor estaba siendo suplantado por un sentimiento extraño de placer, y después los dedos dejaron de entrar haciéndolo sentir frustrado, pero cuando se estaba por quejar algo mas trataba de entrar en el orificio que habían entrado los dedos, y no se trataba más que el miembro de Raphael.

—Trata de no gritar— bromeó Raphael.

Empezó a sentir como esa cosa grandota entraba a él y era doloroso, agarró la espalda de Raphael y empezó a apretar para no gritar, mientras apretaba sus labios con fuerza.

—Me quedaré quieto—dijo Raphael a su oído— dime cuando quieras que me mueva.

Simón se abrazo al cuello del mayor tragando con dificultad, ahora entendía el dolor que sufrían las mujeres cuando eran virgen o los hombres y tenían que pasar ese proceso, era doloroso, pero a los minutos sus orificios se acostumbraban a ese invasor, ya no sentía ese dolor punzante si no al contrario era como si sintiera que tenía que empezar a moverse.

—Muévete Rapha.

El mayor le hizo caso empezando con unos movimientos lentos, eso hizo que Simón volviera a excitarse, era fascinante, era algo que lo estaba llevando a las nubes, empezó a gemir olvidando que hace solo minutos aquello le había dolido.

— Más rápido.

Podía sentir en su oído como Raphael también suspirando mientras aumentaba el ritmo, el menor podía sentir como su miembro chocaba con el abdomen del mayor, produciendo mas placer, no sabía qué hacer, sentía que lloraría, su boca ya no podía callar lo que podía salir de su boca, sus manos debían estar lastimando la espalda de Raphael y aún necesitaba más.

—Necesito más— dijo Simón casi gritando.

El mayor obedeció, haciendo movimientos con sus caderas cortas y toscas, tanto que Simón sentía que se quebraría en dos, y sabía muy bien que después dolería, pero no necesitaba pensar en eso, en cambio movió una de sus manos hasta su miembro para masturbarse y poder acabar más rápido, podía escuchar el ruido de sus caderas chocando, la cama rechinar a punto de romperse, podía sentir en su oído los gemidos gloriosos de Raphael y a pesar de estar disfrutando del mejor sexo de su vida pensaba que estaba en un sueño. Después de unos minutos sintió como Raphael acaba dentro, haciendo que también explotara, su semen cayera en su abdomen, en la sabana y en cuerpo del mayor, Raphael se había quedado adentro de el aún, haciendo que Simón sonriera, se había acostado con el vampiro más sexy que había visto.

— ¡Acabaste dentro mío!—bromeo Simón— ahora quedaré embarazado.

Raphael lo miro sonriendo saliéndose de encima, hasta quedar acostado a su lado.

—Eres hombre—dijo Raphael.

—Puedo ser hermafrodita—dijo Simón tapándose con broma en su tono.

—No lo eres—contesto Raphael— ¿Por qué te tapas? no tienes nada que ya no haya visto.

Simón sonrió nervioso.

—Ya viste mucho por hoy—dijo Simón— además tengo que prevenir, falta que venga Magnus, y no creo que golpee la puerta.

Vio como Raphael se sentaba, el no se había tapado, eso hizo que Simón se avergonzara y tratará de no bajar su vista por nada del mundo, las mano del mayor se dirigieron a su mejilla.

—Vamos a bañarnos—dijo Raphael— no nos gustaría ver la reacción de Magnus si nos llega a ver así.

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