(50)
RAPHAEL
No podía creer que Ragnor lo haya traicionado así, tenían que respetar su decisión, si él no quería que se metieran en su cabeza tenían que aceptarlo, no a la fuerza, pero no, había caído en los juegos de los brujos y ahora debía estar pasando la vergüenza del año, sabía que Simón estaría presente en sus recuerdos y era por eso lo que lo tenía tan histérico, no necesitaba que nadie viera los apreciados recuerdos que había guardado del pequeño ex mundano, eran suyos, solos suyos. Y ahora mismo no faltaba que su cabeza hiciera un cuadro mostrándole lo que podría estar pasando del otro lado, de seguro que el Nephilim no entendería nada, porque son huecos e inútiles mientras que sus dos traidores amigos brujos debían estar disfrutando el espectáculo y Simón, oh Simón debería estar confundido, le había llamado amigo y eso era contradictorio a los recuerdos que debería estar viendo. ¿Qué amigo piensa tanto en su amigo? nadie pensaría en Simón como lo hacia el ¿Quién pensaría en los hermosos ojos verdes grisáceos como lo hacia él? ¿O como su delgado cuerpo lo hacía ver tan hermoso? ¿O cómo lo inocente que era lo hacía ver más tierno de lo que era? Solo un tonto enamorado lo haría.
Empezó a sentir como volvía
su conciencia, su estómago dolía tanto que podría vomitar y su cabeza palpitaba mientras que empezaba sentirse aturdido, se sentó en el piso con pesadez, su ropa estaba pegada a su cuerpo como si agua hubiese caído en el. ¿Qué mierda había pasado? ¿Y por qué Magnus había dejado que su sala estuviera así? trató de mirar algo pero sentía como sus ojos se nublaba, tenía que empezar a desconfiar un poco de sus amigos brujos cuando se trataba de bebidas mágicas, a los minutos empezó a ver con claridad y todo sus dolores empezaron a desaparecer de a poco, lo primero que captaron sus ojos fue a un Simón mirando al piso moviendo un hilo entre sus dedos nervioso y empezó a desesperarse ¿Qué vio Simón que ni lo miraba?¿Fue tan malos? ¡Oh el beso!
—Esta afirmando, magia de brujos están metido en esto.
Volvió su vista un poco enojado a Magnus que estaba ojeando un libro, mientras hablaba con el Nephilim que estaba muy cerca.
— ¿Pero los subterráneos no se apoyan entre sí?—pregunto Alec.
—Claro que no—contesto Ragnor.
— ¿De dónde has sacado esa insignificante teoría?— Preguntó Magnus.
—Los subterráneos solo tienen una rivalidad y es a lo Nephilim—dijo Alec enrojecido— ¿O no?
—Esas son bobadas niño bonito—dijo Magnus— los Nephilim no son el centro del mundo, acá en el submundo también existe la rivalidad.
Raphael no podía creer que nadie había prestado atención, había despertado, eso era ofensivo, más en la parte que ellos tenían la culpa de que se sintiera tan adormecido y mojado.
—Oigan he despertado—dijo Raphael parándose— muy malo de su parte de hacerme esto.
Nadie contestó, todos estaban metidos en algún libros leyendo sin alzar la vista ¿Qué contenían esos libros? miró a Simón era el único sin estar metido con los demás, pero seguía en su lugar sin alzar la mirada como si no hubiese pasado nada.
—Iré a mi habitación a cambiarme— informó Raphael enojados.
—Vuelve enseguida, tenemos situaciones que hablar—dijo Ragnor sin alzar la vista.
—Viilvi insigiidi, tinimis cisis qui hiblir—hizo burla Raphael parándose.
Empezó a caminar hacia la salida sin antes mirar a Simón, tenía que decirle que el significado de sus pensamientos eran porque estaba todo el día juntos, que no era nada más, pero se mentiría a el mismo, al final solo siguió caminando, sentía como su remera se pegaba a su cuerpo al igual que su pantalón y como la chaqueta mojada pesaba en él, su pelo podía sentirlo pegarse a su cara y podía afirmar que se estaba viendo horrible, cuando llegó a su habitación no cerró la puerta, con lo que estaban metidos en su "tareas" quien vendría hasta acá, se sentó un rato en la cama, se sentía cansado como si algo hubiese devorado toda su energía, pero entonces la puerta fue golpeada interrumpiendo su cansancio. Alzó la vista confundido, sus fosas nasales habían podido atrapar el olor de Simón ¿Pero qué hacía el acá? si lo había evitado hace rato, el vampiro menor parecía que antes de venir acá había pasado sus manos por sus pelos repetidas veces quedando todos desparramados y ahora mismo estaba mordiendo sus labios en una manera inconsciente de él.
—Hola—dijo Simón nervioso.
—Hola, ven pasa.
Vio como Simón entraba a la habitación rascando su cuello, otra señal de nerviosismo en él, y agarró la silla del escritorio sentándose en ella muy cerca de la cama.
— ¿Cómo te sientes?— preguntó Simón.
—Un poco mareado pero no es nada— contestó Raphael.
—Cuando estuviste inconsciente vi unos recuerdos tuyos—dijo Simón moviendo sus piernas—y quería saber ¿Cuál es tu importancia son ellos para ti?
Raphael entro en pánico ¿Qué vio? estaba a minutos de meter la pata o revelar algo que no debería hacer, necesitaba más tiempo para responder esa pregunta.
—Todos los recuerdos son importantes para mí, Simón—confesó Raphael.
—Yo estaba en las mayorías de ellos—dijo Simón apenado.
—Eres importante para mí.
La vista de Simón se alzó y sus ojos se vieron más brillantes de lo normal, como si fuese a llorar, Raphael pudo ver como el menor parecía tener una pelea consigo mismo hasta que lo vio pararse, se marcharía cuando le había confesado que él era importante, había metido la pata. Pero Simón no se estaba yendo, al contrario estaba caminando hasta quedar frente a frente, el vampiro mayor subió la mirada confundido, tratando de buscar una respuesta en los ojos del menor, y se sorprendió a ver a Simón agachándose en la búsqueda de sus labios, esta vez el pequeño estaba tomando el control, besándolo de una manera como si el también hubiese querido hacer esto hace tiempo, como si su respuesta le hubiera dado el coraje a hacer esta acción, Raphael le respondió el beso agarrando de sus caderas y atrayendo más cerca, los labios de Simón empezaron a abrir un poco sus labios invitando a que sumara su lengua, el mayor no se opuso, empezando a besarse con más intensidad, sintió como los dedos del menor se colocaban entre sus hombros y empezaba a sacar la chaqueta mojada con lentitud, como si le pidiera permiso hacerlo.
Raphael estaba tan concentrado en el beso que ni se opuso, cuando el pequeño logro su objetivo, el mayor bajó sus manos hacia su trasero y lo levanto subiéndole a sus piernas, era más cómodos para los dos y era más fácil para el mayor profundizar el beso un poco más, sus manos empezaron a jugar con las orillas de la remera de "I love New york" que estaba usando el menor hasta que de un impulso empezó a meter sus manos dentro de ella, no quería asustarlo, la piel de Simón era suave, invitaba a tocar mas y eso hizo a Raphael largar un pequeño gemido, estaba encantado de seguir tocando, empezó a subir la remera de a poco haciendo que Simón dejara el beso para levantar sus brazos y facilitar el proceso, la remera fue a parar al piso volviendo a besarse, se podía notar el deseo entre los dos como si hubiesen necesitado hacer esto hace mucho. Raphael se paró alzando a Simón y se giró acomodando al menor sobre el colchón, se veía fascinante, sus labios estaban un poco hinchados de la intensidad del beso y su pelo estaba desparramado, se subió arriba apoyando cada brazo a cada lado de la cabeza de Simón y buscó sus labios otra vez.
<<Tienes que parar. >>
No le hizo caso a su cabeza, empezó a mover sus labios hasta el cuello de Simón, lamiendo y chupando en un lugar que sabía que sería el punto débil del pequeño, cruzó por su mente hacerle la marca, esa que lo atara a él, que lo reclamará como su pareja, la cual tanto había rogado Kendall tener, pero solo trató de no hacerlo, a cambio le dejó otra marca, la marca de un chupón cual no desaparecería por unos largos días, escuchó al pequeño largar un gemido bajo de él. Si lo había logrado, y lo mejor de todo es que Simón le estaba dando el placer de escucharlo a él.
<<Aún no es el momento. >>
Buscó sus labios pero esta vez el beso fue más lento, con ternura, con cariño, hizo un pequeño movimiento con sus caderas cual tuvo un pequeño choque con las de Simón, no iba a negar que no quisiera hacer esto, otro pequeño jadeo del menor se escuchó y eso lo hacía poner duro.
<<Hay muchas cosas que aclarar. >>
— ¡Por el ángel!
Raphael se sorprendió y se levantó mirando hacia la puerta, en el umbral estaba el Nephilim Lightwood tapándose los ojos en una manera infantil, sintió como Simón se levantaba de la cama y se colocaba la remera mientras que Raphael cruzaba los brazos.
— ¿Qué quieres Nephilim?— escupió Raphael molesto.
—Magnus me mando a buscarlos porque estaban tardando—dijo Alec— enserio creí que el niño mundano era... que dirá la pelirroja ¿O ya lo sabe?
Miró a su pequeño que estaba abrazándose así mismo mientras negaba reiteradas veces, volvió su mirada al Nephilim con molestia.
—No te preocupes por el—dijo Raphael sonriendo—preocúpate por ti ¿Qué pasaría si el instituto se entera que andas en citas con un subterráneo? ¿O que no eres fans de las mujeres?
El muchacho empezó a ponerse de color carmesí, pero volvió a la normalidad a los segundos, volviendo a su postura.
—Estoy tratando de aclarar todo y comportarme bien con ustedes vampiro—dijo Alec— tengo unos asuntos con Magnus y andaré por aquí por un tiempo, no quise ofenderte Simón.
Se dio vuelta y se alejo de allí mientras que el empezó a sentirse nervioso a estar a solas con Simón, después de aquel momento tan peculiar.
—Raphael cámbiate y baja—dijo Simón pasando por a lado de él— buena manera de estar a solas con un amigo, amigo.
Bromeó mirándolo y se fue, el vampiro mayor sonrió.
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