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SIMÓN

—Entonces ilumina mi vida con tus palabras, Simón Lewis— dijo Raphael.

Lo miró atónito ¿Qué podía decirle a un vampiro que tenía más experiencia que él? Nada, era ridículo llegar a pensar que algo que le saliera de su boca ayudaría a los tristes pasados de su adiestrador, pero hizo el intento.

—No tengo por qué decirte que el pasado es parte del pasado y que tienes que ponerte bien porque eso paso hace mucho—dijo Simón nervioso—ahora entiendo muchos cabos sueltos cual no podía descifrar en ti y lo siento por pensar que eras algo así como algún tipo de cretino sin corazón.

Vio como Raphael lo miraba con atención, sin hacer ningún gesto, parecía cansado.

—Siempre tuve a mi lado a Clary, nunca he tenido un amor en mi vida, nunca he hecho cosas cursi con mi pareja, porque no la tuve, pero tu si, y quiero ponerme en tu lugar pero no puedo, pero lo que si entiendo es que no puedes vivir encerrado en un caparazón que has hecho para evitar que te suceda lo mismo, porque no todas las personas son iguales Raphael.

— ¿Quién me asegura de eso?— preguntó Raphael.

—Yo—dijo— no todos somos iguales, no puedes estar siempre lamentando por lo que te hizo, ella se perdió de tener a una gran persona.

Alzó los hombros para restarle importancia a las verdades que había dicho, no entendía de donde la salían todas estas palabras, se sentía inspirado y podía sentir la adrenalina correr por su cuerpo, tanto que podría hacer cualquier cosa, quería al vampiro mayor y por esa razones trataba con todo su corazón de hacerlo sentir bien.

—No me conoces—dijo el mayor mirándolo— ¿Cómo puede estar seguro de eso?

—Porque si—respondió Simón— y lamento verte así destrozado, pero soy Simón Lewis y no voy a aguantar que mi adiestrador, que no se pone mal por nada, venga y se derrumbe por la aparición de un viejo amor.

Vio como Raphael sonreía y eso lo alegró un poco por el intento, pero todo fallo ya que la cara del vampiro mayor volvió a la amargura.

— ¿Por qué haces esto Simón?

—Porque eres mi adiestrador—dijo Simón mirando hacia otro lado.

Hubo unos segundos de silencios entre los dos.

—Entonces gracias.

Simón se sintió desilusionado.

—De nada—dijo— Magnus nos espera, quiere verte, piensa que la aparición de la Nephilim puede ser por manipulación de algún brujo.

Empezó a alejarse de Raphael, sentía que su pecho dolía y aunque su corazón ya no vivía podía sentir como se rompía. Ahora entendía todo, Raphael era así con el porqué no podía superar a una Nephilim que lo rompió, por eso trataba con tanto odios a los Nephilim, por eso rechazaba todo lo que significaba amor, estar enamorado de Raphael apestaba y al fin lo había admitido, al fin había aceptado que estaba enamorado de Raphael Santiago, un chico, un vampiro, pero no compartía el mismo sentimiento. Empezó a caminar hacia la puerta con cansancio ¿Por qué no podía ser como los otros adolescentes? salir, estar con chicas o hacer todas esas cosas que hacían los vampiros.

—Simón.

Se dio vuelta fingiendo una sonrisa y tratando de no demostrar el nudo que tenía en su garganta, podía entender cómo se sentían los personajes de sus libros cuando el amor no era correspondido, y volvía a decirlo, todo apestaba.

— ¿Si?— preguntó Simón.

—Me alegro tenerte como amigo.

Simón le dedico una sonrisa y se giró ¿Oyeron eso? es su corazón rompiéndose, siempre había creído que encontraría a una persona y le correspondería, vivirían algo parecido a historias de sus libros, se amarían, se casarían y tendrían hijos o los adoptarían, viviendo felices por unos buenos años, ridículo. Empezó a caminar hacia la sala, esperando poder calmarse, no era hora de hacerle caso a su corazón muerto que le pedía llorar.

—Simón espérame.

Sintió como sus labios se formaban en algún tipo de puchero pero trató de apartarlo, de que sus labios se mantuvieran felices en la presencia de Raphael, bajó un poco el ritmo, viendo como el vampiro se colocaba a su lado, caminaron en silencio y eso lo agradeció, se sentía tan confundido que si el vampiro llegaba a hablar el lloraría.

— ¿Por qué siento olor a Nephilim?

—Magnus pidió que Alec viniera con el—dijo Simón.

Empezó a sentir como su celular vibraba, se paró y lo sacó viendo el nombre de la pelirroja en la pantalla, y eso hizo ponerlo más sensible, necesitaba que su mejor amiga lo escuchará, contarle todo lo que le estaba pasando y así no tener este dolor solo, miró a Raphael que había parado cerca esperando que hablara.

—Ve— dijo Simón— tengo que contestar este llamado, iré ahora mismo.

Pudo ver como Raphael abría la boca para decir algo pero no lo hizo, haciendo que siguiera su camino, el vampiro menor dejó de mirarlo para atender al llamado.

— ¡Simón!

—Clary.

Se apoyó contra la pared bajando despacio hasta quedar sentado en la alfombra árabe cual tanto Magnus le fascinaba ¿Qué cosa no le fascinaba a Magnus?

—Me siento sola sin ti.

¿Y el no?

—Tú me cambiaste Clarissa—dijo Simón— decidiste ignorarme por lo que eres.

—No puedo estar con subterráneos—dijo Clary— es algo que los Nephilim tienen.

— ¿Aunque ese subterráneo sea tu mejor amigo?

Sintió como la pelirroja suspiraba a través de la línea.

—Quería contarte que estoy en algo con Jace—dijo Clary— aunque aún es complicado.

¿Jace? ¿El rubio teñido que lo había golpeado? ¿El bastardo que había lastimado a Raphael? ¿El chico Yo-soy-Nephilim-el-puto-amo?

—Me alegro que al fin hayas podido atrapar a alguien— intentó bromear.

—Jace es genial, no se despega de mí en ningún momento, me dejan salir a sus misiones y él me protege— dijo Clary en un suspiro— solo que el problemas es Alec, parece que no me quiere, sospecho que es gay y le gusta Jace, pero todos sabemos que Jace no lo es.

—Claro que no—dijo Simón.

—No puedo entender porque se van al otro bando, sabes que nunca he discriminado ¿Pero por qué deciden quedarse enamorados de sus mismos sexos? Capaz los homosexuales tienen ese pensamiento por un tiempo y se va ¿O no?

—Si una persona ama a alguien de su mismo sexo, es su problema Clarissa ¿No tiene derecho a ser libre de decidir quién le gusta? tengo que decirte algo, a mi...

...me gustan los hombres, eso le hubiera dicho si ella no hubiese interrumpido.

—Tengo que dejarte, después hablaremos—dijo Clary— gracias por escucharme.

Se quedó mirando el celular con puro dolor, pero se paró y empezó a caminar hacia la sala, Clary ya tenía que arreglar sus propios problemas ¿Desde cuándo enamorar a un chico era un problema? Cuando iba entrando a la sala, se llevó la sorpresa de que nada era como pensaba, que Raphael se estaba dejando rodear por la magia de Magnus y que Ragnor empezará a hablar para ayudar al otro brujo, mientras que Alec miraba todo fascinado, pero no, Raphael estaba siendo sostenido por el Nephilim mientras que Magnus se quejaba que así no podía hacer su trabajo y Ragnor estaba al otro lado de la sala revolviendo en una pequeña olla algo que tiraba vapor verde, todo un caos.

— ¿Qué sucede aquí?

Se llevó la mirada de todos y al fin pudo ver como Magnus suspiraba de alivio.

—Raphael no quiere que revise su cabeza— chilló Magnus enojado.

— ¿Raphael?— preguntó Simón mirando al vampiro mayor.

—No lo haré— musitó Raphael— ahora suéltame Nephilim.

— ¡Ta-ran!

Todos volvieron la vista a Ragnor que venía con una taza en sus manos y con una sonrisa de orgullo por lo que ha hecho.

— ¿Qué es eso?— pregunto Alec.

—Esto niño Lightwood es algo mejor que lo que está intentando hacer Magnus—dijo Ragnor tendiendo la taza a Raphael—toma un trago Raphael.

Simón no podía creerlo ¿Había algo mejor que los poderes de Magnus?

— ¿Qué me va a hacer esto?— Preguntó Raphael asustado

Que estaba mirando el líquido con un poco de asco.

—Acabara todo tu problema con Annamarie—dijo Ragnor— confía en mí.

Vio como Raphael tomaba todo el líquido sin dudarlo y Ragnor empezaba a sonreír con travesura, confirmando que no era del todo cierto y que había algo detrás de ese líquido.

—Dulce sueños Raphael— añadió Ragnor quitándole la taza.

Estaba confundido ¿Qué sucedía acá? empezó a preocuparse cuando el vampiro mayor empezó a tocarse la panza y su cara cambio a pánico.

—Traidor— gritó Raphael.

Cayendo inconsciente al piso, el vampiro menor se arrodillo a su lado ¿Qué estaba sucediendo?

— ¿Qué le hiciste?— preguntó molesto.

—Magnus haz tu trabajo—dijo Ragnor.

—Aléjate Sheldon, vamos a ver los pensamientos de Raphael— dijo Magnus.

Magnus estaba diciendo palabras raras mientras que de sus manos salían llamas violetas hacia la cabeza del vampiro mayor, Simón sentía preocupación, pero no se inmutó, miró al Nephilim que estaba mirando todo con atención con chispa de fascinación cuando miraba las manos del brujo; toda la sala pareció ser expandida por humos violetas brillantes, frente a todos y a lado del cuerpo de Raphael dormido aparecía un doble.

—Es Raphael— dijo Simón sorprendido.

—Shh.

El mayor parecía moverse en el lugar, el espacio de esa nube se habían modificado a tal que parecía estar en un callejos, en su caminaba aparecía un chico hecho ovillo, se arrodillaba y el joven sacaba su cabeza bajo sus brazos y Simón se sorprendió a ver que era él cuando era mundano.

—Son recuerdos que han marcado a Raphael— susurró Ragnor— situaciones que cambian sus emociones recientemente.

La mirada de su adiestrador era intensa hacia su él mundano, tan intensa que podía sentir un escalofrío recorrer su cuerpo, pero después eso todo desaparecía y volvía a aparecer un Raphael pero esta vez sosteniendo a un inconsciente Simón en sus brazos, mirándolo, de nuevo las cosas desaparecían y aparecía, otra vez un Raphael preocupado caminando por la ciudad buscándolo, no duraban ni minutos, todo pasaba tan rápido.

—Es ofensivo que yo no aparezca allí—dijo Magnus.

Duraban pocos minutos los sucesos y desaparecían, esta vez aparecía un Raphael cansado sosteniendo el celular, las letras salieron de allí mostrándose en toda la sala.

<<Muy pronto lo iré a buscar. E>>

¿Quién era E? ¿Y a quién iría a buscar? De nuevo todo desapareció y mostró un momento donde estaban ellos dos juntos y el vampiro mayor empezaba a acercarse hacia sus labios ¡Era el momento del beso! El beso lo había marcado, el beso era importante, Simón no sabía cómo sentirse al respecto.

—Sigo pensando que es ofensivo—volvió a decir Magnus.

En el otro suceso Raphael caminaba por los pasillos y delante apareció la Nephilim, vio como el vampiro se tambaleaba y se sostenía de la pared cerrando los ojos con fuerza, Simón vio como detrás aparecía el en aquella visión.

—No recuerdo eso—dijo Simón.

—Tú no estabas— afirmó Ragnor— Raphael estaba pensando en ti en ese momento.

—Oh.

Simón empezó a saltar en su mente mientras gritaba como un adolescente ¡Raphael pensaba en el! Y no solo como un alumno. La penúltima visión fue la de la aparición de la mujer en la cocina, que ya conocía bastante bien.

—Creo que ya ha acabado—dijo Magnus.

Claro que no, no había acabado, ya que la última de las visiones fue una de ellos dos en la habitación, hace solo un momento.

<<Porqué eres mi adiestrador. >>

Y todo empezó a llover, acabando todo lo que la magia de Magnus había causado.

— ¿Qué fue eso?— Preguntó Alexander— Magnus has que deje de llover.

La lluvia acabó al instante gracias a la magia de Magnus.

—Creo que es tristeza—opino Ragnor.

Simón se avergonzó por aquello.

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