(43)
SIMÓN
Estaba tan confundido, primero su orientación sexual ¿Le gustaba los chicos o las chicas? Nunca había estado con alguien y menos con un chico vampiro ¿Cómo te dabas cuenta que te gusta alguien? pensó en el beso de hace unos minutos, le había gustado, lo había dejado sin palabra, embobado y había querido más, pero después estaba Clary ¿Cómo podría decirle a Clary que se había besado con su adiestrador? más cuando Clarissa y el estaban teniendo problemas en su amistad, no estaba preparado para eso.
—Has metido la pata Sheldon— dijo Magnus acercándose— la tiene metido hasta el fondo y no tuve tiempo para poder pensar un nombre de su amor.
— ¿Safael? — pidió Ragnor.
Vio como Magnus se dio vuelta y aplaudía con entusiasmo, pero Simón no les prestó atención, tenía razón, había huido de Raphael en el momento que Clary había llegado y hablado en su búsqueda.
<< Pero estoy confundido >> se dijo Simón.
Vio a Alexander Lightwood, que había estado más temprano en el lugar, estaba escondido detrás de todos tratando de que no lo vieran y cerca de Clary estaba situado el Nephilim rubio que a Simón no le caía para nada bien. Volvió a mirar a su amiga, ella había parado un poco lejos y le devolvía la mirada, no venía a arreglar las cosas, la amistad se había quebrado, ella ahora era una de ellos, era de su nuevo grupo. Simón sentía que se le armaba un nudo en la garganta.
— ¿Qué necesitan Nephilim?— Preguntó Magnus colocándose a su lado— saben que Simón esta bajo el mando de Raphael, si quieren hablar con el pequeño Sheldon, necesitan el permiso de su Jefe.
Simón miró a Magnus, iba a decirle que no necesitaba el permiso de Raphael para hablar con su mejor amiga, pero no dijo nada ¿Clarissa venía a hablar con el por su amistad o venia a tratar de sacar información sobre Ethan y Kendall? Ella estaba haciendo su trabajo.
— ¡Simón es mi mejor amigo!— chilló Clary— no pueden decirme que tengo que hablar con otro vampiro para que me permita hablar con mi mejor amigo.
—Entonces tendrías que haber pensado antes de convertir a Simón en mi polluelo, niña Nephilim.
Simón volteó, Raphael venía caminando con una postura de superioridad como siempre hizo cuando tenía problemas con los Nephilim, vio como se colocaba a su lado y tuvo la necesidad de pedirle disculpa por haber alejado remotamente, pero Raphael ni lo miro.
—No puedes hacer esto— Clary volvió a chillar—Simón di algo.
Miró a Clary ¿Estaba haciendo esto por su amistad? ¿Enserio venia para arreglar su amistad? quería creerle, pero Clarissa había elegido a los Nephilim, dejándolo solo y eso le había llevado a dudar ahora de sus palabras, su amistad había cambiado desde que se convirtieron personas de diferentes mundos, volvió la vista a Raphael que ahora lo que estaba mirando, esperaba lo que entendiera que no quería hablar con Clarissa.
—No sé qué clase de costumbre estarás aprendiendo Nephilim— dijo Raphael volviendo su vista a los Nephilim— pero Simón no habla hasta que yo del permiso de hacerlo.
Vio como Clary miraba al chico rubio pidiendo su apoyo.
—Oh vaya, mucho dramas para mí— dijo Magnus— Pastelito verde vamos por unos tragos.
Simón quería irse con ellos y dejar a Clary con su grupo solos en esa sala, pero no podía, lo peor de todo es que no estaba muy bien con Raphael como para quedarse solo con él también.
— ¿A qué vienen Nephilim? — Preguntó Raphael— la otra noche dejaron bien en claro que culpaban a mi polluelo por tener unos atacantes peculiares.
—Necesitamos hacerles preguntas, vampiro— contestó Jace— no creo que los otros dos vampiros lo hayan atacado al azar, mas con sus escasas habilidades.
Simón lo miró molesto y ofendido.
—No tienes derecho a hablar de Simón y de sus habilidades — dijo el vampiro mayor con una sonrisa— cuando tienes una igual contigo Jonathan Herondale.
—No hables de mi vampiro — musitó Clary— tú no sabes de mis habilidades, ni nada de mí, ahórrate nombrar mi nombre a través de tu boca.
Simón se cruzó de brazos y trató de controlar su boca, nunca había tratado mal a alguien, menos a Clarissa, pero esto era mucho, podría ser una Nephilim y todo lo que quisiera, pero no tenía por qué hablarle así a Raphael, ni a ningún subterráneo en su vida como si fuera superior.
—Pero yo si — dijo Simón — tú eres tan mundana como yo Clarissa.
—Listo de dramas, hablemos a lo que veníamos— dijo Izzy arreglándose las uñas con su estela— problemas de mundanos para después.
—Vengan, acá tienen los sillones y hablamos como se debe— dijo Raphael con cortesía.
Simón se dio vuelta y caminó hacia los sillones sentándose, esperando a los demás, miró a todos y se miró las manos, estaba incómodo, a su lado izquierdo de su sillón se hundió y el olor a menta inundo sus fosas nasales, Raphael estaba a su lado.
—Entonces, ¿podemos entrevistar a tu polluelo, Raphael? — preguntó Jace.
—No es su polluelo— dijo Clary.
—Simón ¿Quieres hablar? — preguntó Raphael agarrándolo del hombro.
El vampiro menor no entendía ¿Por qué no estaba hablando con enojo? ¿Por qué no estaba apretando con fuerza hasta que los huesos se rompieran? ¿Por qué estaba dando a elegir? Simón asintió, levantando la vista y lo miró, sus ojos avellanas mostraban un enojo contenido, solo lo estaba conteniendo por los Nephilim, su vista con amargura hacia adelante, mirando a todo lo demás.
— ¿Qué necesitamos sabré Nephilim?
— ¿Qué tienes que ver con los otros dos vampiros? — Preguntó Isabelle— sería un gran comienzo.
—Se lo dije la otra noche, no los conozco —respondió molesto— Ethan fue quien me transformó pero no sé nada más.
Era cierto, Simón lo vio por primera vez en aquel callejón y de ahí comenzó todo los problemas.
—Pienso que te han transformado por alguna razón— dijo Jace.
—Entonces piensa lo que quieras— dijo Simón alzando sus hombros.
Sintió como Raphael emitió algo similar a una carcajada contenida bajo su mano.
—Simón— dijo Clary— por favor dinos lo que sabes.
—No sé nada— dijo Simón— oh espera si, Ethan es un vampiro.
Vio como el Nephilim rubio amagaba para pegarle, pero de nuevo un brazo interrumpió el proceso, Raphael lo estaba protegiendo.
—Te estás sobrepasando Herondale— dijo Raphael — no vuelvas a hacer eso, si no quieres problemas.
Simón tuvo que pensar si tenía corazón, porque ahora mismo estaría latiendo con mucha rapidez y si fuera así se pondría de un color carmesí por el acto del vampiro mayor, esto sería algo para pensar más tarde.
—A mí me gusta los problemas— respondió Jace.
Pegándole a Simón cuando se pudo escapar, y minutos después se había armado un gran problema en la sala, Raphael estaba sosteniendo a Jace sobre el cuello, después el Nephilim se escapaba y golpeaba al vampiro, destruyendo la mesa de madera exótica que tanto amaba Magnus, un jarrón árabe de muchos colores luminosos, un sillón violeta, cuál era el favorito del brujo, mientras que el Parabatai del Nephilim rubio trataba de separarlos. Simón observo todo con horror, no le había dolido el golpe que le había dado Jace, pero le estaba doliendo los golpes que recibía Raphael, no podía hacer nada, ni sabía como controlar su fuerza.
— Infantiles.
Miró sobre su hombro, detrás estaba Isabelle con una sonrisa divertida, se llevó una sorpresa cuando la muchacha le guiño el ojo, volvió su vista hacia adelante avergonzado, prefería no tener nada con Nephilim.
— ¡No!
Miró la puerta donde pasaba a la otra sala, Magnus estaba ahí mientras irradiaba luces azules sobre sus manos y tenía una cara de enojo que Simón creyó que no vería nunca de su parte, todos en la sala pareció congelarse.
— ¡¿Qué sucedió aquí?! Niño Nephilim no porque te guste romper todo a tu paso— dijo Magnus enojado— tienes que venir a romper cosas aquí, a mi casa ¿Sabes que puedo matarte ahora mismo?
— Señor Bane, sucede que había una pelea— dijo Alec sorprendiendo a todos— responderemos todo lo que rompió mi Parabatai.
—Ven Alexander Lightwood, vamos a hablar sobre todo este problema— dijo Magnus.
Cuando vio que Magnus y Alexander desaparecieron todos volvieron a la normalidad, Raphael se sentó acomodando su chaqueta y agarrando su brazo, el Nephilim rubio se limpió la sangre de su boca y Clarissa corría hacia él, Simón se acercó a Raphael.
— ¿Puedo verlo? — pidieron Simón.
Raphael lo miró confundido.
— ¿Qué? — pensó Raphael.
— El brazo, déjame ver el brazo— pidió Simón.
Vio como Raphael asentía y el menor agarró el brazo, la chaqueta estaba cortada, esperaba que el vampiro mayor no se diera cuenta que una de sus chaquetas no iba a servir más, estaba saliendo sangre.
— Estas lastimado Raphael— dijo preocupado.
— Me sanaré — dijo Raphael— vampiro deja ya, lo hare por mi cuenta.
— Necesito hablar contigo— dijo Simón sin poder callarse.
— Después— dijo Raphael
Simón comenzó a sentir enojo, culpa del Nephilim Raphael estaba así de herido, ya estaba harto, avanzo unos pasos y miró a los Nephilim.
—Les pido que se vayan— musitó Simón— han tenido muchos problemas ya.
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