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SIMÓN

Estaba en su habitación hecho un ovillo, llorando como un niño cuando lo retaban cuando hacia algo malo, y esta vez no había sido sus padres, si Raphael que había hecho de una manera que le había temido, era ridículo, había llorado frente a Raphael ¿Dónde habías ubicado su hombría? Parecía un adolecente, el vampiro estaba acabando con lo que quería convertir en alguien que no era, eso no lo permitiría, nunca. Cada vez creía más que los vampiros no eran tan amor y sentimiento mezclado con emociones, como crepúsculo, Raphael le estaba demostrando que los vampiros eran serios, aburrido y se ponían idiota por cualquier situación, pero el mayor amigo tenía algo bueno ¿No? Tiene amigos, a veces tiene sus cambios de ánimos que lo hacían ver bien y feliz como fascinante. Simón se paró y caminó por la pieza agarrándose los mechones de pelos, se repetía que tenía que dejar de verle o tratar de encontrar cosas buenas en el vampiro mayor ¡Le había gritado! Tendría que gritarle y darle una bofetada para que tenga su propia medicina, con el no se iba a meter, no era uno de los otros novatos; el teléfono empezó a vibrar en alguna de la habitación, empezó a buscarlo encontrando en el escritorio que estaba a una distancia de donde estaba, cuando lo agarró y contestó no se fijó en el número o quien tenía que estar, pensando que era Clary, ya que era la única que sabía que estaba vivo.

— ¿Hola?

Sintió como sollozos empezaban a escuchar a través de la línea.

— Bebé.

Era su madre, tiró el celular contra la pared y comenzó a caminar nervioso por la habitación, su mamá lo había llamado, lo había escuchado cuando ella le había dicho ¿Qué iba a decirle? ¿Qué iba a suceder? Salió de la habitación corriendo, tenía que encontrar a Magnus, era un brujo, iba a poder hacer algo ¿O no?

— ¡Magnus!

Sabía que estaba en la sala de los libros con Ragnor y Raphael, y aunque no quisiera ver al último necesitaba ayuda del brujo.

— ¡Magnus!

Entró casi cayéndose en la entrada pero pudo mantener el equilibrio, en la sala Magnus seguía con una copa en su mano ahora mirándolo, a su lado Ragnor con un bastón plateado cual ahora había prestado atención y bueno a Raphael no lo miró, todavía no tenía las agallas para mirarlo.

— ¿Qué paso mi pequeño amigo Sheldon? —Preguntó Magnus.

Otra vez lo llamaba así, trató de no prestarle atención.

— Necesito ayuda — dijo Simón nervioso— M-Me llamaron.

— ¿Y qué tiene de malo que te llamen? — Comentó Raphael— oh si, cuidado te pueden secuestrar.

Simón volteó hacia él y lo miró enojado, el vampiro mayor estaba estirado en el sillón cruzado de piernas y su mirada hacia él era intensa, tuvo que haber tomado algo.

—Tú cállate —dijo Simón— no me dirijas la palabra maldito cambia emociones.

—Es mejor que le hagas caso Santiago, no digas nada más— dijo Ragnor.

Simón le sonrió, le estaba cayendo un poco mejor Ragnor, aunque seguía siendo intimidante con su piel verde y sus cuernos y su seriedad, y que parecía tan íntimo con el vampiro mayor.

—Ven pequeño Sheldon — dijo Magnus — ¿Un trago?

Simón caminó hacia él y se sentó a su lado.

—No—dijo Raphael.

—Claro que si Magnus — dijo mirando desafiante a Raphael.

Magnus mostró una copa frente a él y Simón lo agarró con un poco de náusea, no quería tomar más de este líquido con alcohol, había llevado un susto más temprano, pero Raphael quería que no tomara y era su deber llevarle la contra.

—No tiene alcohol Simón— susurró Magnus.

Simón detectó la vista de Raphael, parecía que no había escuchado nada, se vio tenso y lo miraba como si sus ojos avellanas le estuvieran advirtiendo de lo que iba a hacer seria su gran error, siguió tomando del trago sin dejar de mirarlo, sentir la satisfacción de verle la cara cuando no le había obedecido y lo hizo, la cara llego más rápido de lo que creía, el vampiro mayor empezó con lo principal fruncir el ceño, a continuación cerró un poco sus ojos y después apretar los puños de su mano por el enojo.

—Acá hay mucha tensión — dijo Magnus — ¿bueno que era lo que querías decirme?

Simón reaccionó y dejó de tomar, se había olvidado a que había venido, todo por culpa de Raphael.

—Bueno estaba en mi habitación y alguien me había llamado a mi celular — dijo Simón— pero cuando conteste era mi madre, me escuchó, necesito que hagas algo.

—Simón.

—Que no me hables — dijo enojado Simón.

Fue solo de un segundo y pudo ser Raphael frente a él, tan cerca que podría tocar su miembro si levantaba su mano un poco, alzó la mirada avergonzada hasta llegar a su cara, los ojos avellanas lo miraban enojado.

—Tú no me harás callar ¿Me escuchaste? ven tenemos que hablar...

No pudo reprochar porque Raphael lo agarró de la remera y lo arrastró hacia afuera de la sala, cuando salieron lo estampo contra la pared, Simón se cometo para sí sobre que no sabía por qué al mayor le gustaba hacer eso.

— ¿D-De que quieres hablar? — Simón nervioso.

Raphael lo tenía acorralado, sus manos lo tenía con fuerza de la remera y el cuerpo de él no dejaban lugar para que Simón escapara.

—Primero de lo de hace rato —dijo Raphael suavizando su agarre— No quería gritarte Simón, eres muy rebelde y ¡No puedo controlarte!

¿Lo estaba retando? ¿O estaba pidiendo disculpa?

—Primero cigarrillos, después del alcohol hasta caer desmayado— siguió diciendo el vampiro — no hay vez que no quiera que te pase nada novato.

—No es tu deber preocupado Raphael— dijo Simón.

—Claro que si — dijo Raphael — es mi deber hacerlo y lo haré tanto que pueda.

Simón trató de moverse para escapar, pero Raphael lo sostuvo con más fuerza impidiéndole irse, realmente quería hablar y eso estaba haciendo más tenso el asunto entre ambos.

— ¿Entonces lo que estamos haciendo por tu deber de adiestrador? — preguntó Simón.

—Claro que si — dijo Raphael.

¿Qué era lo que esperaba? ¿Qué Raphael le dijera que se preocupaba por él por otras razones? Era solo su deber, nada más, Simón se alejó como pudo, específicamente que lloraría en cualquier momento y todo debía ser culpa del alcohol que hacía más intenso todos sus sentimiento.

—Entonces trataré de comportarme y no meterte en problemas, adiestrador — dijo caminando hacia la otra sala.

—Espera.

No se dio vuelta, pero si paro ¿Qué otra cosa más le iba a decir? Pero entonces vio como Raphael se acercaba hasta él y lo agarraba del brazo, si no había llorado con ganas hace rato lo haría ahora, el vampiro lo empezaba una vuelta hasta quedar frente a frente, había visto películas así y sabia que esto no terminaba en nada parecía ¿O sí? Miró a Raphael con un nudo en la garganta, sus ojos avellanas estaban demostrando algo distinto cual no podían descifrar, sus pómulos marcados, su nariz, su pelo bien peinado y su boca siendo remojados cuando pasaban su lengua por ellos, Raphael siempre se lucia fascinante ¡Y si admitía que estaba enamorado de su adiestrador!. El vampiro mayor parecía no reaccionar frente a sus ojos ¿Eso era bueno o malo?

—Y yo

Podía ver como Raphael se notaba nervioso e incómodo.

— ¿Qué sucede Raphael? — pidieron Simón.

Raphael estaba tenso y parecía tener una lucha con el mismo ¿Qué estaba pasando? vio como el vampiro se acercaba cada vez más a él ¿Lo iba a besar? ¡Lo iba a besar! Oh por todos los novatos ¡Raphael lo iba a besar! ¡Esto es alarma roja!

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