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SIMÓN

Estaba leyendo el diario de Will con un poco de molestia, no podía creer que Raphael lo había escondido en las sala mientras estaba hablando con el señor Fell, trató de concentrarse en la escritura de Will, pero era difícil tratando de olvidar lo molesto que estaba con Raphael, como si no quisiera que estuviera con él haya. Empezó a leer en voz alta para callar su cabeza.

—"Ella era un libro, cuando ella estaba feliz tú no podías dejar de sonreír, cuando ella estaba enojada sentía la necesidad de que se solucionara. Pero como un libro ella era hermosa y única, a mi me gustan los libros, a mi me gusta ella."

Sonrió, amaba como se expresaba el Nephilim, trataba a la mujer como lo más maravillosa del mundo y lo que le asombraba es que él era real, no era un chico atrapado en algún libro que trataba a su chica como la más hermosa, igual era hermoso, como Ethan Wate, si no esto era real, era un Nephilim con una historia en el mundo donde vivían.

— ¿No te parece hermoso?

Alzó la vista, Magnus estaba a una distancia de él con una sonrisa, todavía le asombraba ver los ojos gatunos del brujo y la vestimenta, Magnus usaba una ropa colorida y brillante, sus ojos también contenía brillos y su pelo cada día tenía un color distinto, ahora las puntas iban de un color rojo, no había creído ver a un brujo así, tan extrovertido tratando de adaptarse a la cosas modernas mundanas.

—Will habla de esta chica como si fuese lo más genial del mundo—dijo Simón cerrando el libro.

En otro momento leería, cuando no hubiera nadie cerca.

—Es raro que yo no haya estado pronunciado ahí—dijo Magnus sentándose—Will tenía un amor por mí, aunque lo escondía muy bien.

Lo que podía descifrar es que Magnus lo estaba diciendo en tono de broma pero ¿Magnus había estado en ese tiempo? ¿Cuánto años tenía?

— ¿Estuviste ahí?— preguntó con curiosidad.

Vio como Magnus hacia aparecer una copa con un liquido cual se lo bebió de inmediato.

—Claro que si—respondió— conocí a Will, a Tessa y a Jem, que ahora es el hermano silencioso Zachariah, hasta conocí a unos de los hijos de Tessa y Will un niño tan travieso y rebelde pero de buen corazón.

Mirar a Magnus era como recordar como cuando era niño y escuchaba a su abuelo relatar historias, sólo que ahora no tenía a su abuelo frente a él si no a un brujo cual había dejado solo a Raphael con ese tal Ragnor, no sabía por qué se molestaba, Raphael debía conocer hace muchos años al otro brujo, si tenían algo en muy poco tiempo se daría cuenta.

— ¿Cómo te sientes?— preguntó Magnus observándolo.

¿Qué le diría? Se sentía extraño desde que sentía un poco de interés en Raphael y más dándose cuenta que conviviría unos años, también con un brujo que no dejaba de beber en ningún momento del día y que posiblemente tenía muchos siglos de edad. Extrañaba un poco a su madre y a su mejor amiga, pero ella era una Nephilim, haciendo que su amistad empezará a derrumbarse o que su orientación sexual había dado un giro desde que se masturbó por primera vez con la visión de un Raphael bailando. No, no podía decirle eso.

—Creo que me estoy acostumbrado—dijo Simón alzando los hombros— ¿Qué haces aquí Magnus? Ragnor está en la otra sala.

Vio como Magnus hacia aparecer otra copa pero esta vez en sus manos, un liquido rojo y espeso, sangre.

—Toma, bebe un poco, tiene un poquito de alcohol, —dijo Magnus con una sonrisa— la razón del porque estoy acá, es que mi gran pimpollo verde y Raphael me sacaron del lugar.

Simón se tomó toda la copa con rapidez, no tenía que demostrar que estaba más que enfadado de que Raphael y Ragnor estuvieran solos, pero después de unos minutos la copa de él se volvió a llenar.

—Toma con precaución—dijo Magnus— ¿Hay algo que te molesta pequeño Sheldon?

—No—dijo Simón— ¿Por qué estaba el Nephilim aquí?

Volvió a tomarse todo el líquido de su copa, se podía sentir el sabor del alcohol quemando un poco la garganta ahora.

— ¿El Nephilim? Ah Alexander Lightwood.

Simón no creía que el tragó le estuviera haciendo efecto, pero como Magnus había dicho el nombre del Nephilim es como si quisiera alargarlo y acariciarlo en su propia boca, sonaba tan fino, como si fuera un chico de privilegios y riquezas, un niño de papis.

—Solo un negocio— añadió Magnus tomando un trago— ¿Quieres más Sheldon?

Sabía que para que el brujo le dijera algo tenía que tener confianza entre los dos o nunca sabría nada.

—Claro—dijo estirando la copa.

Pero después de algunas hora, o posiblemente una hora, ya que no tenían un reloj para ver cuanto había pasado, ambos habían pasado unas cuantas copas y Simón estaba comenzando a ser afectado por el alcohol.

—Sheldon—dijo Magnus riéndose—creo que has tomado suficiente.

—No claro que no—dijo Simón tomando el último trago—esto esta delicioso.

Estaba feliz, no sabía si era el efecto del alcohol o que todo lo que estaba viendo mostraba el lado bueno, nunca se había sentido tan así, como si estuviera por flotar y todo a su alrededor fuera divertido.

—Sabes no me había sentido tan bien en toda mi vida—dijo Simón riéndose.

—Sheldon.

Simón estaba sonriendo mirando al techo, se sentía un poco mareado pero nada podía cortar con lo que él estaba sintiendo, feliz.

—Sabes he podido olvidar lo que me estaba molestando—dijo Simón largando una carcajada.

A cambio de Simón, Magnus seguía en buen estado y con curiosidad, preparado para sacar cada gota de confesiones por el menor, ya que en su estado solo diría nada más que la verdad.

— ¿Qué te estaba molestando pequeño Sheldon?—pregunto Magnus curioso.

Simón empezó a ver como el techo se movía y las nauseas subían a su garganta.

—Clary y— empezó a decir Simón un poco molesto—y Raphael.

— ¿Raphael? ¿Qué te ha hecho Raphael?— preguntó.

Simón se sentó y miró a Magnus a los ojos.

—Sus cambios de humor, me molestan, como sus ojos avellanas y cuando sonríe y cuando esta con otra persona—dijo Simón molesto.

Vio como Magnus sonreía con entusiasmo haciendo que Simón recuperará la postura, había confesado su secreto y era al amigo de Raphael, estaba en problemas.

—Magnus—dijo Simón parándose y caminando hasta el—prométeme que no le vas a decir a nadie.

—Sheldon tienes mi silencio—dijo Magnus tomando un trago.

— ¿Qué sucede acá?

Simón miró hacia la puerta vio a dos Raphael entrando, aunque sabía que su visión se debía al alcohol, los dos mayores tenían el ceño fruncido y los brazos cruzados, sus ojos se empezaron a nublar y ver todo negro, dos vampiros para él no sonaba tan mal.

— ¿Novato?

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