RAPHAEL

Camina por la multitud que bailan y chocan sus cuerpos entre sí al ritmo de la música, y por alguna razón él no sé ve bailando así, todo descontrolado. Le gustaba más lo clásico, algo lento con cual poder disfrutar la noche y tener a alguien a su lado, pero... habían dos motivos para que eso no sucediera, primero no tenía pareja y segundo ahora nadie bailaba las baladas lentas, solo era bailar entre sí como perros en celos. 

Las luces brillan, dándole color a la oscuridad, camareras y camareros subterráneos semidesnudos pasean con copas y vasos llenos de todo tipos de bebida en bandejas que llevan en sus manos. Unas de las camareras que debe ser una Seelie le guiña el ojo, Raphael le devuelve una sonrisa con colmillos incluidos en forma de que está encantado con su coqueteo.  No conoce el amor y cuando se transformó en vampiro juró no amar a nadie, a no comprometerse en una relación, no dañar o ser dañado de nuevo, algo que había fracasado anteriormente, pero ahora sabe que solo es de una noche y nada más, y si hoy tenía suerte, podía tener acción en un rato.

El salón es enorme, Raphael sigue caminando sin sentido, no sabe que está buscando, pero si lo ve sabrá que era eso. Frente a él, en la zona VIP se encontra el gran brujo, Magnus Bane, con Camille a un lado y la Reina Seelie al otro. Quien que lo viera, diría que era el más afortunado de tener a dos "Hermosas" mujeres al lado, claro Camille es la vampiro más bella de los clan de Nueva York y aunque muchos quisieran ser como ella tiene un serio problema, su ex adicción. Después está la Reina Seelie, cual también es hermosa, muchos rumoreaban que tenerla como amante era lo mejor, pero sus trucos hacian dudar a más de uno. 

Y ahí estaba Magnus, en el medio de ellas, riendo, aunque se le podía notar como algo apagado ¿Cuándo Magnus Bane se veía apagado en una fiesta?

No es problema de él lo que está sucediendo con el brujo, lo único que lo frustra es Camille. No hace nada por sus pequeños, no le importa que pueden estar haciendo, los deja al cargo de él como si pudiera hacerse cargo de todos, como si él hubiese firmado un acuerdo de gastar su inmortalidad cuidando a otros. 

Camina hacia el lado contrario, buscando a cualquier camarera para poder pedirle un poco de bebida mundana que hacen efecto, lo tranquilizaba, le hacen olvidar la situación en la que está. Muchas veces ha pensado salir al sol y acabar con su vida de una vez por todas, pero le ha prometido a su familia sobrevivir, aunque todos crean que es un brujo sin poderes ¿Qué brujo no puede salir al sol? ¿Qué brujo bebe sangre? ¿Qué brujo mata mundanos y absorbe su sangre? Se sienta en la cantina esperando que un joven que se está haciendo pasar por un barman se acerque a él después de servirle a una pareja. 

— ¿Qué quieres para tomar, cariño?— pregunta una voz masculina.

Raphael mira al joven que está del otro lado de la barra, su piel es verde brillante y sus ojos son grises, en su sonrisa hay colmillos finos y blancos, su pelo está ordenado hacia atrás y su camisa de trabajo ya está semi-desabrochada.

— Bebida mundana, por favor—pide  sonriendo de medio lado.

— Bien, un vodka para el vampiro sexy— dijo el joven con una pequeña risita.

Y se fue, dejandolo volver a su amargura. La música retumba en sus oídos, empezando a contraer un terrible dolor de cabeza de su especie, odiaba la audición que tenía.

— Vodka, regalo de la casa— dijo el muchacho.

Le da un guiño y se va a servir más tragos, Raphel sonríe, no le molesta si una mujer o un hombre está interesado en él, para el amor no hay que fijarse en el género, bueno no era amor, seria atracción física. Empieza a reír de sus propios pensamientos, el amor no existe, menos a un asesino como a él. 

Le da un sorbo a su vaso sintiendo como su garganta quema al recorrido del líquido, sus hombros se relajan, el dolor que sentía en la cabeza se disminuye y por primera vez la disfruta, la música ya no es como antes, todos con bases ruidosas y eléctrica... 

— ¡Raphael!

El grito es tapado por la música y sus propios pensamientos que están divagando.

— ¡Raphael!

El grito esta vez se escucha con claridad, reconociendo a una de las chicas del clan, se levanta esperando que la joven se acerque, notando como su cabello teñido azulado brillante y su piercing en su nariz se mueven en el proceso, deteniendose al instante que la joven se detuvo.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué tantos gritos?

— Él... ¡Él está atacando a un mundano en el callejón!

— ¿Qué? ¿Quién?— pregunta tenso Raphael.

— Ethan, el chico a quien gritaste.

— Pequeña mierda... ¡Lo mataré!

Camina hasta la puerta trasera y la abre de un empujón, ve a Ethan con los colmillos en el cuello de un mundano, un chico mundano, Raphael con su fuerza saca al vampiro y lo tira hacia el clan que está detrás.

— ¡Lleven al bastardo al hotel!— grita Raphael más que enojado— ¡Que no se salga de ahí, si no ustedes también tendrán su castigo! ¿Escucharon?

Muchos asientes y se llevan al Ethan a las rastras, hay quejas y gritos por arruinar la noche, pero Raphael dirige su mirada al joven que está en el suelo, hecho un ovillo. tocándose su cuello  donde fue mordido. Raphael da algunas maldiciones sabiendo que esto traerá consecuencias al mundano y a él. 

— No temas— dice Raphael para luego arrodillarse— ¿Te sientes bien?

Nota como unos lentes salen de abajo de una maraña de pelo, y ve unos ojos verdes grisáceos que a pesar de la oscuridad pueden notarse por el brillo de la poca luz del callejón, los ojos están iluminados como si se estuviera a punto de llorar en ese instante.

— ¡Ese hombre me mordió el cuello!— susurra el joven casi histérico.

— Está borracho y drogado— dice Raphael— las personas así hacen eso a veces.

— ¿Cómo lo sabes?— preguntó el joven— ¿Tú eres de esas personas?

— No niño, ahora ve a casa.

Raphael ve cómo el chico lo mira con curiosidad, los mundanos no disimulan al ver algo tan ¿Bello? ¿Misterioso? ¿Raro?

— Me siento raro— dijo el chico tratando de pararse.

Raphael lo ayuda, sabe a lo que iba esto, cuando un vampiro muerde a un mundano y no le da de su sangre, el mundano sufrirá como un tipo de adicción y a todos los medios volverá a la droga, que será hacia los vampiros para completar el proceso. Eso llevará a tener un nuevo polluelo en el clan.

— Nunca te acerques al Hotel Dumort— ordena Raphael— ¿Entendido?

El joven asiente con miedo y eso hace sonreír a Raphael, mostrando que aún tiene sus habilidades para intimidar a alguien. 

— Vete ahora, mundano— ordena una vez más.

Y el joven corre por el callejón alejándose con miedo y con una nueva adicción que explotará pronto, mientras Raphael lo observa, preguntándose ¿Cuánto durará para que la adicción aparezca? ¿Qué hará cuando el joven enloquezca y aparezca en el hotel? Porque es seguro que lo hará ¿Tendrá que matar a un mundano de nuevo? ¿O transformarlo para no sentir de nuevo la culpa? Hoy no ha sido la mejor noche.

-Aclaraciones-

•Seelie: Son tipos Hadas.

•Licantropos: Hombres lobos.

• Hotel Dumort: El Hotel Dumort es un hotel derruido habitado por el clan de vampiros de Nueva York y sede oficial. Originalmente su nombre era Hotel Dumont, y fue renombrado por los vampiros en los años 20 para que su nuevo nombre se tradujera de francés como "Hotel de la muerte".