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RAPHAEL

No había pensado que darle sangre a un novato fuera tan difícil, porque nunca le había pasado a que fuera a tal nivel, el polluelo estaba sentado frente a él y en sus manos un vaso como sabia hacer con los polluelos, pero justamente este polluelo parecía sin ganas de colaborar, colocando una cara de asco y desagrado hacia aquel liquido que podría hacerlo más fuerte y que los efectos de su transformación fuera mucho más rápida, y eso lo estaba frustrando porque no podía hacerle tomar aquello y no sabía qué hacer para que el polluelo entendiera que era vital para su cuerpo.

—Vamos Simón—dijo suavemente Raphael—dale un trago.

Miró como Simón le evitaba la mirada, no escondiendo su cara de repugnancia a aquel líquido que se convertiría en su compañera por un gran tiempo, para toda su vida si tardaba en adiestrarse bien.

—Simón necesitas la sangre en tu organismo, toma ya ese líquido.

—Me da asco, no soy un animal, tomar sangre es satánico.

Raphael se quejo en silencio, todos los demás novatos no habían parado a pensar esas cosas a la hora de su primera alimentación y Simón a cambio estaba comparándose con cosas tan estúpidas y mundanas, tanto estaba molestando su comportamiento que ya estaba comenzando a irritarse porque no estaba obedeciendo sus órdenes.

—Necesitas alimentarte.

—Quiero comida—dijo Simón.

El menor alzó los hombros y así dejar el vaso en su lugar, Raphael apoyó los codos en la mesa con cansancio, ya se estaba resignando, no podía con este niño, no podía adiestrarlo, terminaría matándolo con sus propias manos prontamente.

—Tendría que mandarte con Camille y así me libró de esto—susurro Raphael.

— ¿Quién? ¿Una sexy vampiro?

Raphael alzó la vista y vio como el menor sonreía con picardía, algo que sólo un polluelo haría a no conocer a una persona desquiciada como aquella mujer que lamentablemente seguía en el puesto de jefa de un hotel con muchos vampiros.

— Si, una sexy vampiro—dijo Raphael apartando la mirada.

— ¿Tu ex novia?—preguntó Simón— porque pareces medio molesto con solo hablar de ella.

El vampiro mayor dejó escapar una carcajada sin ningún tipo de sentimiento de diversión de ella, no entendía como el novato iba a preguntar tal barbaridad, era ilógico, ni siquiera conocía a Camille como para emparejarlos juntos, como pareja, con solo verla sabría que esa mujer no se le emparejaba con cualquiera.

—Ella manda a todos los vampiros del hotel y me exilió de allí.

— ¿Entonces me quieres mandar a un hotel lleno de vampiros? ¡No! Todavía tengo miedo de ti y me quiere mandar con unas docenas de ellos.

—Entonces bebe el líquido de ese vaso—ordenó Raphael.

Simón bufó de nuevo, tratando de que su comportamiento infantil llegara al vampiro mayor y se compadeciera un poco.

—Te pareces a mi madre.

Vio como el menor bajaba la mirada con amargura y sintió lástima por eso, sabía de aquel sentimiento, había pasado casi lo mismo ¿Qué le podía decir al novato para consolarlo? Era tan malo para esto, porque realmente nunca le había importado como se sintieran los polluelos en sus primeros días de transformación, pero ahora con este era una situación diferente, tenía que hacer algo para que se sintiera mejor, y eso consistía en que iba a tener que usar las dos palabras más difíciles de decir, solo para sentirse bien con el mismo y hacer sentir bien al chico frente a él.

—Lo siento— susurró Raphael.

Simón alzó los hombros como quitando importancia a lo que iba a decir.

—No fue tu culpa, fue de Ethan.

Ethan, como odiaba ese nombre, no había odiado a alguien como lo odiaba a este vampiro, esperaba encontrarlo por joder su vida como lo estaba haciendo con la suya y la del polluelo.

— ¿Qué pasa Raphael? ¿No puedes hacer que el novato se alimente?

Los dos voltearon viendo a un Magnus en pijama, el mayor sonrió un poco divertido de la visión que estaba teniendo, el brujo tenía hasta los pijamas coloridos, su pelo iba alborotado y el maquillaje que tendría que estar desparramado por su cara estaba bien colocado en su lugar, este se sentó a lado de Simón bostezando en el proceso, cansado.

—Al novato le parece un poco inapropiado tomar sangre— informó Raphael.

Vio como Magnus miraba con una sonrisa divertida a Simón y ponía una mano en su hombro con confianza, como si se conocieran desde siempre, el vampiro mayor miró la situación de una manera curiosa.

—Tienes que alimentarte—dijo Magnus—si no lo haces, te debilitará y será fácil para cualquiera matarte.

"Podría matarlo ahora" pensó Raphael un poco molesto.

—Tienes razón Magnus, gracias—dijo Simón con una pequeña sonrisa.

"Tiini rizin mignis griciis." Era un poco chocante escuchar ese comentario.

Vio como Simón agarraba otra vez aquel vaso y se lo llevaba a sus labios para comenzar a beber, le iba a hacer caso a Magnus y no a él quien literalmente era su jefe, eso era injusto, le estaba sacando su poder en el novato y no podía permitir eso.

—Hoy tendremos una visita muy particular—dijo Magnus feliz—te encantará Simón.

Raphael miro hacia arriba y murmuró entre dientes palabras para no ser entendida, porque estaba molesto.

—Ragnor vendrá a vernos—añadió Magnus mirando a Raphael— como él sabe que te echaron del hotel, quiere darnos una visita.

El vampiro volvió la mirada hacia el brujo y sonrió a la buena noticia, al fin una mente muy emparejada con la suya vendría a la casa y no se sentiría excluido de esta reciente amistad de Magnus y el novato que estaban creando.

—Al principio creí que venía para verme— añadió Magnus—ya que con mi pastelito verde somos amigos desde hace siglos, pero solo viene por Raphael.

Vio como Simón lo miraba confundido y agregó.

— ¿Son parejas?

Raphael comenzó a reír divertido y a su par Magnus, primero había preguntado si Camille y él eran pareja y ahora salía con esto, que si estaba en una relación con Ragnor, le gustaba cualquier persona, no importaba el sexo, pero no para que estuviera con cualquiera, hace décadas que no estaba en nada serio con alguien, porque el amor no existía para él.

—Ragnor es un amigo—dijo Raphael—me ayudó con mi proceso de adiestrador y le caigo mucho mejor que Magnus.

— ¡Oye!— se defendió Magnus— nuestras aventuras con Ragnor han sido épicas, me debe amar.

Raphael podía ver la mirada de fascinación en la cara del polluelo que miraba a Magnus, eso es lo que le producía admiración y un poco de fascinación, este empezó a relatar uno de sus relatos épicos con Ragnor cual lo exageraba un poco, pero Simón lo escuchaba y sonreía mientras se alimentaba, al ver que era el mal tercio el mayor sacó su celular con frustración y empezó a jugar un juego de guerras que tenía descargado, podría sacar a Simón de la charla y hacerlo entrenar por horas, podría pero solo no quería. Perdió más de cinco veces culpa del dúo, no podía concentrarse, ellos tenían la culpa de hablar tan animados frente a él.

— ¿Raphael no ha compartido ninguna aventura contigo?— preguntó Simón curioso.

Raphael lo escuchó con atención para perder otra vez en lo que iba de ese día.

—Raphael es muy reservado y cuidadoso con las aventuras—dijo Magnus.

Vio como Simón lo miraba con una pequeña sonrisa divertida y se molesto ¿Quién era él para burlarse? Solo él se podía burlar de los demás, no el novato.

—No es que no me gusten las aventuras—dijo Raphael—solo que contigo las aventuras son muy peligrosas.

Vio como Simón terminaba el vaso y lo dejaba en la mesa, se notaba más suelto y sonriente al lado del brujo, era un chico que entraba en confianza rápido y se adaptaba a la situación, eso lo ayudaría en su vida como vampiro, hasta podría subir jerarquías y ser reconocido, con ayuda de Magnus y de él podrían hacer a Simón muy nombrado.

—Creo que me puedo acostumbrar a esto—dijo Simón.

— ¿A qué?— preguntó Magnus.

Raphael iba a preguntar lo mismo, pero algo decía que podía entenderlo por la mirada que estaba dando.

—A convivir con ustedes, son más normales de lo que creí.

— ¿Qué te imaginaban dos monstruos asesinos con dientes afilados?— preguntó Raphael dejando el celular.

Vio como Simón asentía y después alborota su pelo avergonzado por haber pensado aquello tan malo, juzgando sin saber.

—Quiero comunicarme con Clary—dijo Simón— ¿Puedo hacerlo cierto?

— ¿Clary?— preguntó Magnus— ¿La novata Nephilim?

Simón asintió.

— ¿Puedo hablar con Clary, Raphael?

Raphael lo miró sin demostrar ningún tipo de emoción, pero dentro de él había causo un poco de ternura aquella pregunta, le recordaba a algunos de sus hermanos cuando quería un caramelo o permiso para ir a jugar y buscaban la aprobación con aquellas cara que no podía resistir.

—Está bien—respondió Raphael.

Vio como Magnus lo miraba con una sonrisa cómplice porque sabía que no era así de flexible cuando se trataba de asuntos con Nephilim, verlo así sabia que no era nada bueno lo que cruzaba por su cabeza, así que cuando Simón se paró con el celular en su oído y se alejó un poco del lugar, dejándolo solos Magnus sonrió mas divertido preparado para atacar.

—Este es el indicado—dijo Magnus—Simón es nuestro vampiro.

¿Qué? Era más de lo que esperaba escuchar.

—El sueño te está afectando— comentó el vampiro.

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