SIMÓN

Trataba de que moverse y dar una señal de que lo que estaban por hacer con él era una locura, pero era inútil, no podía, su cuerpo temblaba y sentía sensaciones al estar en los brazos del vampiro, podía escuchar silencio donde el corazón tendría que estar latiendo o donde la respiración tendría que estar chocando con su cabeza, con solo sentir su perfume varonil podía reconocer esa fragancia, empezó a reír o trató de hacerlo, era una locura lo que estaba pensando, se estaba embriagando con el perfume de un vampiro, eso era raro, empezó a pedir con toda su fuerza despertar y así ver porque tanto murmullos, su cuerpo empezó a vibrar y sintió millones de cosquillas, se empezó a asustar, ahora entendía menos ¿Esto era agonizar? ¿A esto se lo llamaba premuerto?

Después de un rato sintió como una brisa pasaba por su cuerpo, como si ya no estuviese en un lugar cálido, si no en un lugar despejado donde la brisa pegaba con su cuerpo, significaba que era su hora iba a morir, su vida había acabado y tenía tantas cosas por hacer, cigarrillos por fumar, una banda por cual hacer crecer y una familia por cual tener, casarse y tener dos pequeños niños o por lo menos cuidar a su mamá y de Clary, nunca había hecho nada malo para merecer esto, nunca había sido un mal niño para que la muerte lo visitara tan temprano, nunca había salido a fiestas o fumado cosas tóxicas para entrar a un mundo irreal ¿Por qué esta desgracia le toco? El contacto con algo frío en su espalda hizo que sintiera un escalofrío y tristeza al no sentir los brazos de Raphael a su alrededor, por lo menos antes no se sentía tan desprotegido y con miedo como ahora.

El grito desgarrador de Clary y algo frío cayendo a su pecho lo hizo reaccionar, su funeral estaba empezando, no podía moverse como para escapar de allí, lo que debía ser tierra cada vez iba esparciendo hasta que lo rodeó y lo tapó, se empezó a sentirse asfixiado, estar tapado de tierra y saber que no podía hacer nada lo que estaba haciendo descomponer, dejó de intentar hacer algo para huir, ya no podía hacer nada, dejó que la tierra humedad se contactaran con su piel y escuchó cómo su corazón dejaba ya de latir, era su hora, rezó la oración que su padre le había enseñado de pequeño y se hizo una nota mental de cómo sería su testamento que nunca saldría a la luz. Pero en el momento cual Simón creía que era hora de partir al otro mundo, sintió como su cuerpo recobró fuerza, intentó moverse y aunque la tierra lo estaba presionando pudo moverse, su corazón ya no podía escucharse, pero podía escuchar los corazones palpitar arriba de él y como el aroma exquisito de sangre inundaba su fosas nasales, luchó para subir, usando sus manos para empezar a escarbar, sus ojos estaban cerrados, pero se guió con el sentido del olfato, tenía hambre, mucha hambre y si salía de allí tenía sangre para tomar, siguió escarbando hasta poder sentir que estaba cerca, el dulzón sabor de sangre aumentaba cada vez que hacía un poco más arriba, sentía todo alrededor de él moverse como si estuviera temblando y sus oídos pudieron captar murmullos audibles.

— Está tomando la energía del planeta para poder salir.

Pudo escuchar como la voz de Raphael hacía eco en su cabeza, el vampiro estaba hablando de él, el deseo por devorar, succionar toda la sangre lo estaba poniendo loco, levantó una mano con fuerza tratando de ver cuánto le faltaba para salir, al ver que su mano y la mitad de su brazo que ya había podido salir, empezó a hacerlo más rápido empezando a sacar su cabeza y a ayudarse con sus brazos, hasta que pudo sentir que le faltaba poco. El grito de Clary fueron lo segundo en llenar sus oídos mirándola pudo ver que tenía su corazón palpitando rápido por el miedo y sus oídos podían escuchar como esa sangre bombeaba con agitación, se descontroló, pudo salir por completo y miró a la pelirroja cual estaba desprotegida y con una mirada de miedo, empezando a caminar hacia ella.

— Mundano...

Simón miró hacia donde provenía esa voz y vio al vampiro con bolsas de líquido en su mano invitándolo a ir hacia donde estaba él.

— Esto es todo para ti, no queremos ver como matas a una Nephilim.

Corrió hacia Raphael empujándolo viendo como pegaba en un árbol a una distancia y sin darle un poco de importancia empezó a desgarrar las bolsas y tomar su líquido, sentía como dos cosas filosas raspan sus labios cada vez que intentaba sacar de la bolsa que se desparramaba del lugar.

— ¡Diu!

— Concuerdo— dijo una voz masculina.

Simón siguió tomando, desgarrando bolsas y bebiendo su líquido, sin dar caso a los murmullos que podía escuchar atrás sobre él.

— Polluelo, listo.

Alzó la vista para ver porque Raphael le estaba ordenando, estaba delante de él con los brazos cruzados y una mirada que esperaba su reacción, miró hacia atrás donde podía sentir la presencia de su amiga y pudo verla como se abrazaba al niño rubio que no le agradaba ¿Qué? El vampiro ahora le ordenaba y su mejor amiga se abrazaba al niño gótico de pelo teñidos, volvió a mirar al vampiro y lo contempló unos segundo, se miró sus manos y las bolsas, se asustó ¿Había pasado la transformación?¿Por eso no había muerto? Miró al chico joven de color miel que se acercaba a Raphael y pudo contemplar cómo sus ojos contenían una ranura no como los humanos si no parecido al de un gato y el color de ellos también eran raros verdes-dorados, el menor trató de creer que ya estaba muerto, que esto era el más allá y que estaba imaginando un mundo que había atrapado sus últimos problemas, tomó el plan B y empezó a correr, servía para poder librarse de los problemas, pero se estaba olvidando que el problema estaba en el ¿Cómo iba a huir de él mismo?.

— ¡Simón!

— ¡Polluelo! Vuelve aquí...

Ya era tarde Simón estaba corriendo fuera del lugar a toda velocidad, con torpeza, sin mirar atrás.