(15)
RAPHAEL
Esperó a que Magnus hiciera el portal para pasar con el mundano que tenía en sus brazos, no podía creer que un mundano fuera tan liviano con todas las chatarras que se habían creado ahora, era muy poco común que alguien ya no pesará nada. El portal de Magnus se formó en una pared azulado de la habitación viendo el significativo color violeta con brillos del portal, pasó por ella haciendo lo posible para no dejar de caer al mundano, detrás de él venía Magnus cayendo con delicadeza sobre la madera importada que tenía en la sala.
— Magnus dime que voy a hacer con el mundano.
— ¿Lo enterramos o no?
— Ethan es un inútil— murmuró Raphael— no sabe que para terminar el proceso hay que enterrar al mundano.
— Capaz sabía que tú lo ibas a hacer—dijo Magnus.
El silencio inundó la habitación, todavía tenía al mundano en los brazos, fue y lo dejó en el sillón para dejarlo acostado allí y así poder moverse por la sala sin preocupación, necesitaba pensar que hacer con todo este asunto.
— ¿Qué hiciste con su madre?— preguntó Raphael sacudiendo su ropa.
— Le hice pensar que el mundano estaba muerto— respondió Magnus— pero no creo que pueda durar, el amor de madre es más fuerte y no hice muy bien mi magia
— Tengo que ir a hablar con Camille— dijo Raphael— ella tiene que hacer algo.
— Ella no te quiere cerca del hotel.
— ¿Entonces qué haremos?
— Creo que necesitaremos ayuda Nephilim— dijo Magnus.
— Claro que no, no, no, no y ¡No!
Se rehusó cruzando los brazos a pedir ayuda de esas personas despreciables, no dejaría que pasara, pero al ver a su amigo ya con el celular en su mano, sabía que estaba perdido, ya estaba llamando y él no podía hacer nada.
— Isabelle— dijo Magnus detrás la línea del celular.
— ¡Magnus!— se escuchó la voz de la Nephilim.
— ¿Por dónde andas, chica brillante?
— Hemos venido a buscar a una Nephilim novata, tengo mucho trabajo que hacer con su vestimenta— respondió Isabelle.
— ¡Ugh! tenemos código 758.
— ¿Conflicto con ropa?—preguntó la Nephilim confundida.
— No niña tonta, conflicto con un mundano a punto de ser subterráneo.
— ¿Quieres que te ayudemos a enterrarlo? Romperemos los acuerdos.
— Me debes una Isabelle, dijiste que harías cualquier cosa.
— Bien, espera mi mensaje— dijo la chica y colgó.
— ¿Qué dijo?—preguntó Raphael molesto— no tendrías que ir rogándole a un Nephilim.
— Cálmate Raphael, ella nos ayudará.
Los dos fueron a sentarse a esperar, pero después de un largo tiempo, y ya cansados ambos, Raphael comenzó a irritarse por lo confiado que era el brujo con esa especie tan mentirosa. Pero no podía pedir mucho de su amigo que por generaciones se había metidos con ellos de manera romántica o sexual.
— Que esa Nephilim te mintió Magnus—dijo por milésima vez Raphael.
Mientras miraba al mundano con cansancio, podía enterrarlo él solo si quería, no necesitaba ayuda de ellos.
— Cállate Raphael, ella si me llamará
— Estos Nephilim no se para que tienen sangre de ángeles, son unos mentirosos, no podemos confiar en ellos— dijo Raphael caminando por la sala.
El celular de Magnus vibró en la mesa ratonera de vidrio de la sala y este la agarró leyendo el mensaje en voz alta de inmediato.
— Vamos Raphael, los Nephilim nos esperan.
Para después pararse y hacer un portal en la pared más cercana, Raphael agarró al mundano y lo alzó con cuidado, para acercarse a Magnus, una vez más.
— Piensa en la entrada del instituto, por favor Raphael— pidió Magnus.
— Agh, Para eso tenemos que ir a ese lugar— se quejó Raphael.
— Pasa y cállate.
Raphael pasó y trató de pensar en ese lugar, donde los Nephilim se refugiaban, salió a la entrada del instituto viendo la puerta que tenía a una distancia con una mirada repugnante, esperó que Magnus llegara a él y volvió la vista al instituto que tenía al frente. No le agradaba para nada los Nephilim, ni un poco.
— Llama para que vengan— musitó Raphael.
— Está bien, cálmate.
El brujo no pudo terminar la frase cuando vieron a cuatros Nephilim salir de la puerta, el vampiro miro hacia otro lado malhumorado.
— Los Nephilim son más feos de cerca— susurró Raphael.
Magnus dejó escapar una carcajada y el vampiro pudo ver que frente al grupo de niñitos venia un chico rubio con vestimenta negra, cual parecía ser el equipamiento de ellos, a su costado izquierdo casi chocando con este un chico con pelo negro y ojos azules contenía cara más seria que los otros, como si estuviese molesto.
— Ese Nephilim de ojos zafiros— susurró Magnus asombrado.
Raphael lo miró con molestia y volvió la mirada al grupo, una chica con pelo negro hecho una trenza y una vestimenta casi mostrando mayor parte de su cuerpo y sus runas, lo miraba con algo de coqueteo en sus ojos, con una sonrisa de confianza, no era más que la mismísima Isabelle Lightwood y más atrás casi escondida detrás del rubio había una chica de baja estatura con una maraña de pelos rojizos y una vestimenta que no la hacía sentar nada bien.
— ¿Qué traen subterráneos?— preguntó el rubio con voz firme.
— Un mundano ¿O acaso tus ojos no lo ves?
— Han roto los acuerdos, tendremos que decírselo a la clave—dijo el chico de ojos azules.
— Te dije que los Nephilim no ayudarían— dijo Raphael.
— ¡¿Simón?!
-Aclaraciones-
• Runas: Las Runas, también conocidas como Marcas, son símbolos que garantizan varias habilidades sobrenaturales, y se conocen runas tanto angelicales como demoníacas. Para los cazadores de sombras, las runas forman un complejo lenguaje rúnico dado a ellos por el Ángel Raziel, las cuales les garantizan poderes más allá de los de los mundanos. Las runas con quemadas en la piel de los cazadores de sombras usando estelas, y son sus herramientas más comunes en su lucha en contra de los demonios.
• Portal: La clase de manipulación rúnica que se requiere para crear Portales no esta disponible para los Cazadores de Sombras, y es por eso que estos deben ser creados y controlados por brujos.
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