La galaxia
Su madre lo levanto y Christopher sintió un pequeño dolor en la nuca que indicaba que había dormido en una mala posición esos dolores eran tan desagradables porque lo hacían sentir que no durmió lo suficiente y cuando no dormía lo suficiente se ponía de malas pero se dio una ducha y se relajó.
- ¿Quieres comer fruta y chilaquiles? – le ofreció su madre cuando lo vio cruzando para su recamara
- Esta perfecto me cambio rápido
El olor en la cocina era increíble, para Christopher era como regresar en aquellos días donde se podían sentar los tres juntos un sábado en la mañana y desayunar juntos haciendo todo el tiempo necesario mientras platicaban de lo que fuera en la mesa y no existía otra cosa más que ellos, esos recuerdos le trajeron mucha nostalgia y el dolor de no tener a su familia junta volvió a salir. Cuando llego a la escuela Uriel lo estaba esperando en el estacionamiento algo que no era normal porque casi siempre se miraban dentro del salón ya que llegaban a diferentes tiempos y aunque Uriel era de los últimos en llegar ahora había madrugado eso tampoco era normal por lo que Christopher pensó que algo malo estaba pasando.
- ¿Por qué no me marcaste? – dijo tajantemente
- Se me olvido, llegue tarde y estuve haciendo otras cosas ¿Lo has visto?
- No
- ¿Qué debemos hacer?
- Lo pensé toda la noche y creo que debemos vigilarlo, para eso necesitamos la ayuda de los demás
- Está bien creo que es buena idea
- Pero es algo urgente así que márcales diles que no entraremos a la primera clase que se vengan al estacionamiento de los alumnos.
Christopher obedecido y les pidió que se vieran pronto realmente no tardaron mucho en estar ahí sus caras era de sorpresa, pero la de Denisse era de cómplice pues pensaba que se iban a saltar todas las clases algo muy rebelde de su parte aunque no le importaba si era con sus amigos.
- ¿Qué pasa?
- Es Chiris
Christopher comenzó a contarles lo ocurrido el día anterior, de cómo se dieron cuenta que él era el causante del incendio y que debían cuidarlo para que no hiciera otras locuras poniendo en peligro a los alumnos y a el mismo además de que les conto la teoría de que Chiris estaba siendo maltratado y por eso estaba realizando esas locuras.
- Pero ¿Cómo podremos cuidarlos nosotros sí está en otro salón y no tomamos clases con él?
- Podemos empezar por la hora del receso quizás deba sentarse con nosotros
- Eso será muy sospechoso
- Lo sé pero no tenemos otra opción
Los chicos se miraron unos a otros, y aunque fuera un poco difícil tenían que apoyar a Uriel y Christopher.
- Igual podemos asegurarnos de que nadie lo moleste camino a casa – sugirió Christopher recordando el día anterior.
- Quizás de esa forma podemos saber que le está pasando
Todos estuvieron de acuerdo y regresaron a su salón de clases, la maestra de la siguiente clase aún no se encontraba en el salón por lo que se sintieron afortunados de llegar a tiempo.
A la hora del receso ellos llegaron y no se encontraba Chiris al principio pensaron que no había ido a la escuela algo que les preocupo pero unos minutos más tarde entro por la puerta un poco tranquilo, Denisse se levantó y con ese carisma que la caracterizaba lo llevo a su mesa, todos lo saludaron pero en el ambiente había una vibra extraña pues no sabían cómo tratarlo.
- Alguien quiere pastel – dijo Ulises para aligerar el ambiente y todos tomaron un poco, todos menos Christopher.
- Todos saben – afirmo Chiris mirándolos aunque en su voz estaba la esperanza de estar equivocado
- Si pero no te preocupes no dirán nada
Afortunadamente no dijo nada y cuando fue la hora salieron juntos de la cafetería y lo dejaran camino a su salón y en la salida le toco a Jorge llevarlo a casa. Christopher fue a la agencia donde después de la jornada en la escuela sintió un poco de consuelo al ver a Aimeé.
- Tenemos junta con los empresarios – le dijo y se dirigieron a la sala de ensayos donde se encontraban además de Alex, una persona que no habían visto nunca y se trataba de un colorista, esta persona que les ayudaría a elegir un color adecuado para las prenda de acuerdo a su tono de piel, también estaba observando su cabello.
Después se dedicaron a tomarles fotos para el mismo trabajo del colorista, cuando terminaron Alex llamo a Christopher a su oficina y le comunico que su madre tenía que ir a firma el contrato, lo único que le preocupaba de ese asunto es que su madre no tuviera tiempo de ir ya que pedirle que llegara tarde a su trabajo o que se saliera pronto era casi imposible si no se trataba de una verdadera urgencia pero le prometió que lo haría lo más pronto posible.
Cuando entro al salón de entrenamiento vio que Aimeé no tenía la mejor cara, se notaba que estaba algo cansada.
- Tranquila ya pronto termina la jornada
- Estoy de perezosa
Christopher entendió perfectamente que la rutina muchas veces era pesada pero la tenían que cumplir, poco a poco el estado de ánimo de Aimeé cambio quizás era por la música que estaba escuchando que logro terminar las actividades y claro la disciplina que ya tenía desarrollada.
- Quieres relajarte un poco – pregunto aun con las piernas temblorosas mientras salían de la agencia.
- Si claro
Entonces Christopher la tomo de la mano y se dirigieron a su coche, conocía un lugar que era perfecto para el clima de verano y además era súper relajante. Llegaron a un parque enorme, se encontraba lleno de árboles y flores que realmente se sentía estar en un pedazo de bosque, el aire era fresco era esa bocanada que necesitaban.
- ¿Realmente quieres que ande en bici? Dijo Aimeé cuando vio que llegaron al lugar donde se rentaban
- Anda te va a gustar - dijo Christopher metiendo la monedas para poder tomar la bici
Cada uno tomo si bicicleta y empezaron a pedalear camino abajo eso era mucho más fácil y divertido para los dos que hasta Christopher en ese tramo se fue parado de su asiento dejando la manos libres e hizo sentir nerviosa a Aimeé pues le preocupaba que se fuera a caer ya era suficiente con la caída de la moto.
Terminando el camino abajo comenzaron a dar la vuelta por una fuente de agua que estaba prendida y que tenía una luces blancas, era tan bonito ver su cuerpos reflejados en el agua que dieron tres vueltas ese ultima Aimeé se paró y comenzó a jugar con el agua mientras Christopher daba vueltas a su alrededor, uno de esos juegos consistía en refrescarlo cuando pasaba.
- Vamos sube
Lo dijo tan animosamente que Aimeé obedeció y volvió a subirse a la bicicleta y ambos continuaron hasta que llegaron a un lugar despejado esta vez fue Christopher quien se bajó y se tumbó sobre el pasto y enseguida a un lado se acostó ella.
- Que mal que no podemos ver aquí las estrellas- dijo Aimeé mirando el cielo
- Yo puedo ver todas las galaxias en tu rostro
Hubo un silencio que les permitió escuchar cómo se movían las hojas de los árboles y de las aves que se encontraban en ellos, lo miro a los ojos no era que nunca hubiera dicho cumplidos pero es que algo se sentía diferente cuando lo escuchaba de él.
- No digas tonterías
- No lo son
De cierta forma esa reacción ya se la esperaba, Aimeé siempre era de estar un poco a la defensiva cuando se trataba de sentimientos.
- ¿Tú también crees que no me debo enamorar?
- ¿Yo también? ¿Quién te ha dicho eso de no enamorarte? Lo dijo frunciendo el ceño
- Alguien que no conoces – contesto de esa forma porque realmente quería saber su respuesta y no quería que le fuera tan fácil que cambiara de tema como muchas veces lo hacía.
- El amor es una pérdida de tiempo y dinero
- ¿Entonces que estamos haciendo nosotros?
- Pasando el tiempo, claro que me gusta tu compañía pero eso no quiere decir que terminemos en una relación
Nuevamente ahí estaba la clara Aimeé que la primera cosa que le dijo sobre ellos era que solamente podían tener sexo, ahora le decía no se enamorara porque solamente le gustaba su compañía aunque no sabía que significaba eso ¿Acaso era solamente para no estar sola? Él se arrepintió de a ver dicho ese comentario porque ahora sí que las cosas estaban claras y estaba solamente del sí querer seguir adelante o no. Pero es que tenía un corazón tan necio que no le importaba nada y esperaba que las cosas cambiaran.
- Si algún día llegas a enamorarte de mí ¿Me lo dirás?
Aimeé un poco incrédula de lo que escuchaba afirmo con la cabeza
- Pero promete que al menos intentaras con todas tus fuerzas
Diciendo eso Christopher acerco su mano a la mano de ella para tomar su dedo menique con el que se hacia la promesa del corazón y ellos la hicieron.
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