Dudas adolescentes
Cuando Jorge lo vio afuera de su puerta le sorprendió, no era normal que Christopher lo visitara a esas horas, por lo que su madre se asomó curiosa a ver con quien estaba su hijo y en cuanto vio a Christopher muy tierna lo saludo y le ofreció un refresco, él se puso igual de feliz de verla y le acepto el refresco conocía que a la señora no le gustaba que le despreciaran su comida o bebidas era estricta también en otros sentidos por eso le sorprendía que Jorge fuera un poco rebelde.
- Estaremos sentados en el pórtico madre – se acomodaron en las escaleras como casi siempre lo hacían cuando tenían calor y cuando no querían que nadie los escuchara la señora se dirigió a buscar las bebidas para los chicos.
Christopher no sabía cómo comenzar ni siquiera estaba seguro de sacar el tema de las relaciones sexuales, quizás lo único que quería era sentirse reconfortado un poco por un buen amigo pues se sentía confundido, las emociones que experimento estando con Aimeé en su coche era demasiado fuertes y le gustaba pero era algo tan nuevo para el que tenía miedo y era miedo a lo desconocido pero era mucho más grande el miedo a perderla.
- ¿Pasa algo Christopher?
- Quería saber si teníamos deberes de la escuela
- No tenemos ¿Qué no recuerdas lo contenta que estaba Maryam cuando salimos de las clases? - Eso era verdad Maryam cuando se dio cuenta que no tenían tarea salió del salón dando saltitos y cantando de felicidad haciendo que la gente de su alrededor los mirara, por lo que Christopher comenzó a ponerse nervioso y su cerebro empezaba a buscar con cuidado las palabras pero cuando pensaba mucho lo que iba a decir las cosas terminaban mal.
- ¿Jorge tu...?
Se guardó las siguientes palabras porque llego la madre con los refrescos y le pidió que si necesitaban otra cosa le avisaran esa interrupción puso mucho más nervioso a Christopher que movía las piernas de un lado a otro sin poder decir nada.
- ¿Se trata de una chica?
- ¿Eh? – lo dudo por un momento y pasando su mano por la frente contesto afirmativamente.
A Christopher le molestaba ser tan transparente era una forma odiosa darle poder a que las personas lo lastimaran afortunadamente ese no era el caso con Jorge a veces sentía que era su lugar seguro.
- No te enamores
Eso no era lo que esperaba escuchar por lo que se acomodó en el piso de la escalera como queriendo escuchar mejor.
- ¿Qué dices?
- Bueno las personas siempre hablamos desde nuestras experiencias y siempre es mejor tener un corazón completo.
- ¿Tú te has enamorado?
- No te interesaría mi historia, no es para nada romántica
Christopher se dio cuenta que ahí había un dolor, y respeto que no quisiera hablar con él pero ahora sus palabras lo dejaban más confundido y no sabía qué camino seguir, era tan difícil ser adolecente y querer y no querer entonces se dio cuenta que lo que no debía apresurar las cosas y debía mantenerla con él para lo cual debía planear con cuidado lo siguientes pasos pues realmente esperaba que ya no siguiera viéndolo como un chico con el que solo podía tener solo sexo quizás eso le permitiría tomar la mejor decisión.
A la mañana siguiente le mando un mensaje para que se vieran después de trabajar ya que a él en esa ocasión le tocaba trabajar repartiendo comida, era la primera vez que volviera a ver a la jefa Gloria y seguía un poco apenado, pero esperaba pronto superarlo.
Cuando termino de trabajar se comunicó con ella que pronto atendió el teléfono quedaron de verse en un punto medio y Christopher la recogería. Anduvieron un poco al norte de la ciudad, ahí era donde se encontraban uno de los edificios más grandes del país y estaba unas de las torres más conocidas donde se encontraba un museo que en una ocasión Aimeé visito con sus compañeros de clase. Pero ellos fueron al lado apuesto de esos edificios. Cuando aparcaron notaron que la ciudad estaba comenzando a estar un poco sola muy pocas personas caminaban por las calles.
- Sígueme – le dio aun con ese aire de misterio que nunca había mostrado.
Hasta que llegaron a un edificio que estaba cerrado
- Ya está cerrado ¿Seguro que era aquí?
- Si- dijo empujando la puerta que se abrió
Entraron y se dirigieron inmediatamente al ascensor donde Christopher apretó el número ciento once que era el último piso del edificio, realmente tenía poco que el edificio había sido construido y se encontraba en muy buenas condiciones.
En ese último piso la luz era azul índigo, lograba mirar los cubículos de las oficinas que estaban ahí, por los cristales de las ventanas se podía observar una que otra computadora y escritorios. Pero cuando llegaron al fondo del edificio una puerta enorme los recibió, y era ahí donde se dirigían porque Christopher abrió la puerta, ahí se podía observa un enorme telescopio, las maquinas que se encontraban trabajando mostraban lo que parecían fotografías de rocas brillantes.
- Acércate aquí- dijo Christopher
Hizo lo que le indico y cuando estuvo ahí el techo comenzó abrirse, se acercó el telescopio para que pudiera mirar las estrellas.
- ¿Cómo lograste abrir las puertas?
- Es un secreto, aunque no fue tan difícil
Después hizo lo que parecía indicar unas nuevas coordenadas.
- ¿Ves eso? son los anillos de Júpiter
- ¿Cómo sabes tanto? Dijo sorprendida
- Me encanta el universo, las estrellas quisiera un día viajar a la luna
Eso la dejo sorprendida, era muy extraño escuchar que alguien quisiera ser astronauta actualmente era mucho más común escuchar a los jóvenes de querer estudiar tecnología informática, robótica o hasta diseño gráfico pero lo que todo el mundo quería ser era influencer.
- Me mostrarías un poco de lo que sabes – dije emocionada
Y comenzó hablarle de todas las estrellas que conocía, y de lo emocionante que seria que descubriera algo en el espacio.
Se dio cuenta que hablaba de las estrellas con mucho anhelo y era increíble verlo emocionarse de esa manera porque significaba que sabía lo que quería para su futuro.
Que de alguna manera Aimeé lo miraba tan lejano como las estrellas pero cada vez estaba más cerca y aunque le daba miedo porque era algo desconocido, quería que fuera brillante como una estrella y poderoso como un meteoro. Desafortunadamente no toda la vida serian modelos, en ese momento ni siquiera se consideraban eso.
Christopher abrió la mochila más pequeña y saco una manta, la acomodo en el piso de tal manera que se pudieron acostar.
- Que genial se ve el cielo desde aquí
- Si – respondió maravillada por la vista
- Desafortunadamente por la contaminación es unos de los poco lugares donde se pueden ver las estrellas en la ciudad – desconocía de donde obtuvo esa información, pero le sorprendió que lo supiera.
- Seria genial verlas al aire libre mientras caminamos
- ¿Sabías que hay una forma más fácil de ver las estrellas? Pregunto de repente Christopher
- No ¿Eso es posible?
Y sus labios se tocaron, dejándose por momentos sin aliento, era asombroso que lo mismo que pudiera dejarte sin respirar te volviera a la vida de la manera más bella.
Lo que hicieron enseguida fue observar todas las constelaciones era la primera vez que Aimeé las miraba y afortunadamente Christopher pudo explicar algo de sus características, los nombres de algunas de sus estrellas a decir verdad fue muy paciente explicando pues como era la primera vez que ella conocía a fondo sobre las constelaciones la información era nueva y tenía muchas preguntas. El disipo todas sus dudas.
- Nos toca la próxima parada
- ¿Dónde vamos?
- Solo sígueme- dijo ayudándola a levantar y recogiendo la manta
Fueron al edificio vecino que era el museo que visito Aimeé cuando era una estudiante de secundaria, definitivamente estaba un poco cambiando y en ese momento tenían piezas nuevas en exhibición
- ¿El museo?
- Es un buen lugar para un buen retrato y observar mucho arte
Las pinturas que enseguida reconocí eran las de botero era demasiado famosas, y le parecieron demasiados hermosas y coloridas.
También me llamaron la atención pinturas que no reconocía una de ellas tenía el nombre de "Creación de las aves"
- El artista que pinto ese cuadro se llama Remedios varo - se imaginó que era arte surrealista
- La verdad no lo conocía
Ambos siguieron caminando y pudieron encontrar unos cuadros de Frida Khalo una de las más grandes artistas del país.
Todas esas obras de arte eran increíbles de alguna manera estar observándolas los hacía sentir afortunados, y mientras más las miraban más detalles hermosos podían notar aunque no sabían de arte.
El tiempo pasó demasiado rápido que la tomo del brazo para enseguida decir
- Por aquí
- ¿A dónde vamos?
- Ya veras
Se dirigieron lejos de la salas de exhibición y llegaron a una salón enorme que se encontraba casi vacío a excepción de un par de caballetes y metros de telas
- Espera aquí
Acerco uno de los caballetes y comenzó a sacar de la mochila que llevaba en la espalda muchas pinturas y su paleta, su pincel y su espátula después acerco un banco donde pidió que me sentara.
- ¿Qué vas hacer?
- Voy a pintarte
- No ¿Pintarme de esta manera?
- Saldrá perfecto - ese era por decir algo pues realmente tenía poco que había retomado la pintura aunque nunca dejó de llamarle la atención.
Era demasiado tarde y Aimeé no tenía el mejor aspecto, estaba un poco fatigada pero el de inmediato comenzó a realizar unos trazos y mientras estaba muy concentrado en el lienzo le daba unas instrucciones.
Todo de pronto se volvía tan silencioso que podía escuchar el pincel recorrer el lienzo de un lugar a otro, eso silencio no era incómodo y permitía que Christopher se concentrara esa cara que podía cuando se concentraba ella no la conocía y le pareció un poco graciosa, porque cuando trataba de poner toda su atención en el trabajo sus ojos se ponían más grandes y levantaba un poco la ceja izquierda, y de vez en cuando humedecía sus labios.
Por fin dejo el pincel y se estiro y Aimeé aprovecho para hacer lo mismo.
- ¿Terminamos?
- Solo por hoy, lo trabajaremos otro día, cuando tú quieras – dijo preocupado por respetar sus tiempo
Se acercó para verlo y le fue demasiado extraño verse plasmada en el lienzo, la manera en la que la miraba Christopher, aunque no estaba acabado realmente demostraba todo el potencial que tenía para el arte, pues los detalles que tenía el dibujo eran demasiado realistas. Volvieron por esa calles solitarias ahora parecía que solo estaban los dos subieron al coche para dirigirse a la casa de Aimeé que le indico el camino porque era la primera vez que iría a su casa.
- Me encanto, gracias – dijo cuándo se bajó del coche estando enfrente de su casa.
- Eso esperaba – sonrió complacido
- ¿Eso fue una cita? – dijo reflexiva
- Nuestra primera cita
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