EPÍLOGO
Me senté sobre la muralla, agotada por todo el trabajo que tuvimos que hacer con los chicos fuera de estas paredes. Realmente el trabajo se ha triplicado durante todos estos años siguientes luego de mi boda con Levi. Al recordar ese momento me dediqué a mirar el anillo que aún apreció y llevo conmigo a todos lados, asegurándome de jamás perderlo.
-Hey, ________ -miré a Hange cuando se sentó a mi lado-. Te apuesto a que no quieres tanto a Levi como para tirarte de la muralla sin tu equipo.
Me crucé de brazos y enarqué una ceja con claro desafío. ¿A qué se debía esto? No lo sé. ¿Le iba a demostrar lo equivocada que estaba? Por supuesto que sí.
-¿Quieres apostar? -pregunté.
-No lo harás.
-Pues mírame.
Ella abre un poco más los ojos con sorpresa y duda. Yo me levanté y corrí hasta el borde de la muralla, salté sin dudar, girando para mirar a todos y despedirme con el puño en el pecho.
-¡¿_______-San?!
-¡Sí lo hizo! -grita Hange sorprendida- ¡Levi salva a tu esposa la loca!
Ni siquiera necesito decirlo cuando Levi ya había saltado a por mí. Me abrazó al alcanzarme y usó su equipo para regresar hasta arriba de la muralla.
-¡Idiota! ¡¿Por qué lo hiciste?! -me regaña Levi con la respiración agitada.
-Porque te amo más que a nada en el mundo ¿te quedó claro Hange? -la miré.
-¿Hange? -murmura Levi- ¿Fue tu idea?
Ella se va corriendo al ver la expresión de mi esposo completamente aterrada por su reacción. Me comencé a reír a carcajadas pero luego sentí un golpe tras mi cabeza.
-No vuelvas a saltar sin tu equipo.
-Bien, bien, no lo haré. Pero al menos déjame presumir de mi increíble esposo Ackerman, que también es el soldado más fuerte de la humanidad -lo abracé por el cuello con ambos brazos-. Confío en ti, por eso lo hice sin dudar.
-Aún así, estás loca.
-Solo un poco -besé sus labios-. Oye, debo comprar un par de cosas que se acabaron en casa, ¿te parece acompañarme?
-¿Qué cosas? -pregunta.
-Unas pocas cosas que necesitamos, ya lo verás -respondí encogiéndome de hombro.
-Bien.
Levi me carga en brazos para bajarnos de la muralla. Nos despedimos de los chicos y él nos dejó en el suelo, nos subimos a nuestro caballo para ir hasta el mercado, donde yo fui a por las cosas que dije que necesitaba. Levi iba a mi lado y a medida que compraba él era quien quería llevar las compras, aunque en nada lo perdí de vista.
Creo que vio cosas de limpieza en algún lado. Estoy segura que se fue por eso.
Crucé por una esquina y lo busqué por todas partes, ya tenía todo lo que necesitaba así que solo me faltaba mi esposo para regresar a casa.
-Eh, tú eres de la legión ¿no? -me detuve cuando frente a mí aparecieron tres hombres.
Yo sonreí, se veían amables.
-Pues sí, sí lo soy -respondí.
-Oh Dios. Son geniales -dice uno de ellos-. Les debemos mucho.
Yo negué con la cabeza.
-No hace falta, lo hicimos por el bien de todos.
-Y es por eso que se los debemos -dice el otro.
Uno de ellos, que se había quedado callado hasta ahora, me estaba mirando de arriba-abajo.
-¿Y... dime... estás soltera? -pregunta de la nada.
-Oye Flitch, no creo que quieras meterte con ella... -le advierte su amigo nervioso.
-¿Por qué? Es una mujer muy hermosa y encima fuerte... no se encuentran muchas de esas -respondió él, acercándose a mí más de la cuenta pero yo me aparté.
-Lamentablemente para ti, estoy felizmente casada -le mostré mi anillo-. Así que te exigiré que no te acerques a mí, pues como has dicho... soy muy fuerte, y mi esposo también.
-¿Huh? ¿Casada? Es una lástima, esperaba que no lo seas. Pero dime... ¿a caso tu esposo es la gran cosa o... en realidad lo hace muy mal? -se burla él.
-¡Oye, ya detente! -le dicen sus amigos. Hice una mueca de molestia pero entonces aquel hombre apoya su mano junto a mi cabeza, acorranlándome contra una pared.
-Si es así yo podría complacerte muchi mejor, deberías pensarlo.
Antes de que pudiera responder o que sus amigos lo apartaran. Alguien lo golpea tan rápido en el rostro que nadie lo vio venir, entonces observé la dura espalda de Levi frente a mí.
-Que agallas las tuyas para molestar a mi mujer.
-¡Capitán Levi! -los dos hombres palidecen a excepción del que molestaba.
-Ah... Capitán Levi, por favor perdonelo, el es así. Les prometemos que no volverá a acercarse a ustedes -uno de los amigos traga con dificultad, y junto al otro lo comienzan a empujar.
-¿Este es tu esposo? -el idiota se agacha para estar a la altura de Levi-. Maldito enano, me las vas a pagar por golpearme.
-Oh, oh, lo llamó enano -sonreí divertida.
-¡Lo siento, ya nos vamos! -dicen los amigos.
-Oigan, esperen -los detiene Levi.
-¿Qué es lo que quieres, enano?
-Hasta aquí -esta vez fui yo. Caminé a paso decidido frente al chico-. Además de patán, imbécil de primera.
Le di un golpe en el rostro, luego en las piernas y por último pisé su entrepierna con fuerza hasta hacerlo retorcerse.
-Mira, bastardo. A mí no me interesa cuantos quieran ligar conmigo, los rechazaré de todas forma. Pero no te atrevas a meterte con mi esposo porque te arrancaré los testículos y te los obligaré a comértelos, ¿lo entiendes? - pisé nuevamente su entrepierna haciéndolo lagrimear y asentir frenéticamente.
Me pasé la mano por el cabello suspirando, sentí las manos de Levi en mi cintura para separarme del hombre y ambos nos fuimos de allí.
-¿Conseguiste lo que necesitabas? -pregunta Levi, a lo que yo asentí calmándome.
-Sí, ya tengo todo. ¿Tú conseguiste tus cosas de limpieza? -pregunté burlesca y él me fulmina un segundo pero luego sonríe.
Me pasa el brazo por la cintura y me acerca a él, me tiende la mano para que le dé la bolsa.
-Puedo llevarla yo, tranquilo, no pesa.
Él rueda los ojos y agarra la bolsa aún así, aunque tuviera que arrebatármela de las manos.
-Aún así la llevaré.
Resoplé pero sonreí y le di un beso en la mejilla como agradecimiento. Finalmente, juntos... regresamos a casa.
Fin
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