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Capítulo 9

Agradecí a la señora que me vendió las manzanas y seguí el camino que ya había trazado en mi rutina diaria después de tanto tiempo haciendo lo mismo. Volví a revisar la lista que había hecho para saber qué otra cosa es lo que falta en casa pero ya todo estaba cubierto, sonreí sabiendo que finalmente podía regresar y entrenar.

-¿Huh? -me detuve en seco al igual que todos a mi alrededor.


Un gran temblor casi me tira al suelo, además de a más de uno y luego escuché varios gritos alarmantes, haciendo que volteara rápidamente a donde una mano se había alzado y puesto sobre el muro. Abrí los ojos de par en par cuando una cabeza gigante de un titán más grande que incluso la muralla de cincuenta metros, se alzó frente a nosotros.

Dejé caer la bolsa al suelo por el shock de ver algo como esto. Se supone que los titanes comunes no deberían ser tan altos.

Sacudí mi cabeza y salí del shock tan rápido como pude. Comencé a hacerme espacio entre la gente pero justo en ese momento, el titán destruye la puerta de la muralla de una sola patada, empezando el caos.

-¡Mierda! -solté y traté de cubrirme de los escombros.

Me moví rápido y ayudé a varias personas en el camino. Pero luego vi a tres niños, uno rubio de ojos celestes, otro castaño de ojos verdes y una niña de cabello negro y ojos igual, tenía una bufanda con ella.
Vi que un trozo de piedra iba a ir hacia ellos por lo que me lancé y los empujé a los tres y los dejé debajo de mí para cubrirlos.

-¿Qué...? -ellos me miran sorprendidos.

Me levanté y vi al frente, hacia el gran agujero que se había creado en el miro, noté a varios titanes entrando a la ciudad, yendo directo a atacar a cualquiera que vieran.

-Váyanse de aquí, rápido -les advertí.

Vi a un soldado salir volando junto a nosotros, me acerqué a este pero ya estaba muerto.

-Lo siento... -murmuré antes de rápidamente quitarle su equipo de maniobras y ponérmelo.

Agarré las espadas y volteé a ver hacia un titán que ya me había visto. Fruncí el ceño y esta vez no me permití congelarme frente al miedo. Después de todo, no entré durante todos estos años para nada.

-¡Oye, espera! -los niños de atrás corren hacia mí pero yo rápidamente me acerqué al titán usando el equipo.

Me balanceé perfectamente hasta llegar a su nuca y cortarla de una pasada y con gran facilidad. Mucho mejor que la primera vez, creo yo. Hice lo mismo con otros titanes cerca de aquí, hasta que vi a dos de los tres niños nuevamente. Llegué hasta ellos que estaban siendo cargados por un hombre.

-¡¿Hannes?! -hablé sorprendida de verlo.

-¡_______! ¡Ayúdame con ellos! -pidió agarrando a la niña y comenzando a correr.

Yo asentí enseguida y agarré al chico para subirlo en mi espalda y correr junto a Hannes, un viejo conocido de por allí desde que me mudé a esta zona.

-Mamá... -murmura el chico en mi espalda.

-¿Huh? -miré atrás mientras corría y vi que el titán que estaba allí tenía sangre en su mano-. Lo siento...

Volví la vista al frente y alcancé a Hannes y los demás en las embarcaciones de emergencia. Bajé al chico de mi espalda y lo puse frente a mí. Nos subimos al bote donde ellos se encontraron con su amigo rubio. El barco comenzó a moverse y nosotros escapamos del caos.

-No fueron en las mejores condiciones pero... me alegra volver a verte ________, gracias por ayudar -comentó Hannes.

Yo asentí con una leve sonrisa y miré a los tres chicos, claramente tenían expresiones traumada, era totalmente comprensible. Me hacen recordar a cuando yo estuve así...

Miré a Hannes.

-Lo mismo digo, Hannes -respondí-. Iré al frente, nos vemos -él asiente, volví a mirar a los niños, puse mi mano sobre la cabeza del rubio-. Si necesitan algo, pueden buscarme.

Les sonreí para calmarlos, ellos solo me observaban hasta que me alejé de ellos y perderme entre la multitud alterada.

***

***

Escuché a los de la policía militar gritar y querer golpear a alguien mientras los acusaban de que por su culpa ahora tenían que repartir la comida. Ese ha sido el problema ahora y me molesta tanto pues ni que fuera nuestra culpa de verdad, no es como si quisiéramos que los titanes nos coman vivos o perder a nuestros seres queridos.

-Oye -llegué hasta allí.

Reconocí a los chicos que se estaban quejando pero solo de rostros, no recuerdo sus nombres. Pero luego vi a los tres niños nuevamente.

-¿Qué crees que haces? ¿Te das cuenta de lo que dices? -pregunté de brazos cruzados.

-¡Es la verdad! ¡Si no fuera por ellos no tendríamos que compartir la comida y no habría escasez!

Creo que me saltó una vena en la frente. Rápidamente lo agarré de la nuca y un brazo hasta torcerlo por detrás.

-Creo que tanto lujo te hizo un imbécil -lo hice caminar un poco-. Sería mejor que tú y los que piensan igual, salten del muro directo a la boca de los titanes... ellos también han de tener hambre.

-¡Oye, detente! -su amigo intentó defenderlo pero yo le di una patada en el rostro hasta dejarlo en el suelo y lancé al otro sobre él.

Este se levanta adolorido pero me mira con molestia e intenta golpearme. Esquivé su ataque, agarré su muñeca y le di un golpe en el rostro, pateé sus piernas y pisé su pecho.

-Los vuelvo a ver y los tiro a los titanes -advertí-. Largo.

Levanté el pie y este se arrastró lejos de mí mientras me maldecía y llamaba de distintas formas, pero aún así corrieron más rápido que un caballo.
Me di vuelta y vi a los niños quienes me miraban sorprendidos. Saqué el pan que había guardado para mí y bajo la mirada de todos se los di.

-Partanlo entre tres, alcanza al menos un poco -mencioné sonriendo.

El castaño es el que agarra el pan y lo observa un segundo, aún anonadado supongo.

-Los acompañaré para que nos los ataquen por ese pan -sugerí-. Vamos.

Ellos asienten finalmente.

-Gracias... -dice el castaño y luego el rubio.

Les sonreí.
Ellos caminaron frente a mí y nos alejamos del cúmulo de gente.

-¿Cómo se llaman? -pregunté reposada contra la pared y de brazos cruzados.

-Soy Armin Arlert -se presenta el rubio.

-Yo Eren Jaeger y ella es Mikasa -le sigue el castaño y apunta a la pelinegra.

-¿Tú como te llamas? -pregunta Armin.

-________. Solo _______ -respondí con una leve sonrisa nostálgica.

Ellos comen el pan que les había dado con necesidad y alivio, yo solo miré hacia afuera.

-¿Tú... de donde conoces a Hannes? -pregunta Eren.

-Pues digamos que le di una paliza una vez a él y a sus compañeros por andar borrachos y sin preocupaciones -mencioné rascándo mi nuca-. Los de la policía militar y las tropas de guarnición jamás han visto un titán y por eso creen que nunca pasaría.

-¿Y tú sí? -pregunta Mikasa.

Yo la miré un momento pero luego los recuerdos de esa primera vez vinieron a mi mente.

-Sí... -respondí simple y suspiré-. Llegué a ser parte de la legión de reconocimiento, pero... solo fui a una exploración y salí muy herida, pero al menos regresé... y preferí entrenar antes de volver afuera.

Y seguiré así, ahora he probado que había mejorado en estos años. Puedo enfrentarme a titanes sin paralizarme, solo debo ser cada vez más fuerte y así le demostraré a Levi que pude ser mejor.

Espérame Levi... pronto volveré contigo.

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