Capítulo 8
Abrí los ojos luego de aquella siesta. Me senté en la cama y me tallé un ojo mientras bostezaba. Miré mi cuerpo sabiendo de que luego de los meses que habían pasado desde aquella salida al exterior, mi muñeca y hombro estaban mejor, es mi tobillo el único que dolía al caminar pero aún así ya podía andar sin la muleta.
Levi estuvo pendiente de mí pero a la vez su mente estaba en las exploraciones y demás cosas sobre la legión.
Noté que comenzaba a tener ojeras más notorias por no poder dormir muy bien y que dormía más tiempo en la silla, apenas tocaba la cama. Mencionó que porque es incómoda.
Me gustaría poder hacer algo para que duerma como se debe... como conseguía hacerlo antes.
Erwin y yo hemos hablado, poco pero hablamos, me di cuenta de que no es un mal tipo. De vez en cuando vino a verme para saber cómo iba mejorando.
Me levanté de la cama y fui al baño a asearme y cambiarme. Al salir, fui hasta abajo pero me encontré con un guardia que dijo que Erwin me buscaba, por lo que fui hasta su oficina. Toqué la puerta y entré.
-Erwin -dije al entrar. Él estaba de pie pero reposado contra su escritorio.
-________... Debo comunicarte algo -mencionó-. Lo lamento, pero ya no podrás habitar la habitación en la que te estás quedando.
-Oh... -me lo suponía.
-No son órdenes mías, lo siento... pero como renunciaste a la legión... deberás irte y dejar que los nuevos reclutas usen dichas habitaciones.
Se notaba que no le agradaba decirme esto y en parte, entendía que no podía quedarme más tiempo. Suspiré profundo y asentí comprensiva a todo esto.
-No se preocupe. Lo entiendo, está bien.
-Como diculpa por esto, yo mismo me encargué de conseguir un lugar apropiado para ti -dice y me tiende un papel con la dirección y un llavero con algunas cuantas llaves.
-No tenías porqué hacerlo, después de todo... no deberías -sonreí levemente.
-Aunque te niegues ya lo hice, acéptalo, por favor.
-Está bien... Creo que iré a empacar.
-Nuevamente... mis disculpas, ________. Pero también me ordenaron decirte que no puedes volver aquí.
-¿Ni para visitar a Levi? -negó.
-Lo siento.
Fue mi turno de negar con la cabeza y sonreír aunque fuera con dificultad. Supongo que... está bien, después de todo, Levi debe concentrarse en no morir al salir y creo que es lo mejor para no distraerlo y que siga fortaleciéndose cada día para ser mejor. Me gustaría ser parte de ese proceso pero soy consciente de que lo único que hago ahora es preocuparlo al casi morir. Sé que solo fue una vez pero eso me hizo ver que me aterra más de lo que pensé, el miedo me paraliza y eso no puede volver a ocurrir.
-Está bien. Entonces... adiós Erwin.
Él asiente e igualmente se despide antes de que yo saliera de la oficina. Fui a empacar todas mis cosas mientras me preparaba mentalmente para salir de aquí a una vida en donde no viera a Levi todos los días o esperar a que regresara. Es extraño, pero debo aceptar que esta es mi realidad.
Salí del castillo y me di cuenta de que Erwin había traído un carruaje donde me hicieron subirme para llevarme hasta la dirección en donde estaría la nueva casa. Observé el paisaje mientras este pasaba y cambiaba completamente. Llegamos hasta la ciudad y pronto me dejaron frente a mi nuevo hogar. Observé las llaves en mis manos, estaban divididos por números, agarré la uno y abrí la puerta principal.
La casa era media, ni tan grande ni tan pequeña, era ideal para una sola persona como yo, tenía todas las comodidades básicas y necesarias. Sonreí poco. Me gustaría haber compartido esto con los chicos...
Suspiré, me dediqué a limpiar y conseguir cosas en el mercado y llevarlas a la casa. Básicamente ese fue mi día, ordenar la nueva casa.
Pero no podría dejar de pensar en que debo mejorar aún más. Ahora ya no es solo para protegerme de gente que quiere prostituirme, no... ahora debo asegurarme de no ser un estorbo para Levi fuera de los muros, debo aprender a calmar el miedo que me deja inmóvil en un mal momento. Debo estar a la altura de Levi... en habilidad, claro.
Así que después de todos los quehaceres en el que rogaba porque Levi viniera a ayudarme, me puse a entrenar aunque sea un poco intentando no forzarme demasiado, hasta que el sol se escondía tras las murallas.
Me acosté en mi cama estando muy cansada, mi pie molestaba un poco por lo que decidí que sería mejor dejar de hacer actividades y descansar. Me quedé un buen rato mirando solo el techo pero poco a poco mis ojos se fueron cerrando hasta caer dormida por el gran cansancio que sentía.
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