Capítulo 35
Narra ________
Estando en el techo, Levi mira hacia la muralla y yo hacia los caballos. Pero abrí los ojos de par en par al ver un pedazo de piedra pasar justo frente a mí.
-¡Levi, abajo! -advertí tumbándolo y cayendo tras la casa.
Nos cubrimos la cabeza por si las dudas y escuchamos los golpes de los trozos de piedra por todos lados y algunos gritos de los soldados. Sentí el brazo de Levi atraerme a él y cubrirme con su cuerpo. En cuanto todo se detuvo, miramos a los lados y nos levantamos del suelo.
-¡Ataquen desde la sombra de algo! -grita Erwin.
Me asomé por un lado de la casa, abrí los ojos de par en par de nuevo al ver a muchos soldados muertos, destrozados... miré al titán bestia y vi que iba a lanzar otra lluvia de piedras.
-¡Mierda, chicos! -Levi y yo nos acercamos hasta el frente pero agarré del brazo a Levi.
-¡Cuidado! -anuncié y nos metimos entra unas casas.
Justo en el momento en que me volví a esconder, una pequeña piedra había rozado mi mejilla, por suerte solo ha sido eso... Levi me atrae nuevamente y me cubre.
-Tsk... -murmura molesto.
Nosotros salimos al acabar la apedreada y volvemos con los demás, que aún no estaban comprendiendo qué ocurría en el frente.
-¡Están tirando piedras! -advierte Levi.
-¡Capitán Levi!
-¡Lleven a los caballos hasta la muralla! -ordena él.
-¡Entendido!
Volví a advertir en cuanto otro bombardeo aparece sobre nosotros.
-¡Rápido! ¡Aprovechen las coberturas!
Todos hacen caso y fuimos corriendo a cubrirnos. Aunque un soldado no podía soportar esto, se tira al suelo de rodillas aterrado hasta que apareció Erwin.
-¿Situación? -pregunta Levi.
-La peor posible -responde Erwin.
Yo me acerqué al pelirrojo que se había tirado al suelo de rodillas, aún seguía allí.
-Hey, vamos... -dije arrodillándome frente a él y tendiéndole la mano-. No quiero que mueras aquí.
Él se me queda mirando y me acepta la mano con algo de duda, lo ayudé a levantarse, vi un ligero sonrojo de su parte. Cuando estuvo en pie me solté, me di la vuelta y caminé hacia los demás.
-¿No podemos ir al otro lado de la muralla? -pregunté.
-No, el colosal está arrasando todo, mientras lo prende en fuego. Además... los caballos no podrán cruzar -responde Erwin.
Suspiré profundo pensando en algún otro plan, pero teníamos la situación muy limitada. Sentí otro bombardeo de piedras y como los soldados gritaban aterrados. Nosotros tres nos quedamos quietos, ninguna piedra llegó a nosotros.
-¿Qué vamos a hacer? -murmuré mirando el suelo y cruzándome de brazos. Miré atrás y me subí a un techo para ver al titán bestia-. Está preparando otro disparo.
La gente comenzó a alterarse aún más, peor por el pelirrojo hablando desde el miedo. Miré al titán bestia con molestia pero entonces me di vuelta y me dirigí a los demás.
-¿Entonces qué? ¿Piensan huir? -pregunté llamando la atención de todos-. Háganlo, ¿qué importa? de todas formas serán llamados cobardes y desertores -ellos aprietan los puños-. Ni uno de nosotros quiere morir, eso está claro. Pero si nos vamos ahora, la muerte de los demás será en vano, y seguramente nos atacarán junto a toda la humanidad aún así! ¡¿Eso quieren?! ¡¿La muerte de todos aquellos en estas murallas?!
Algunos agachan la cabeza, otros maldicen sin saber qué hacer.
-Familias, amigos, compañeros y capitanes. No importa el rango. Todos morirán si no hacemos algo ahora. Si nos vamos, no sabremos si tal vez pudimos haber ganado. Nadie conoce el futuro porque son nuestras decisiones las que lo construyen. Si no quieren morir ahora para morir después, váyanse, porque si no detenemos a ese simio aquí, no lo detendremos después y ahí sí... la muerte de cada uno de ustedes será en vano, no... ¡Será peor que todo! ¡Porque por su culpa morirán más! ¡Por no pudieron contra el miedo y condenaron a todos los demás!
Respiraba agitada. Otra lluvia de piedras aparece, algunos gritan pero yo me quedé en mi lugar y por suerte no me dio ni una piedra. Al terminar la lluvia, a la mayoría le había cambiado el rostros.
-La humanidad siempre siendo egoísta y cobarde -bajé hasta el frente-. No me importa lo que ustedes digan, pero yo entregué mi corazón a la humanidad aún así -apoyé mi puño en el pecho-. Pelearé aquí y ahora para darle una oportunidad a todos, aunque sea sola. Aunque tenga solo un brazo para pelear y tenga todas las de morir. ¡Lo haré! ¡Porque yo decidí hacerlo!
Me di la vuelta y saqué mis espadas decidida a luchar contra ese simio frente a nosotros.
-Ustedes eligen, ser unos cobardes y huir, o entregar sus corazones y luchar.
Pronto escuché pasos rápidos y armas moviéndose tras de mí, a los pocos segundos tenía hombres nuevos a mis lados, apoyándome en esta.
-Ya veo... Gracias, entonces.
Erwin aparece a mi lado, montado en su caballo.
-Gracias -mencionó.
-Me molestaba lo que decían, no pude no reaccionar -respondí.
-Me alegra que lo hayas hecho.
Vi a Levi caminar hasta mí con su caballo trayéndolo por las riendas.
-Es verdad -murmuré.
Agarré a Levi por el cuello de su camisa para acercarlo y besarlo en los labios con intensidad. Escuché algunos murmullos de los soldados de atrás. Me separé y pegué mi frente contra la suya.
-Te amo, Levi...
-Oye, oye... No lo digas como si te estuvieras despidiendo, mocosa. Me prometiste que no morirías, así que no puedes hacerlo.
Yo sonreí y me separé un poco de él para verlo mejor. Miré sus ojos y no pude evitar sonreír.
-¿Quien sabe? El destino es muy confuso... -respondí, mi sonrisa flaquea así que miré mis manos-. Levi, jura que... pase lo que pase, matarás a ese simio.
Él me mira con los ojos más abiertos y los labios ligeramente separados pero luego regresa a su expresión habitual.y asiente con la cabeza.
-Está bien, lo juro.
Sonreí nuevamente y miré a Erwin de nuevo. Él nos mira y asiente. Levi me entrega las riendas de su caballo y yo me subí a este, él se aleja y Erwin levanta su espada hacia el frente.
-¡Adelante!
Todos comenzamos a correr hacia el titán bestia, quien al vernos prepara otro bombardeo. Algunos dudan, pero yo fui más al frente con rapidez.
-¡No retrocedan! -grité.
El titán bestia nos lanza las piedras. Por suerte tenía mis reflejos y mis espadas así que fui esquivando los trozos de piedra. Aún así, uno golpea mi hombro y lo corta dolorosamente. No me detuve, pero el caballo alenta el paso un poco y vi a algunos mirarme dudosos.
Apreté los dientes e hice que el caballo volviera al frente.
Vi a varios siendo masacrados por aquellos bombardeos que iban uno tras otro. Hasta que casi no quedaban soldados a nuestro lado.
Una piedra golpea al caballo en las patas haciendo que ambos cayéramos y yo rodara por el suelo cubriéndome de la sangre de otros y la mía propia. Unas pequeñas piedras atraviesan mi pierna izquierda como balas por lo que solté un grito de dolor.
Apreté mis manos en puños y aún así intenté levantarme, me costó bastante pero lo conseguí. Miré a todos lados. Mis compañeros... muertos, vi a Erwin en el suelo con heridas graves y sangre por todos lados. Noté a Levi yendo en silencio hacia el simio, tenía que evitar que se diera cuenta de su acercamiento. Apreté los puños y los dientes, di un paso al frente cogeando y sujetando una espada.
-¡Vamos! ¡¿Qué esperas?! ¡Te falto yo, hijo de puta!
El simio me mira y prepara otra piedra. Apreté los dientes y me mentalicé para el impacto.
-Lo siento, Levi... -murmuré cerrando los ojos para no ver qué piedra será la que acabe con mi vida.
Sentí varias piedras golpear a mis lados y rozarme, algunas me daban en los brazos pero eran tan pequeñas que no conseguían tumbarme, solo hacerme retroceder.
-¡Nhg! -solté adolorida. Pero entonces sentí una mano agarrar mi brazo y tirarme al suelo- ¡¿Ah?!
Vi a varios soldados heridos cubriéndome y recibiendo las piedras con sus cuerpos. Algunos ni siquiera tenían todas sus extremidades pero aún así intentaban protegerme. Abrí los ojos de par en par pero ellos me sonreían agradecidos.
-El Capitán Levi la necesita aún... La humanidad la necesita... -dice uno de ellos antes de recibir una piedra en la cabeza.
La sangre salpica por mi rostro. No pude reaccionar por todo lo que estaba pasando. Escuchaba a mis compañeros dar su último aliento o quejido de dolor. Pude sentir algo correr por mi mejilla, ¿una lágrima, sangre? No lo sé.
El apedreamiento termina finalmente pero yo me quedé en el suelo sin poder moverme por la sorpresa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro