Estaba asombrado de la manera en que Abigail y Thomas empezaron a querer a Sophia en tan solo tres días. La adoración se les veía en sus rostros cuando la miraban me causaba placer. Aparte del funeral pendiente de esta tarde, estaba disfrutando el tiempo con mis padres y con los Harris. Sentía temor pero, a lo mejor, esa fuese la última vez que mi corazón se apenaría por Regina.

Mi orgullo no quería dejar enfrentarme con aquellos que me mirarían con lástima porque mi esposa me había sido infiel, ni con aquellos que hablarían a mi espalda. Algunos pensarían que no había sido suficientemente hombre para retenerla. Había cometido un gran error involucrándome con Regina; que no se podía borrar ni remendar ni olvidar. Un error que había cambiado mi vida para siempre. Me sorprendía una vez más por lo ciego que había estado al conocerla. No había hecho caso a las advertencias de mis padres y mi corazón sufrió mucho por haber tomado esa decisión.

Mire por la ventana como Samuel y Sophia jugaban baloncesto con los niños usando el aro miniatura de Thomas. Sonreí al recordar como Sophia se había sonrojado el primer día al decirme que pensaba que yo era apuesto. Había algo refrescante y autentico en ella.

— ¿Has pensado en quien cuide a tus niños cuando Sophia se vaya? —Me pregunto mamá cercándose a la ventana y abrazándome por la cintura— Ya que tus viajes te mantiene fuera por varios días, una niñera permanente sería lo mejor.

—Sí, lo he pensado pero todavía no he hecho nada. ¿Cuál es la manera de contratar a alguien para que crie a tus hijos? Todos hemos escuchado historias aterradoras.

— ¿Qué te parece la señora Hatton?

—Entres su tarea de recaudar fondos de beneficencia, sus juegos de naipes y sus eventos sociales no tiene tiempo. Además, hay muchas cosas que no vemos de la misma manera.

— ¿Qué te parece Sophia? Podría vivir en la casa de huéspedes.

Mire a mamá con confusa mirada y respondí:

—Sophia es graduada universitaria. Estoy seguro de que está buscando algo mejor que ser niñera. Además, vive en California, no en Nashville.

—Margaret-mamá de Sophia-dijo que Sophia no sabía que iba a hacer en el futuro. Quizás esto le de algunos meses para darse cuenta adonde la encamina Dios. Los niños la quieren y ella es estupenda con ellos— ambos miramos por la ventana cuando Sophia levantaba en brazos a Thomas y le daba un beso.

—Está bien mamá, le preguntare. —esperaba que aceptara ya que mi vida sería mucho más fácil si así fuese.

Sophia entro con los niños y los mando a ver un video en la sala de juegos para poder preparar el almuerzo con mi mamá.

Habían estado cocinando desde que llegaron.

La detuve.

—Sophia, espera. Mamá dijo que prepararía el almuerzo, así que yo puedo hablar contigo en mi oficina.

Asintió con la cabeza, pero note una expresión de duda en su rostro. No habíamos estado juntos después de la charla de la foto y no sabía si ella estaría evitando otra conversación profunda.

—Siéntate—señale una silla del otro lado del escritorio, al tiempo que me sentaba en mi sillón de cuero— No tengo palabras para agradecerte lo que has hecho; cocinar, lavar, cuidar a los niños. Estoy muy feliz que hayas venido—repetí por segunda vez.

—Yo también. Me alegra haber estado nuevamente contigo y con tus padres—Sophia aparentaba esta estar relajada mientras se acomodaba hacia atrás en la silla.

— ¿Que te depara el futuro ahora que has terminado la universidad?

Frunció el ceño.

—No tengo idea.

— ¿Que quisieras que te depare?

—El hombre soñado llegando en su auto blanco deportivo con una docena de rosas, llevándome a la tierra del matrimonio y los hijos—respondió Sophia.

—Ah, la tierra de la eterna felicidad—asentí— ¿Cuál es el nombre del afortunado?

—No lo sé. Todavía no lo he conocido. No tengo a nadie a la vista.

— ¿Ningún pretendiente golpeando a tu puerta, batiéndose en duelo en las calles por tu amor y tu afecto?

—Ni siquiera uno.

—Sophia Harris, eso es difícil de creer. Los hombres de California deben ser ciegos o estúpidos, o las dos cosas—Sophia se ruborizo ante mi halago— ¿Así que quieres casarte y tener hijos? ¿Qué hay acerca de tu futuro profesional?

—Eso es mi futuro profesional. Yo no tengo la misma inclinación que mis hermanas. Todo lo que siempre quise es formar una familia.

Note tristeza en sus ojos cuando hablaba de sus sueños.

— ¿Te gustaría ser la niñera de mis hijos?

— ¿Qué? —me miro sorprendido.

—No definitivamente; solo por unos meses mientras encuentre alguien permanente. Tengo un ama de llaves puedo contratar una cocinara, así que de lo único que te tendrías que ocupar es de Abigail y Thomas.

— ¿Hablas en serio?

Su reacción me hizo sentirme estúpido por habérselo preguntado.

— ¿Una idea tonta, no? Mamá menciono que no tenías decidido tu futuro y se me ocurrió que esto te daría tiempo para pensar. Lo lamento. Los hombres desperrados toman medidas desesperadas— estaba a punto de ponerme de cuando ella finalmente hablo.

—Si.

— ¿Disculpa?

—Sí, lo hare; solo que también cocinaré. Puedes mantener el ama de llaves, pero yo me encargare del resto.

Sentí que la sonrisa me subía a los ojos.

— ¿Estas segura? No quiero una niñera por lastima.

—Es una gran idea. Necesito tiempo y adoro a los niños y cocinar; ¿por qué no?

—Te pagare lo que se estila, sea lo que fuere; y puedes arreglar el cuarto de huéspedes del fondo a tu gusto. Cuando yo esté en casa eres libre de hacer tu vida—observe su expresión tratando de descifrar los motivos que la llevaron a aceptar. Ella se veía contenta y aliviada—Gracias Sophia, sé que mis hijos ya te adoran.

—No tienes que agradecérmelo. Esto me quita la presión de encima, por lo menos por algún tiempo. Quien sabe, a lo mejor mi futuro es pasear por Nashville en ese auto en vez de hacerlo en California. ¿Tiñes algún amigo que busque esposa?

—No que yo sepa, pero te tendré en mente si metopo con alguno. Vayamos a almorzar—ambos nos pusimos de pie y nos encaminamos rumboa la cocina. Me di cuenta de que si bien Sophia bromeaba acerca de encontrarmarido, ese era el verdadero deseo de su corazón.