ㅤㅤ๑ veintiuno 𓂃
ଓ ଘ ଙ
𝗜𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗿𝗶𝘁𝗶𝗲𝘀!!
(Maratón 3/3, ¡felices fiestas!🎄)
Algunos sirvientes trajeron el desayuno, dejando un carrito con bandejas y comida frente a la puerta. Literalmente nadie podía entrar o salir de aquella habitación por una semana, cosa que tenía a Jimin temblando de pies a cabeza.
Asegurar cachorros.
Aún le daba vueltas a las palabras de Yoongi, en realidad a todo lo que se habían dicho. Ni siquiera terminaba de asimilarlo, se sentía flotando en una nube invisible.
Llevándose una última uva a la boca, Jimin miró al alfa a su lado, en la cama.
—Estoy completamente lleno—. Suspiró, dejando su cabeza sobre su hombro.
Yoongi no dudó en cubrir su espalda con el brazo, sujetándolo contra sí.
—Bien, quiero que estés así todos los días, necesitas estar sano—. Gruñó.
El omega rodó sus ojos, pero no pudo borrar la sonrisa que llevaba desde que lo besó por última vez.
—¿Para poder ser más fértil?—. Bromeó, aunque un escalofrío recorrió su espalda.
El silencio se prolongó unos segundos.
—En realidad, sí—. Respondió el alfa—. Pero nunca llegamos a hablar de eso, tenemos una conversación pendiente.
Jimin se estremeció de pies a cabeza. Su lobo se volvía eufórico de pensar en ello, en poder ser marcado y pertenecerle al alfa, aún más si podía llevar sus cachorros. Pero él sintió náuseas.
A pesar de ello, sabía que tarde o temprano debía aceptar y afrontar la realidad. Y sabía que cuanto antes lo hiciese, mejor sería para todos.
—Bien, no puedo seguir evitando el tema toda la semana, hablemos—. Sentenció, girándose apenas para poder enfrentarlo.
Yoongi suspiró y tomó una de sus manos con la que tenía libre, observando sus ojos con aquella mirada que le dejaba sin respiración. Jimin juró haber visto estrellas en sus pupilas.
—Omega... No quiero obligarte a nada, y tampoco haré algo que no quieras—. Comenzó, sin prisa—. Pero los requisitos mínimos para que puedas seguir a mi lado son una marca y... por lo menos un cachorro. Si no... El pueblo podría considerarte indigno o infértil, y no podría hacer mucho para desmentir eso, por más que quisiera. Solamente te quitarían de mi lado.
Jimin se mordió el labio inferior, mirando a algún punto de la sala. Sabía que poco tendría que hacer si decidían buscar a otro omega, el linaje siempre iba primero, incluso por encima de los deseos del rey.
La idea de que lo alejasen de Yoongi no le gustó, parecía que sus pulmones se negaban a trabajar. Pero, por otro lado, tampoco podía pensar en ser... Padre. Al menos no en ese momento.
Siempre quiso una familia, cachorros, pero simplemente no se sentía con fuerzas suficientes.
──Es...—. Jimin dudó, temeroso de la respuesta—. ¿Es necesario que sea ahora mismo? Quiero decir...
Yoongi negó, cortándolo.
—No es necesario que me des un cachorro ahora, pero... Necesitamos una marca antes de que termine la semana—. Suspiró.
Jimin cerró sus ojos y notó todo su cuerpo enfriarse. Pensó que tendría más tiempo para asimilarlo, pero apenas quedaban seis días, en uno de ellos tendría que enfrentarse a algo que le hacía temblar.
Tomó aire y expiró un par de veces, incorporándose. Después se sentó al lado de Yoongi, encarando su expresión atenta.
—De acuerdo, sólo déjame prepararme—. Asintió el omega, habiendo tomado una decisión.
Afrontaría aquel obstáculo igual que el de la boda; con madurez y responsabilidad.
Yoongi le devolvió la mirada con una ceja alzada, haciéndole estremecer. Jimin pensó en el sabor a menta de sus labios y el tacto ardiente de sus manos, imaginar aquello por todo su cuerpo le envió una descarga eléctrica que lo estremeció.
—No tengas prisa, sólo lo haremos cuando estés listo. Podremos inventarnos alguna excusa si al final de la semana no...
—No, está bien, puedo hacerlo—. Le cortó Jimin—. En realidad... Está bien, sólo es la falta de... Experiencia lo que me paraliza, seguro que es eso.
El omega sintió sus mejillas encenderse tras la confesión. Sabía que Yoongi había tenido un harem, era algo que aprendió en sus estudios sobre aquella cultura, aunque él despachó a todos esos omegas poco antes de la boda por motivos obvios.
Sin embargo, Jimin nunca había tenido ninguna pareja sexual, sus celos habían sido solitarios y realmente nunca había sentido la necesidad de compartirlos con nadie. Yoongi sería su primera vez, y le aterraba a la vez que fascinaba.
Sólo de pensar cómo serían aquellas sensaciones que él mismo se proporcionaba viniendo esa vez de otra persona, de su alfa, le hizo tensar los músculos de su cuerpo, notando un cosquilleo por todo este.
—Bien... Hazme saber cuando estés listo—. Murmuró el alfa, tomando sus manos con suavidad.
Jimin asintió y miró el enlace de sus manos. Los pulgares de Yoongi trazaron círculos sobre la superficie de su piel, como llamas ardientes que daban calor a todo su cuerpo e incluso corazón.
Él quería acostarse con el alfa, sabía que el cosquilleo y la adrenalina de sus feroces besos lo corroboraban, pero un millón de preguntas cruzaron su mente en pensar cómo podría ser aquello.
¿Le dolería? ¿Se sentiría incómodo? ¿Tendría que hacer algo para excitar a Yoongi? ¿Lo haría mal? ¿Se reiría de él?
Sacudió la cabeza y decidió apartar las preocupaciones que aplastaron su pecho de la mejor forma: escondiéndose en los brazos de su alfa.
Los brazos de Yoongi apenas tardaron en rodearlo, haciendo que ambos se tumbasen sobre el colchón. Jimin escondió el rostro en su cuello y buscó de la menta y la lluvia, calmándose al mismo instante en que el aroma lo envolvió. Sin duda alguna, sentirse protegido por el alfa era el mejor sentimento del mundo.
Unos momentos después, con sólo algunos pajarillos interrumpiendo el silencio, Jimin notó un hormigueo en sus labios. Su lobo lo empujó con insistencia y supo que volvía a necesitar de la atención del mayor.
—Alfa...
Su voz sonó ahogada, pero no podía estar más lejos de dormirse.
En cambio Yoongi gruñó con tranquilidad, haciendo vibrar su pecho. Jimin notó aquello en el tacto y sonrió.
—Omega—. Respondió.
—¿Puedo pedir algo?—. Susurró, apartándose un poco de su cuello para poder devolverle la mirada.
Las pupilas del alfa se dilataron en cuanto se observaron mutuamente, y cuando asintió Jimin percibió la urgencia por sentir su tacto en todas partes, hasta el punto que su cuerpo parecía arder.
—Bésame—. Murmuró, apenas separando los labios.
Yoongi observó su rostro de una forma que lo hizo estremecer, siempre que sus ojos adquirían ese brillo significaba que quería reclamarlo de algún modo. Pero Jimin y su lobo quisieron que lo hiciese de una forma que no habían probado antes.
Al fin y al cabo, confiaba en Yoongi. Y sabía que, pasase lo que pasase, le haría feliz.
El alfa sujetó bien su espalda, con la misma delicadeza de siempre y se inclinó hacia sus labios, gruñendo levemente cuando los besó al fin. Jimin suspiró de alivio, pues el fuego se había calmado, y ahora solamente un cosquilleo como de mil luciérnagas brillantes recorría su anatomía.
El omega se aferró al rubio cabello, tan suave y sedoso, dejando que Yoongi lo sujetase contra el colchón para prácticamente subirse sobre él. De un momento a otro tenía su cuerpo entre él y la cama, haciendo que su corazón y respiración adquiriesen un ritmo frenético.
Notó al alfa besar sus labios con tanta urgencia como él tenía, mordisqueándolos y lamiéndolos a cada segundo. Jimin no pudo evitar jadear, sabiendo que sus piernas temblaban y el cosquilleo en su entrepierna era parecido al que solía tener en sus celos.
Yoongi bajó sus besos hasta el cuello del omega, saboreando su dulzura. Jimin retuvo un gemido y se perdió entre la neblina de su aroma, tan dominante.
—Dime cuándo parar—. Gruñó el alfa, contra su piel.
Las feromonas que desprendía mareaban al omega, que apretó sus piernas por incercia contra aquel cuerpo que lo aprisionaba. Sus ojos estaban cerrados y con la falta de visión percibía mil estimulaciones que le ponían los pelos de punta. No quería dejar de sentir aquello.
—N-no pares—. Susurró en respuesta.
Yoongi deslizó su lengua desde las clavículas hasta el borde de la fina mandíbula. Allí dejó un beso y miró al omega, haciéndole estremecer.
—¿Estás... Seguro?
Jimin supo que su garganta había respondido antes que él cuando emitió el mismo sonido que unas horas atrás, reclamando a su alfa. Necesitaba sus labios, aroma, tacto... Lo necesitaba entera y completamente.
—Lo estoy—. Afirmó.
Se acercó para besarlo de nuevo, pero aquella vez fue muy distinta. Sus labios se posaron de forma casi inocente y Yoongi le devolvió el gesto con toda la suavidad del mundo.
Esa vez las luciérnagas estaban por toda la habitación, iluminándoles y llenando el espacio de una atmósfera cálida y romántica.
Jimin se sintió en las nubes, flotando sobre una mientras el mejor alfa del mundo atendía sus deseos, acariciando su nariz con cada dulce beso que se daban.
Se fundieron el uno en el otro.
Jimin dejó todo su temor en las manos de Yoongi, permitiendo que tomase las riendas de la situación.
Entonces él tomó ese temor y lo transformó en delicadas caricias, besando cada una de sus inseguridades.
Jimin exhaló y se dejó llevar.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
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