ㅤㅤ๑ treinta y tres 𓂃
ଓ ଘ ଙ
𝗕𝗿𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿!!
(Maratón 1/3)
(Contenido 🔞 al final del capítulo)
En aquella segunda noche en el Palacio de Busan, Jimin durmió con Yoongi rodeando su espalda, haciendo de cuchara grande. Sin embargo, eso no era nada nuevo, lo que le esbozó una sonrisa fue la mano por debajo del camisón.
Tras un largo bostezo tomó con cuidado su brazo y lo apartó muy poco a poco, intentando no despertarlo, pero Yoongi se aferró a su barriga desnuda.
—¿A dónde vas?—. Balbuceó, adormilado.
Jimin giró apenas el mentón sobre la almohada para comprobar que seguía con los ojos cerrados.
—Tengo hambre—. Susurró—. Y sed.
Yoongi gruñó como siempre que le despertaba antes de la hora habitual y lo apretó más contra él.
—Duerme y se te pasará—. Bufó.
El omega rodó los ojos, pero comprobó la hora en el reloj de la mesita de noche por si acaso. Aún era de madrugada. Cerró sus ojos y volvió a acomodarse, con los dedos de Yoongi haciéndole cosquillas en la piel del vientre.
—Sabes que no hay nadie ahí, ¿Verdad?—. Susurró Jimin, divertido.
—No, pero lo habrá—. Bufó el alfa.
Ante aquello el corazón del omega latió a mil por hora. Decidió que era mejor intentar dormir antes que pensar en una posible familia; eso le ponía nervioso.
Cerró sus ojos y suspiró.
Unos segundos después, los volvió a abrir, asqueado.
—Déjame salir, tengo hambre—. Se quejó en apenas un murmullo, formando un puchero.
Yoongi tan sólo abrió uno de sus ojos, totalmente malhumorado, y gruñó de nuevo.
—Quiero dormir contigo—. Replicó entonces.
—Pero sólo serán unos minutos, lo prometo—. Rogó, acentuando el puchero.
El alfa suspiró mientras observaba su rostro, sopesándolo en mitad del silencio de la noche.
—Te prometo que sólo voy a por galletas y leche, alfa—. Aclaro Jimin, por si acaso.
Entonces fue el turno de Yoongi para rodar sus ojos.
—Confío en tí, pero mi lobo no quiere que te vayas—. Explicó, más despierto.
Jimin frunció los labios, pensativo. Sabía que aquel tema de la posible infidelidad había quedado atrás esa misma tarde, sabía gracias a la calma en el lazo que de verdad Yoongi y su lobo estaban bien, así que no comprendía los motivos de ese deseo.
—¿Se encuentra bien?—. Susurró, dándole vueltas al tema en su mente.
El alfa sacó la mano de debajo de su camisón para acariciarle el cabello y colocar algunos mechones tras su oreja.
—Sí, sólo quiere darte más atención de lo normal—. Suspiró—. Creo que... Quiere conservar algo suyo ya que no está en su territorio—. Encogió uno de sus hombros.
Jimin formó una expresión sorprendida con sus labios, pero de algún modo aquella información le había hecho sentir bien.
Parecía que su alfa sólo quería a su hogar cerca.
—En ese caso... Puedo esperarme hasta la hora del desayuno—. Murmuró.
Yoongi chasqueó la lengua.
—No, ve, es un malcriado. Tenemos que desacostumbrarlo—. Dijo, sonriendo apenas.
Ambos sabían que estar todo el día juntos en Busan después pasaría factura en Daegu, porque allí cada uno debía atender sus asuntos. Y Yoongi pasaba la mayor parte de su día en el salón del trono.
—Está bien—. Sonrió Jimin—. Sólo unos minutos y vuelvo.
El alfa besó su frente y asintió. Sólo unos minutos.
Cuando la larga mesa se predispuso para desayunar, Jimin se sentó junto a Yoongi y Seokjin. Estaba encantado de tener a los dos a su lado al mismo tiempo. Además el rey Park no estaba presente por atender una reunión urgente, así que podían ser más informales.
La conversación era animada, Taehyung había contado chistes de embarazos que había buscado en internet y después vino la ronda de preguntas para el matrimonio, mayoritariamente de parte de Jimin.
—¿Y ya tienen nombre?—. Preguntó Yoongi.
Automáticamente todo el mundo se quedó en silencio, mirándolo. Era la primera vez que interactuaba con algún miembro de la familia en público, que no fuese Jimin.
Este último acercó su mano bajo la mesa hasta alcanzar su pierna, haciéndole saber que le gustaba verlo involucrado en ello.
—Se llamará JungEun—. Respondió Jin, sonriendo con ilusión.
Namjoon le dejó un beso en la sien y acarició su espalda distraídamente.
—Es bonito—. Murmuró Yoongi.
Después volvió a su plato, dispuesto a no volver a hablar durante el resto del desayuno. Pero al menos fue suficiente para Jimin.
A su lado, Jin hizo una mueca y ahogó un jadeo de dolor, tocándose la barriga.
—¿Estás bien, cielo?—. Preguntó Namjoon, acariciando sus brazos.
Jimin se tensó, sin saber qué hacer, pero Jin alzó la mirada y con un ademán de su mano los clamó.
—Suele hacerlo, no te preocupes—. Le dijo al omega, refiriéndose a la bebé, antes de girarse hacia su marido y susurrarle algo al oído.
Para darles un poco de privacidad, Jimin se giró hacia Yoongi, quien había tomado su mano bajo la mesa, y forzó una sonrisa.
Lo cierto es que seguía algo preocupado y su lobo se había tensado incluso más que él por alguna razón, cosa que no le gustaba. Temió que su aroma lo delatase, y lo último que quería era molestar al embarazado, así que tras unas vagas excusas se levantó de la mesa.
Ni siquiera tenía pensado ir a ninguna parte, solamente sus pies se dirigieron solos hacia el jardín. Mientras caminaba, sus oídos opacaron el sonido de sus propios pasos, los pájaros cantando o culaquier otra cosa. Solamente sentía un aturdimiento extraño mientras su lobo le empujaba a ir con Jin para cuidarlo.
Una vez pisó el exterior, se quitó los zapatos y se adentró en el césped, amando la sensación bajo sus pies. El sol calentaba su rostro y el aire le permitía respirar con gusto, así que se sintió mejor.
¿Cuánto hacía que no sentía la naturaleza de ese modo? Su lobo lo agradeció enormemente.
Unos segundos después captó el sonido de pasos tras él y el aroma delató al recién llegado, así que no tuvo problema en girarse y dejarse abrazar por su alfa.
—¿Estás bien?—. Murmuró Yoongi.
Jimin emitió un sonido de afirmación, demasiado encandilado por su olor y presencia en el jardín, sintiendo cada fibra de su ser temblar ante cada roce en su piel.
Después se separó un poco, lo justo para rodear su cuello con los brazos y alzarse de puntillas para besar los labios que tan bien conocía.
Y se quedaron así por bastante tiempo, simplemente besándose y abrazándose con calma, disfrutando del aire libre.
El rey Park había concertado una reunión aquella tarde, antes del cumpleaños, para hablar con Namjoon y Yoongi. Así que Seokjin, Taehuyng y Jimin se habían juntado en la habitación del primero.
Allí dentro olía demasiado a Namjoon, y al embarazo, pero de algún modo Jimin logró aguantarse para estar con ambos. Al menos él había tomado supresores para estar allí.
Taehuyng le sacó la lengua cuando se dio cuenta de su incomodidad.
—¿Me alcanzas el agua?—. Preguntó Jin, que estaba tumbado en la cama, acariciándose la crecida barriga.
Jimin sabía que no lo había preguntado a ninguno en concreto, pero no tardó ni medio segundo en acercarle el vaso de agua de la mesita.
Taehuyng frunció el ceño en su dirección, expectante.
—¿Necesitas algo más?—. Preguntó el omega.
Jin negó con un agradecimiento rondando sus labios.
—Te preocupas demasiado, no es de cristal—. Murmuró el beta.
Jimin le lanzó una mirada malhumorada, pero el más mayor asintió.
—Tiene razón, estás demasiado tenso, estoy bien—. Lo calmó Jin.
El más pequeño pareció encogerse en su sitio, junto a Taehuyng en los pies de la cama. Sólo quería cuidar a su cuñado y a la bebé, ¿Tan malo era?
Aunque sí entendía que podía parecer algo obsesivo, ni siquiera le dejaba levantarse de la cama.
—Perdón—. Susurró, sonrojado—. Es que... Mi lobo está protector.
Jin soltó una risita y le dejó una caricia en el pelo, casi como hacía su mamá. Sintió nostalgia.
—Lo sé, tranquilo, sabes que agradezco lo que haces—. Miró a Taehuyng—. Lo que hacéis.
Los hermanos le sonrieron.
Los siguientes minutos pasaron de forma normal, pero contra más tiempo pasaba Jimin cerca del embarazado, más tenso y protector se volvía.
Cuando Namjoon volvió a la habitación, ni siquiera tocó la puerta, había escuchado las voces metros atrás. Sin embargo, la sonrisa fue desapareciendo mientras se adentraba en la sala y la presencia de sus hermanos le amenazaba.
—El rey Min te espera fuera—. Comentó, intentando no sonar demasiado brusco.
Taehuyng no necesitó más que un segundo para entender que quería estar a solas con Jin, así que le dejó un beso en la sien y se encaminó a la puerta. Allí esperó a Jimin.
Este, sin embargo, sostuvo la mirada de Namjoon por unos breves instantes antes de emitir un quejido. Miró al omega mayor, sabiendo que no podía quedarse, pero tampoco queriendo irse.
Mejor dicho, sabiendo que su lobo no quería irse.
En esos eternos instantes batalló entre lo racional y lo que quería hacer. Pero en realidad no tenía muchas opciones, porque Namjoon gruñó al ver que no se levantaba.
Ante eso se estremeció un poco y agachó la cabeza, regañándose mentalmente.
—Ya voy—. Suspiró.
Acto seguido estrechó la mano de Jin y, sin siquiera mirar a su hermano, acompañó a Taehuyng en la salida. Este rodeó sus hombros, como apoyo moral, mientras caminaban hacia las escaleras.
Detrás de ellos se escuchó un portazo.
—A veces me encanta ser beta—. Murmuró este con una risita, intentando animar a su hermanito.
Jimin sonrió sin ganas, sintiendo a su lobo lloriquear y extrañar el aroma del bebé.
Sin embargo, en cuanto la menta entró por sus fosas nasales, el color volvió a su rostro. Al subir la mirada, vio a Yoongi esperándolo, con sus manos tras la espalda y su expresión impasible. Justo como lo amaba.
—Yoongi...—. Canturreó mientras se lanzaba a sus brazos.
Taehuyng le dejó ir con una sonrisa, aún sin acostumbrarse a la cercanía del matrimonio.
—Descansa para la fiesta—. Se despidió Taehuyng.
Después de un intercambio de miradas y muecas divertidas, el beta desapareció escaleras abajo, mientras que Yoongi empujó al omega escaleras arriba.
—Hueles...—. Comenzó el alfa.
Jimin contuvo una risita mientras subían, besándole la mejilla.
—A ellos—. Terminó.
Yoongi asintió y se acercó al nacimiento de su aroma, pero él se apartó un poco, apretando el paso.
—Omega—. Le llamó confuso.
Jimin hizo caso omiso, prácticamente corrió por las escaleras como un niño. Después de una mirada significativa, se apresuró hacia su habitación. Se sentía mejor y solamente quería olvidar la tensión que había sentido con Namjoon; su hermano nunca le había gruñido.
Yoongi no dijo nada más, le siguió el juego solamente por tratarse de él, porque no podía negarle nada a ese omega malcriado. Cuando llegó a la habitación, Jimin saltó de detrás de la puerta a sus brazos, siendo capturado al instante.
—Con que quieres jugar, ¿Eh?—. Murmuró con una media sonrisa socarrona.
Jimin rió contra sus labios antes de estirar el inferior del alfa, recibiendo un gruñido curioso de su parte.
—Digamos que...—. Se acercó a su oído—. Quiero que me impregnes de tu aroma de la mejor forma.
Yoongi alzó una de sus cejas mientras sus manos se movían prácticamente solas hasta el trasero del omega, cargándolo y cerrando la puerta con su pie. En cuanto se escuchó el clack puso a Jimin contra esta, quien no se quejó en lo más mínimo.
Los ojos del alfa destellearon levemente a escarlata por unos instantes, lo que hizo que el omega contuviera el aliento unos segundos mientras aferraba bien sus piernas entorno a la cintura contraria.
—No quiero que huelas a nadie más que no sea yo—. Gruñó contra su boca, antes de atacarla con besos, mordiscos y todo lo que pudiera.
Jimin sintió la adrenalina característica de sentir a Yoongi, deseando más y más. Por ello no tardó mucho en emitir sonidos de queja y llevar las manos a la ropa del mayor.
Poco a poco se desplazaron hacia la cama, sin dejar de acariciarse o besarse en ningún momento, entre jadeos y gemidos bajos.
Cuando la espalda de Jimin tocó el colchón, Yoongi bajó hasta su vientre, deslizando la tela, para poder dejar allí un beso suave. Al compartir una mirada tras aquello se lo dijeron todo y el omega se sonrojó, porque quería tanto o más que él tener un cachorro.
Sin demorarse mucho más el alfa se encargó de quitar de en medio cualquier prenda de ropa que los molestase
Jimin no deshizo el peinado de monarca de Yoongi porque sabía que en breves debían acudir a la fiesta, pero le habría gustado tener toda la libertad del mundo en ese instante. Sin embargo, debían darse prisa, por mucho que quisieran tomarse su tiempo.
Pronto Yoongi había acaparado todo su cuello con su lengua y dientes, dejando varias marcas. No tuvo que esperar demasiado para sentirle deslizarse dentro de él, agradeciendo la humedad natural de su excitación para hacerlo más sencillo y rápido.
Los gemidos se extendieron rápidamente y la cama sonaba con un leve crujido bajo su peso y movimientos. Solo de pensar que se estaban acostando en su antigua habitación le erizaba la piel a Jimin y se dio cuenta de lo mucho que le gustaba la escena.
Después su mente divagó un poco, exactamente a la sala que compartían cuando aún eran prácticamente dos desconocidos. ¿Qué tan bien se sentiría tener sexo con Yoongi allí?
El calor cegaba a ambos, sus respiraciones eran tan agitadas como lo eran los mordiscos del alfa y los arañazos de Jimin en su espalda. Este último se estremeció cuando el hormigueo de su entrepierna creció hasta hacerse casi insoportable, sabiendo que su orgasmo estaba cerca.
Sin embargo, lejos de poder dejarse llevar, unos pasos alertaron al matrimonio, y después los toques en la puerta.
—Majestad, les esperan abajo, la fiesta está a punto de comenzar—. Se escuchó a Hoseok al otro lado de la puerta.
Automáticamente Jimin se mordió el labio para retener sus gemidos y Yoongi bajó el ritmo de las estocadas para silenciar la cama. Primero tomó aire y después carraspeó, sin dejar de moverse contra el omega.
—En seguida bajamos—. Respondió, sonando lo más calmado posible, cuando su corazón iba a mil.
El hecho de ser descubiertos hizo que Jimin se tensase y a la vez se excitase un poco más, así que Yoongi tuvo que cubrir su boca con la mano para callarlo, sin consentir dejar de mover sus caderas.
La imagen del omega bajo él, callado por su mano y siendo estimulado en silencio se le hizo tan tentadora que él mismo estaba cerca del orgasmo.
Por suerte, los pasos de Hoseok desaparecieron sin una respuesta, alejándose a lo largo del pasillo.
Aún cuando quedaron en completo silencio, a excepción de sus respiraciones, Yoongi no le descubrió, siguió reteniéndole por si acaso hasta que Jimin gimió de forma aguda contra su mano, sintiendo su pecho mojarse.
Unos segundos después, por la propia imagen de este y la situación, el alfa ahogó un gruñido contra su cuello justo antes de morder sobre la marca ya hecha y terminar dentro de él.
Jimin ahogó en su palma un quejido al sentir los dientes, pero era una sensación grata que, junto al nudo creado, le confirmaba lo mucho que lo amaba y deseaba tanto Yoongi como su lobo.
Sintió a su lobo sumiso, como había sucedido otras veces, pero con la diferencia de que esa vez lloriqueaba en busca de su atención. ¿Qué más quería? ¿Que el alfa le hiciera otra marca? A veces no lo comprendía.
Yoongi al fin descubrió su boca para dejarlo respirar y usó aquella misma mano para acariciarle el vientre. Jimin se estremeció en cuanto su piel rozó allí.
—Pronto tendremos un cachorro—. Susurró el mayor, dejando pequeñas lamidas en la marca.
—Eso espero—. Suspiró el omega.
No sólo querían una familia. Necesitaban una, un heredero al menos.
—Ya verás que sí—. Lo tranquilizó Yoongi, besando todo su cuello y parte de la mejilla con cariño—. Pronto.
A Jimin le daban miedo pocas cosas, pero sí habían algunas.
La primera era perder a Yoongi.
La segunda, que lo alejasen de él.
Y la tercera pero no menos importante, perder a su familia.
Y si no conseguía embarazarse nunca, su segundo miedo sería real.
—Pronto—. Suspiró de acuerdo, esbozando una sonrisa.
Yoongi dejó ir un poco de su aroma, más calmado, para arrullarlo mientras salía al fin de él. Jimin exhaló aliviado y dejó caer las piernas al colchón con cansancio.
—La fiesta—. Se acordó.
El alfa gruñó.
—Maldita sea, la fiesta.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
A lo largo del día estaré subiendo las otras dos partes de la maratón por los 10K visitas 💜 de nuevo muchísimas gracias por el apoyo y la recepción, me alegra mucho ver que esta historia os gusta tanto como a mí, honestamente es mi favorita de las que escribo ✨
¡Nos vemos en la siguiente parte!
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