ㅤㅤ๑ treinta y ocho 𓂃
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𝗔𝗹𝗽𝗵𝗮 𝘀𝘁𝘂𝗳𝗳!!
Cuando Jimin despertó lo primero que sintió fue una mano sosteniendo la suya con cuidado, acariciando el dorso con el pulgar. Abrió paulatinamente los ojos y estrechó aquella mano, porque no necesitaba mirarle para saber que Yoongi estaba ahí; su aroma era presente en todas partes.
—Hey...—. Susurró este, usando su otra mano para acariciarle el cabello—. ¿Cómo te encuentras?
Jimin ronroneó, girándose hacia él en la almohada. Entonces se percató de la camilla, y no sólo eso, un tubo en su brazo. Debía estar en una sala distinta del ala médica, porque no veía a Jin por ningún lado.
—Tengo sueño...—. Balbuceó, notándose la boca seca—. ¿Qué es esto?
—Hierro—. Explicó el alfa, apartando algunos pelos de su cara—. El doctor dijo que tenías anemia, ¿Recuerdas que te desmayaste?
Asintió. Aún tenía en su mente la imagen de los tres alfas discutiendo mientras todo se desvanecía.
—El bebé—. Dijo entonces, abriendo más sus ojos mientras se escuchaba un pitido intermitente de una máquina a su lado—. ¿Está bien?
Llevó su mano al vientre, dándose cuenta del dispositivo en su dedo, marcando el ritmo de sus pulsaciones.
—Tranquilo, está bien—. Le calmó Yoongi, levantándose de la silla en la que permanecía—. Todo va bien, pero necesitarás tomar algunas pastillas, aún así el doctor dijo que volvería cuando despertases.
Jimin suspiró y se relajó en la camilla, dejando todo el peso de su cuerpo allí. Estaba agotado, no sólo físicamente, sino que necesitaba dejar la mente en blanco unos instantes. Lo único que quería era preocuparse por ser padre.
—Quiero irme a casa—. Se quejó.
Se pronto le vino toda la presión de golpe. Se acordó de Taehuyng y la conversación que habían tenido, de la discusión de Yoongi y los consejeros en el baño y del secreto de ambos.
Estaba cansado de llevar aquello él sólo, cansado de llevar el peso de la corona junto a Yoongi, de preocuparse por todos mientras a él le faltaban fuerzas.
Estaba cansado de ser él.
—Si te encuentras bien por la mañana nos iremos, no te preocupes—. Le tranquilizó el alfa, inclinándose a besar su frente.
Jimin sintió las lágrimas acumularse en sus ojos cerrados en cuanto los labios se posaron allí. Le amaba con todo su corazón, estaba tan enamorado de él que dolía, sobretodo al saber que no podía hablar sobre lo que le preocupaba.
Al menos había solucionado algo; estaba embarazado, tendría un bebé y nadie querría apartarlo de Yoongi por culpa del linaje. Al menos seguiría tendiendo a la persona más importante de su vida y tendría una familia con él. Era todo lo que necesitaba.
Pero la angustia de su pecho no desaparecía y a esas alturas no sabía si era por Yoongi o por él mismo.
Aún necesitaba calmarse, solucionar otro de sus problemas.
—¿Qué pasó en el baño?—. Susurró, débil—. Con Hoseok y Jungkook.
Yoongi volvió a sentarse tras presionar el botón de la pared, pero no dejó de sostener su mano en ningún momento.
—No tienes que pensar en eso, es una tontería—. Murmuró, besando su mano.
—Quiero saberlo—. Le instó él, mirándole de forma seria—. Siento la tensión.
Yoongi advirtió la preocupación y en su tono de voz, pero aún así dudó.
—Aún no, pequeño. No debes estresarte, por el bien del bebé—. Explicó con la voz calmada.
Jimin no quería presionarle, pero realmente se sentía mal por aquello, aún recordaba la mirada que compartieron él y Hoseok. De haber estado plenamente consciente habría sentido miedo.
—No te preocupes por eso—. Murmuró.
Por supuesto tenía derecho a secretos, él los tenía, pero había dicho que era una estupidez, por lo que supuso que no tendría importancia decirlo.
Yoongi pudo ver la determinación en sus ojos, así que suspiró.
—No me siento cómodo con ellos cerca tuyo, mucho menos mi lobo, y puede que eligiese las peores palabras para hacérselo saber—. Explicó, mirando su mano—. Me vuelvo loco de sólo pensar que otro alfa pudiese respirar tu aroma o tocarte, lo siento.
Jimin tragó saliva, negando. Necesitaba beber agua.
—Es normal, supongo—. Susurró—. Lo entenderán cuando sepan sobre el cachorro.
El alfa llevó su mano libre sobre su vientre con cuidado, instalándole al instante una sensación de confort sin igual.
—Tengo que cuidar a mi familia por encima de todo—. Murmuró.
—Ya lo haces—. Le aseguró Jimin, sonriendo—. Estamos bien, eres un buen alfa.
Yoongi curvó una de las comisuras de sus labios y se acercó la pequeña mano de su omega para besarla.
—¿Pasó algo con tu hermano? Vino a verte antes pero al saber que no me marcharía prefirió irse—. Comentó.
Jimin dejó ir una risita sarcástica, imaginando de lo que querría hablar.
—No, me comentó sobre un problema que tiene y supongo que querría decirme algo de ello—. Musitó—. No sé si debería...—. Dudó, incorporándose un poco en la camilla—. Tengo que contártelo porque en parte tiene que ver contigo, aunque no mucho.
Ante eso Yoongi se enderezó en la silla y frunció el ceño, extrañado. ¿Qué tenía que ver Taehuyng con él?
—No le pregunté si podía decírtelo, así que evitaré algunos detalles—. Suspiró. El alfa asintió, impasible—. Digamos que quiere estar con alguien, pero mi padre jamás le dejaría hacer tal cosa.
—Entiendo, pero sigue siendo un príncipe, debe saber su lugar—. Carraspeó.
Jimin sabía que Yoongi se tomaba a pecho los asuntos de la realeza, lo supo en cuanto le conoció, pero se trataba de su hermano y era su punto débil.
—Eso no importa, quiero que sea feliz. Quiero que se case por amor—. Aclaró de forma contundente—. Y quiero que vayan a vivir a la isla que me regalaste.
Yoongi soltó una risa irónica.
—Jimin... Aunque hicieras eso y fuese feliz, ¿Crees que el rey Park no se daría cuenta de la ausencia de su hijo? ¿Qué diría la gente? ¿Fingiría su muerte o algo así?—. Comentó, dejando su mano para levantarse.
Jimin extrañó su contacto, pero no dijo nada pues al alfa le gustaba caminar para pensar.
—Sé que tienes razón—. Empezó—. Pero es lo mejor que se me ha ocurrido. No quiero que se case porque mi padre le comprometa con alguien, se merece algo mejor.
Yoongi se acercó a la ventana con las manos tras la espalda. Al llegar allí se giró y le observó en silencio. Fue cuando Jimin se percató de sus palabras.
—¿De verdad? ¿Merecías algo mejor?—. Preguntó con un deje amargo.
El omega cerró los ojos un instante, no quería haber insinuado algo así.
—Sabes que no me refiero a nosotros, pero es un caso a parte, ¿Y si me hubiesen comprometido con otra persona?—. Chasqueó la lengua—. No quiero que Taehyung pase su vida con alguien detestable, aunque pudiese darle el mundo en sus manos.
—¿Y qué harías para cubrir su ausencia? ¿Un Taehuyng de cartón?—. Preguntó Yoongi.
No había más sarcasmo ni duda, el problema era real. No se podía reemplazar a alguien así como así, menos a un príncipe.
Jimin se mordió la lengua y de la propia impotencia sintió una lágrima descender su mejilla.
—Escucha pequeño—. Comenzó el alfa, acercándose a su camilla de nuevo—. Sé qué quieres ayudarlo, pero debes pensar bien lo que haces.
Limpió su lágrima mientras él apartaba la mirada. Odiaba sentirse impotente, sobretodo cuando Yoongi tenía razón.
—¿Eso significa que podré llevarles a la isla?—. Tentó.
El alfa sonrió apenas y acunó su rostro para hacer que le mirase. Jimin se estremeció y sintió a su lobo agachar las orejas.
—No te diré lo que puedes o no puedes hacer, omega—. Razonó mientras se inclinaba—. Solamente sopesa todas las opciones y consecuencias.
Atrapó sus labios en un dulce beso que le hizo suspirar. Aquello fue lo que terminó por disipar la presión de su pecho, así que cuando se separó pudo sonreír con más tranquilidad.
—¿Cuándo será el día que pienses antes en tí que en los demás?—. Preguntó Yoongi, dejándole un último beso en la frente.
Jimin no respondió por el simple hecho de que pensaba que era algo bastante imposible. Estaba seguro de que daría su propia vida por algunas personas antes que por él mismo.
—Lo siento—. Susurró tras unos segundos.
Pero Yoongi negó con una pequeña sonrisa.
—Tranquilo, yo te cuido—. Prometió contra sus labios antes de besarlo—. Os cuido a ambos.
A Jimin le habría gustado mantenerse en ese beso por más tiempo, sintiendo la protección del alfa hacia su familia, pero justo en ese momento el doctor tocó la puerta para la revisión.
Entró a la sala tras el asentimiento de Namjoon. JungEun estaba en brazos de Jin y Taehyung jugaba con ella. Agradeció tenerlos a los tres miembros de la familia juntos, así se ahorraba más conversaciones incómodas.
—Jimin no pudo venir, se encuentra mal así que regresaremos a casa en unos minutos—. Anunció Yoongi, parándose en el centro, a una distancia prudencial de todos—. El rey Park está avisado.
—Oh, ¿Qué le sucede?—. Preguntó un preocupado Jin.
Él hizo una mueca, sin saber bien qué decir.
—Parece que su lobo extraña su hogar y comenzó a darle problemas—. En cierto modo no era mentira, así que se quedó tranquilo.
Taehyung le miró de arriba abajo, pero no le afectó en lo más mínimo. Aún así, quería irse pronto, no soportaba la idea de estar más tiempo cerca de la recién nacida o su padre por el simple hecho de ser alfa, por muchos supresores que se hubiese tomado.
—Les enviará una carta tan pronto lleguemos a Daegu—. Prometió con una inclinación—. Espero volver a verles pronto, mi estancia siempre fue agradable entre ustedes.
Los príncipes le devolvieron la reverencia con más profundidad por su estatus. No podía mentir; esa familia estaba bien educada. Miró a Taehuyng entonces, ese pobre chico podría salir mal parado si se oponía al rey Park, sintió lástima por él.
—Tenga buen viaje de regreso, majestad—. Se despidió Namjoon.
—Vuelvan lo antes posible—. Pidió Jin con una sonrisa—. No quiero que JungEun se olvide de sus tíos.
Yoongi sonrió. Pronto tendría en sus brazos a su propio cachorro, eso le brindaba una calidez interior sin igual.
—Pronto—. Aseguró—. Cuídense.
Tras aquello salió del ala médica, donde había dejado esperando a sus dos consejeros fieles. Sin embargo, desde la escena del baño había cierta tensión entre ellos, así que apenas se miraron mientras caminaban.
Al llegar a la entrada del palacio, vio a algunos sirvientes llevando las restantes maletas al equipaje. Por suerte no habían muchas, pero debía dejar que terminasen antes de ir a por Jimin, no quería a nadie cerca de él.
—¿Hacemos algo?—. Preguntó Jungkook—. Preparar los carruajes o algo.
Yoongi negó, eso era tarea de sirvientes y ellos habían dejado de serlo hacía años.
—Subid al transporte, iré a por mi omega—. Ordenó con un ademán despreocupado.
Hoseok le miró de reojo mientras que Jungkook asintió.
—¿No quieres que esperemos? Por si necesita ayuda—. Sugirió el primero.
El menor le dio un toque en el brazo, indicándole que no era buena idea seguir por ese camino.
En cambio Yoongi se encaminó hacia las escaleras sin siquiera devolverle la mirada, demasiado cansado para iniciar otra discusión.
—Si necesita ayuda me tiene a mí—. Le recordó—. Ocúpate de tus asuntos y mantente alejado de mi esposo, ¿Sí?—. Recalcó, girándose para comprobar su reacción.
Hoseok se mordió la lengua para no gruñir. Habían sido amigos por muchísimo tiempo, pero las palabras del mayor en aquella discusión le habían afectado sin poder evitarlo. Estas aún se repetían en su mente.
« —¿Jimin? ¿Estás bien?—. Preguntó, notando a Jungkook a su lado.
—Está bien, marchaos—. Ordenó Yoongi, sosteniéndolo e intentando consolarlo.
El omega tenía un aspecto horrible dentro de su hermosura, pálido y ojeroso, como si no hubiese dormido en años. Lo primero que pensó era si le había sentado mal algo de la comida.
—Jungkook ve a por ayuda—. Murmuró Hoseok en seguida, notando su cuerpo e instintos reaccionar al amargo aroma de Jimin.
No podía evitarlo, seguía siendo un alfa y, aunque su lobo hubiese escogido pareja hacía años, sentía un reflejo por proteger a ese omega. Al fin y al cabo le debía mucho.
—No, no quiero que nadie se entere, ¿Está claro?—. Masculló Yoongi.
Jungkook titubeó sin saber qué hacer. Quería obedecer a Hoseok, pero no era buena idea ir en contra del monarca.
—¡Está enfermo! Necesita un médico—. Contraatacó el segundo, dando un paso al interior del baño.
—O al menos una cama—. Le apoyó Jungkook.
En el mismo instante en que el pie de Hoseok se posó en el límite de la puerta, del pecho de Yoongi surgió un gruñido tan grave que Jungkook bajó la cabeza por acto reflejo.
—Ni se te ocurra dar un paso más—. Gruñó el rubio, con sus iris de color escarlata—. Atrás.
Ante la voz de mando y su intensa mirada, Hoseok no pudo evitar retroceder. Sin embargo, sus manos se apretaron en puños; seguía siendo un alfa, no quería doblegarse ante él, no de nuevo, no como después de luchar con él por Jungkook.
Pero esa vez no tenía a su pareja envuelta, al contrario, se trataba del omega de Yoongi. Aquel factor fue el único que le hizo reaccionar al tirón de Jungkook en su brazo, volviendo a la realidad.
—No eres el Yoongi que conozco—. Escupió, dolido.
No entendía a qué venía su actitud, y poco le importaba si era el mismísimo rey. Aquel no era su mejor amigo.
—Y tú te estás comportando como un completo idiota, no necesito otra cicatriz para saber que estás celoso—. Gruñó Yoongi, alzando a Jimin en sus brazos con toda la delicadeza del mundo, al contrario de la dureza de sus palabras—. Tanto con él como con Jungkook: cuando te encariñas con alguien no soportas que reciba su completa atención y lo pagas conmigo.
Jungkook poco a poco alzó la mirada de nuevo, sin comprender del todo, y miró a su alfa. Hoseok temblaba de pies a cabeza, pudo oler la molestia, pero no de forma tan vívida como en Yoongi, quien irradiaba enojo.
Este se acercó con cuidado de no molestar al omega en sus brazos y los consejeros se alejaron unos pasos por inercia.
—No lo repetiré—. Masculló de nuevo—. Aléjate de Park Min Jimin.
Acto seguido dejó un beso en la frente del nombrado, sin apartar la mirada de Hoseok, y se giró para desaparecer por el pasillo a paso rápido.
—Hobi...—. Susurró Jungkook, carraspeando.
Él despegó sus ojos del frente y los dirigió al menor, intentando sonreír de la forma más tranquila que pudo.
—Estoy bien—. Respondió antes de que preguntase—. Solamente me molesta que se comporte como si quisiera robarle al esposo.
Jungkook esbozó una sonrisa de conejito mientras retiraba algunos mechones de cabello del rostro contrario.
—¿Por qué pensaría algo así? Parecía que iba a atacarte—. Se quejó.
Hoseok miró a su alrededor y, tras comprobar que no había nadie para verlos, posó sus manos en la cintura del alfa para atraerlo a su cuerpo.
—Supongo que porque no sabe que te tengo a ti—. Se encogió de hombros—. Jimin es un omega, pensará que me atrae su aroma o algo así. Y no, por si te lo preguntabas, no me atrae.
Jungkook acunó su rostro con ambas manos y se acercó para besar la comisura de sus labios, justo donde tenía un hoyuelo.
—Lo sé, descuida—. Aclaró sin titubeos. Después hizo una pausa—. Mmm... ¿De veras le hiciste la cicatriz por celos?
Entonces las orejas de Hoseok se coloraron un poco mientras ampliaba su sonrisa.
—Pasabas todo el tiempo con él, ¿Qué esperabas?—. Justificó—. Debía luchar por tu amor.
Jungkook arrugó la nariz y negó, enternecido por esa nueva información.
—Que dramático—. Bromeó—. Recuerdo que al día siguiente me diste una patada.
—¡Fue sin querer!—. Rió Hoseok, acercándose a su cuello para dejar múltiples besos cariñosos.
Cuando sus encías comenzaron a escocer, ascendió a besar su mejilla. La lucha contra su lobo era de años, pero seguía venciendo día tras día; no podía dejar que su instinto ganase y Jungkook apareciese con una marca en el cuello. Serían condenados.
—¿Vamos a hacer las maletas?—. Susurró en su mejilla.
El menor asintió con un gruñido, atrayéndolo a su cuerpo de forma posesiva.
Hoseok se separó de su piel para observar su rostro unos instantes. Nunca se atrevían a tener muestras de afecto fuera de Daegu por lo desconocido del territorio, cualquier persona podría aparecer de cualquier lugar.
Sin embargo, aquella vez no pudo resistir el impulso de acercar sus labios y probar los de Jungkook en un beso robado y furtivo, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo ante la idea de ser atrapados.
El menor sintió un cosquilleo en su estómago mientras se aferraba a él. Algo que echaba de menos en Daegu era saberse todos los pasadizos secretos, allí donde podían ser ellos mismos.
—Vámonos—. Susurró, demasiado temeroso para devolverle el beso.
Hoseok asintió y se separó dejándole una última caricia en su espalda.
Y de nuevo solamente eran los consejeros del rey Min, caminando con las manos tras la espalda y unos rostros impasibles, escondiendo el profundo amor que sentían el uno por el otro. »
Cuando ellos desaparecieron por las puertas del palacio, Yoongi al fin se decidió a subir las escaleras. Estaba ansioso por ver de nuevo a Jimin, su querido omega, quien llevaba a su cachorro.
—Maldito alfa—. Susurró para sí.
No dejaría ni que su mejor amigo metiese las narices allí, en su familia.
Le había permitido más espacio con Jungkook tiempo atrás.
Pero Jimin era suyo y solamente suyo.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
Este es, personalmente, mi capítulo favorito de la historia. Por los celos de Yoongi, el estado de Jimin, Taehyung y sus dramas, la pequeña recién nacida y sobretodo: un pequeño adelanto del hopekook. ¿Qué opináis? →
Y sí, digo adelanto porque tendremos más escenas de ellos en... *redobles de tambor* ✨ ¡Un spin-off! ✨
Así es, uno de los anuncios que debía contaros es que haré una historia aparte con las parejas secundarias: Namjoon y Jin, Hoseok y Jungkook y Taehyung con Hyunjin. ¿Os gusta la idea? →
Aún queda otro anuncio que hacer, probablemente en la próxima actualización (estad atentxs 👁️), pero solamente diré para acabar que "No te amaré" llegará a su final en el capítulo número 40 😭 (habrá epílogo), emoji llorando aquí →
💜 ¡¡Muchas gracias por leer, como siempre, hasta el próximo capítulo, besitos!! 💜
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