ㅤㅤ๑ nueve parte 1 𓂃
ଓ ଘ ଙ
𝗗𝗮𝗻𝗰𝗲!!
(capítulo más largo que los demás, espero que os guste igual uwu)
Jimin terminó de bajar las escaleras hacia el salón de eventos justo un minuto antes de que el baile comenzase, con su traje de color azul marino y detalles en oro. Las puertas estaban abiertas a pesar de los custodios que la vigilaban, así que pudo ver desde allí a las personas congregadas.
Su padre había invitado a personas importantes para el reino, desde funcionarios, consejeros y demás hasta nobles de países vecinos que habían tenido la amabilidad de asistir para festejar el compromiso y despedir al príncipe.
Habían trajes y vestidos carísimos, joyas y decoración lujosa, comida exquisita... Aquel era el ambiente en el que Jimin se había criado, para lo que lo habían formado, y en cambio sólo quería dar media vuelta y no mirar atrás. Lo único que quería hacer era relajarse, tenía un importante momento que afrontar en apenas un mes y lo último que quería era celebrarlo. Pero, como siempre, solamente podía fingir una sonrisa y adentrarse en la sala.
—¡Su alteza el príncipe Park Jimin!—. Anunció un guardia.
Automáticamente todo el mundo volteó a ver al homenajeado en la entrada, inclinándose en respeto. Él quiso bufar por la hipocresía que se respiraba, pero asintió en respuesta y siguió caminando. Todas aquellas personas estaban por compromiso, en realidad, no por su aprecio a Jimin, de ser así habrían impedido la boda.
Tras un corto vistazo, el omega se escabulló entre los presentes y sus miradas de reojo hacia la única persona que aparentemente podría calmarlo en medio de la marea: Taehyung. Su hermano observaba un punto en concreto del gentío bailando, pero cuando Jimin siguió su mirada no encontró nada interesante. Por suerte estaban cerca de la pared, así podía recostarse sutilmente y descansar.
—¿Qué miras con tanto interés?—. Preguntó al ver que el beta no se dignaba a reparar en su presencia.
—¡Jimin!—. El mayor dio un pequeño brinco y se llevó una mano al pecho—. Has aparecido de la nada, ¿Ahora eres ninja?
Una pequeña risa salió del omega, quien le dio un suave toque en el brazo.
—Estás en las nubes, ¿Qué te pasa?—. Se interesó, pinchándole con su dedo índice en la cintura. Se suponía que no debían actuar de esa forma en público, menos en una ocasión como aquella, pero no estaba su padre para gruñirles y exigirles seriedad.
Taehyung sonrió con ternura, pero apartó su mano en seguida, molesto.
—Sólo estoy pensando, no me pinches—. Se quejó, arrugando la nariz.
Jimin rió de nuevo. Su hermano podía ser adorable cuando quería y sus rizos lo acentuaban.
—¿En qué piensas?—. Inquirió.
Taehyung no se molestó por la pregunta, era normal entre ellos saberlo prácticamente todo o exigir explicaciones. Solo chasqueó la lengua, porque no sabía por dónde empezar.
—Joon tiene a Seokjin, tú pronto te casarás... ¿Crees que papá querrá comprometerme con alguien cuando... Te vayas?—. Le miró con el ceño fruncido. Le dolía saber que su hermano y mejor amigo se iría, pero también se preocupaba por sí mismo.
Jimin entendía su pensamiento. De hecho, de no haber sido beta probablemente habría sido quien estuviese prometido con el rey Min. Quizá su naturaleza lo había salvado, era una realidad que antes se ofrecían a los omegas o alfas, no tenía por qué fingir que ser beta tenía tanto sus pros como contras.
—No estoy seguro—. Comenzó Jimin, con la mirada perdida entre la gente—. Quizá puedas escoger a tu pareja—. Sopesó.
Taehyung entendía lo que quería decir. No era tonto; no tenía un aroma que atrajese a alguien y sus instintos se reducían a prácticamente cero. Posiblemente por eso nadie se había fijado en él. Namjoon y Jimin habían tenido otros pretendientes, él mismo se encargaba de juzgarlos, pero su historial amoroso era inexistente. En parte le entristecía, pero también entendía que casarte con un extraño tampoco sería agradable.
Ambos suspiraron al unísono, como si estuviesen conectados. En realidad, pensaban lo mismo.
—Es injusto—. Dijo el beta tras un pequeño silencio—. Para ti y Namjoon.
Jimin volvió a mirarlo y se encogió de hombros.
—Hay muchas cosas injustas en la vida, Tete. Pero si puedes llegar a casarte por amor no lo veo injusto, me alegro por ti—. Explicó con calma, sonriendo.
Taehyung le devolvió el gesto y le dio un toque en su brazo con el propio, tratando de animar el ambiente.
—Pero el rey Min no está nada mal, al fin y al cabo—. Rió suave, alzando las cejas varias veces.
Jimin tuvo que bufar y cruzarse de brazos. Lo último que quería era hablar de ese tema.
—Como digas, aunque supongo que podría haber sido peor—. Comentó sin ganas.
Taehyung mostró interés en el rostro. Desde que el rey había llegado no habían tenido tiempo para hablar sobre él o su relación, tenían mucho que contarse.
—Pensé que te gustaba—. Murmuró, llevándose una mirada extrañada del omega—. Mira, no puedo descifrar vuestro aroma, pero tengo ojos en la cara—. Se defendió.
—Se nota que no estás cuando nos encontramos a solas—. Bufó Jimin.
—No, pero os veo en las comidas y sé que pasáis casi días enteros en el salón que nadie usa—. Contraatacó, cruzándose de brazos con una ceja alzada.
El omega se rió por la ignorancia de su hermano mayor, pero no dejaría el tema.
—Siempre me siento en el lugar más alejado de él para no tener que olerlo o escuchar sus gruñidos. Y nos obligan a pasar tiempo juntos, aunque en realidad sólo hacemos cosas en silencio—. Concluyó con otro bufido cansado.
Taehyung no comprendió a qué se refería, pero después de pensarlo por unos segundos se cubrió la boca con una mano.
—¡Park Jimin! ¿Qué clase de cosas?—. Preguntó algo alarmado, llamando la atención de algunos presentes que, al ver que no era nada importante, volvieron a sus asuntos.
En cambio el omega le dirigió una mirada asesina a su hermano, completamente sonrojado.
—¿Qué clase de cosas piensas tú, Park Taehyung?—. Incriminó en un susurro, dándole un suave tirón de oreja—. No pienses guarradas, sólo escribo y él... se ocupa en algo—. Replicó de mal humor, sin querer revelar aquello que Min le había confiado. Por suerte Tae ya sabía sobre sus historias.
El beta lanzó un pequeño quejido cuando le soltó la oreja y se tocó la misma, regañándolo con la mirada. Parecían dos niños de cinco años, pero no era nada extraño en ellos.
—En mi defensa diré que lo dijiste muy raro—. Le sacó la lengua en burla—. Además sea lo que sea no importa, nunca habías pasado tanto tiempo con un extraño a solas.
Jimin, cansado de tener que defenderse, tomó una copa de las bandejas que paseaban los camareros y bebió con una mueca.
—Me obligan, además me casaré con él, tendremos mucho tiempo a solas—. Rodó sus ojos—. Estoy cansado de hablar de esto, Tete...
El beta hizo una mueca de disculpa y, con hambre, agarró un tentempié.
—Perdón. Es que ya no te dejas comida en el plato, ni pareces un fantasma por los pasillos... Incluso has dejado de pasar tanto tiempo conmigo o Jin—. Se encogió de hombros y miró al frente, dándose cuenta de que una persona caminaba hacia ellos.
Jimin pensó en aquello, pero no le respondió, solo se inclinó ante el recién llegado y miró su copa. Era todo cierto, pero la mayoría de los motivos eran porque el rey le ponían nervioso.
—Perdonen, ¿interrumpí algo?
Ambos observaron al beta tras inclinarse, Jimin recordó su nombre como Hyunjin, pero Taehyung sólo le recordaba por haberlo visto alguna vez por los pasillos con alguna tela en sus manos. Ni siquiera sabía qué hacía ahí.
—Para nada—. Respondió Jimin, sonriéndole. El beta era agradable y los había ayudado mucho esos días.
—Perfecto, si no le importa le robaré a su hermano unos minutos—. Comentó con una sonrisa. A Taehyung casi se le cae el último trozo de canapé—. ¿Baila conmigo?
Cuando tendió su mano al otro beta, Jimin tuvo que aguantar una risa. Tae solamente asintió y dejó en manos de su hermano el canapé antes de acompañar a Hyunjin a la pista de baile. El omega olisqueó el canapé antes de terminarlo.
—Salmón, que asco—. Murmuró para sí mismo mientras tragaba a la fuerza—. Lo que hago por ti—. Miró a los dos betas integrarse en la fiesta.
Un poco más allá Namjoon y Seokjin bailaban tan juntos que parecían uno solo, Jimin sonrió con ternura al verlos mirarse con tanto cariño aunque algo en su pecho dolió. Fue cuando recordó algo. ¿Dónde estaba Yoongi?
El omega caminó por la sala, cerca de las paredes para una mejor perspectiva, pero no encontró al rey por ningún lado. Vio a los consejeros de su padre, a este mismo, a herederos de reinos vecinos... Pero ni rastro de quien se suponía que debía acompañarlo esa noche. Algo extrañado se volvió a recostar en la pared, mirando a las parejas bailar frente a él.
Habiendo perdido ya toda esperanza, miró aburrido al frente, justo vislumbrando más allá de las puertas una cabellera rubia.
—¡Su majestad el rey Min Yoongi!—. Anunció el mismo guardia que había comunicado la llegada de Jimin.
Los presentes se detuvieron para darle la bienvenida, aunque llegaba tarde, incluso la música se detuvo. Entonces todos se inclinaron como si lo hubiesen ensayado conjuntamente, algunos más, otros menos.
Yoongi echó un rápido vistazo sin mucho interés, entonces su mirada topó con la de Jimin pese a que estaba en la esquina más alejada de las puertas.
El rey llevaba un hanbok dorado tradicional, como siempre, y el cabello recogido cual monarca, pero no llevaba a sus consejeros esa vez, lo que le hizo parecer algo más cercano a la vista del omega.
La orquesta volvió a tocar y todos retomaron sus bailes o conversaciones, menos Jimin, que esperó de brazos cruzados a que Min cruzase toda la sala hacia él. Al parecer no tenía nada mejor que hacer.
—Llegas tarde—. Le recriminó el omega en un susurro cuando le tuvo cerca, aunque pareció una pregunta.
El alfa gruñó bajito por la queja y se colocó a su lado, mirando el lugar.
—Tuve un contratiempo—. Se excusó.
Jimin se giró a mirarlo, suavizando su expresión mientras se preguntaba mentalmente qué le habría podido pasar. Pero en vez de preguntarle directamente, sólo asintió y guardó silencio. No le dejaría pensar que se preocupaba por él, sólo tenía curiosidad.
—¿Hace cuánto que me esperabas?—. Preguntó el alfa.
Jimin no le prestó demasiada atención porque sabía que Yoongi sólo quería mantener una conversación tranquila en público; los ojos y oídos de todos estaban puestos en ambos.
—No mucho, en realidad no te esperaba, pensé que no vendrías—. Confesó, dándole un largo trago a su copa, hasta acabarla.
El monarca le miró aparentemente indiferente y asintió.
—En realidad estuve a punto de disculparme y no asisitir—. Reconoció, enlazando sus manos tras la espalda.
Jimin volvió a mirarlo confundido y esa vez la curiosidad le ganó la batalla al orgullo.
—¿Qué pasó?—. Preguntó en un murmullo, sin querer sonar invasivo.
El alfa hizo una mueca aún mirando al frente, sin saber si decirlo.
—Los eventos aquí son distintos—. Explicó—. En mi reino prácticamente todo es distinto; la ropa, la música, los invitados...
—Y te sientes fuera de lugar—. Adivinó el omega, mirándole con algo de pena.
La expresión de Yoongi le recordó a él mismo. Cuando era pequeño Namjoon y Taehyung solían ser más unidos y en cambio a él lo dejaban de lado para algunos juegos que "no eran para omegas", así que lo comprendía en cierto modo.
El alfa asintió y por fin le miró. Le sorprendía que pudiese entender a qué se refería ya que pocas veces hablaba de temas tan personales con alguien que no fuesen Hoseok o Jungkook.
—Tu reino es más... moderno, supongo. No me disgusta, pero no estoy acostumbrado—. Se encogió de hombros.
—Es entendible—. Jimin asintió.
No había estudiado a fondo su cultura, pero algo conocía y era bastante diferente. Solían llevar hanboks y ropa tradicional todo el tiempo, además las joyas sólo estaban permitidas a la nobleza. Incluso en las fiestas todo giraba entorno al rey y lo que le agradaba.
En cambio allí la gente reía, bailaba y conversaba si apenas mirar al protagonista de todo y sus trajes y vestidos lujosos iban a juego con adornos relucientes.
Yoongi tenía razón para sentirse incómodo, Jimin lo viviría en sus propias carnes cuando se mudase allí, así que con algo de pena por él decidió alcanzar una copa de alcohol y un canapé para ofrecérselo. En su cultura era la pareja del rey quien debía aceptar y probar la comida y bebida antes de dársela. Yoongi entendió lo que pretendía y se inclinó un poco en agradecimiento antes de aceptarlo.
Jimin tuvo que aguantar una risa.
—Es de salmón, es asqueroso—. Comentó cuando el alfa ya se había llevado el canapé a la boca.
Yoongi le miró con el ceño fruncido y tragó antes de hablar.
—Me gusta el pescado—. Replicó con un gruñido bajo, a lo que Jimin rodó los ojos.
—Uh, que mal gusto, ahora entiendo por qué no te fijaste en mí—. Murmuró.
A pesar de todo, el comentario le robó una sonrisa al alfa. Jimin no entendió el humor en ello, pero el gesto se le contagió.
Tras unos segundos ambos volvieron a mirar al frente en silencio. Cuando Yoongi terminó el canapé dejó su mano caer al costado, moviéndola de forma nerviosa. Jimin lo notó pero no dijo nada.
A lo lejos observó a su padre hablar con Namjoon y unos cuantos alfas más, "reunión de machos" pensó Jimin. Jin hablaba con unos niños, supuso que serían los hijos de alguno de los alfas que estaban reunidos con su hermano y padre. Entre la gente Taehyung seguía bailando, pero esa vez con uno de sus primos lejanos. Jimin ni siquiera se había dado cuenta de su presencia.
—Los voy a echar de menos—. Murmuró el omega para sí mismo, sin darse cuenta que Yoongi había alcanzado a escucharlo—. Necesito otra—. Dijo, al mirar su copa vacía.
Miró hasta encontrar una mesa con bebidas en la esquina contraria de la sala, pero antes de que pudiese dar un paso en esa dirección la mano de Yoongi sujetó su brazo con relativa fuerza.
Jimin frunció el ceño y se giró hacia él, dispuesto a pedir explicaciones, pero entonces tuvo que recordarse a sí mismo que no estaban a solas en aquella sala. Se notaba el corazón en la cabeza de la sorpresa.
—Puedes beberte la mía—. El alfa le ofreció su copa prácticamente llena antes de que pudiese replicar.
Pero a Jimin no era lo que más le importaba. Con una sola mirada a su mano el rey comprendió y le soltó lentamente, pero se acercó más a él.
—¿Se puede saber qué te pasa?—. Preguntó el omega, tomando la copa sin ganas porque sabía que no se detendría hasta que la aceptase.
Yoongi dio otro paso más, pero no lo tocó de nuevo. Jimin se habría apartado ante la repentina cercanía y la mirada en los ojos contrarios, pero esa vez decidió mantener la compostura frente a todos.
Estaban tan cerca que pensó si el alfa escucharía el ritmo acelerado de su corazón; el imponente aroma había alertado no sólo a él sino a su lobo también, pero aún no sabía si era algo bueno o malo. Incluso algunas miradas recayeron en ambos.
Después de lo que pareció una eternidad compartiendo miradas, Yoongi se acercó al omega hasta rozar su mejilla y nariz en su cabello, entonces gruñó de nuevo y satisfecho se alejó. Fue cuando Jimin se dio cuenta de que el alfa había dejado parte de su olor en él.
—¿Q-qué...?
Antes de que pudiese terminar la pregunta, Jimin vio por encima del hombro de Min la mesa de bebidas. No había reparado en los alfas que rondaban por allí.
—Min Yoongi—. Susurró entre dientes, mirándolo con molestia.
—Park Jimin—. Respondió el otro, tranquilo.
El omega parecía estar a punto de recriminarle algo, sin embargo, de su boca no pudo salir nada más.
—Ahora puedes ir a por otra copa—. Dijo Yoongi, casi burlándose.
Jimin abrió y cerró la boca varias veces hasta que supo qué decir.
—No puedo creer que te hayas puesto celoso por una estupidez así—. Bufó.
—No estoy celoso—. Min chasqueó la lengua—. Sólo quiero dejar claro que tienes un alfa.
La afirmación sonrojó al omega por algún motivo que no entendió y tuvo que morderse la lengua para no gritarle. Incluso admiraba la capacidad del alfa para sacarle de quicio.
Totalmente molesto Jimin se bebió la copa de un trago dejándola después en la mesa vacía que tenía cerca. Yoongi sólo lo miró, impasible.
—Bien, iré a por otra—. El alfa asintió—. Pero no esperes que regrese.
El rey gruñó de nuevo y aquella vez ni siquiera le dejó pestañear cuando sus manos le sujetaron por la cintura, pegándolo a su cuerpo con un gesto casi brusco que arrancó un jadeo de sorpresa en Jimin, quién quería huir pero se mantuvo paralizado.
Después se acercó a su oído para asegurarse que nadie más lo escuchase, como si fuese normal en ellos mantener esa posición cuando en realidad nunca estaban tan cerca.
—Escucha Jimin—. Susurró, apartando su cabello tras la oreja—. No me importa si te gusto o no, ahora eres mi omega, tienes un anillo que lo demuestra y no voy a dejar que nadie te mire o que tú mires a nadie, así como yo tampoco lo haré, ¿Entendido?—. Jimin se estremeció—. Ahora iré a preparar mi equipaje, pero tú quédate con tus seres queridos; después los echarás de menos.
Soltó el agarre y Jimin permaneció en el lugar, mirándolo con los labios entreabiertos de la sorpresa.
Yoongi no añadió nada más, no tenía otra cosa que decir, había sido bastante claro, así que con aquella habitual mueca indiferente lanzó una última mirada al omega y giró sobre sus talones.
Jimin aún seguía procesando qué acababa de pasar mientras veía al alfa marchar, siendo consciente de que olía a él. Quizá el alcohol le había hecho bajar la guardia, o quizá fue su aroma que lo mareó.
En cualquier caso, el omega sólo quería ir tras él y hacerle un millón de preguntas.
Pero solamente se quedó allí de pie, observando la entrada del salón de baile con una mirada perdida y el corazón a mil.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
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