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ㅤㅤ๑ epílogo 𓂃


ଓ ଘ ଙ

𝗧𝗵𝗲 𝗲𝗻𝗱!!

La noche era fría, recubierta por un manto de niebla espesa que difuminaba la vista de las calles de la ciudad de Daegu y, más allá, de las montañas. Fuera de él, el castillo del rey parecía tenebroso por esa misma razón, pero aquella persona sabía que lo peor de aquel lugar eran algunas personas que lo habitaban.

Con cuidado se reajustó la capucha negra sobre el cabello y afianzó el arco en sus manos, dispuesto a ser usado en cualquier momento. De esa forma siguió el camino de piedra que llevaba hasta el castillo.

Hoseok estaba asqueado, jamás había pasado tanto tiempo encerrado en su habitación o sin servir a Yoongi. No sabía qué hacer, esos cuatro días habían sido un infierno, y aún le quedaban otros tres por cumplir su "castigo". ¿En qué pensaba Yoongi? Ni siquiera tenía pruebas para justificar sus celos, era estúpido. Sin embargo, no podía hacer gran cosa contra el rey.

Cansado de estar en la cama aún siendo de día, dejó un beso en la cabeza de Jungkook y se apartó un poco con cuidado de no molestarle, pero el delta terminó por despertarse con un gruñido frustrado.

—¿A dónde vas? —balbuceó adormilado.

Hoseok esbozó una tierna sonrisa y cesó en su intento por escapar; era demasiado adorable. Sutilmente volvió a rodear su cuerpo con los brazos, pegándose a él.

—A ningún sitio —murmuró en su cabello, antes de dejarle un beso y aspirar su fuerte aroma a alfa—. Nunca me iré.

Jungkook, satisfecho con la respuesta, sonrió sutilmente y se acercó al cuello del mayor para olerlo. Sin embargo, otro aroma interrumpió su nariz y seguidamente se escucharon dos toques en la puerta de la habitación.

—Jimin —dijeron al unísono.

Hoseok, sorprendido pero no alarmado, arropó al delta con cariño para cubrirlo lo máximo posible. Después dejó a Jungkook descansar mientras se dirigía a ver qué podría querer el rey.

Antes de abrir la puerta, sin embargo, carraspeó.

—Tres pasos atrás, por favor.

Después de escuchar los zapatos del rey, decidió abrir y salir, dejando cerrado tras de él. Jimin se cubría la nariz con una mano, esperándole, y con la otra sostenía una espada.

—Huele demasiado a alfa, sin ofender —rió levemente—. Creo que esto te pertenece.

Acto seguido le tendió la espada con la funda de bambú que tan bien conocía, marcada por sus propios entrenamientos.

—Jimin...

—Sin peros —siguió él—. Es una orden real, vuelve a tu posición, consejero y guarda Jung. Te necesitamos.

Hoseok miró el arma en aquella pequeña y delicada mano. No sabía si Yoongi estaba al corriente o si lo aprobaba, pero no podría dejar pasar esa oportunidad.

Con una inclinación profunda, extendió sus dos manos y tomó lo que era suyo, notando sus rodillas temblar.

—Gracias, majestad —murmuró.

Jimin asintió, dispuesto a irse de ese área lleno de feromonas, pero Hoseok carraspeó de nuevo.

—Sabes... Por qué Yoongi me sancionó, ¿Verdad? —preguntó.

El omega entonces suspiró, dejando sus manos tras la espalda. Era complicado mantenerse concentrado en ese ambiente, donde todos los alfas de la corte se hospedaban, pero al escuchar ese nombre salir de sus labios se estremeció. La noche después de discutir con él no se atrevió a volver a sus aposentos.

—Lo sé —confirmó—. Es una estupidez y una humillación para ambos. —Le miró, algo sonrojado por las insinuaciones de su alfa—. El único incapaz de ver cómo miras a Jungkook es él, pero no te preocupes, se le pasará.

Hoseok esbozó una risa triste que no llegó a sus ojos. Echaba de menos a su amigo.

—Gracias de nuevo —concluyó—. No te defraudaré.

Jimin emitió una sonrisa por lo bajo.

—Más te vale, si hay algo peor que un alfa enojado es un omega en...

Tragó saliva, notando la pérdida de color en su rostro. Quiso llevarse las manos al vientre, proteger a su bebé como si lo hubiese expuesto a algún peligro, pero eso sería peor.

Hoseok alzó una ceja, confuso, pero no se atrevió a insistir al rey.

—Nos vemos más tarde. —Se excusó este, alejándose sutilmente.

Antes de que pudiese preguntar nada, Jimin se apresuró hacia la salida de ese oscuro pasillo de habitaciones, como si el aire quemase.

El consejero no le dio mucha importancia, lo único que podía ocupar sus pensamientos era el cargo que había vuelto a tomar antes de tiempo. Jimin debía haberse arriesgado para restituirlo, le estaría eternamente agradecido. Le debía demasiadas cosas, entre ellas su vida y la de Jungkook, pues su secreto seguía sellado.

Con cuidado volvió a entrar en la habitación, pensando que el delta seguiría dormido, sin embargo, este le esperaba sentado al borde del colchón.

—¿Volverás? —preguntó, con sus grandes ojos marcados de ilusión. Se había sentido solo en el trabajo.

Hoseok asintió, dejando la espada encima del escritorio antes de acudir a su lado. En cuanto se sentó, los brazos de Jungkook rodearon su cintura y sus piernas terminaron sobre su regazo.

—¿Crees que todo será como antes? —cuestionó de nuevo el menor.

El alfa tomó aire con calma, pensando, y lo dejó ir lentamente.

—No creo —susurró, acunándolo en sus brazos—. Por lo que me dijiste parecían distantes y dudo que Yoongi sepa o apruebe mi restitución. Creo que la situación seguirá igual de tensa, o incluso más que antes —explicó.

Jungkook gruñó en desacuerdo, no le gustaba ver incómodos a ninguno de los tres, los apreciaba casi por igual. A Hoseok por ser su compañero de vida y su alfa, a Yoongi por su amistad eterna y a Jimin por ganarse su confianza tan deprisa. Este último tenía todas las de perder.

—No es justo —murmuró al cabo de un rato—. De estar en el lugar de Jimin me habría enojado con nosotros.

Hoseok rió sin ganas, asintiendo. Eso había pensado días atrás.

Con cuidado se separó, queriendo observar el rostro del delta. Este le devolvió la mirada de la misma forma; firme, convencido.

No necesitaron decir nada más para comprenderse; el mayor se acercó a probar sus labios por enésima vez en la mañana, recibiéndolos con la misma pasión de siempre, como si fuese la última vez que podría probarlos. Poco a poco su peso ganó la batalla y el cuerpo de Jungkook se inclinó en dirección a la cama, quedando bajo él en cuestión de segundos.

Allí debajo, el delta sólo tuvo que morder su labio con relativa fuerza para que sintiera las manos contrarias buscar el lazo de su batín, deshaciéndolo con destreza. Con un gruñido Hoseok aprisionó su anatomía con la suya, disfrutando de la adrenalina que suponía desear y obtener alguien prohibido y amado por tantos años.

En una pausa para tomar aire, sus miradas volvieron a toparse, cada una feroz a su modo, siendo dos alfas al fin y al cabo. Hoseok entonces se inclinó hacia su cuello, buscando el inicio de su amargo aroma, recibiendo un gruñido como respuesta.

—¿Estás seguro? —susurró, debilitado por las feromonas que inundaban la habitación, notando sus encías escocer.

Jungkook cerró sus ojos al tiempo que un suspiro escapaba de sus labios.

—Sí —respondió—. Contigo siempre lo estoy.

La noche era cálida comprada a otras en Daegu, pero Jimin tenía tanto frío que no dejaba de tiritar aún con dos mantas cubriéndole. Había mirado los efectos secundarios de las pastillas para su anemia, pero no incluían los episodios de fiebre o migrañas. Además, el médico real le había visitado en secreto, comprobando que su salud física y la del cachorro estaban perfectamente.

Con cansancio salió de la cama, pero esa vez no se quedó dentro de la alcoba del príncipe, donde se quedaba esas noches. Jimin había aprendido de sus errores.

—Te sigo —dijo en voz alta, hablando con su lobo.

Este no dudó; sus pies comenzaron a dirigirse hacia el lugar más tranquilo y cálido del castillo para él y Jimin no se lo negó esa vez.

Echaba de menos a Yoongi. Le lloraba cada día en la intimidad. Todas las mañanas se detenían a comprobar el estado del cachorro y el alfa lo mimaba a través del vientre, porque él no tenía la culpa de nada, pero seguían resentidos entre ellos y las consecuencias eran caras. Sin embargo, Jimin se negaba a pedir disculpas primero, ya lo había hecho una vez y la calma no duró demasiado. Además, las faltas de Yoongi eran peores.

Minutos después se encontró con la puerta que tanto conocía, la que incluía un pequeño "buzón". Ni siquiera llamó para entrar, era su habitación también.

Pero Yoongi no estaba allí.

Sin embargo, su lobo se contentó sólo porque el aroma a menta y lluvia estaba por todas partes. Como un desesperado corrió hasta la cama y se arrodilló frente a ella, tomando parte de las sábanas para llevárselas a la nariz. Al aspirar el aroma de su alfa, sintió la vida volver a su cuerpo y las lágrimas caer sin previo aviso sobre la tela.

Poco a poco comenzó a querer más aroma, más calidez, como si fuese el propio Yoongi. Le echaba de menos, sentía que no podría seguir adelante sin él a su lado. Y lo más doloroso era saber que el alfa también se sentía así pero no hacían nada por puro orgullo.

Por primera vez en mucho tiempo le odió. Lo hizo porque le amaba tanto que dolía de sólo pensar en él. Le odiaba por haberse convertido en su debilidad y mayor fortaleza al mismo tiempo.

Un sollozo escapó de sus labios mientras escalaba a duras penas hacia el colchón, dejándose caer en este. Si cerraba los ojos con fuerza podía imaginarse que era Yoongi quien lo abrazaba, y no las sábanas, como había hecho semanas atrás.

Poco a poco la fiebre abandonó su cuerpo, y contra mejor se sentía, más necesitaba a su alfa. Porque las sábanas no servían, los cojines no eran suficientes, y la ropa que encontró era poca.

Sin darse cuenta, había terminado en un mar de la esencia de Yoongi, pero seguía sin tenerlo a él. Entonces se preguntó, ¿dónde estaba?

Quizá habría encontrado otro omega, un concubino, para pagarle con la misma moneda. Lloró al pensar en eso. Lloró y lloró hasta que los ojos le picaban, la garganta le dolía y sus oídos opacaron el sonido de la puerta.

Creyó estar loco cuando sintió unos brazos acunarlo, o cuando notó el aroma a menta y lluvia intensificarse, o cuando unos finos labios besaron todo su rostro y cuello. Pero no le importaba, porque estaba feliz por primera vez en demasiado tiempo, así que se refugió en ese cuerpo que tan bien conocía, aún si era una ilusión, hasta quedarse dormido.

En cuanto los consejeros aparecieron, Yoongi gruñó. Aún no se acostumbraba a la idea de tenerlos cerca de su omega, pero había tomado una decisión la noche anterior, cuando tocó hasta tarde el piano que Jimin le regaló, justo antes de regresar a su habitación y encontrarse con el mejor regalo del destino.

—Está durmiendo, no lo despiertes hasta que quede una hora para la reunión, quiero que descanse —ordenó, mirando directamente a Hoseok—. Jungkook vendrá conmigo.

Cuando Yoongi comenzó a caminar, ambos se quedaron paralizados, mirándolo, y él tuvo que detenerse para que reaccionasen.

—¿Estás... Seguro? —insistió Hoseok, detenido en la puerta de la habitación.

Yoongi retrocedió hasta su posición sin prisa alguna, colocando sus manos tras la espalda y adquiriendo una mirada dura.

—Escucha, no te he perdonado nada, pero no pienso dejar que mi omega esté enfermo por mi culpa —masculló, acercándose cada vez más a él—. Le debo unas disculpas porque he sido un imbécil con él. Pero a tí no te debo nada —apuntó, clavando su índice en el pecho del consejero—, es más, tú estás en deuda conmigo por dejarte vivir aun siendo un traidor a la corona.

Hoseok tragó saliva, teniendo el rostro de Yoongi a centímetros del suyo. Su aroma era más intimidante que nunca y su mirada podría haber cortado hasta el más duro diamante.

Jungkook, tras ellos, quiso gruñir, pero él le dirigió una mirada de advertencia.

—Mírame —ordenó el rey, mordaz—, yo sé que mi omega me ama, y no sé ni me importa lo que tú sientas por él, pero como se te ocurra ponerle un dedo encima, serás desterrado —concluyó.

El otro alfa dejó ir el aire retenido, sintiendo un nudo en su estómago. No podía dejar que eso sucediera, ni siquiera que su amigo pensase así de él o que Jimin se hundiera.
Eso había llegado demasiado lejos.

—Necesito hablar contigo —susurró, dolido—. De amigo a amigo.

Yoongi retiró su mano y ganó distancia entonces, mirándolo de forma crítica.

—¿Cómo puedes siquiera pronunciar esa palabra? —bufó, irónico—. Después de la reunión podrás decirme lo que quieras, no quiero distracciones.

Dicha la sentencia, indicó con un ademán a Jungkook que lo siguiera, dirigiéndose al patio exterior, dónde habían dos tronos provisionales. Hacía mucho que Jimin no se sentaba allí con él y estaba ansioso, no quería perder más tiempo con Hoseok.

Este, por su parte, observó al verdadero dueño de su corazón marcharse tras Yoongi, mientras permanecía a la espera para despertar al rey consorte.

Sentía sus ojos hinchados de haber llorado tanto esa noche, pero de alguna forma sería una calma extraña, como si hubiese dormido días enteros. Al darse un baño recordó la noche anterior, el nido que había formado inconscientemente y los brazos de Yoongi rodeándole. ¿Habría sido real?

Tras haberse arreglado con ayuda de algunas damas, pues en esas ocasiones su atuendo era algo más laborioso, salió de la habitación. Por supuesto, le habían vestido con los colores favoritos de Yoongi; blanco, negro y dorado.
Allí le esperaba Hoseok, con una sonrisa radiante. Su sorpresa fue tal que no supo qué decir.

—Buenos días —saludó el consejero ante su incrédulo silencio.

Jimin rió.

—Sí lo son. —Asintió—. ¿Qué dijo Yoongi?, ¿le has visto?, ¿te comentó algo sobre mí? —farfulló deprisa, poniendo rumbo al exterior, sabiendo que ese día tendrían algunos anuncios que hacer según habían acordado.

Hoseok se esforzó por sonreír, yendo tras él.

—Creo que será mejor que le hagas esas preguntas directamente a él, prefiero no interferir más.

Jimin frunció los labios por la respuesta, ya que no era la esperada. Pero no podía quejarse, parecía que algo había cambiado con Yoongi y no podía dejar a un lado la emoción que sentía. Lo único que quería era recuperarle.

Al salir al exterior, Jimin buscó con la mirada a su alfa, que resultaba estar ya en el trono, con Jungkook, Felix y Haesoo alrededor. Intentando disimular su entusiasmo, aunque con su aroma endulzado no ayudaba, se acercó a su trono a la derecha de Yoongi.

Este le miró llegar, aparentemente impasible, y asintió en dirección a Hoseok, porque lo único en lo que se centró era en el omega, que al final siempre acudía a su lado.

—¿Cómo te encuentras? —susurró, acercándose un poco a él.

Jimin, habiendo añorado las conversaciones largas y calmadas entre ambos, esbozó una sonrisa cálida.

—Estoy bien —afirmó.

Yoongi asintió y miró al frente, porque no tenían mucho más tiempo para ponerse al día; debían comenzar. Pero eso fue suficiente para Jimin y su lobo, volvía a sentir la calidez aumentar en su interior poco a poco.

Hoseok entonces abandonó su posición al lado del omega para ir junto al escriba real, tomando los papeles que Yoongi debía leer en voz alta ante todos. Jimin se enderezó.

—El Consejo Estatal del reino de Daegu ha decidido hacer los siguientes cambios.

Yoongi comenzó a enumerar los asuntos de urgencia, como la movilización del ejército, que abandonaba por fin la frontera con Busán o la restauración de las murallas del castillo, etc.

Jimin observó su perfil mientras hablaba, ansioso, notando sus manos sudar a cada lado del reposabrazos del trono. Porque al final de todos esos anuncios, él haría otro.

Cuando llegó su turno, Yoongi devolvió los documentos reales a Hoseok y todos pararon su atención en él. Como rey consorte y anterior príncipe de Busán, estaba acostumbrado a las miradas críticas de los sabios, sirvientes, guardias y demás. Pero en ese momento las náuseas fueron más importantes que su experiencia.

Yoongi, conociendo bien el menudo cuerpo de su omega, se adelantó a tomar su mano por encima de ambos tronos, sin importarle las miradas. En seguida Jimin dejó de temblar.

—Me complace comunicar que gracias a la bondad de la Madre Luna, el reino de Daegu tendrá un sucesor muy pronto. —anunció.

En seguida una ola de murmullos se extendió, pero no de forma negativa. Aquellas personas que habían dudado de él, permanecían calladas. Incluso Haesoo asintió, celebrando la continuación de la dinastía Min.

Yoongi estrechó la mano de su omega y la llevó a sus labios, pero la sonrisa que quería regalarle la guardaría para cuando estuviesen a solas, pues jamás sonreía en público.

Hoseok, Felix y Jungkook, por otra parte, se habían quedado con la boca abierta por unos minutos, hasta que reaccionaron y aplaudieron. Poco a poco los demás consejeros siguieron la ovación, hasta que pasó a los sirvientes, y de ellos a prácticamente todo el castillo.

—¡Larga vida al rey Jimin! —cantaron a coro algunos, inclinándose hasta el suelo.

El nombrado se sintió alegre, feliz de poder servir a su pueblo y de tener una familia con la persona que amaba. Escuchó las ovaciones con el mentón alzado, maldiciendo mentalmente a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Sin embargo, todo aquel ruido de vítores no fue suficiente para convencer a algunas personas.

Más allá de las puertas principales, una sombra encapuchada se alzó entre los sirvientes, empuñando un arco con destreza.

Los reyes y los guardas más cercanos, centrados en el murmullo de las voces, pasaron por alto el sonido de una flecha cortando en seco el aire.

¿Continuará?

💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮


Aquí es donde hago el último anuncio, por favor, no me peguen, déjenme acabar primero.

1: gracias por los 500 seguidores muaks 💜

2: Dedicaré otro apartado a dar agradecimientos porque tengo que hablar más que un simple "gracias".

3: ¡¡Os engañé!! Más o menos.

Sí, este es el final de No te amaré. Pero no es el final de la serie.
Así es, a parte del spin-off, habrá otro libro.

¿Qué pasó con los rebeldes? ¿Con Taehyung? ¿Con Hoseok y Jungkook? ¿Y la flecha a quién va dirigida?

Todas esas preguntas se responderán en el tercer libro titulado: Siempre te amaré.

*Aplausos*.

Siento mucho no haberlo dicho antes, quería mantener la intriga o sino perdía la gracia 😭
Y os preguntaréis: ¿Por qué otro libro en vez de terminar la historia solamente aquí?

Bueno, es que aún queda mucho por contar.
Muuuuucho.
Y no quería que esta historia tuviese como 100 capítulos 😂😂

¿Cuándo subirás Siempre te amaré?
Cuando me ponga al día con el resto de historias, perdón. Quiero priorizar algunas cosas, pero ya estoy escribiéndolo.

De mientras, podéis releer No te amaré porque corregiré algunas cositas y extenderé algunas otras, es decir, lo mejoraré poco a poco. Añadiré más trama de personajes secundarios, más trama política y de conflicto, etc.

Además, si alguien se fijó cambié las aclaraciones y añadí un mapa geográfico. Quiero hacer de esta serie mi mayor proyecto, la amo muchísimo.
Espero que siempre nos acompañen, Yoongi y Jimin volverán ✨

♡ Espero que os haya gustado, nos vemos en los agradecimientos ♡

Corazones 💜 de apoyo moral aquí →

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