ㅤㅤ๑ dos 𓂃
ଓ ଘ ଙ
𝗧𝗵𝗲 𝗸𝗶𝗻𝗴!!
Los días pasaron relativamente rápido. En realidad, era la misma rutina, pero con la llegada del rey Min todo el mundo tenía algo que hacer. Los sirvientes de palacio apenas tenían tiempo de respirar y prácticamente corrían de un pasillo a otro.
El rey Park apenas se dejaba ver fuera de su despacho, así como Namjoon, quien tenía que asistir a todas las reuniones al ser el heredero. En parte eso afectaba a Seokjin, quién se le veía algo más apagado que de costumbre. Su marido no tenía tiempo para él.
Taehyung era el único que se mantenía en su línea. Para él no era más que otra visita. Siempre era educado y se sabía los protocolos hasta el más mínimo detalle. Solamente estaba alerta, no tenía los mismos instintos que un alfa o un omega, pero quería saber más de Min Yoongi si iba a casarse con su hermanito, no se fiaba.
Jimin, por su parte, seguía siendo un fantasma en el palacio. Arrastraba los pies, apenas hablaba y solamente se escuchaban sus suspiros. En las clases con su tutora no podía prestar atención y cuando alguien le preguntaba qué querría vestir o cómo quería verse para su prometido, él solo se encogía de hombros.
Tras una semana en esa rutina, por fin llegó el día de la visita.
Yoongi llegaría al palacio ese mismo día, en unas horas exactamente. Estaba todo listo, desde la decoración del lugar hasta la habitación que ocuparía. Por supuesto cerca de Jimin, el rey Park quería que se acostumbrasen a sus aromas mutuamente. A su hijo, por supuesto, no le gustó la idea.
Para ese entonces, la familia real, los consejeros y el servicio de palacio esperaban a la entrada.
A Jimin le habían adornado con los colores favoritos del rey Min, en teoría. Blanco y negro. Hasta a él le gustaba su atuendo, pero no le gustaba la idea de tener que agradar a Min.
—¡Su majestad el rey Min Yoongi!
En cuanto el anuncio se dio, todos se enderezaron, inclusive el otro monarca.
—Te lo advierto, no hagas ninguna estupidez—. Susurró este una última vez.
Jimin se mordió la lengua, de hecho, llevaba rato que lo hacía con tal de retener sus impulsos por salir corriendo de allí. A su mente vinieron todas esas historias sobre Min. Violento, cruel, sin ninguna emoción aparente. No podía vivir con alguien así, se negaba, pero ahí estaba; esperando su llegada.
Y entonces apareció.
Tras unas personas, supuso importantes para su reino, la figura del rey se vio, junto a otro alfa. Min era atractivo, su cabello rubio parecía seda, su andar era digno de una deidad... Sin embargo, la cicatriz que cruzaba su ojo le recordó a Jimin quién era. Ni siquiera le importaba los estándares de un monarca digno si con aquella cicatriz conseguía infundir miedo a sus súbditos. Retuvo un bufido.
—Majestad, es un honor recibirlo aquí—. Comenzó el rey Park al lado de Jimin, con una inclinación que fue devuelta—. Espero que su estadía sea lo mejor posible. Para agradecerle su visita, le entrego estos obsequios.
Tras un chasquido de dedos, algunos de los sirvientes se movieron rápidamente con varios objetos en sus manos. Entre ellos habían telas, joyas, utensilios y demás. Todo eso fue recogido por otros siervos de Min.
Este último ni siquiera miró los regalos, pero aún así se inclinó en agradecimiento, algo que sorprendió a Jimin, quien estaba al lado de su padre.
—Gracias majestad, sin embargo, el mayor regalo que ha podido hacerme fue aceptar el compromiso entre su hijo y yo.
Su voz era profunda, pensó Jimin, le hacía querer esconderse tras su padre, pero solamente se quedó callado mientras escuchaba. Por suerte le habían obligado a tomar supresores para ocultar sus emociones, sabiendo que estaría molesto o triste. No querían darle una mala imagen al rey de primeras. Sin embargo, Min olía a menta y lluvia, no había tenido reparos en mostrar su aroma.
—No tiene nada que agradecer, de hecho, ese compromiso nos beneficia a ambos—. Min asintió en silencio—. Y estoy seguro de que mi hijo Jimin querrá la paz entre ambos reinos tanto como nosotros, ¿Cierto?
Todos los ojos se posaron en el omega, quien sintió sus manos temblar por la repentina atención en él. Aquello no era mentira, desde pequeño siempre pensó en los asuntos políticos, tenía un gran intelecto, así que solamente asintió con la mirada en algún punto de la estancia.
Al sentir los felinos ojos de Min sobre él, no pudo enfrentarlo, así que no hizo nada cuando sintió el toque en su brazo.
—Alteza Jimin.
El omega se estremeció. Escuchar su nombre en labios del rey se sintió extraño, su lobo se mantuvo alerta. Pero por mucho que quisiera esconderse ante el llamado, tomó aire y se decidió a devolverle la mirada.
En cuanto lo hizo se arrepintió. Nunca se había sentido tan pequeño en su vida, no le gustaba la sensación, su lobo estaba asustado.
—Espero que nos podamos conocer mejor estos días—. Murmuró, estirando su mano.
Jimin la miró unos segundos, sin comprender qué le ofrecía, hasta que su cuerpo reaccionó por instinto y posó su propia mano allí. El tacto le dio escalofríos, era tan frío como su pálida piel parecía.
Yoongi, sin esperar mucho más, se inclinó a dejar un beso en el dorso de su mano de forma educada. Allí aprovechó para oler, pero no encontró nada. Tras aquello, soltó el agarre y se giró hacia el alfa que lo acompañaba. Este le tendió una caja negra, que a su vez fue ofrecida por Min hacia Jimin.
El omega sabía que se trataba de un regalo de compromiso, para aceptarlo oficialmente, pero él sólo quería lanzarle la caja a su padre. Automáticamente el rey Park relajó sus músculos, igual que Namjoon. En cambio, Taehyung y Seokjin parecían tensos aún.
Jimin no tuvo más remedio que aceptar la caja con ambas manos y una inclinación pronunciada. Su padre suspiró de alivio y el alfa que acompañaba a Min le sonrió.
—¿Podríamos tener un momento a solas?—. Le preguntó el monarca, pero miró a su padre.
—Por supuesto, lo que necesite puede comunicarlo a cualquier empleado de palacio. Nos retiraremos.
Tras la orden del rey, el servicio fue abandonando la estancia. Namjoon y Jin se fueron con sus brazos entrelazados, Jimin agradeció que pudiese tener un momento juntos después de tantos días.
Taehyung, en cambio, pareció dudar, pero no de Min, sino del alfa que iba con él. Este le devolvió la mirada con una ceja alzada, pero en cuanto Min carraspeó se enderezó.
Jimin paseó la mirada entre ambos, sin comprender.
—Hoseok, seguro que tienes asuntos que atender—. Gruñó Min.
Taehyung entonces pareció despertar de un trance sacudiendo la cabeza y frunciendo el ceño. Antes de alejarse igual que los demás, le dirigió una mirada a Jimin que este comprendió a la perfección. Después hablarían. Tras él, Hoseok desapareció de la sala.
Fue entonces cuando Jimin recapacitó en la situación y volvió a sentir sus manos temblar. Estaba a solas con el rey más sanguinario, ¿En qué pensaba su padre? ¿A caso no tenía importancia para él?
—¿No la abrirá?—. Preguntó el alfa, interrumpiendo el dilema mental de Jimin.
Cuando el omega le devolvió la mirada, ahora que todos estaban lejos, no fue delicado sino molesto.
Mordiéndose la lengua de nuevo para no soltar algún comentario sarcástico abrió la caja. El interior le sorprendió ciertamente. No se trataba de cualquier joya, lo que habría tenido sentido, algo que era común. Más bien era algo poco convencional, casi se le cortó la respiración.
En el interior no había nada menos que unos papeles, unos documentos. Un certificado.
« Certificado de propiedad:
Isla Park Jimin. Propietario: Su Majestad Park Jimin. »
—Está en mi reino, siento eso, pero sé que nuestras costumbres no son las mismas, así que cuando necesite un respiro podrá acudir a su isla. Es toda suya. Ni siquiera yo puedo entrar si no me lo permite.
Jimin tembló tanto que Yoongi tomó la caja para evitar que esta se cayese.
—¿Q-qué? ¿Por qué?—. Farfulló el omega, cubriéndose el rostro con frustración. Su lobo lo empujaba en la dirección contraria.
—¿Por qué? Porque ahora es mi omega, podría mostrar un poco más de agradecimiento—. Murmuró con el ceño fruncido y gruñendo sutilmente—. Y agradecería que me mirase al hablar.
Su voz fue adquiriendo frialdad, lo que molestó más a Jimin, pero aún así le devolvió la mirada sin importarle el gruñido.
—No soy su omega y usted no es mi alfa, ni siquiera le agrada a mi lobo y estoy seguro que yo al suyo tampoco—. Soltó una risa sarcástica.
—¿Cómo te atreves a dirigirte a mí de ese modo?—. Contraatacó el alfa con un gruñido profundo que estremeció a Jimin—. No me importa, este matrimonio es un contrato y este regalo un pago por adelantado al rey Park. Ahora sé buen omega y acéptalo sin rechistar—. Masculló con la mandíbula tensa.
El lobo de Jimin bajó las orejas, pero él se mantuvo todo lo firme que pudo. No se permitió obedecer sin más, aún cuando no podía devolverle la mirada.
—Jamás le amaré, que le quede claro, majestad—. Replicó de forma fría.
Prácticamente arrancó la caja de las manos del alfa, alejándose unos pasos, pero se detuvo unos segundos antes de marchar.
—La aceptaré por respeto a mi padre—. Chasqueó su lengua, inclinándose en despedida como si no le hubiese faltado ya al respeto varias veces en esos minutos—. Mucha suerte en encontrar sus aposentos majestad.
Tras eso, dejó al alfa gruñendo tras él mientras salía corriendo, sin importarle quién podría verle o encontrar al rey abandonado. Si su padre se enteraba era omega muerto, pero lo único que le compensaba era la tranquilidad de su lobo interior.
En cuanto cruzó la puerta de su habitación, lanzó la caja a cualquier parte y se tumbó en su cama con cansancio. Automáticamente las lágrimas nublaron su vista.
—¡¿Qué hice en mi anterior vida para merecer esto?!—. Gritó.
Unos minutos después, se despojó de esa absurda ropa para acomodarse en pijama bajo las sábanas. Pondría cualquier excusa para saltarse la cena aquella noche.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro