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ㅤㅤ๑ dieciocho 𓂃


ଓ ଘ ଙ

𝗙𝗲𝗲𝗹𝗶𝗻𝗴𝘀!!

Al terminar el baile, Jimin volvió a despedirse de su familia, aquella vez casi definitivamente. O al menos hasta el cumpleaños de Namjoon, o el parto de Seokjin. Tendrían motivos para visitarse, eso era seguro.

Yoongi ordenó que todo se limpiarse y organizase antes del amanecer, al parecer le ponía de mal humor ver algo sucio.

Totalmente agotados, los recién casados se retiraron a su habitación pasadas las dos de la madrugada. Jimin apenas se mantenía en pie, o con los ojos abiertos, pero cuando fue consciente a medio camino que dormiría en el mismo espacio que Yoongi, se alertó.

—¿Todo bien?—. Preguntó el alfa, notando la espalda del omega tensarse bajo su brazo.

—Sí, sí...—. Mintió.

Yoongi abrió la puerta de la habitación del rey, que era casi el doble de una normal. Y contra todo pronóstico, no era tan oscura como creía.

Las cortinas eran doradas, por suerte, y los muebles marrones no eran tan oscuros, aunque tampoco luminosos. Por las ventanas entraba gran cantidad de luz procedente de la Luna y el jardín, cosa que agradeció.

Las sábanas también eran de aquel claro dorado, y parte de la decoración también. Ese alfa tenía un problema con el oro.

En una esquina, sobre el escritorio, hubo algo que llamó la atención de Jimin: el cuadro que le había regalado semanas atrás.

—Siento que no podamos viajar para la luna de miel—. Murmuró Yoongi tras él.

Jimin volteó para mirarlo, encontrándose con la imagen del alfa quitándose el peinado y dejando caer su cabello liso por su rostro. Aquello le hizo sonreír con ternura, acercándose para peinárselo tras las orejas. Yoongi le dejó hacerlo, mirándole atentamente.

—No importa, ya he viajado suficiente—. Rió brevemente.

El alfa asintió y se acercó un paso a él.

—Jimin...—. Le llamó, con su voz algo ronca. El omega alzó la mirada a sus ojos, notando el brillo allí—. Tenemos que hablar sobre algo.

Jimin tragó saliva de forma nerviosa y apartó sus manos, incluso se alejó de él, dando media vuelta. No estaba preparado para eso.

—Hoy no, estoy cansado—. Refunfuñó.

Yoongi se adelantó para agarrar su brazo y girarlo, impidiéndole que marchase. Con pasos firmes entonces se acercó, plasmando sus labios casi bruscamente en los de Jimin. Este contuvo un jadeo de sorpresa, pero no se movió.

—No me contradigas—. Murmuró contra sus carmines, gruñendo.

Jimin se estremeció, apretando sus manos en puños al sentir de nuevo el cosquilleo extenderse por su anatomía.

—No me des motivos para hacerlo—. Replicó.

Yoongi tomó su cintura con relativa fuerza, aunque sin hacerle daño, y sus labios volvieron a hacerse uno, esa vez prolongándolo al morder el inferior del omega.

—No puedes fingir que todo está bien, sabes que necesitamos una marca—. Gruñó.

Jimin volvió a estremecerse, y se sujetó a sus hombros sólo por la falta de equilibrio en esa posición, notando la pared en su espalda. ¿Cómo había llegado ahí?

—No quiero hablar de eso—. Farfulló.

Yoongi sujetó su cuerpo contra sí, negándose a abandonar sus carmines aún cuando alguno de los dos hablaba.

—Cuanto más me discutas, más te besaré—. Masculló.

Jimin sintió aquella llama de su pecho crecer un poquito más, calentando todo su cuerpo, por lo que se le escapó un jadeo contra sus labios.

—Te odio—. Mintió, aferrándose al alfa.

Incapacitado para salir de allí, entre la pared y su cuerpo, le besó con el mismo ímpetu que Yoongi había puesto al principio. Le besó con la llama consumiendo cada músculo de su anatomía, pero no porque estuviese acorralado, sino porque en ese momento necesitaba sus labios tanto como el respirar. Y reconocer que Yoongi provocaba todo eso en su cuerpo y ese torbellino de sentimientos, le molestaba.
Odiaba saber que, en realidad, le gustaba aunque fuese un poco.

—Te odio—. Replicó el alfa, devorando sus labios como si fuesen su comida favorita, llenando la habitación entera de su aroma, cegando y debilitando al omega.

Este último sintió sus piernas perder fuerza, así que dejó todo su peso en las fuertes manos de Yoongi, que no dudaron en sostenerlo y alzarlo para llevarlo consigo hasta la cama, bajo él.

De un momento a otro la pared se había intercambiado por un mullido colchón en la espalda de Jimin. Sintió el corazón en la cabeza y que la habitación le daba vueltas. Cuando Yoongi se inclinó para volver a besarlo, sus manos se interpusieron entre ellos, posándose en el pecho contrario.

—Espera, Yoongi—. Susurró con la voz entrecortada, haciendo su mayor esfuerzo por respirar y aclarar sus ideas—. Yo... N-no puedo...

—Shh, tranquilo—. El pulgar del alfa acarició la boca de Jimin, callándolo—. No haré nada que no quieras.

Aquello calmó un poco al omega, pero sólo porque sabía que esa noche no sería la decisiva. Aún así, la cercanía de Yoongi seguía poniéndole los pelos de punta y alterando a su lobo.

—Vale...—. Susurró, arrastrando sus manos desde su pecho hacia su cuello—. Sé que tú... Tienes experiencia, pero yo no, y...

El alfa volvió a callarlo, pero esa vez con un firme aunque delicado beso, muy distinto de los apasionados que habían dejado sonrojados los labios de Jimin.

—Lo sé, no haremos nada hoy—. Subió su diestra para acariciar la mejilla del omega, mirando sus ojos—. No tenemos por qué hablarlo, estás cansado.

Jimin asintió con un sonido dulce que Yoongi identificó días atrás como un llamamiento. Eso significaba que necesitaba su aroma.

—Gracias...—. Susurró el omega mientras era arrullado por su marido, dejándose envolver por su aroma y brazos.

—No me las des, ahora somos un equipo—. Susurró contra su cuello.

Jimin asintió, eso sonaba bien. Sin embargo, no era exactamente lo que necesitaba oír. Equipo no era lo mismo que familia. Había comenzado a aceptar que sentía algo por Yoongi, así que aquello fue un jarro de agua fría. Quizá no le correspondía.

Recordó sus palabras en el baile. Quizá seguía actuando, o sólo sentía que era su deber arrullarlo y besarlo aún sin público. Ese pensamiento le hizo encogerse un poco; jamás pensó que podría sentir algo por él. Y mucho menos que no sería correspondido.

—Vamos a dormir—. Murmuró Yoongi, sacándolo de sus pensamientos.

Jimin abrió los ojos y parpadeó varias veces para enfocar la vista en el rostro contrario. De cerca el alfa era incluso más atractivo, parecido a la forma en que lo había retratado.

—Sí, tengo sueño—. Susurró.

—Puedo dormir en otra habitación si estás más cómodo—. Sugirió el alfa.

El lobo de Jimin de sólo pensar que podría dormir sin su aroma y calor se inquietó. El omega negó rápidamente.

—No, no vas a dormir el resto de tu vida en otra habitación—. Rió suavemente—. No me importa eso.

Yoongi suspiró aliviado y se alzó para dejar libre al omega.

—Bien, pero el lado derecho es mío—. Le advirtió, con una sonrisa.

Jimin le miró desde allí, aún tumbado, con diversión.

—Ahora ya no—. Canturreó, sabiendo que estaba echando en aquel lado del colchón.

Yoongi alzó una ceja y volvió a inclinarse encima suyo para dejarle un beso entre gruñidos, tomando su labios inferior entre los dientes unos segundos.

—Me parece que lo haces a propósito—. Bufó, consciente del juego que habían empezado en el baile cuando se atrevió a amenazarlo con besos cada vez que le replicase.

Jimin soltó una risita y negó.

—Ya quisieras, maridito.

𓍢𓎗 continuará ...

💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮

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