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ㅤㅤ๑ treinta y dos 𓂃


ଓ ଘ ଙ

𝗨𝗻𝗱𝗲𝗿 𝘁𝗵𝗲 𝗿𝗮𝗶𝗻!!

Todos estaban absolutamente ocupados y encantados con la fiesta que tendría lugar al día siguiente, sobretodo Jimin, que después de ver las celebraciones en Daegu necesitaba algo más alegre.

—¡Yoongi!—. Gritó alegre, corriendo en su dirección a través del jardín.

El alfa pasaba por el porche exterior con los consejeros cuando Jimin prácticamente se lanzó sobre él. Se habían separado solamente unos minutos porque Yoongi debía dar la bienvenida a Hoseok y Jungkook.

Al ver la escena, estos le sonrieron y dieron media vuelta para dejarlos a solas.

—¿Y tus zapatos?—. Preguntó Yoongi, rodeando su cintura y olisqueando su cuello para comprobar que el olor a alfa seguía ahí.

—En algún lugar del césped—. Rió él—. Ven conmigo, es mejor descalzo.

Yoongi gruñó contra su piel antes de separarse y dejarlo correr de nuevo al jardín. En el día y medio que llevaban en ese palacio el omega prácticamente había vuelto a ser un cachorro, pero él le concedía todo sin poder evitarlo.

Jimin observó al alfa dudar, pero finalme deshacerse de sus zapatos y caminar tranquilamente hasta él.

—Estaba buscando flores azules para Namjoon, le gustan mucho—. Comentó mientras recorría el suelo con la mirada.

Yoongi gruñó y también se puso a la búsqueda, pero sin soltar la cintura del omega.

—¿Qué es eso?—. Preguntó él, enderezándose con una sonrisa curiosa.

—¿El qué?

—El gruñido, sonó distinto—. Murmuró—. No es igual a cuando no estás de acuerdo o estás cansado, no lo había escuchado antes...

Con cuidado se acercó a su mejilla, acariciando esta con la nariz, sin quitarle la mirada, intentando descifrar su aroma. Yoongi le observó en silencio, apretando un poco su mano en la cintura y frunciendo el ceño.

—¡Estás celoso!—. Rió Jimin.

El alfa rodó los ojos y le soltó súbitamente para caminar de vuelta al porche, pero él se lo impidió, volviendo a agarrarse de su brazo.

—¡Pero es mi hermano!—. Se justificó.

—No estoy celoso—. Gruñó de nuevo, arrastrándolo con él sin problema alguno—. Lo está mi lobo, es distinto.

Jimin se paró en seco y se abrazó a sí mismo cuando una punzada de dolor atravesó su pecho.

—¿Pero... Tu lobo está bien conmigo?—. Susurró.

Yoongi retrocedió un poco, sin inmutarse al repentino sonido de un trueno sobre ellos, lo que estremeció a Jimin.

—Claro que sí, omega—. Lo calmó, quitándose la capa que llevaba a sus hombros para colocarla sobre los contrarios—. Sólo que... Ha estado demasiado alterado estos días, pero no es nada alarmante.

Jimin se refugió en sus brazos, cubierto por la nueva tela, y descansó la cabeza bajo su barbilla. Las gotas comenzaron a caer poco a poco sobre ambos, pero ninguno se movió.

—Alfa...—. Lo llamó, por encima de la lluvia—. Hemos tenido unos meses... Extraños. ¿Estamos bien?

Yoongi lo apretó un poco más contra sí y gruñó de forma suave, reclamándolo.

—Claro que sí—. Murmuró—. Sólo necesitamos un poco de calma, alejarnos de todos y todo.

Ambos suspiraron al unísono, ajenos a la lluvia que los mojaba por completo.

—Estoy enamorado de ti, lo sabes, ¿Verdad?—. Susurró Jimin, separando su rostro para mirarle.

Yoongi asintió mientras retocaba su largo cabello y después dejaba la mano en su mejilla, acercándolo.

—Yo lo estoy de ti—. Respondió—. No importa lo que pase, te seguiré amando.

Jimin cerró sus ojos para grabar aquello en su mente, esperando a que los labios del alfa estuviesen sobre los suyos para moverlos dulcemente.

Yoongi deslizó sus manos hasta prácticamente abrazarlo mientras el beso se empapaba de lluvia. Sus dientes chocaron un par de veces, pero no impidió que siguieran de esa forma, incluso Jimin se aferró a su cuello para no dejarle escapar.

Contra más intensificaban el beso, mejor se sentía, pero el omega no pudo disipar la presión en su pecho.

—Sabes que eres el único alfa de mi vida, ¿Verdad?—. Murmuró contra sus labios, sin romper del todo el contacto.

Yoongi apretó su agarre y gruñó desde lo profundo de su pecho, mordiendo el labio inferior de él, pero no respondió.

—¿Alfa?—. Jadeó Jimin, de nuevo escuchando sólo sus respiraciones, el chasquido de sus labios y la lluvia—. ¿Yoongi?

El alfa apretó sus labios y manos con fuerza una última vez, como si aprovechase el momento, antes de soltarlo por completo y alejarse.

—Yoongi puedo notarlo, puedo sentirte—. Jimin se puso una mano en el pecho, notando las lágrimas acudir a sus ojos—. ¿Qué te pasa? Esto ya lo he sentido antes pero no te entiendo.

El alfa se frotó el rostro con ambas manos, apretando tanto la mandíbula que le dolió.

—Sé que me ocultas algo—. Masculló él, tomando distancia—. Hace tiempo que lo sé, desde la noche de mi cumpleaños noté algo distinto en tí—. Explicó, sonando más desesperado y lejano de lo que Jimin había oído nunca—. Sé que no te ha reclamado otro alfa, el lazo me lo habría dicho, pero paso tanto tiempo ocupado y sin verte que no sé qué pensar.

Para aquel punto las lágrimas de Jimin se habían camuflado con la lluvia en su rostro, pero ni siquiera podía controlar sus sollozos.

Yoongi parecía nervioso y confuso, sus manos se movían inquietas a cada lado de su cuerpo y cada vez que avanzaba hacia él se quedaba estático, mirándolo.

A Jimin le habría gustado decirle todo lo que sentía, que lo amaba y que jamás amaría a nadie como a él, pero su garganta se secó y sus pulmones ni siquiera tenían aire suficiente. Sentir lejos a su alfa era el peor de los dolores y en ese momento habría preferido morir antes que ser rechazado.

—No llores, omega—. Yoongi al fin se acercó al verlo en ese estado, sujetándolo para evitar su caída—. Está bien, te prometí que te amaría y cuidaría ante todo, sólo vuelve a mí Jimin, por favor vuelve a mí—. Rogó, su voz sonando rota al finalizar.

El omega no podía dejar de llorar, escondiendo su rostro en el cuello de quien más amaba en el mundo, sin siquiera poder decirle aquello, sólo balbuceaba.

Yoongi acarició su pelo y espalda con una paciencia y calma fingidas, esperando a que pudiese recuperarse y su aroma rodeó el cuerpo del menor y lo cubrió como una manta. Para el alfa era imposible dejarlo solo y sin su protección, no importaba si no era correspondido.

—E-estoy a-aquí—. Susurró Jimin, intentando hablar con normalidad—. T-te amo...

—¿Y por qué te siento a kilómetros de distancia?—. Susurró Yoongi.

En su mejilla apareció una gota y Jimin no supo si era de lluvia o si el alfa estaba llorando, pero se esforzó por mantener la calma y limpiarla con un beso. Estaba temblando, no de frío, y apenas podía pensar con claridad, pero de algún modo logró dejarle un roce de labios y formular una frase coherente.

—Nunca hubo, ni hay, ni habrá nadie más que tú—. Susurró, ahogando sus sollozos en la garganta—. Te lo prometo.

Yoongi sujetó su cintura con intención de detener sus espasmos por llorar, pero él mismo estaba temblando de la intensidad de sus emociones.

—¿Entonces qué es lo que me ocultas?—. Farfulló mientras juntaba sus frentes y cerraba los párpados con fuerza.

Jimin acunó su rostro y soltó un último sollozo antes de besarlo con suavidad.

—N-no puedo... Sólo confía en mí, ¿Vale?—. Suspiró—. No me co-corresponde a mí decírtelo.

A pesar de todo, la presión de su pecho no se  disipó y Yoongi le lanzó una mirada apenada.

—Yo quiero confiar en ti, omega, pero todas las señales me dicen lo contrario.

Jimin tomó aire entrecortadamente y negó.

—Sólo p-puedo prometerte y jurar que no tiene nada que ver con mi amor por ti—. Suspiró mientras lentamente se arrodillaba frente a él—. Por favor, no puedo seguir sintiéndote así, tienes que creerme...

Acto seguido inclinó su espalda hasta que la cabeza le tocó el húmedo césped. Yoongi miró ese gesto con la boca entreabierta, sin creer lo que veía.

Jimin, el omega más testarudo del universo, se había inclinado ante él. Ni siquiera cuando perdió el control con él al conocerse le había dado unas disculpas sinceras. Jamás habría esperado algo así de él, pero gratamente le sorprendió.

—Basta, levántate—. Susurró, ayudándolo a enderezarse—. Mi omega no se va a inclinar por nadie, ¿Vale?

Jimin alzó la vista justo cuando el alfa tomaba su rostro para dejarle incontables besos y caricias.

—Alfa...

—Te creo, omega—. Susurró, abrazándose a él de rodillas en el césped, sintiendo la lluvia caer sobre su rostro—. Si dices que no hay nadie más te creo, lo prometo, deja de llorar por favor.

Jimin sintió su pecho liberarse con los segundos que pasaban, dejando que el alfa le limpiarse y arrullase después de todo. Sentía una paz que no había sentido desde su luna de miel.

—¿Estamos bien?—. Susurró con la voz débil, dejando todo su peso en sus brazos, prácticamente sentándose sobre él.

—Estamos completamente bien—. Prometió Yoongi, arropando al omega en su regazo—. Siento haber dudado de ti, y siento haberte hecho llorar y cualquier cosa que pudo haberte hecho daño, lo siento muchísimo.

Jimin apoyó la cabeza en su hombro y lo miró desde allí, calmándose de a poco. Cuando vio otra gota en la mejilla de Yoongi la limpió con sus dedos con toda la delicadeza del mundo.

—Yo siento haberte hecho dudar, y siento no poder contártelo—. Murmuró—. Y también siento haberte pegado y lanzado contra la pared el regalo.

Aquello le sacó una sonrisa a Yoongi, pero no llegó a sus ojos. El recuerdo de sus primeros días conociéndose llegó a su mente repentinamente y con ello el sentimiento de culpabilidad.

—En ese caso, siento haber perdido el control contigo y haberte hecho sentir mal durante tanto tiempo—. Murmuró, dejando un beso en su frente.

Jimin sintió alivio por todo su cuerpo y que por fin podía respirar con normalidad.

—Creo... Que deberíamos haber hecho esto hace bastante—. Susurró.

—Mejor tarde que nunca—. Respondió Yoongi.

La tormenta se calmó, literal y figuradamente. Por fin en la mente y el corazón de Jimin solo había silencio, el ruido se había esfumado.

—Vamos adentro, te resfriarás—. Murmuró el alfa, sosteniéndolo con fuerza para alzarlo en brazos al ponerse de pie.

El emitió un quejido bajo mientras era llevado, por fin sintiendo que estaban en una nube y no una burbuja temporal.

—Te echo de menos—. Balbuceó contra su cuello, olisqueando allí.

Yoongi dejó salir su aroma para complacerlo y le regaló una sonrisa.

—No me moveré de tu lado, omega—. Prometió.

Satisfecho, Jimin sonrió y se acomodó, sabiendo que tendría su olor y presencia por más tiempo.

—¿Un baño caliente?—. Preguntó, adormilado.

—Lo que su majestad desee—. Bromeó el alfa, subiendo las escaleras hacia las alcobas reales.

Jimin ronroneó y besó su mandíbula, sabiendo que a partir de ese momento todo iría mejor.

𓍢𓎗 continuará ...

💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮

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