ㅤㅤ๑ treinta y cinco 𓂃
ଓ ଘ ଙ
𝗞𝗶𝗺 𝗝𝘂𝗻𝗴𝗘𝘂𝗻!!
(Maratón 3/3)
Jin llevaba 10 horas de parto y, aunque Jimin había conseguido calmar un poco a su lobo, este comenzó a despertar conforme las horas pasaban.
Yoongi estaba desesperado, habían probado todo: la voz de mando, un baño, comida, tomar el aire... Pero el omega seguía sin sentirse bien.
—Tengo frío, vámonos—. Murmuró Jimin, que estaba prácticamente encerrado en los brazos de su marido.
Este asintió y no se molestó en apartarse para caminar, en su lugar se inclinó hasta tomar sus rodillas y espalda y cargarlo en sus brazos.
—Puedo caminar...—. Balbuceó el omega, algo avergonzado.
Yoongi gruñó en bajo y se dirigió a la entrada del palacio, dejando atrás el jardín.
—Estás temblando—. Replicó, estrechándolo con fuerza contra sí.
Jimin hundió el rostro en su cuello y aspiró el aroma para calmarse un poco. En ese punto su lobo solamente lloraba, ni siquiera se molestaba en empujarlo hacia Seokjin, que seguía de parto.
Por supuesto que quería ayudarle, pero su parte humana y racional sabía que no era buena idea y de alguna forma le había convencido.
Cuando fue llevado en brazos del alfa a través del palacio, pudo escuchar los gritos de Jin en la planta baja. Por ello le apresuró a encaminarse a las escaleras.
—Quiero ir a la chimenea—. Farfulló contra su piel, ignorando las miradas de algunos sirvientes que les veían al pasar.
Su rostro debía verse horrible, no habían dormido en toda la noche y se encontraba mal del estómago, supuso, de los nervios.
Yoongi no necesitó más para saber a dónde debía dirigirse, así que en pocos minutos llegó hasta la sala que habían compartido por tanto tiempo, mientras se conocían. Allí le dejó sobre el mullido sofá y se encaminó a encender la leña.
Pero Jimin no se sentía cómodo allí, debido a la nostalgia prefirió dirigirse al banquillo del piano. Este estaba cerrado y con algo de polvo, se notaba que nadie lo usaba.
Cuando el fuego apareció sobre la leña, Yoongi se sentó a su lado y rodeó su espalda con un brazo, usando el otro para levantar la cubierta de las teclas.
—Me gustaba escucharte—. Susurró Jimin, algo melancólico, tocando apenas unas teclas de forma vaga.
El alfa le siguió con su mano libre, tocando solamente acordes de acompañamiento cuando besó el costado de su cabeza.
—A mí me gustaba mirarte escribir al lado de la ventana, cuando estabas distraído no notabas mi mirada—. Sonrió para sí, acariciando la espalda contraria.
—¿De verdad me observabas?—. Jimin soltó una leve risita.
Yoongi asintió y giró el cuello para mirar la ventana solitaria, dejando ver el hermoso y soleado día. Hacía calor, comenzaría a sudar pronto si no apagaba la chimenea, pero su omega tenía frío y no consentiría que se enfermase.
Jimin también avistó la ventana en silencio, añorando las tardes donde el silencio entre ellos reinaba y solamente se escuchaba una melodía sin terminar en el piano. Le gustaba estar en calma con él, Yoongi le tranquilizaba a niveles que desconocía y aunque también amaba las actividades o las citas, aquellas tardes pacíficas lo eran todo.
—Eres hermoso—. Susurró Yoongi, que se había paralizado al admirar el perfil del omega.
Este se giró de nuevo hacia él con una pequeña y tímida sonrisa. Jamás dejaría de acelerarle el corazón.
—A cuántos omegas le habrás dicho eso, ¿Eh?—. Bromeó, clavando la vista en el piano.
El alfa lo acercó un poco más, estrechando su brazo y besó su mejilla un par de veces.
—A cientos—. Mintió con una sonrisa—. ¿Celoso?
Jimin rió por lo bajo y le atestó un suave golpe en la pierna.
—Se supone que debes decirme cosas bonitas y que soy único y bla bla—. Se quejó.
Pero Yoongi se divertía demasiado con su expresión, cercana a un puchero, y su esfuerzo por no parecer celoso.
—Solamente adulo al omega que amo, el amor de mi vida, el único que llama mi atención y que complementa a mi lobo—. Dijo, con un tono de dramatismo en la voz.
Le gustó ver la diversión de Jimin. Este rió un poco, su lobo estaba algo más tranquilo y quieto.
—Parece que estás mejor—. Observó Yoongi.
Él asintió, pero no dijo nada más. Tampoco quería alertar de nuevo a su lobo o pensar en ello, sin embargo, seguía sintiendo una sensación extraña, como un hormigueo de una bomba a punto de explotar.
—¿Crees que tu lobo pudo sentirse celoso?—. Sugirió el alfa, tocando algunas teclas de forma distraída.
Jimin lo sopesó con la vista en el piano. Tenía mucha presión sobre sus hombros, a parte de querer un cachorro lo necesitaban. Pero estar tan cerca de Jin le había recordado que no se había quedado embarazado aún, quizá su lobo se había vuelto loco por tener un bebé, tanto que había tomado a su sobrina como suya.
—Puede ser—. Suspiró—. Quizá mi lobo se confundió por el aroma o... Siente urgencia por tener un cachorro, no lo sé.
Yoongi frotó su brazo y espalda, dándole el apoyo y expulsando el aroma suficiente para calmarlo. Jimin se sintió reconfortado al instante, siempre conseguía arrullarlo.
—Pero a parte de tu lobo... ¿Cómo estás tú?—. Murmuró el alfa, con su completa atención en él—. Con tu sobrina, me refiero...
—Estoy bien—. Respondió al instante, enderezándose y mirándole—. Sabes que quiero una familia, quiero tener cachorros contigo, pero sé que JungEun no es mía y que debo dejarles espacio. Sé mi lugar, yo no tengo el problema—. Bufó.
No tenía por qué molestarse, de hecho no se molestaba con su marido, sino con la mezcla de emociones que lo llevaban como en una montaña rusa.
—Vale—. Susurró Yoongi, besando su sien—. Tendremos cachorros, todos los que quieras—. Aseguró.
Pero aquello solamente le hizo estremecerse. Jimin sintió las lágrimas agolparse en sus ojos por el pensamiento que se introdujo en su mente de pronto.
—¿Y si no podemos?—. Farfulló, conteniendo el nudo de su garganta—. ¿Cuánto tiempo pasó desde nuestra Luna de Miel?—. Yoongi suspiró con la pregunta, sabiendo a dónde quería llegar—. Me marcaste y me anudaste, nuestros lobos se aman y nosotros también, tuvimos sexo muchas veces, ¿No debería haberme quedado encinta ya?—. Cuestionó.
Sus manos temblaron sobre las teclas y se encargó de cerrarlas en puños constantemente para calmarse. En su cabeza se repetían incontables series de números para dejar de sentir esa presión en sus hombros y pecho, aunque no pudo evitar que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
Yoongi tomó su rostro y se encargó de hacer que le sostuviera la mirada, incapaz de dejarle sentirse mal por más tiempo.
—Tendremos una familia, Jimin—. Prometió—. Seguro que podemos, y aunque no fuese el caso, no dejaría que te apartasen de mi lado, eres muchísimo más valioso para mí que cualquier linaje.
Jimin juntó su frente con la de él y se apoyó en sus hombros mientras cerraba los ojos, tratando de calmar sus sollozos. Para arroparlo mejor, Yoongi lo tomó de la cintura y le sentó sobre su regazo, acunándolo como había hecho en días atrás en el jardín.
—Omega, eres todo para mí, y ahora no intento bromear o hacerte sentir mejor, es la verdad—. Confesó mientras limpiaba sus lágrimas con una mano y sostenía su espalda con la otra—. Podemos adoptar o tener muchísimas posibilidades, somos los malditos reyes de Daegu—. Jimin sonrió, pero no llegó a sus ojos—. Tendremos una familia pase lo que pase, lo prometo.
Él asintió, tratando de convencerse de las palabras de su alfa. Tenía razón, había muchas formas de tener un cachorro, no debía preocuparse por ello.
¿Entonces por qué sentía que estaba incompleto? Como si un miembro de su familia faltase.
—Quiero irme a casa—. Balbuceó con la cabeza apoyada en su hombro.
Yoongi terminó de limpiar la humedad de su rostro y asintió.
—En cuanto veamos a JungEun volveremos—. Afirmó.
Jimin asintió levemente y se apegó a él, notándose en paz después de haber expresado todas sus inseguridades y miedos.
Echaba de menos Daegu, se había convertido en su segundo hogar. Echaba de menos el aroma de Yoongi en su habitación y el trono, al mayordomo Felix rondando para comprobar que todo iba bien, a Hoseok y Jungkook escapándose para verlo y hablar de su relación...
Entonces poco a poco volvió a sentir la calidez hogareña y terminó durmiéndose en brazos de Yoongi, el primer hogar que conocía.
Cuando Jimin despertó, lo hizo del mismo modo: entre los fuertes y protectores brazos de su alfa. Pero estaban en la cama. Seguramente Yoongi debió de llevarle consigo después de dormirse en la sala del piano.
A través de la cortina pudo ver la tenue luz del día, seguramente sería tarde, pero al menos habían conseguido dormir algo.
De nuevo la mano de Yoongi se encontraba bajo el camisón, así que cuando se movió con intención de levantarse, le despertó.
—¿Ya es de día?—. Balbuceó el alfa.
Jimin giró su cuello para verlo de reojo, en su espalda. Era adorable cuando dormía.
—Ajá—. Canturreó, girándose bajo su brazo para enfrentarlo—. No sé cuánto hemos dormido.
Yoongi gruñó adormilado, lo que le hizo reír. Siempre despertaba de mal humor.
Jimin alzó su diestra y se dedicó a acariciar su cabello largo, mejilla y hombro. Se sentía suertudo de tenerlo como marido, y le parecía graciosa la forma en que lo había rechazado nada más conocerle. Había pensado que era un ser cruel y retorcido, alguien a quien jamás podría amar
Qué equivocado estaba.
Entonces desvío la mirada al resto de habitación, disfrutando del silencio, hasta que vislumbró un papel cerca de la puerta.
—Alfa—. Susurró.
—Mmh.
—Hay un papel en el suelo—. Comentó—. ¿Lo habrán pasado debajo de la puerta?
—¿Mmh?
—Voy a ver qué es—. Canturreó.
—No.
—Pero quiero saber qué es—. Se quejó.
Yoongi terminó de despertarse con un gruñido asqueado para apartar su brazo de él. Entonces Jimin prácticamente saltó de la cama para tomar aquel papel y leer la tinta.
“La princesa ha nacido.”
Jimin soltó un pequeño chillido en el sitio, lo que alertó al alfa y le hizo acudir a su lado de un salto.
—¿Qué ocurre?—. Preguntó alarmado, rodando su cintura con el brazo.
—¡Es de Hoseok, es por JungEun! ¡Ha nacido!—. Gritó con alegría, pidiéndole perdón con la mirada.
Yoongi le giró para tomar su rostro y plantar un sonoro beso en sus labios, algo que Jimin alargó por unos segundos, totalmente emocionado y con ganas de saltar.
—¡Tenemos que verla!
Su lobo había despertado, más eufórico que nunca, pero de un modo que se sentía con fuerzas para controlarlo.
Yoongi leyó el papel una vez más, sabiendo que era un motivo alegre. Puede que no fuese su sangre, pero se sentía cerca de la familia, Jimin era su manada y amaba lo que él amaba.
Sin embargo, allí solamente leyó la frase una y otra vez y, mientras Jimin abría la puerta para salir tras ponerse un batín, gruñó.
—Espera, ¿Cómo sabes que es de Hoseok?—. Rió por lo bajo, incrédulo.
El omega rodó los ojos y le acercó el batín para que se apresurase.
—Obviamente por el aroma—. Replicó.
Entonces se apresuraron a salir de allí, pero Yoongi le dio vueltas a aquello por un rato.
𓍢𓎗 continuará ...
💮 𝗡𝗼 𝗼𝗹𝘃𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝘃𝗼𝘁𝗼! 💮
Espero que os haya gustado, quiero leer vuestros comentarios. ¿Qué pensáis que le pasa a Jimin? Leeré 👁️
¡Final de la maratón! ¡Muchas gracias y hasta la próxima! 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro