《unique》
Mi vida es complicada, siempre lo fue.
Todo comenzó el 30 de diciembre de 1995, ese día donde nací y finalmente llegué al mundo, en un hospital como la mayoría. Mi madre, Kim HyunAh me llevó en sus brazos días después hasta mi hogar, tan feliz como mi padre Kim HyoJong de que nada malo hubiera ocurrido en el parto.
Crecí feliz, rodeado de amor y educación. Mis padres me amaban mucho y yo a ellos.
Siempre tuve problemas para hacer amigos, asíque ellos decidieron que tuviera un hermanito con quien jugar e interactuar.
Iba a tenerlo, porque nunca nació. No sabemos cuál fue el problema pero mamá tuvo un aborto espontáneo. A mis tres años no estaba enterado de nada, pero ese dolor que tuvieron mis padres al saber la noticia nunca los dejó en paz, y por eso no lo volvieron a intentar sin importar cuánto lo quisieran.
Ellos se aferraron a mí, era su única fuente de energía. Un niño alegre y juguetón que apenas llegaba a sus vidas formando una familia. No sería la más grande pero el amor era real. Sí, lo era.
Cumplí mis seis años. Había ingresado al colegio finalmente. Recuerdo el orgullo de mis padres latente en sus ojos, animándome con sus palabras, y yo me prometía no decepcionarlos nunca con mis notas, mi aprendizaje, y si era posible, con mi sociabilidad.
Prometía mejorar en todo lo posible para ser el hijo perfecto. Y lo fui por un tiempo.
Recuerdo el 11 de abril con pequeños flashbacks, pero aún así, logran sacarme lágrimas cada que me encierro en mí mismo. Ese miserable día fue cuando mi vida dio un giro inesperado, algo que no se supone que ocurriría. Pero mi padre falleció.
Un alegre Kim HyoJong solamente caminaba en la noche, sin hacerle daño a nadie. Lo asaltaron y le dispararon con un arma. No sufrió, dicen los doctores, él no. Nosotros sí.
Lo perdí desde muy pequeño, a veces se siente la diferencia, su ausencia. No han encontrado a los culpables.
Mi madre se deprimió, claro que lo hizo, pero no dejó que cayéramos los dos y comenzó a trabajar. No la veía mucho pero sabía que se esforzaba por ambos para tener dinero además de la pensión que se nos era pagada.
Yo continué mis estudios. Ahora solo éramos ella y yo contra el mundo, contra nuestra propia tristeza y soledad. Aún así, siempre me dio lo que necesité.
Llegué a mis 11 años, la edad donde comenzaba a cambiar mi perspectiva del mundo y efectivamente mi ánimo comenzó a cambiar. No solo mi cuerpo.
Comencé a caer en cuenta sobre lo que llevaba de vida, todos los acontecimientos que pasaron. Sentía que me estaba autodestruyendo por dentro. Cómo el peso del pasado me pasaba malas jugadas. Y lo que menos quería era dejar a mi madre luchar sola. Pero mi mente siempre intentaba mantenerme en la depresión.
Ese año, finalmente sentí que el universo me tendió una mano.
Conocí a un chico, era tres años mayor que yo. Era muy lindo, su sonrisa y labios de corazón era lo que más me gustaba de él.
Jung HoSeok. Así se llamaba.
Él fue mi primer mejor amigo y me aferré a él como quería hacerlo con mi madre.
Era un chico atento, alegre, inteligente y amable. Nunca me dejó solo y se ganó rápidamente mi confianza.
Pasábamos los recreos juntos, íbamos a nuestras casas, salíamos, era todo lo que necesitaba para estar bien.
Nuestro tiempo se hizo años, terminamos la escuela e ingresamos a la universidad.
Yo tenía 19 años cuando me di cuenta de algo; estaba enamorado de mi mejor amigo.
Y cómo no hacerlo con semejante chico. No solo era atractivo y la mejor persona a la que conocí en mi vida, era a el único al que tenía. El amor, todas esas sensaciones eran nuevas para mí.
"—Hey Tae, ¿quieres ir una fiesta hoy en la noche?
—Claro, ¿pasas por mí?
—Te veo a las diez. "
Esa noche quizás nunca debió haber ocurrido. Nunca debí haber aceptado. ¿O quizás sí?
"Eran pasadas las una de la mañana cuando comencé a tambalearme por los pasillos de la casa, la verdad no recordaba cuántos vasos tomé, mucho menos si me había drogado. Pero estaba feliz, ¡eso era genial! Pocas veces era feliz sin que Hobi estuviera presente.
Y hablando de él...
—¡Tae! —Exclamó debido al volumen de la música, se acercó hasta mí tropezando con un par de personas antes—, te buscaba, creo que estoy drogado, no puedo conducir.
—¡Já! ¡Yo también lo estoy! —Ambos reímos a carcajadas vivas, juro haber soltado un par de lágrimas debido a eso—. ¿Qué hacemos? Ya me aburrí.
—Quedémonos aquí, conozco al dueño, vayamos a una de las habitaciones de arriba a dormir —asentí en definitiva, era la mejor salida a nuestro pequeño problema.
Subimos por las escaleras a un segundo piso, y pasando varios pasillos, (para que la música no se escuchara tan fuerte) encontramos la habitación perfecta. Ingresamos y cerramos con llave para que nadie ingresara.
—Iré al baño ya regreso —fui tomándome de las paredes para no caer en algún torpe movimiento.
Lavé mis manos y mi rostro, también bebí agua intentando despejarme. No funcionaba. Mañana me preocuparía por lo que sea que haya bebido.
Salí encontrándome con el mayor con el torso desnudo, sentado en una punta de la cama. Copié su acción, sólo que me decidí por calentarme debajo de las cobijas.
—Oye Tae —murmuró—, tengo que hablar contigo.
—¿Qué ocurre? —Pregunté, prestándole toda la atención posible.
—Probablemente cuando esté completamente sobrio va a costarme mucho más decirte esto, incluso lo he intentado pero simplemente no me han salido las palabras, asíque aprovecharé ahora —mi corazón comenzó a latir con fuerza, ¿acaso...? ¿Acaso es el momento que estuve esperando? ¿Será que me dirá lo que tanto quiero escuchar de sus labios?
—D-Dime, te escucho —lo oí suspirar y luego me enfrentó, fijando su mirada en mis ojos, rebuscando y examinando mi alma, mis expresiones.
—Yo...sé que es difícil de escuchar Tae, pero voy a irme.
—¿Qué?
—Voy a mudarme a otro país —bien, eso en definitiva no era lo que quería escuchar.
—¿C-Cómo? ¿Bromeas? ¿A dónde?
—Me iré a Francia —sentí mi corazón partirse, sentí estar en mis cinco sentidos de un momento al otro. Sentí...sentí algo que no sentía desde hace tiempo.
—¿Por qué? —Sollocé.
—Quiero ir a ejercer mi carrera, quiero trabajar allí, se me dio la oportunidad. Es realmente mi sueño —mis lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas y rápidamente las limpié, pero el temblor de mi cuerpo no lo podía ocultar.
—L-Lo sient-o, soy un e-egoísta —intenté recomponerme, fallando claramente en el intento. Era estúpido que me pusiera de esa manera, debería estar feliz por él.
—No, no Tae, no digas eso. Estaría igual si fuera tú, yo-, tampoco quiero dejarte, Taehyungie —murmuró acariciando mis mejillas, borrando las gotas de agua salada—, eres la persona más importante que tengo, eres mi familia. Pasamos muchísimos años juntos y por eso, sé que voy a volver a verte. Solo espérame, volveré por ti, nene.
Sus palabras me arrullaron al oído, susurros amorosos y una promesa que esperaba con todo el corazón que cumpliera. No quería que fuera un adiós.
—Está bien, quitándole el hecho de que voy a extrañarte, estoy feliz por ti Hobi, estoy muy orgulloso de ti. Te lo mereces —le sonreí.
Él se me quedó viendo unos segundos, segundos que parecieron eternos donde mi rostro se encontraba caliente. Estaba avergonzado de su mirada.
Y cuando menos lo esperé, me besó.
Fue un beso tierno, lento. Sus labios eran una maravilla. Estaba tan sorprendido que me tomó un momento corresponderle, pero es que tenía a HoSeok ¡a Jung HoSeok besándome! Ni en mis mejores fantasías creí que sería así de mágico el momento en que nuestras bocas se unieron.
—Hay algo que no te dije, y es que me gustas Tae, me gustas mucho, mucho, mucho. No podía irme sin antes decírtelo. Perdóname.
Era como un sueño y una pesadilla al mismo tiempo. La mejor y la peor cosa que me podría estar pasando.
Solo disfruta el momento. Me replanteé.
—Igual me gustas —solo alcancé a decir. Nuestros labios volvieron a ser una danza al mismo compás, más húmedo al momento en el que pidió permiso poder cruzar nuestras lenguas.
Fue empujándome suavemente hasta que sentí mi espalda chocar contra la superficie acolchada, él estaba arriba de mí y no nos separamos en ningún momento. Hasta que terminamos de arrebatarnos el oxígeno.
—Tae, quizás suene extraño o apresurado, pero realmente el tiempo juega en nuestra contra. Asíque, ¿aceptarías ser mío esta noche? —Sus palabras me tomaron por sorpresa, como cada noticia y cosa que soltaba por su boca. Rápidamente me sentí enrojecer horriblemente. Quería ocultarme, que no me viera en mi forma más vulnerable, pero todo lo que había tomado anteriormente jugaba en contra.
—¿Q-Quieres que no-nosotros...?
—Entiendo si no quieres Tae, esto es apresurado y te tiré demasiadas cosas en la cara en solo diez minutos. Solo olví-
No lo dejé terminar, esta vez yo lo besaba, yo rodeé su cintura con mis piernas atrayendo su cuerpo lo más cerca del mío, casi sin aire que nos separe.
—¿Eso es un sí?
—Sí —no lo dije, pero realmente esa noche quería pertenecerle en cuerpo y alma. Sería mi primera vez con un hombre, segunda en general.
Estaba enamorado de mi mejor amigo y era la mejor oportunidad de probarlo una vez antes de que se fuera.
Si nuestra amistad se quebraba, él ya estaría lejos como para hacernos problemas al respecto.
Asíque me dejé, nos dejamos, esa noche fue la más especial para mí. "
Sí, tuve relaciones con mi mejor amigo. Al otro día no lo olvidamos, sólo estuvimos algo tímidos cada que quedábamos a solas.
Luego de una semana, él vino a mi casa, era una pijamada de despedida ya que al otro día lo acompañaría al aeropuerto. Fue divertido, películas, dulces, y uno que otro beso desvergonzado.
Ir a dejarlo al otro día fue doloroso, no quería que se fuera, no quería quedarme solo otra vez. Pero debía hacerlo.
Nos abrazamos con fuerza, mis lágrimas ya no eran posible disimularlas, y él susurraba palabras reconfortantes en mi oído.
"—Volveré. Nos volveremos a ver."
A duras penas rompí el abrazo y lo dejé ir. Ver su espalda alejarse mientras entregaba un boleto para subir al avión era desgarrador.
Era ver a la persona que amas irse, puedes detenerlo, está a solo metros de ti, pero no debes. No debes.
Ese día la pasé en mi cuarto, esperaba atentamente mi celular a que HoSeok enviara un mensaje. Sé que parecía un exagerado teniendo el internet como medio de comunicación.
Pero lo que temía ocurrió. Jung me comentaba sobre los largos horarios que tendría en su trabajo para poder mantenerse por sí mismo en un departamento por lo que si no me hablaba demasiado era por esa razón.
Pasaron tres meses de casi nulo contacto. La diferencia de cuando era pequeño a ahora era que mi madre ya no trabajaba tantas horas porque yo también lo hacía. Ambos podíamos pasar más tiempo juntos y salir. Eso hacía que me sintiera bien.
Pasaron tres meses. Fueron tres meses donde últimamente me sentía muy enfermo pero casi no le daba importancia al asunto.
"—Ve al médico cuando salgas del trabajo Tae, déjame tranquila para saber que no tienes nada malo."
Con sus palabras en mi mente le hice caso a mi madre y una vez me desocupé, fui directamente al hospital. Comenté mis síntomas y cómo me sentía, me permitieron pasar por un pasillo y me dijeron que esperara a que me tocara mi número correspondiente. El número nueve.
"—Número nueve —llamó un señor desde una de las puertas del corredizo. Me levanté de mi asiento y caminé hacia donde él se encontraba entregándole mi pequeño papel—. Pasa.
Entré tomando lugar en una silla, él también lo hizo detrás de su escritorio.
—Nombre y apellido —preguntó listo para anotarlo en una ficha.
—Kim TaeHyung.
—¿Edad?
—19 años.
—Bien joven Kim, cuénteme qué le pasa. Yo soy el doctor Kim NamJoon —asentí a sus palabras y me recargué en la silla.
—He tenido náuseas últimamente y dolor abdominal, doctor, no me he sentido bien pero no le había puesto demasiada atención —me hizo otras pocas preguntas y luego me supervisó de forma superficial.
—Vamos a hacerte unos exámenes —al parecer estaría más tiempo del que quería en aquel sitio.
Me sacaron sangre y me avisaron que probablemente en una hora tendrían los resultados. Me comuniqué con mi madre en ese intervalo para que no se preocupara de nada y que llegaría pronto.
—¿Kim TaeHyung? —Asistí al llamado del mismo doctor que tenía unos cuantos papeles en mano. Cerró la puerta del consultorio y volvimos a sentarnos. Estuvo unos segundos en silencio, leyendo, hasta que levantó su mirada hacia mí—. Es algo que supuse.
—¿Es algo malo?
—Depende de cómo lo quieras ver —dejó los documentos sobre la mesa, perfectamente para que pudiera leerlos—. Eres positivo Kim, pocas veces ocurre en hombres, pero tienes un embarazo de tres meses.
Sus palabras cayeron sobre mí como agua fría. ¿De qué me estaba hablando? ¿Era una broma?
Estaba en un terrible shook, no podía terminar de asumirlo, no entendía, ¿por qué yo?"
Sí estaba en cinta. Ese día regresé a mi casa llorando pero me tranquilicé antes de que abriera la puerta. No sabía qué decirle a mi madre.
"—No es nada de qué preocuparse, mamá, yo puedo hacerme cargo."
Nunca le había mentido tan feo a ella y lo lamentaba muchísimo, pero definitivamente no se lo diría. No ahora al menos.
Sabía que HoSeok era el otro padre, no quería contactarlo y darle esta noticia. No iba a arruinarle su carrera.
Lo bloqueé, lo borré. No quería saber nada de él. No estaba enojado, obvio que no, no era su culpa, pero quería mantenerlo alejado de este problema.
En poco tiempo me conseguí otro número telefónico para borrar absolutamente todo mi rastro.
Pasaron las semanas, de a poco el pequeño bebé comenzaba a crecer y se hacía notar. No había dejado la universidad aún, incluso logré convencer a mi mamá para que fuera a distancia.
HyunAh no le tomó importancia a mi aumento de peso por un tiempo, hasta que ya cada vez podía ocultarlo menos y era momento de enfrentarla.
Definitivamente el decirle: "oye mamá, estoy embarazado" no se lo había tomado bien. No fui tan descuidado con las palabras, pero con la mirada que me dio al saberlo, supe que nada sería igual a partir de ese momento.
"—Te quedas, nace el bebé y te largas."
Ahora sí estaba súper jodido. Felicidades TaeHyung, te has quedado sin familia.
Recuerdo haber llorado mucho, otra vez. El desprecio de mi madre ya estaba hecho, no iba a aceptarme.
Volví a mi trabajo, que por cierto era en un supermercado. Tuve que comentarles a mis compañeros y a mi jefe sobre la situación, se lo tomaron mejor de lo que esperé. Y me presentaron a un nuevo compañero que había entrado recientemente.
Sería mi ayudante debido a mi estado, era un ganar y ganar.
Su nombre era Park DongSun, me sorprendió tanto el hecho de que no era difícil hablar con él como generalmente lo era con las demás personas. Quizás sería mi nuevo mejor amigo.
¡Sí lo fue!
Tenía seis meses de gestación para ese entonces. Nos llevábamos de maravilla.
Le comenté las cosas que ocurrieron con mi madre, ya prácticamente no me dirigía la palabra. Esos meses de trabajo irían para el bebé y para el intento de buscar un departamento donde quedarme.
"—No te preocupes, te ayudaré, no puedes estar solo en los primeros meses con la criatura."
Y acepté.
Cada día nos conocíamos más y era reconfortante no tener que estar solo en el mundo.
Él estuvo el día en que fui trasladado al hospital, él estuvo cuando mi hijo nació. Mi niño, mi pequeño Jimin.
Mis lágrimas eran incontrolables, era una felicidad inmensa el ver a mi bebé entre mis brazos. Era real.
Luego de dos días, no volví a mi casa, fui a la casa de DongSun con mi hijo. Él me estaba ayudando muchísimo.
Aprendimos juntos muchas cosas sobre bebés.
Y cuando mi madre finalmente me echó de su casa. Me aferré a DongSun completamente.
—¡Hey TaeHyung-ah! ¡¿Todo bien allá?!
—¡Sí! —Grité desde la habitación, despertando de mi ensoñación.
Tomé una de las cajas del suelo mientras continuaba llenándola de las pertenencias que se encontraban en aquella habitación.
Habían pasado 10 años, sí, diez. Estaba próximo a cumplir mis 29. Jiminnie creció muy feliz, lo mejor que pude hacerlo para él.
La verdad es que me estaba mudando. Había conseguido un departamento fruto de mis trabajos a donde había ido con mi pequeño tiempo después.
Ahora mismo estaba comprometido con el chico de quien estaba enamorado, muy enamorado. Todos estos años había estado a mi lado, fuimos novios y hace poco dio el siguiente paso.
Iba a mudarme a su casa con Jimin, asíque estábamos empacando todas las cosas acumuladas.
Me dirigí hasta el mueble para sacar una valija vieja desde atrás de todas las cosas, ya faltaba poco para irnos. Abrí el cierre, llevándome una exclamación de sorpresa cuando estuvo abierto de par en par. Eran muchas fotos, álbumes, cosas viejas. Cosas de HoSeok.
Tomé con delicadeza aquellas cosas tratando de no romperlas de alguna forma. Casi lo había olvidado.
Casi, porque Jimin era un constante recordatorio de Hobi. Era muy parecido a él y su actitud energizante y alegre me recordaba a cuando éramos pequeños.
Todas las cosas allí dentro se trataban de él. La sensación de verlas era extraña. Nostalgia, alegría y tristeza. "Volveré" me había dicho. Nunca lo hizo, nunca lo ha hecho, él no volvió en 10 años.
Tomé un álbum de fotografías, y aunque pretendía simplemente recordar un poco de su rostro, una hoja resbaló entre las páginas cayendo al suelo. La tomé con delicadeza dándome cuenta que era una pequeña carta.
Hola Tae, me pregunto cuándo encontrarás esto, incluso me preocupa que no lo hagas pero estoy seguro de que será en el momento correcto.
Te dije que volvería y lo haré. Solo espera, ¿qué tal el 01/01/25? Prometo estar allí, frente a nuestra vieja escuela, al horario en el que salíamos.
Sé que es mucho tiempo pero valdrá la pena, lo sé, todo vale la pena por ti. Espero verte, cuídate.
HoSeok.
Me quedé estático luego de leer eso, faltaban pocos meses para aquella fecha. ¿Era una broma? ¿Era enserio? ¿Por qué después de tantos años la encuentro hoy? Puedo haber sido dentro de otros veinte años y yo nunca me hubiera enterado de este encuentro.
Solté un suspiro y guardé la carta en uno de mis bolsillos y comencé a guardar las cosas que tenía pendientes.
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Llegamos a una casa, una gran casa. Era nueva, DongSun trabajaba muy bien en una empresa y había comprado una nueva para nosotros.
—¡Wow! ¡Es enorme! —Exclamó el menor desde los asientos traseros, yo solté una risilla.
—Es hermosa, Sunnie, de verdad muchas gracias por todo.
—Nada de agradecimientos cariño, es para nuestra familia —sonreí y nos inclinamos para darnos un rápido beso en nuestros labios.
—¡Ugh! Esperen a que baje del auto —reclamó Jimin.
—Yah Minnie, ya quiero verte cuando tengas pareja.
—¡No pasará! —Dong y yo reímos ante sus reclamos y bajamos del auto. Tomamos unas cuantas cosas del baúl y caminamos hasta la residencia, siendo abierta por el pelinegro para que pudiéramos pasar.
El techo era muy alto, todo parecía ser madera oscura. La sala estaba frente a nosotros mientras que en la derecha una escalera se alzaba para el segundo piso. Vi a mi pequeño correr escaleras arriba.
—¡Jimin, no corras en las escaleras! —Exclamé—, ¡y espera, debemos bajar las cosas del auto!
—Déjalo Tae, estará bien —ríe—. Podemos bajar las cosas luego, ¿por qué no exploran un poco? —Le mostré la lengua en señal de burla pero aún así acepté sus palabras. Pasé por la sala encontrándome con la cocina, era bastante espaciosa—. ¿Te gusta?
—Todo es hermoso, me encanta.
—Debes venir a ver nuestra habitación —me tendió su mano y la tomé sin dudar. Subimos la escalera hasta la segunda planta, habían tres habitaciones de las que supuse eran el baño y los cuartos.
—¡Papá, mira! —Volteé hacia donde la voz del castaño me llamaba. Su pieza era bastante grande, su cama individual, el armario y baúl de juguetes. Todo era amarillo, tal como a él le encantaba.
—Está hermoso Jiminnie, ¿cierto? ¿Qué se dice?
—Gracias, Sun hyung —mustió con una gran sonrisa donde sus pequeños ojos se hacían diminutos.
—No es nada, pequeño —seguimos nuestro camino hasta la habitación de al lado, sorprendiéndome del espacio. Una alfombra había en el medio del cuarto, rojiza. Un televisor, un mueble, una mesita, una cama de dos plazas, parecía haber un baño privado y un ventanal.
¿Qué más podía pedir?
Los días pasaron rápido. Terminamos de mudarnos a la casa y ahora convivíamos como una familia por completo. Trabajábamos, Jimin iba al colegio, ya podía irme adaptando a la linda rutina.
Todo iba de maravilla, próximamente comenzaríamos con los preparativos de la boda. Queríamos que fuera especial.
Todo iba bien...
Sentí mi cuerpo impactar contra el suelo en lo que apretaba mis ojos con fuerza, tratando de no derramar más lágrimas, sintiendo el dolor propagarse por las zonas afectadas mientras me arrastraba intentando levantarme.
—D-Detente.
—¡¿Pero tú me escuchas cuando te hablo?! —Gritó—, ¡te estoy exigiendo algo!
—D-DongSun, no puedo hacer eso, pago la escuela de J-Jimin.
—No me importa, lo haré yo —gruñó. Me tomó del cuello de mi camiseta levantándome de un solo jalón—, no vas a contradecirme, ¿me escuchas? Dejarás de trabajar en esa mierda —mis ojos se llenaban más de lágrimas, estaba triste y dolido. No quería dejar de trabajar en lo que me gustaba, en lo que había estudiado para ejercer—. ¿Quién jodidas mierdas es doctor? ¿Te gusta ver a otras personas desnudas?
—N-No.
—Entonces no tendrás problemas en dejarlo —finalmente me soltó—. Te espero en la cama —lo vi irse entre los pasillos oscuros. Lo único que agradecía era que fueran las dos de la mañana y Jimin estuviera durmiendo.
Sollocé por varios minutos más en la soledad de la cocina. Quité mi bata de médico dejándola en uno de los percheros.
Ese día había llegado particularmente tarde debido a un paciente en urgencias. Y a DongSun no le había gustado para nada.
Era la segunda vez que me trataba de esa manera en solo dos meses conviviendo juntos. No sabía qué esperar si llegábamos a casarnos pero me daba una sensación asfixiante y en definitiva no iba a seguir así, mucho menos dejaría que mi hijo sufriera estos tratos.
Buena jugada Park, ¿no quieres que tenga ingresos propios para no poder escapar, cierto? Haría lo posible por salir de esta, no quería que todo se pusiera más grave.
Faltaba poco para las fiestas, vendría su familia. Sólo aguantar un poco más, sólo trabajar en secreto.
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Pasaron las semanas y tal como supuse aquellos tratos siguieron de vez en cuando. Jimin hasta ahora no había sido afectado, no estaba enterado de nada, él seguía tratándolo casi como a un padre más.
Habían llegado las fiestas, DongSun estaba muy enfocado en ello, en que la familia vendría. Sería la primera vez estando comprometidos.
Y la última. Al parecer quería que fuera algo perfecto, me reclamaba constantemente que me comportara.
Navidad estuvo bien, habían niños que jugaban con Jimin y podía verlo feliz y disfrutar. Los abuelos Park, sus padres, hermanos. Era obvio que yo no podría invitar a nadie, supuestamente ya no trabajaba como médico asíque a los pocos amigos que tenía allí no estarían presentes. ¿Y familia? Jimin es mi familia.
Todo fue tranquilo.
Pero año nuevo no pareciera igual.
—¡¿Cómo que un retraso?! —Escuché un grito proveniente de la cocina, estaba indeciso en si ir o no. Prefería dejarlo con sus problemas a él—. ¡TaeHyung! —No fue necesario decidir, él mismo caminó hasta la sala tomando uno de sus abrigos mientras se calzaba sus zapatos—. Voy a salir, los repartidores de la comida tienen muchas ordenes hoy y dijeron que tardarán. Estos inútiles.
—Está bien.
—Espero que cuando llegue ambos ya estén listos. No toquen las decoraciones o te las verás caro —tragué en seco mientras lo veía irse. Al menos tendría un rato de paz.
Subí escaleras arriba hasta mi habitación, saqué la computadora y entré a mi cuenta de las tarjetas, donde cobraba mi trabajo en el hospital.
No era mucho lo que tenía, pero sabía que sería suficiente. Trataría de irme uno de estos primeros días de enero.
Rebusqué entre nuestras ropas y cajones tratando de buscar algo de dinero extra, también los documentos para tenerlos a mano. Pero al contrario de lo que quería, encontré una pequeña carta.
Era la de HoSeok, casi lo había olvidado, era mañana mismo el encuentro al cual había sido citado. En definitiva iría, ya no tenía dudas sobre eso.
—Jiminnie —exclamé yendo hacia su habitación, se encontraba arriba de su cama con un par de juguetes—, ¿te bañaste? —Asintió—, bien, entonces ven, hay que vestirte, falta poco para la cena de año nuevo.
Me acerqué al armario buscando una camisa a cuadros blancos y amarillos con un pantalón de vestir negro para el castaño, dejé la ropa arriba de su cama.
—Papá —susurró.
—¿Qué pasa?
—¿Sun hyung es malo? —Preguntó levantando la mirada, torcí mis labios sin saber qué contestarle, sabía que Jimin no era un chico tonto y en algún momento se daría cuenta de las cosas.
—¿Por qué lo dices?
—A veces te trata mal, no me gusta que te trate así —hizo un puchero con sus labios—, y el otro día me reclamó por no hacer nada —fruncí mi ceño ante lo último mencionado.
—¿Te trató mal? —Asintió—. Hablaré con él. Tú vístete —iba a levantarme de la cama pero me tomó de la mano.
—¿Nos quedaremos aquí por mucho tiempo?
—No, nos iremos pronto, Minnie, no te preocupes —le sonreí y dejé un beso en su frente antes de salir hasta mi habitación.
Tendría que hablar con él cuando llegara.
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La casa estaba completamente llena, tal como en la anterior festividad. Eran muchísimas personas, y para mi sorpresa, todos habían traído regalos para mí.
Ayer había sido mi cumpleaños, mis 29 años, no lo celebré porque prefería concentrarme en año nuevo pero la gran mayoría parecía haberlo recordado.
Tenía una copa de sidra en mi mano, ya eran las doce y media, podía ver a todos los niños corretear felices en la sala o en el patio delantero. Tenían una guerra de espuma en la cual alegremente me había unido en un principio. Me preguntaba si algún día tendría una familia así de grande con alguien que me ame, que me ame de verdad y yo a él.
Vi a Jimin correr hacia la cocina intentando esconderse de los demás niños que parecían haberse vuelto en su contra. Reí debido a eso, pero no me duró mucho cuando vi a Park dirigirse al mismo lugar por el cual había desaparecido mi pequeño. Dejé mi copa en una de las mesas y caminé hasta la cocina.
—¿Qué crees que haces acá, Jimin? Los niños no pueden entrar a la cocina, solo van a arruinar todas las comidas —DongSun tomaba con fuerza el brazo del castaño mientras el menor se removía intentando escapar.
—¡¿Qué crees que haces?! —Me acerqué rápidamente a mi hijo dejándolo detrás de mí, enfrentando por primera vez al contrario. Estaba completamente furioso.
—Estoy educando a tu niño malcriado, debe aprender.
—Tú no tienes derecho de regañarlo ni mucho menos sujetarlo de esa forma, no puedes ponerle ni un dedo encima.
—Baja tu tono conmigo, Kim TaeHyung.
—No voy a tenerte ni una pisca de respeto si te metes con mi hijo —lo veía venir pero realmente no creí que lo haría. Me había volteado la cara de una fuerte bofetada. Volví a mirarle y luego de unos segundos me di la vuelta tomando a Jimin de la mano, salimos de la cocina y le ordené que se abrigara en lo que yo subía al segundo piso y buscaba algo de dinero—. Saldremos un rato —anuncié. Me abrigué y salimos.
Intenté que camináramos rápido para que a DongSun no se le ocurriera seguirnos en algún momento.
—Papá, ¿a dónde vamos? —El menor me trajo a la realidad luego de unos segundos, realmente no tenía idea de a dónde podríamos ir.
—Iremos a visitar un lugar —la noche estaba bastante fría, agradecía habernos abrigado a ambos.
—¿Estás bien? —Preguntó luego de unos segundos—, ¿te duele?
—Estoy bien, no duele tanto —le sonreí levemente. Quizás era algo peligroso y precipitado pero necesitaba urgentemente salir de aquella casa, todas esas personas me asfixiaban y lo único que me recordaban era que estaba comprometido con un monstro y lo solo que me encontraba.
Luego de un par de cuadras, llegamos.
—¿Es aquí? —Me preguntó en voz baja, yo asentí y lo cargué.
—Esta es mi vieja escuela Jiminnie, aquí venía —el edificio se encontraba bastante desgastado—. No te mandé acá porque la educación no era tan buena.
—Se ve bonito, tiene un jardín enorme.
—Era mi parte favorita de venir.
—¿TaeHyung? —Escuché una voz a nuestras espaldas pronunciar mi nombre. Me di la vuelta y la impresión me comió por completo vivo.
—¿H-HoSeok? —Una sonrisa se dibujó en el rostro contrario, yo, en cambio, sentía que iba a romperme a llorar en cualquier momento. Quería correr y abrazarlo pero, ¿qué tan sensato era eso después de tantos años sin vernos? Mis manos picaban por ir y tocarlo, ver si era real.
—¿Puedo abrazarte? —Me preguntó, y entonces no me resistí, bajé a Jimin de mis brazos y corrí hacia él rápidamente. Me envolvió con sus brazos en mi espalda sujetándome, para que no cayera. De esos abrazos amorosos que siempre me había brindado, que me recomponían y me hacían saber que todo estaba bien.
Y entonces lloré.
—Hobi —sollocé—, te he extrañado mucho.
—También te extrañé Tae, te dije que volvería, lamento haberme tardado tanto —su voz era como un calmante, desvanecía todos los problemas que me carcomían la cabeza.
Finalmente nos separamos aunque aún así nos mantuvimos cerca, no quería dejarlo ir de nuevo.
—Y dime, ¿quién es este pequeño? —Preguntó observando al castaño que se mantenía detrás de mí observando todo.
—Él es Jimin, m-mi hijo —abrió sus ojos con suma sorpresa. Era obvio que no se lo esperaba.
—¿Tu hijo?
—Lo es.
—Wow, ¿ya estas casado? ¿Tienes una esposa?
—Nada de eso —mordí mi labio inferior—, ¿y tú?
—¿Yo qué? Yo nada, soy soltero, estos años en lo único que me concentré fue en mi trabajo.
—Y te ha ido de maravilla —asiento mientras tomo a mi niño de la mano para que no se me pierda de vista.
—Realmente sí, aunque siempre faltaste a mi lado —bajé la mirada brevemente, nuestras vidas eran súper distintas—. ¿Qué haces aquí? Creí haberte citado para mañana a las una.
—Tuvimos un problema.
—Un hombre malo le pegó a mi papá —mustió Jimin, con molestia.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó, Tae?! —Preguntó con preocupación tomándome una de mis mejillas, entonces encontrando lo roja que se veía—. ¿Quién fue? ¿Por qué?
—N-No es nada, yo me encargo de esto, HoSeok.
—Tae, no tengas miedo de pedir ayuda —apoyó su frente en la mía, cerrando sus ojos—, no sabes cuántos días me arrepentí de no haberte llevado a Francia conmigo. Habían tantas cosas fabulosas que quería que vieras. Por favor cuéntame qué pasa, voy a ayudarte.
Y entonces no pude seguir resistiéndome. Él era todo lo que necesitaba para estar bien, sabía que podía confiar, sabía que me ayudaría.
—Estoy comprometido —murmuré, no estaba orgulloso—, él comenzó con estos tratos hace un par de meses, estoy decidido a irme pero me prohíbe trabajar, tengo que hacer pocas horas de turno para que no se de cuenta de que lo hago a escondidas y el dinero apenas me alcanza para escapar. Pero no me importa, comenzó a tratar mal a Jimin y eso no voy a permitírselo.
—Lo entiendo, vendrán conmigo hoy, ¿si? Quiero enterarme de todo lo que ha pasado en este tiempo —yo asentí y los tres nos dirigimos al auto del ahora rubio Jung HoSeok.
—¿Quién es él, papá? ¿De dónde se conocen?
—Es un viejo amigo, fue mi mejor amigo por muchos años Jiminnie, pero se fue a Francia y no lo he visto en años.
—Oh, como papi —enrojecí al instante, había olvidado que le conté sobre su otro padre que estudiaba en Francia y que algún día lo podría ver.
—Sí, igualito —conducimos hasta lo que parecía ser su departamento, era enorme, y al entrar muy bonito. Luego de subir al ascensor y llegar a su piso nos abrió la puerta. Era una suite, se veía muy cara.
Cocina, sala, baño y habitaciones. Todo tenía un deje moderno pero también colorido.
—Vengan, pueden dormir por aquí —nos dirigió a una habitación con una cama de dos plazas—, la mía está en frente.
—Perfecto, haré dormir a Jimin y voy a la cocina ¿bien? —Hobi asintió a mis palabras y desapareció de nuestra vista.
Le quité el abrigo y los zapatos a el menor dejándolo con las ropas de la fiesta, probablemente estará incómodo pero no había traído ropa extra.
—Él parece ser bueno.
—Lo es, sé que no ha cambiado para nada —le sonreí arropándolo—, ahora vas a dormir ¿si?
—¿Cómo se llama?
—Jung HoSeok, no te preocupes, él no nos hará daño y sé que te agradará —asintió y le di un beso en sus cabellos mientras lo veía cerrar los ojos. Esperé un rato en la oscuridad de la habitación a que el pequeño se durmiera. También pensaba en cómo le diría a mi amigo al cual no veo hace diez largos años que Jimin también era su hijo.
Me levanté y fui hasta la cocina encontrándome la imagen de HoSeok terminando de servir agua en dos tazas, ya estaba vestido con su pijama, se veía muy adorable.
—Permiso.
—Pasa, pasa, ¿Jimin se durmió?
—Sí, fue un día bastante pesado para él —tomé asiento en una de las esquinas agradeciendo por el detalle, también necesitaba calmar mis nervios.
—También lo fue para ti, ahora relájate y cuéntame cuando estés listo —tomó un sorbo de té—. Mientras puedo comentarte un poco sobre París —asentí a su idea, me ayudaría a desenvolverme mejor con él—. Bien, terminé mi carrera de baile aquí y me fui. Al llegar era todo tan nuevo, apenas y sabía francés, fue un poco difícil adaptarme pero en unos meses ya podía comunicarme mejor con las personas y en la academia. Estuve en entrenamiento y en un par de teatros presentándome, pero a todo eso, encontré algo que de verdad pude decir "esto es a lo que me quiero dedicar de por vida."
—¿Y qué fue?
—Supervisar, enseñar, como quieras llamarlo. Es algo así como un profesorado pero mucho más complejo, solo a quienes están al nivel son a quienes puedo calificar y corregir. Es algo cruel y triste cuando ves la desilusión en los ojos de los aprendices cuando les das la noticia de que no aprobaron para tal cosa. Pero disfruto de la enseñanza y verlos mejorar.
—Eso se oye genial Hobi, se nota que eres exitoso, es un sueño cumplido.
—Lo es —afirma con una sonrisa—, ¿y tú? ¿De qué trabajas?
—Soy doctor, uno muy bueno a decir verdad —presumo. Él ríe.
—Claro que sí, Kim TaeHyung sobre sale en todo lo que hace —me siento sonrojar por sus palabras y tomo un sorbo de té para ocultarlo.
—Quizás un poco —suspiro, bien, había llegado el momento—. Bueno, estoy listo, voy a contarte todo lo que ha ocurrido —lo veo acomodarse, dispuesto y listo para escuchar cada una de mis palabras—. Él es Park DongSun, es dos años mayor que yo. Lo conocí semanas después de que te fuiste a Francia. En todos estos diez años fue el único al que tuve a mi lado e inevitablemente me enamoré, él igual, fuimos novios y nos comprometimos —mordí mi labio inferior bajando la mirada—. Yo- sé que esto sonará extraño, seguro estas pensando en quién fue la mujer y madre de mi hijo pero no existe tal cosa, Jimin tampoco es adoptado. Yo lo tuve, soy de un pequeño porcentaje en el mundo de hombres que pueden tener hijos.
—¡Wow, Tae! ¡Eso es genial! —Exclamó con sorpresa y una genuina sonrisa que me contagió.
—Sí, bueno, al comienzo no pensé lo mismo. Jiminnie tiene 10 añitos —levanté la mirada—, Hobi, meses después de que te fuiste me enteré que estaba embarazado —su expresión comenzaba a cambiar—, la realidad es que Jimin es tu hijo.
El silencio se extendió por unos segundos, la mirada del rubio parecía perdida, hasta que lo vi reaccionar. Él comenzó a llorar.
—L-Lo siento —hipó—, lo siento tanto Tae, nunca debí dejarte aquí, todo tiene sentido ahora —cubrió su rostro con sus manos. Yo estaba desesperándome, no quería que se sintiera mal, él no tenía culpa de nada.
—Hey Hobi no llores, Hobi mírame —intenté calmarlo, me arrodillé en frente suyo intentando inútilmente encontrar su mirada—, tú no lo sabías, yo tampoco, todo está bien ahora ¿si? Volviste, todo estará bien ahora, no debes llorar.
—T-Tu madre...yo, quedaste solo, debí e-estar ahí para ti.
—No estaba completamente, tuve a DongSun, antes era bueno, él me trató bien, no estuve tan mal como crees.
—Te aferraste a él —finalmente me miró, tomó mis manos—. TaeHyung prometo nunca más dejarte, a ninguno de los dos, voy a hacerme el debido cargo que tengo como padre de nuestra criatura ¿si? No deberás ver a ese monstruo que se atrevió a tocarte a ti y a Jiminnie nunca más. Lo prometo —y entonces ambos estábamos llorando, abrazados, felices. Muy felices y completos.
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—Ya regresamos Minnie ¿si? Solo buscaremos nuestras cosas, no te muevas —el pequeño castaño asintió a mis palabras y entonces bajamos del vehículo.
Nuevamente frente a aquella hermosa y terrorífica casa. El hogar de Park DongSun.
Jugueteé con el anillo en mi dedo mientras caminaba a la entrada, pero estaba completamente seguro de qué hacer. Antes de tocar el timbre, sentí una mano en mi hombro aprisionando con delicadeza, haciéndome saber que no me encontraba solo en esa situación.
—Estoy aquí, todo estará bien —suspiré y toqué. Bastaron cortos minutos para que la puerta se abriera de par en par. Mi prometido estaba hecho un lío, sus cabellos revueltos y ropas holgadas, apostaba a que tendría resaca.
—¿Dónde jodidas mierdas estuviste toda la noche, TaeHyung? Toda mi familia preguntaba por ti y se preocupaban de que haya pasado algo malo, ¡no atendías el jodido celular! ¿Para qué carajos lo tienes? —Chasqueé mi lengua, negando.
—Solo vengo unos minutos, voy a llevarme mis cosas y las de Jimin.
—¿Qué crees que estas diciendo?
—Voy a irme, y nosotros terminamos esto acá —quité mi anillo y se lo dejé en la palma de la mano mientras ingresaba a la residencia y subía las escaleras, siendo seguido por Jung.
—¡De qué hablas! ¡Kim, vamos a casarnos!
—íbamos, no pienso pasar el resto de mi vida con un ser repugnante como tú —llegué a la que era nuestra habitación y en un bolso comencé a empacar mis ropas y pertenencias lo más rápido que podía.
—Ah claro, y como no tienes lugar a donde irte te vas con el primero que se te cruza ¿verdad? —Pregunta haciendo énfasis a HoSeok.
—Para tu información él es el padre de mi hijo, no soy un cualquiera —por orden mía, le había dicho a Hobi que se mantenga en silencio a no ser que fuera totalmente necesario que se metiera en el medio.
—¿Así vas a pagarme estos años que te ayudé y te mantuve con un crío que no era mío?
—Ya te lo he agradecido varias veces, nadie te obligó a nada y probablemente me encontraría tan enamorado de ti si no fueras un golpeador abusivo —tomé el bolso hecho y llegué hasta la habitación de mi hijo dispuesto a empacar. Por suerte él no tenía tantas cosas y de sus juguetes solo empaqué sus favoritos.
—Bien, bien, vete a la jodida mierda Kim TaeHyung, quién te necesita a ti y a tu miserable vida —no me lo había esperado para nada, pero luego de que Park terminó aquella oración, HoSeok le lanzó un golpe justo en su mejilla que lo dejó en el suelo.
—Trátalo bien, mierda —relamí mis labios con una pequeña sonrisa y finalmente tomamos ambos bolsos para bajar por las escaleras.
—Adiós Park, espero nunca más verte en mi vida —y cerramos la puerta.
Guardamos los bolsos en el baúl y subimos al auto, Jimin se encontraba esperando algo preocupado.
—Todo está bien —le calmó Jung, yo en cambio no pude seguir postergándolo y tomándolo de ambas mejillas planté un beso en sus labios. Nos quedamos por unos segundos de esa manera.
Había extrañado el sabor de su boca, era tan suave, sus besos eran suaves y delicados.
—Te quiero muchísimo Hobi, gracias por estar, aunque no nos hayamos visto, Jimin es tu imagen viva, nunca estuve solo desde que llegaste a mi vida —él volvió a besarme, era tan amoroso. Luego de unos minutos recordé a mi pequeño—. Lo siento Jimin —él rió y negó.
—¿Algún día de verdad crees que tenga un novio?
—Ese día llegará y voy a estar súper celoso —reclamó HoSeok—, apuesto a que tendrás muchos pretendientes —el castaño se sonrojó.
Le dediqué una sonrisa a Jung y él también lo hizo. Comenzó a conducir dejando atrás esa casa y todos sus problemas. Solté un suspiro de alivio, una nueva etapa de mi vida estaba siendo abierta, y estaba seguro que esta vez nada me iba a detener para ser feliz a un lado de HoSeok, como debió ser desde un principio.
—Jiminnie —llamó—, ¿qué tal te suena París? —Observé con sorpresa al rubio y me guiñó un ojo a cambio.
Esto era familia, esta era mi familia.
Quizás en el camino haya perdido a muchas personas importantes pero a fin de cuentas el destino siempre me va a dejar con quienes deben quedarse en mi vida.
¡Hola personitas! Acá Diel. Les agradezco si llegaron hasta acá y espero esta OneShot les haya parecido entretenida.
Esta fue publicada en una anterior cuenta en la que me encontraba, llamada "Red Moon Squad". Ya que el grupo está inactivo, preferí publicarla por acá antes de que fuera eliminada o la perdiera por completo.
La temática era "reencuentro" y realmente quería hacer algo bonito con situaciones cotidianas utilizando uno de mis shipps favoritos.
Espero les haya gustado mucho, nos leemos la próxima<3
Coloreas a Dιᥱᥣ ♡
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