Capítulo 5. 🖤
Alease
Todo estaba listo para empezar con este trabajo que me aseguraba ganar bien y no correr peligro. Había buscado información sobre esto, pero en internet no había mucho qué leer, era muy poca la información que había, pero aun así ya había tomado el riesgo y ahora no podía decir que no.
Dejé mis datos y la persona encargada me mandó un contrato que tenía que firmar, toda mi información sería bien guardada, no se iba a compartir con nadie más. Quien sea que estaba detrás de la pantalla se portó amable conmigo, me dio algunos tips y me aseguró que este trabajo no es nada del otro mundo, pero solo se les da la oportunidad a unas pocas de entrar y también era fácil salir.
Me había comprado un par de vestidos que Archie me ayudó a elegir ya que tenía buen gusto para la ropa, sabía mucho de esto. Me prestó dinero para comprar zapatos y maquillaje que no sabía cómo usar, pero me aseguró que él me iba a ayudar en lo que sea.
—¿Al? —estaba tan metida en mis pensamientos que no escuché cuando llegó —. ¿Todo bien? —asentí.
Me había dado una ducha y miraba los vestidos encima de la cama, mi cabello seguía húmedo.
—Sí, sí, ¿qué pasa? —entró por completo y me di cuenta que en las manos sostenía una cajita.
—Pasé a la pastelería y compré dos rebanadas de pastel —me entregó la cajita que tenía un moño encima —. Vamos a celebrar que te va a ir muy bien.
—Eres un sol, Archie —dejé la cajita a un lado y no dudé en abrazarlo, él correspondió a mi abrazo.
—Claro que sí, cariño. Lo soy —ambos reímos y nos separamos.
—Me gustaría conocer a tu familia —Archie soltó un suspiro —. ¿No quieres?
—Claro que quiero que conozcas a mi familia, pero desde ya te advierto que son molestos y ruidosos —cogió la caja y salió de mi recamara, lo seguí a la cocina donde empezó a preparar café y aproveché para sacar unos platos y dos tazas.
—Si son cómo tú entonces me van a agradar —negó con la cabeza.
—Ese es el problema, Al, que son cómo yo y te imaginas a dos Archies más, no quieres eso, de verdad no lo quieres.
—¿Dos? —jalé la silla y esperé que Archie se sentara a mi lado.
—Mi mamá y mi hermano.
—¿Y tu papá? —soltó un suspiro con melancolía.
—Con su familia —sirvió agua en mi taza —. Casi no lo vemos, pero se hace cargo de mis estudios y los de mi hermano.
—Al menos hace eso hay quienes se olvidan de que tienen hijos —asintió.
—Pero no hablemos de eso, ¿sí?
—¿Cuándo podemos ir a ver a tu familia?
—El día que quieras, yo encantado que vayas a mi casa, mi madre te va a amar.
—¿Eso crees? —me acercó el café y el azúcar.
—Estoy más que seguro, eres un amor.
—Ojala todos pensaran lo mismo —suspiré.
—Lo dices por el patán de tu ex novio, pero él es un idiota. Ya llegará el correcto a tu vida —puso una mano encima de la mía.
El problema es que yo no dejaba de pensar en Devan Hawke, la manera salvaje en la que me hizo suya, cómo te tomó, me folló cómo nadie lo hizo nunca y me encantó. Él no era el príncipe azul aquí, para nada, él era más bien el malo de la historia, el hombre que guardaba muchos secretos, unos más oscuros que otros. Devan era la clase de hombre que te promete una vida llena de adrenalina y peligro, más que nada la segunda y por ahora yo no quería eso, solo esperaba tranquilidad y paz.
¿Podía haber sexo?
No negaba nada, si se diera la oportunidad estaba segura que lo volvería a hacer, quería gemir y estremecerme bajo su cuerpo, quería ese salvajismo que solo él me podía dar.
—No me preocupa eso...—me quedé callada unos segundos —. Lo que quiero ahora mismo es estudiar y ya, que mis padres se sientan orgullosos de mí.
—Te entiendo porque yo quiero lo mismo, quiero demostrarme que puedo cumplir mis sueños, no defraudar a mi madre y ser un ejemplo para mi hermano, que a veces puede ser un idiota.
—No puede ser tan idiota —la mirada de Archie me lo dijo todo.
Ups.
—Es un adolescente de quince años, está en la edad de la punzada y le da dolores de cabeza a mi madre, yo creo que sí lo es.
—No dije nada.
Archie sacó las rebanadas de pastel y dejó una en mi plato y la otra en el plato frente a él. Era de chocolate y se veía rico.
—¿No te hubiera gustado tener hermanos? —preguntó de repente.
—Sí, pero las cosas no se dieron, mis padres intentaron tener más hijos aparte de mí, pero no se pudo —dije con tristeza —. Me hubiera gustado tener más hermanos, pero fui hija única así que...
—Sí, ya sé —con la cuchara cogí un pedazo de pastel y lo llevé a mi boca.
El pan se deshizo en mi boca, era suave, delicioso, esponjoso. El chocolate sabía tan bien que no pude evitar gemir por lo rico que sabía.
—Qué delicia —abrí los ojos. Archie me dio la razón —. Debió costarte mucho.
—La ocasión lo amerita —levantó su cuchara —. Mi chica va a tener su primera cita de trabajo, te vas a ver espectacular, hermosa, diosa. Quiero que dejes con la boca abierta a esa bola de refinados —ambos reímos.
—Eres el mejor amigo.
—Claro que sí, bebé, lo soy —dijo con suficiencia.
—Nunca conocí a nadie cómo tú y amo tenerte en mi vida —solté un suspiro.
—¿No tenías amigos en tu antigua universidad? —su curiosidad era mucha y yo temía hablar un poco de más, pero a Archie podía decirle todo lo que me aquejaba.
—La verdad es que no, nadie me consideraba para unirme a su grupo de amigos, era la apestada, la sin amigos, la seria, la que se la pasaba en las nubes imaginando otras cosas.
—Tan tú —me sonrió poniendo una mano encima de la mía —. Pero yo seré tu mejor amigo siempre, Al, nunca dudes de mi amistad.
—Te quiero mucho, Archie, gracias por darme tu amistad —ambos sonreímos.
Archie sí que era un gran amigo, me daba consejos, me ayudaba si necesitaba algo, me pedía consejos que no eran tan buenos cómo los suyos, pero intentaba ayudarlo. Archie siempre sería mi amigo.
Devan
Si cerraba los ojos podía apreciar todavía el aroma de su pálida piel, esta seguía en el ambiente a mi alrededor para decirme que lo que pasó aquella noche no fue un sueño, fue real, más real de lo que yo pude tener hace mucho. No quería que su perfume se fuera, tenía que encapsularlo de alguna manera, quizá estaba enfermo, pero ahora mismo ella y su recuerdo eran lo mejor que me había pasado hace tanto.
Alease Black no solo había despertado algo que se encontraba dormido dentro de mí, sino que me hizo creer en ese maldito sentimiento al que tanto aborrecía y del que no quería saber nada.
¿Se puede amar a una persona sin conocerla?
No sabía si eso era posible, pero yo me encontraba embrujado por la pequeña niña que estuvo en mi cama, en mi habitación, debajo de mí.
—Joder —cogí la botella de coñac y me serví un vaso —. No te puedes obsesionar con ella, no puedes Devan.
Me regañé.
No podía pensar solamente en ella, no iba a dejar que se metiera más en mi piel, no quería que formara parte de mi vida porque ella y yo no teníamos nada en común, solo el hecho de que en nuestras vida estaba Declan, y la incontenible pasión que existía entre los dos. Pero una relación no se sostiene solo de pasión o deseo, estos van de la mano con las semejanzas, cosas en común, amor y yo ya no tenía eso, no existía en mí.
—Devan —eché la cabeza hacia atrás para beber el coñac en el vaso —. Creo que encontré a la chica que te va a acompañar.
Dejé el vaso encima del escritorio y me puse de pie para sentarme en la silla acolchada al lado de Val.
—Muéstrame —deslizó el dedo sobre la pantalla de la tablet y me empezó a mostrar cada una de las chicas que estaban disponibles para esa noche —. Espera, regresa —le dije y regresó una foto atrás —. Ella...—me quedé callado cuando me di cuenta que era nada más y nada menos que Alease Black.
—¿Ella? —asentí. Val frunció el ceño —. Es nueva.
—No importa, Val, la quiero a ella —señalé con el dedo en la pantalla.
Ella era mi chica e iría conmigo a ese importante evento al que no quería ir pero que ahora ansiaba que llegara el día.
—No quiero que sepa a quien va a acompañar —asintió —. Hay que mantenerlo en secreto hasta el día del evento —la miré fijamente a los ojos —. ¿De acuerdo?
—Está bien, jefe —bloqueó la pantalla —. Ahora vamos a otro tema —me puse de pie y regresé detrás del escritorio.
—¿Qué pasa ahora?
—Bea —hice presión con dos dedos en medio de la frente. Hablar de Bea me producía dolor de cabeza.
—¿Ahora qué hizo? —me serví más coñac y me dejé caer en el respaldo de la silla.
—Todos hablan de ella, pero no de la mejor manera: alcohol, sexo, drogas, estudiantes —apretó los labios —. Lo de siempre. Su imagen está por los suelos.
—Ya sé, ya sé —cerré los ojos un momento —. ¿Qué sugieres que haga?
—Ya sabes mi respuesta, pero te niegas a hacerlo.
—Una clínica de rehabilitación —ella asintió —. ¿No crees que es demasiado para Declan? —enarqué una ceja.
—A Declan no le va a afectar en nada que su madre esté en rehabilitación, creo que lo mejor para él es que se desintoxique de tanto drama, vicios y reclamos de su madre. Piénsalo, Devan, un buen tiempo en una clínica es lo mejor para ella.
—Lo sé, pero no quiero tener otra pelea con mi hermano.
—No te debería importar lo que diga, su madre es una viciosa que se acuesta con sus compañeros de la universidad, anda de bar en bar dando espectáculos, haciendo el ridículo, así que es lo mejor —se encogió de hombros.
En una parte Val tenía razón, Bea estaba llegando a su límite y había que ponerle un alto antes de que las cosas escalaran mucho más, pero para poder internarla tenía que hablar con Declan y tener su aprobación porque si él decía que no por más que yo quisiera meterla en un lugar de estos no podía. Así que hablaría con él.
****
—Maldita sea —me quejé. No podía acomodar el maldito moño alrededor de mi cuello.
—¿Puedo pasar? —al mirar a través del espejo, Sofí estaba bajo el umbral de la puerta.
—Pasa —se acercó y me giré hacia ella.
—Tu padre era igual —me quitó el moño —. Podía armar y desarmar una pistola con los ojos cerrados, pero no podía ponerse un moño o una corbata —reímos. Me puso el moño de nuevo y lo acomodó para que este quedara en su lugar, perfecto y sin moverse.
—Siempre dices que soy cómo él, pero yo no veo ningún parecido —me giré hacia el espejo y me miré en él, Sofí estaba a mi lado.
—Físicamente eres cómo tu madre, pero por dentro eres cómo Dave —musitó con nostalgia —. Frío, cruel con las palabras, no te dejas amedrentar, no le temes a nada, calculador y un poco suicida —rio tierna. Puso sus manos en mis hombros.
—¿Eso crees? —asintió.
—Y no quiero eso para ti, Dev, quiero que ames con intensidad, quiero que formes una familia, quiero que te dejes llevar, que sientas más allá de matar, de hacer justicia. Solo quiero que vivas, Devan, no pido más.
Me giré hacia ella y cogí sus manos entre las mías. Las suyas ya estaban un poco arrugadas, tenían algunas pecas que hace algunos años no estaban ahí.
—Creo que pides mucho, mujer —sacudió la cabeza en negación —. No soy bueno, soy tóxico, mala hierba que pudre todo a su alrededor.
—Te juzgas demasiado, Devan, eres muy cruel contigo —puso una mano en mi pecho —. Ahí afuera hay alguien para ti, yo sé que sí. Yo sé que hay alguien hecha para ti, para que te entienda y comprenda, alguien a quien no le de miedo tu oscuridad y como seas.
—Eso espero, eso espero.
Dejé un beso en su frente. Sofí creía mucho en mí y temía decepcionarla en algún momento.
Cuando salí de la casa el sol ya se había ocultado, el viento soplaba en la ciudad y la noche se cernía sobre mí. Subí a mi auto y conduje al lugar donde se llevaría a cabo el dichoso evento, a donde no quería ir, pero tenía un gran motivo para hacerlo: Alease Black, esa pequeña fierecilla que me tenía cómo un idiota.
Al llegar un chico con chaleco rojo se acercó, le entregué las llaves de mi auto y me acomodé los puños de mi saco, el lugar era exclusivo, miré de hito en hito y solté un suspiro. Avancé hasta la entrada y le mostré la invitación al fortachón al lado de la puerta.
—Adelante —me entregó la invitación asegurándose que estuviera en la lista de invitados —. ¿La señorita Alease Black está en la lista? —el hombre asintió.
Me di paso dentro del lugar y avancé un poco, todo aquí gritaba dinero y poder. Eran las ventajas de tener tanto dinero que lo puedes gastar cómo si no hubiera un mañana. Los meseros iban de un lado al otro ofreciendo algún tipo de bebida y acepté cogiendo una copa.
—Gracias —el joven me hizo un asentimiento y se alejó.
Recorrí el lugar de un extremo al otro y quise largarme de ahí, todo era tan aburrido, desde la música hasta las personas. Qué manera tan tonta de gastar dinero nada más porque sí, al menos hubieran contratado a alguien para amenizar un poco y que esto fuera menos aburrido. Por eso no me gustaba venir a estos eventos, los evitaba a toda costa.
Cuando estaba bajando las escaleras me quedé a un peldaño, justo en ese momento iba entrando Alease, enfundada en un precioso vestido de color rojo que combinaba perfecto con el tono pálido de su piel, su cabello estaba suelto en hermosas ondas castañas que le llegaban a la mitad de la espalda.
Te ves malditamente hermosa, Alease Black.
Hombros desnudos, cintura pequeña, senos del tamaño perfecto, tal y cómo la recordaba.
Tal parece que no sabía a quién iba a acompañar porque se veía algo confundida y miraba con duda a cualquier hombre que pasaba frente a ella.
Terminé de bajar y me acerqué con pasos cortos y lentos. Al quedar cara a cara su rostro lleno de sorpresa lo dijo todo. Ella no esperaba verme aquí.
También yo me sorprendí al saber que trabajas en esto, bonita.
—Alease Black —musité levantando la copa.
—Devan Hawke —se escuchó entre sorprendida y asustada.
Alease
No sabía quién era el sujeto al que iba a acompañar a este evento tan importante, solo se me dijo la hora y el lugar, nada más, no tenía derecho a preguntar nada más así que hice de tripas corazón y enterarme solo de lo más importante. Pero sí me daba un poco de miedo no conocer el rostro de la persona con la que iba a estar toda la noche.
Archie me ayudó con el maquillaje, el peinado y la ropa que usaría, fue de gran ayuda ya que yo sabía muy poco de cómo maquillarme y ese tipo de cosas, era una tonta en ese tema, pero es que nunca tuve la necesidad de hacerlo y ahora tal parece que mi vida dependía de lucir bien y vestir conforme a lo establecido.
Un auto pasó por mí hasta el edificio donde vivía, el chofer me preguntó el nombre y me abrió la puerta trasera para que entrara. No conocía bien esta ciudad y la verdad no tenía idea de a donde me estaba llevando, pero por si alguna cosa pasaba Archie tenía mi ubicación en tiempo real, ya no te puedes confiar de las personas porque todas te quieren hacer daño de alguna manera.
—Llegamos —informó el hombre detrás del volante, apagó el auto y le quitó el seguro a la puerta. Miré a través de la ventanilla mientras este salía y abría la puerta. Me ofreció su mano para salir y le sonreí en agradecimiento —. Si necesita que la lleve solo me manda un mensaje —asentí y el hombre cerró la puerta.
El lugar era grande, una casa de tamaño irreal, personas entraban al complejo, hombres acompañados de mujeres hermosas, algunos solos, mujeres solas, aquí había de todo un poco. Empecé a avanzar dentro de la casa y un hombre en la puerta me miró de arriba abajo antes de levantar la mano para detener mi paso. A este lugar solo se podía entrar con una invitación y claramente no tenía una.
—¿Nombre? —sacó una tablet.
—Alease Black —murmuré. Sus ojos viajaron a la pantalla, mientras tanto yo miraba lo poco que se podía ver dentro.
—Adelante —informó y se hizo a un lado para que entrara. Di un paso dentro y miré el lugar de hito en hito, todo aquí era hermoso, desde las lámparas de araña en el techo, la madera de las escaleras, los jarrones y los cuadros en las paredes.
Pero fue una figura en particular que llamó mi atención.
—Ay no —hacia mí venía caminando el mismísimo Devan papacito Hawke, enfundado en un traje negro, camisa blanca con un moño del mismo color del traje y zapatos de vestir.
Madre mía, madre mía, que elegante, que guapo, que sexy.
Ser tan candente debería ser penado.
—Alease Black —musitó levantando la copa.
—Devan Hawke —dije entre sorprendida y asustada.
¿Qué haces tú aquí, Devan?
Tal parecía que esto era una broma de mal gusto, no dejaba de pensar en él, lo tenía metido en la piel, en mis poros y ahora estaba aquí. Sé que lo de su casa no fue casualidad, era más que obvio que me lo podía encontrar ya que él vive ahí pero aquí...No, no, ¿por qué?
—¿Qué haces aquí, Alease? —preguntó llevándose la copa a los labios, dándole un sorbo.
—No te importa —mascullé mirando a ambos lados.
—Creo que buscas a alguien.
Sí y más le vale llegar rápido sino yo me voy de este lugar.
Era la primera vez que hacía esto y tenía que empezar mal. No podía creer que Devan estuviera aquí, precisamente aquí.
—Ya estoy aquí, bonita —arrastré la mirada hacia su persona y abrí los ojos tanto cómo lo pude hacer.
¿Qué? Esto es una broma, ¿no?
—¿Disculpa? —parpadeé.
—Tú eres mi acompañante esta noche y debo decir que te ves hermosa —metió una mano en el bolsillo de su pantalón mientras que con la otra mano me señalaba, todavía con la copa entre sus dedos.
—Estás bromeando, ¿cierto? Eso no puede ser —negué un par de veces —. No, no, no...
—Sí, sí y sí. Pagué mucho para que estés a mi lado —dio un paso. Me sentía acorralada, siempre sentía lo mismo cada que él se acercaba a mí, sentía que invadía mi espacio.
Invádeme todo lo que quieras, guapo.
—No estoy bromeando —su gesto se endureció, pasó de estar sonriente a estar serio en un segundo.
—No, ya veo que no —suspiré. No me quedaba de otra que aceptarlo, no podía irme ahora y perder tanto dinero que todavía no habían depositado, no sé cómo funcionaba esto, pero esperaba tener esa plata al terminar la noche. Con ese dinero le iba a poder pagar a Novalee y a Archie todo lo que había hecho por mí estos días
Tenía muchos planes, comprar otra cámara y no es que no me gustara la que mi padre me regaló, pero ya estaba dando sus últimas capturas, así que la iba a guardar para tenerla cómo un hermoso recuerdo. Quería comprarme libros, comida, ayudarle a mis padres.
—Vamos —Devan me ofreció su brazo para engancharme a este y obedecí sin rechistar —. Que obediente —se burló a mi lado.
—Eres un idiota, ¿lo sabes? —miraba a cada persona aquí.
—Sí, lo sé, gracias por recordármelo.
—Lo que tienes de guapo lo tienes de imbécil —se detuvo de golpe antes de entrar a otra parte de la casa y me empujó contra la pared al lado de la puerta.
—¿Con esa sucia boquita le hablas a tu madre? —dejó la copa encima de la mesita a su lado y la subió para pasar su pulgar de un extremo de mi labio inferior al otro.
No hagas eso, por favor.
Intenté desviar la mirada, pero acunó mi barbilla con su mano enterrando sus dedos en mis mejillas. Él no conocía el significado de la palabra tacto y Dios, lo amaba, no se andaba con rodeos. Era salvaje, agresivo, posesivo.
—Suéltame —le pedí, pero se negó a hacerlo. Su mirada fría estaba fija en mis ojos, quería que se apartara, me hacía daño tenerlo tan cerca, me provocaba querer pasar mis manos por todo su cuerpo, verlo desnudo, tenerlo dentro de mí, una vez más.
Si las cosas seguían así me iba a volver una adicta a este hombre y para eso ya no habría vuelta atrás.
—¿Por qué? —enarcó una ceja.
Mandíbula cuadrada, labios delgados pero apetecibles, cejas pobladas y negras, luceros tan claros que parecían grises, rostro perfecto. Joder. Todo en él lo era y como me jodía.
—Sabes que te gusta tenerme cerca, sabes que te provoca que estemos así. Pero a mí me gusta más cuando no llevas ropa puesta y estás desnuda con las piernas abiertas para mí.
Sucio, descarado, idiota, arrogante.
Se pasó la lengua por los labios con una estúpida sonrisa burlona pero no se separó, al contrario, se pegó más a mi cuerpo que reaccionaba a su cercanía. Apretaba las piernas, su perfume me mareaba, su cercanía me ponía mal, no podía pensar con claridad. Este hombre sería mi perdición.
—Como a ti te gusta tenerme cerca —contraataque —. Te gusta que te bese porque nadie lo ha hecho así, te gusta mi piel, mi cuerpo —subí las manos para pasar mis dedos por la solapa de su saco en un movimiento lento y duradero —. Te gusta mi cuerpo, ¿no es así, Devan Hawke? Te gusta estar dentro de mí. No te creas tan importante tonto ruso ególatra.
Me aparté de golpe y pasé a su lado, pero no tardó en alcanzarme y llegar a mi altura.
—Yo te gusto y tú me gustas.
—¿Quién te dice a ti que tú me gustas? —un chico pasó a mi lado con una bandeja y lo detuve para coger una copa de lo que sea que tuviera un poco de alcohol. Devan hizo lo mismo a mi lado y se quedó frente a mí.
—Me lo dice todo, tu mirada, cómo te estremeces cuando estoy cerca —lo miraba atenta —. Sabes que nadie te ha follado de esa manera tan salvaje y...
—No estuvo tan mal —encogí un hombro y me llevé la copa a los labios. No dijo nada, pero su mandíbula tensa me decía otra cosa.
—No mientas, lyubov, sabes que fue perfecto, maravilloso, hubo electricidad, pasión, deseo y muchas ganas también.
—Más que nada hubo ganas —asintió.
—Tu boquita no me puede mentir.
Rodé los ojos y de nuevo le di un sorbo a la copa, esto sabía tan rico y yo quería más.
—Así que...—dio un paso más cerca —. Podemos repetir —me atraganté cuando dijo esto, empecé a toser, sentí mi rostro rojo. Devan me dio suaves golpecitos en la espalda.
—¿Estás bien? —me aclaré la garganta —. Háblame —se veía preocupado.
—Tonto, me estoy muriendo y tú me pides que hable —me quejé y se apartó.
—¿Estás bien? —volvió a preguntar.
—Sí, estoy bien.
En ese momento Devan se quedó callado cuando hacia nosotros caminaba un hombre, muy guapo, por cierto, alto, cabello corto negro, enfundado en un traje negro, camisa negra. Era atractivo, pero no se parecía a Devan, él tenía otro tipo de belleza.
—Buenas noches —quedó frente a nosotros. Cogió mi mano sin preguntar y dejó un beso en el dorso de esta —. Devan —le tendió la mano y Devan la estrechó.
—Jagger —musitó Devan.
—Es un gusto verte aquí —Devan terminó con la distancia que nos separaba y me hizo engancharme a su brazo —. Y más con esta hermosa señorita.
Don posesivo te llaman, zver'.
—Sabes que no me gusta asistir a este tipo de eventos —ambos miraron el lugar —. La música es aburrida y las personas más.
—Cierto —el tal Jagger le dio la razón —. Yo tampoco quería venir, pero tuve que hacerlo.
—Negocios son negocios.
De nuevo le dio la razón.
—Iré a ver que hay por ahí —creo que lo dijo por la manera en la que Devan lo estaba aniquilando con la mirada y el agarre que mantenía en mi mano.
Cuando estaba lo suficientemente lejos me aparté de Devan.
—¿Qué demonios pasa contigo? No soy de tu propiedad, Devan, no puedes hacer eso cada que un hombre se acerca, no puedes...
—Yo creo que sí, Alease, puedo y lo haré.
🌺🌺🌺🌺
¿Les gustó el capítulo?
Espero que sí, les dije que habría escenas y personajes nuevos, más pasión y romance, espero poder superar la versión anterior y mejorarla :)
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