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Capítulo 47. 🖤

Devan

—¿Todo bien? —preguntó Darrel a mi lado.

Miré la pantalla por algunos segundos, procesando las palabras que me dijo Alease. Ese maldito quiso matarlos y por poco lo consigue de no ser porque ellos fueron más inteligentes y pudieron salir de la mansión antes de que ocurriera una tragedia.

El cielo rugió una vez más anunciando que la tormenta estaba por azotar la ciudad. Un aire gélido acarició mi rostro, moviendo los cabellos de mi frente. Levanté la mirada hacia Darrel.

—Jacob mandó a su gente para matar a mi familia. Lo haremos esta noche. Quiero matar a ese malnacido —dije determinado —. No voy a perder más tiempo —Darrel asintió con la cabeza.

—De acuerdo —comentó.

—La puerta está libre, pero cada quince minutos sale alguien para vigilar —informó Louis al llegar a nuestro lado.

—Llámalos a todos, quiero aquí a nuestra gente y armas, muchas armas.

—Como ordenes —Louis sacó su celular para llamar a nuestros hombres y que se nos unieran para terminar de una vez con toda esta mierda.

Nos alejamos de aquel lugar para no llamar la atención y nos escondimos en un lugar más discreto, donde no llamáramos la atención de nadie. Teníamos que planear bien nuestra entrada y lo que haríamos estando ahí dentro. Darrel era el mejor planeando este tipo de ataques, así que no me preocupaba porque lo tenía a mi lado.

Sabía que Alease se encontraba bien en la casa de Blair y que ella ni los demás la iban a dejar sola. Estaba segura con personas que la cuidarían. Solo por eso me sentía un poco más tranquilo, aunque la verdad lo único que quería era estar a su lado y dormir con ella.

Alease era mi felicidad completa y sin ella no era nada más que un pobre hombre.

Alease

Me di una ducha que necesitaba con urgencia. Blair me prestó ropa y se lo agradecí porque mi ropa se quedó en la mansión y la demás la tenía en la casa pequeña, pero por ahora nadie podía ir ahí. Blair se estaba portando tan bien con todos y no tenía cómo agradecerle todo lo que nos estaba dando. Nos ofreció su casa para pasar la noche mientras Devan regresaba. Nos prestó ropa y nos invitó a comer en su mesa.

Me secaba el cabello con una toalla. Me quedé frente a la puerta mirando la televisión que se encontraba encendida, en el canal de las noticias.

—El fuego consumió por completo la propiedad, de la que solo quedaron los muros que la separaban de las otras casas.

Mostraban videos tomados con los celulares y las que tomaron las cámaras de los reporteros. Los bomberos apagaban el incendio, el humo que antes era de color negro pasó a ser de color blanco. Había una pila de madera quemada en lo que antes fue la gran mansión de los Hawke. Ya no quedaba nada de aquella hermosa mansión. Las patrullas y los camiones de los bomberos rodeaban el lugar.

—Se está buscando algún sobreviviente, pero por lo que se sabe todos lograron salir, aunque no se sepa nada de su paradero.

—Y tampoco van a encontrar a nadie —la puerta de la habitación se cerró. Estaba tan concentrada en las noticias que no me di cuenta cuando Blair entró —. Nadie sabe realmente lo que pasó dentro de esa casa.

—Y nadie lo sabrá —añadí, sentándome en la orilla de la cama. Dejé la toalla a un lado.

—Te he traído esto. Dice Sofí que es un té de manzanilla y fruta.

—No tengo hambre —entornó los ojos.

—Tienes que comer, Alease, recuerda que en tu vientre llevas un bebé.

—Un bebé —repetí. Aún no procesaba que estaba embarazada. Dentro de mi vientre llevaba un bebé. Un hijo de Devan y mío. Nuestro hijo.

—¿Qué vas a hacer? —Blair se sentó a mi lado. Puso la bandeja en sus piernas.

—Le voy a decir a Devan, cuando todo esto termine y depende de su reacción voy a decidir qué hacer —Blair me entregó la taza con té. Se estaba portando tan amable, no podía rechazarla.

—Devan va a estar muy feliz —sonrío. Le regresé la sonrisa y le di un sorbito a la taza.

—Esta casa es hermosa —Archie entró a la habitación. Se dio una ducha y se veía más fresco.

—Mi madre se hizo cargo de la decoración —comentó Blair.

—Qué linda —Archie se sentó a mi lado —. ¿Y dónde está ella?

—En Europa —respondió.

—¿No vive con tu papá? —Blair negó con la cabeza.

—Lo dejó cuando yo tenía doce años.

—Lo siento —Archie se encogió de hombros.

—No te preocupes —se puso de pie, dejando la bandeja en la mesita al lado de la cama —. La veo al menos dos veces al año, así que está bien —llevó las manos frente a ella.

—Menos mal —musitó Archie, apenado.

—Voy a darme una ducha, pueden bajar y andar por la casa, pero mejor no salgan. Se supone que nadie sabe que están aquí, pero no se sabe —abrió la puerta —. Draco, Aslan y Davos están adentro, no tardan en subir. Descansen —nos dijo adiós con la mano.

—Tú también, Blair, descansa —nos regaló una sonrisa y salió de la habitación, cerrando la puerta.

Miré a Archie de mala manera.

—¿Qué?

—¿Ves lo qué hiciste?

—¿Lo que yo hice? ¿Qué hice?

—Andar hablando de más, ya hiciste sentir mal a Blair.

—Ahora si te preocupa, ¿no?

—Aparte de eso, ella nos está ayudando y nos está dando hospedaje en su casa, no andes hablando cosas de más.

—Bueno, me callo —apretó los labios —. ¿Cómo te sientes? —me miró.

—Bien —le di otro sorbito a la taza —. Tengo sueño.

—Duerme un poco, yo te cuido.

—Quiero estar despierta cuando llegue Devan —Archie me abrazó.

—Y yo te voy a despertar cuando Devan llegue —se apartó unos centímetros —. Al, duerme, lo necesitas —le sonreí.

Era tan lindo y amable conmigo, me cuida y me quería a pesar de todos los defectos que tengo. Siempre estaba ahí para mí y tenía un buen consejo que darme. No pude encontrar un mejor amigo cómo Archie y estaba agradecida de haberlo encontrado en mi camino.

Me sequé el cabello y lo peiné. Archie acomodó la cama para mí y les abrió la puerta a los perros. Los tres entraron y fue Aslan quien se acostó en la cama. Draco y Davos se acostaron en el suelo, en una cama improvisada que les hicimos con cobertores y almohadas.

—¿Va a dormir con nosotros? —preguntó Archie, mirando a Aslan bien acomodado en los pies de la cama.

—Déjalo, no muerde —le dije.

—Él no, pero yo sí —me reí —. Bueno, vamos a compartir la cama con este niñote —Aslan levantó la cabeza y miró a Archie. Nos metimos bajo los cobertores. Dejamos la televisión encendida, a ver que más decían del incendio en la mansión.

—Archie —me acosté de lado, apoyando la mejilla en su pecho.

—Dime.

—Gracias —le dije.

—¿Por qué me agradeces? —preguntó.

—Por todo lo que estás haciendo por mí. Dejaste tu vida de lado por estar conmigo.

—Ay, Al. Yo daría mi vida por ti si me lo pides —sonreí. Un nudo se formó en medio de mi garganta —. Eres mi mejor amiga, cariño. Eres mi alma gemela y nunca te voy a dejar sola.

—Te quiero mucho, Archie —dejó un beso en mi frente.

—Y yo a ti, Al. Te adoro con toda mi alma —solté una exhalación —. Oye, sé que es muy pronto para preguntarte esto, pero, ¿qué te gustaría que sea?

—¿El bebé? —llevé una mano a la altura de mi vientre.

—Ajá. ¿Quieres que sea niño o niña? —me quedé pensando unos segundos.

—No sé, no he tenido tiempo de pensar en eso. Lo que sea está bien para mí. Solo quiero que nazca bien —Archie sonrió.

—Va a ser un bebé hermoso y amado. Todos lo vamos a querer mucho —mis ojos se llenaron de lágrimas —. Lo que tú decidas hacer está bien. Solo recuerda que te quiero mucho y que pase lo que pase nunca te voy a dejar sola.

—Yo también te quiero mucho, Archie.

—Duerme mi querida, Al.

Me permití cerrar los ojos unos minutos para descansar mi mente y mi cuerpo. Habían sido tantas emociones en un día y sentía que en cualquier momento iba a explotar. No quería hacerlo, no quería explotar y desquitarme con las personas que me habían dado tanto en esta vida.

Devan

Al lugar donde nos encontrábamos llegaron cuatro camionetas repletas de más hombres que nos iban a ayudar con este problema. Las puertas traseras se abrieron dejando ver todo tipo de armas, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Al igual que granadas y todo lo que nos hacía falta para matar a quien estuviera dentro de ese lugar.

Darrel les explicaba el plan a los hombres, lo repasamos dos veces para que se nos grabara bien lo que teníamos que hacer estando ahí adentro. Preparé las armas que llevaría conmigo, cogí unas granadas y saqué la navaja que siempre llevaba conmigo.

Pensaba en Alease en todo momento. No podía sacar de mi cabeza la imagen de ella teniendo que huir de ese lugar, con miedo y preocupada. No dejaba de pensar en que si algo le hubiera ocurrido yo... No, no descartaba esa idea y tampoco donde ella resultaba herida o lastimada porque si eso llegaba a ocurrir quemaría todo lo que tuviera a mi alrededor.

Nos preparamos para este momento y cuando llegó la hora de entrar me mentalicé que todo iba a salir bien y que regresaría con mi hermano a casa para ver a mi mujer.

Entramos por la puerta trasera, que para ese momento se encontraba libre. Lo primero que vimos fue un largo pasillo desierto, apenas estaba iluminado por dos bombillas. Las paredes de color gris sucio y triste. El lugar se veía decadente.

—Declan está del otro lado —informó Darrel detrás de mí.

Más de diez hombres armados cruzaron el pasillo conmigo y Darrel, siempre pegados a la pared. Se detuvieron unos metros adelante cuando escuchamos pasos y un silbido. Les hice una seña para que se quedaran en sus lugares. Saqué mi navaja, agarrándola bien.

Esperé unos segundos, hasta que el sujeto se hizo presente dando la vuelta en el pasillo. Fue ahí donde aproveché y le enterré la navaja en el cuello. El corte fue tan profundo que sentí el hueso y removí la navaja un par de veces, asegurándome de que estuviera bien muerto. Lo sostuve mientras luchaba inútilmente. Sus ojos bien abiertos y el miedo surcando su fría mirada. Llevó una mano a la herida en un vano intento por detener la sangre que brotaba de su cuello. Darrel me ayudó sosteniéndolo y dejándolo en el suelo.

—Ayúdame a esconderlo —le pedí a Darrel.

Darrel lo cogió por los brazos y yo de los pies. Lo cargamos, llevándolo detrás de la puerta. No había nada, así que dejamos el cuerpo ahí. En el suelo quedó un largo rastro de sangre, pero poco me importó.

Continuamos por aquel pasillo, alertas a lo que sea que nos pudiéramos encontrar en aquel lugar. Nos detuvimos frente a una puerta doble.

—Ahí tiene que estar Declan —informó Darrel. Asentí con la cabeza.

—Quiero a mi hermano vivo —dije —. El primero que lo encuentre lo saca de este lugar y lo lleva a la casa de Blair —los miré y todos asintieron —. Serán bien recompensados por lo que están haciendo esta noche.

Empujé la puerta, llevándome una desagradable sorpresa: aquella habitación se encontraba sola, pero había otra puerta e ignorábamos lo que había detrás. Solté una exhalación. No me iba a dar por vencido.

—Nos vamos a separar —giré sobre mis talones y me coloqué frente a ellos —. Todos irán de dos en dos, matarán a quien se les ponga enfrente y sacarán a mi hermano de aquí. ¿Entendido? —los miré a todos y cada uno. Todos dijeron que sí con la cabeza.

Yo fui con Darrel y juntos cruzamos la puerta. Los demás se dividieron para buscar a Declan. Tenían la orden de sacarlo de este lugar y no regresar por mí sin importar lo que sucediera.

—Cuando termines con esto, ¿qué harás después? —le pregunté a Darrel.

—Tengo una misión que completar y volveré a casa. Estaré ahí un tiempo y cuando haya trabajo saldré de casa para permanecer varios meses fuera —informó.

—Como siempre.

—Como siempre —repitió.

—¿Algún día harás algo diferente a esto?

—¿A qué te refieres? —alzó una ceja.

—¿Algún día harás otra cosa que no sea matar?

—Me enseñaron a ser una máquina perfecta para matar, Devan, es lo único que sé hacer.

—¿No piensas tener hijos, una esposa?

—No, por ahora no es una prioridad —se escuchó tan seco y frío —. ¿Y tú?

—¿Yo qué? —indagué.

—¿Piensas tener una esposa e hijos?

—No he pensado en la posibilidad, pero supongo que algún día sí.

Darrel no dijo nada ante mi respuesta. Guardó silencio en el momento que escuchamos voces y risas provenir de algún punto de este sitio. Nos detuvimos y fui yo quien se asomó a lo que era un pequeño espacio de donde provenían aquella voces.

—Yo entraré primero, voy a ver cuantos hombres hay —dijo Darrel.

Hice un asentimiento con la cabeza y dejé que Darrel se asomara. Era sigiloso y tenía cuidado de no hacer ruido para que no se dieran cuenta de nuestra presencia. No demoró en salir y cuando vi su rostro me di cuenta de que las cosas no estaban bien. Quise dar un paso, pero me detuvo poniendo una mano en mi hombro.

—Hay cuatro hombres y tu hermano está ahí —lo miré.

—¿Está ahí? —asintió.

—Lo tienen ahí. Los cuatro están en la mesa, será fácil matarlos.

—Pero yo quiero matar a Jacob —mascullé.

—Lo harás —exhaló —. Lo harás, pero ahora hay que sacar a tu hermano de ese lugar.

El primero en empujar la puerta fue Darrel que disparó al hombre que tenía a su derecha. Su cuerpo cayó al suelo con un agujero en la cabeza. Uno de ellos quiso ponerse de pie, pero me adelanté y salí detrás de Darrel disparándole en el pecho dos veces. También cayó al suelo desangrándose. Los otros dos tuvieron la misma suerte y cayeron al sucio suelo de aquel lugar.

—Declan —me acerqué a la esquina donde Declan se encontraba acostado en el suelo. Metí una mano bajo su cuello —. Declan, ¿qué te han hecho? —pregunté mirándolo de arriba abajo.

Me senté en la orilla del colchón. Su rostro estaba lleno de golpes, recientes y de algunos días. Sentí un nudo en la garganta, mis ojos se llenaron de lágrimas y tragué la tristeza que me estaba comiendo por dentro. Me tragué todo el dolor que sentía y lo convertí en coraje, el mismo que iba a necesitar para matar a Jacob y deshacerme de esa rata.

—De-Devan —Declan jadeó de dolor. Intentaba abrir los ojos, pero estaba tan golpeado que no podía hacerlo. Estaba débil y todo golpeado.

—Ya estoy aquí —una débil sonrisa se dibujó en sus agrietados labios. Sentí que el mundo me caía encima.

—E-ellos —tragó saliva —. Me...—lo apreté a mi cuerpo.

—Shhh —pasaba mis manos por su cabello —. No digas nada, vamos a salir de esto.

—Devan tenemos que irnos —Darrel cuidaba la puerta con la metralleta arriba. Siempre alerta a lo que ocurría a su alrededor.

—Vamos —no me costó trabajo ponerme de pie y cargarlo entre mis brazos. Lo llevé conmigo hacia la puerta. Sin embargo, me detuve de golpe al ver a varios hombres, esperando del otro lado.

—¡Retrocede! —gritó Darrel. Di unos pasos atrás, escondiéndome con Declan en mis brazos. Darrel empezó a dispararle a aquellos hombres. Los disparos rozaban a Darrel, una bala le penetró la pierna, pero esto no lo detuvo en su misión de matarlos. Sacó una granada, le quitó el seguro y la arrojó del otro lado. Se puso a mi lado y esperamos que la granada explotara —. Mierda —se quejó. Llevó una mano a su pierna herida.

—Tienes que llevarte a Declan —la granada explotó provocando un estruendo que cimbró el suelo, los vidrios y las puertas.

—No te voy a dejar aquí —me miró serio.

—Te han herido y tienes que sacar a mi hermano.

—Devan, no —insistió. Pero de los dos yo era más insistente que él.

—No te estoy preguntando si lo quieres hacer o no, te estoy ordenando que saques a mi hermano de este maldito lugar y lo lleves a uno seguro.

—Devan...

—Te pagué mucho dinero, no me desobedezcas —espeté con la mandíbula apretada. No me haría cambiar de opinión. No iba a arriesgar su vida tampoco. Tenía que sacar a mi hermano de esta pocilga.

Se tejió un silencio abrumador que no duró mucho tiempo, ya que una ráfaga de balas retumbó a nuestro alrededor. Respiraba agitado, apretando el cuerpo de Declan para que no cayera al suelo.

—¿Devan? —Louis apareció frente a mí.

—Ve con Darrel y llévense a Declan de aquí —le ordené.

—Pero...—Louis volteó a ver a Darrel.

—¡Haz lo que te digo! Llévenlo a la casa de Blair yo llegaré después —le entregué el cuerpo débil y masacrado de mi hermano. Lo agarró bien y él junto a Darrel salieron de ese lugar.

—Suerte, Devan —musitó Darrel antes de dar la vuelta en la esquina y desaparecer de mi vista.

—Vamos a matar a ese hijo de puta —recargué mi metralleta y avancé junto a mis hombres hacia el lugar donde Jacob ya me esperaba para terminar esto de una vez por todas. A estas alturas ya sabía que era yo quien irrumpió en su pocilga y que estaba ahí para matarlo. Solo uno de los dos iba a salir vivo de esta y esperaba que fuera yo quien regresara a su casa con su mujer.

Alease

Las horas pasaban en una interminable agonía que me carcomía el alma y me tenía tan nerviosa que apenas y pude dormir. Estaba consciente de que Archie se encontraba a mi lado porque sentía sus brazos rodear mi cuerpo y su voz me tranquilizaba cada vez que tenía una pesadilla.

No podía dejar de pensar en Devan. Quería verlo y que regresara a mi lado tal como lo prometió antes de irse. Quería decirle que estaba embarazada. Que seríamos padres por primera vez. Quería ver su reacción cuando lo supiera. También quería decirle cuanto lo amaba y que era lo más importante en mi vida. No quería perderlo.

—Alease —escuché una voz en la lejanía —. Al, despierta —abrí los ojos perezosamente, encontrándome con la bonita y pacifica mirada de mi mejor amigo.

—¿Archie? —miré a mi alrededor, confundida. Recordé que nos encontrábamos en la casa de Blair —. ¿Qué pasa? —me froté los ojos con los dedos.

—Tenemos que bajar —Archie se levantó y me ayudó para salir de la cama.

—¿Qué pasa? —bostecé.

—Blair dijo que ya venían —salimos de la habitación y lo seguí por el pasillo.

—¿Quién viene? —le pregunté y se encogió de hombros.

—No dijo —respondió.

Al pasar por la ventana un relámpago cruzó el cielo y la lluvia golpeaba el vidrio sin piedad.

—¿Qué horas son? —le pregunté en un bostezo. Me sentía cansada como si hubiera caminado por horas.

—Van a dar las cuatro de la mañana.

—Vaya —bajamos las escaleras y nos detuvimos en el lobby al ver que Blair se encontraba ahí, esperando a alguien —. ¿Qué pasa? —me acerqué primero a ella.

En ese preciso momento y para mi desgracia vimos llegar un auto que se estacionó frente a la casa. Mi corazón latía frenético, alocado. Era el auto de Devan, el mismo en el que se fue con ese tal Darrel.

Poco me importó que el cielo se estuviera cayendo, salí de la casa con la esperanza de que Devan hubiera regresado con Declan y que todo esto terminara ya.

—¡Alease! —Archie corrió detrás de mí.

—¡Devan! —abrí la puerta del auto. Del lado del copiloto no había nadie, pero detrás del volante estaba Darrel. Fruncí el ceño al verlo solo y giré la cabeza hacia mi izquierda encontrándome con Louis y Declan, quien estaba todo golpeado y sangrando por las heridas que tenía abiertas.

Darrel apagó el auto y salió, ayudando a Louis a bajar a Declan. El agua nos mojó por completo.

—¿Dónde está Devan? —le pregunté a Darrel mientras entrabamos a la casa. Blair corrió por algunas toallas y le dijo a Louis a donde llevar a Declan.

Detuve a Darrel, quien también sangraba de una pierna.

—Alease —lo miré ceñuda.

—Dime dónde está, se fue contigo y Louis. Tú y Louis están aquí con Declan, pero Devan no está —Archie se acercó, poniendo una toalla sobre mis hombros.

—Vamos a que te seques —lo detuve al ver que Darrel no decía nada. Me estaba muriendo de la incertidumbre. En un momento de desesperación cogí el cuello del abrigo de Darrel y lo miré a los ojos.

—Él se quedó —murmuró.

—¿Qué? —mis dedos se aflojaron, soltando su abrigo. Di un paso atrás.

—Se quedó para matar a Jacob, me dijo que sacara a su hermano de ahí y eso fue lo que hice.

—¿Por qué lo dejaste? —llevé las manos a mis labios.

—Alease, vamos adentro —Archie puso sus manos en mis hombros, sobre mi ropa mojada.

—¿Por qué? —mi voz temblaba.

—No tenía otra opción, él me pidió que sacara a su hermano, no tenía opción —dijo con la voz en un hilo.

—Al, vamos —Archie me apartó de Darrel. De nuevo cubrió mis hombros con la toalla para que me secara.

—Va a venir un doctor para revisar a Declan, si quieren pueden ir a darse una ducha —nos dijo Blair.

Hice un débil asentimiento con la cabeza y empecé a subir las escaleras. Archie se quedó unos pasos atrás.

—Declan se ve muy mal —le escuché decir antes de terminar de subir.

—Se va a recuperar, ¿verdad?

—Él tiene que estar bien.

****

Cuando salí del baño caminé hacia la habitación donde se encontraban Blair y Archie. Me puse ropa seca y limpia. Sofí insistió que me diera una ducha para no enfermarme. Decía que ahora más que nunca tenía que cuidarme, por mi bebé.

El pecho me dolía de una manera que no podía explicar. Tenía un mal presentimiento que no se quería ir, no me quería abandonar. La cabeza me dolía y sentía un nudo en medio de la garganta.

—¿Cómo está? —entré a la habitación. Blair y Archie se encontraban con él, haciéndole compañía. Miré a Declan y estaba dormido.

—Mal —habló Archie —. El doctor dijo que lo golpearon mucho, además de torturarlo. Tiene marcas en las muñecas, los tobillos, cicatrices en todo el cuerpo y tememos que...—se quedó callado. Como si temiera decir lo que estaba pensando. Blair y él compartieron una mirada.

—¿Qué? ¿Qué dijo el doctor? —los miré a los dos.

—El doctor no lo dijo —Blair apretó los labios.

—¿Entonces? —la duda me estaba matando y ellos no querían hablar.

—Cuando lo estábamos bañando, él dijo algo.

—¿Qué dijo? —Declan se removió en la cama. Como si tuviera una pesadilla.

—Que esos sujetos le hicieron daño.

—¿Eh? —estaba realmente confundida. No entendía nada.

—Parece que abusaron de él —terminó Blair.

—Por Dios —llevé una mano a mi pecho.

—Hasta que no se recupere bien no vamos a saber qué pasó y quizá después tampoco lo sepamos —comentó Archie.

—Pobre Declan —musité con el dolor palpando mi voz.

—Esas personas son malas, Alease, y son capaces de hacer lo que sea con tal de conseguir lo que quieren y dañar a quien sea. Si Devan los mata será lo mejor para todos, que termine con esto de raíz —zanjó Blair, muy molesta. Salió de la habitación.

—¿Lo puedes cuidar?, me voy a dar una ducha —le dije que sí, con una sonrisa en los labios.

—Ve a ducharte, yo me quedo con él.

Archie abandonó la habitación y cerró la puerta. Me acerqué a la cama para sentarme en la orilla sin incomodar a Declan. Se movió y abrió los ojos con dificultad. Su rostro estaba todo hinchado, entre morado y rojo. No usaba camisa por las cicatrices que tenía en el pecho y su cuerpo. Algunas de ellas todavía estaban frescas.

—Estás aquí —me sonrió.

—Estoy aquí, Declan —le aseguré poniendo mi mano sobre la suya. Los ojos se me llenaron de lágrimas al saberlo sano y salvo. Ya no iba a sufrir más.

—¿No te vas a ir? —preguntó trémulo.

—No, me voy a quedar contigo.

—Quédate conmigo, Alease, por favor —derramó un par de lágrimas que mojaron sus lastimadas mejillas.

—Lo haré. Me voy a quedar a tu lado hasta que tus heridas sanen al igual que tu alma y tu corazón —apreté su mano con cuidado de no lastimarlo.

Me acosté a su lado metiendo los pies bajo los cobertores. Sostuve su cabeza y la apoyé en mis piernas. Pasaba los dedos entre sus cabellos húmedos. Acariciaba su rostro con cuidado para no tocar las heridas frescas.

En un momento me quedé dormida con el sonido de la lluvia de fondo. Desperté porque Declan respiraba agitado, su pecho subía y bajaba. Parecía tener pesadillas que lo atormentaban. Murmuraba palabras que no lograba entender.

—Declan, estoy aquí. No tengas miedo. No te voy a dejar.

—¡Alease! —gritó Archie afuera de la habitación.

Empujó la puerta sin hacer ruido y me hizo una seña para que saliera de la cama.

—¿Qué, sucede?—dejé a Declan con delicadeza sobre el colchón para que no despertara.

—Ya vienen —nos apresuramos en salir y me siguió escaleras abajo.

—¿Ya están aquí? —le pregunté a Blair y Alice.

—Sí, van llegando —dijo la castaña.

Al salir de la casa los demás ya se encontraban afuera, incluyendo al padre de Blair y Darrel, quien se veía un poco mejor. Le curaron la herida y usaba un bastón para ayudarse de este y no tener que apoyar su peso en esa pierna. La lluvia aminoró un poco, lo que nos permitió salir. El sol se dejaba ver a través de las nubes cargadas de agua que amenazaban con azotar la ciudad de nuevo. El aire de la mañana era gélido por la lluvia que estuvo cayendo gran parte de la noche.

—¿Dónde está Devan? —los hombres bajaron de la camioneta —. ¿Devan? —los empujé para acercarme a la camioneta —. ¿Devan? —mis ojos se abrieron grandes al ver cómo lo bajaban de la camioneta.

Mi pecho se contrajo a tal grado que sentía que mi corazón se hacía pequeño y mi latir se hizo lento. Por un momento sentí que se detuvo por un segundo.

Caí al suelo a su lado. Con las manos temblorosas y la mirada empañada en lágrimas.

—Devan —musité. El dolor me estaba matando por dentro. Lo sentía punzar cada uno de mis huesos.

Tenía sangre seca en su rostro, algunos manchones nuevos y raspones en las mejillas y las manos. Había mucha sangre en su pecho, ni siquiera llevaba puesta la chaqueta.

—Devan —derramé un par de lágrimas. Lágrimas amargas que recorrían mis mejillas y caían en el rostro de Devan —. Despierta, por favor —palmeé sus mejillas para que despertara.

Los demás se unieron a mí, observando a Devan en el suelo casi muerto.

Mis manos temblorosas se aferraron a su ropa, lo atraje a mi cuerpo al mismo tiempo que un grito lacerante abandonó mi garganta, dejándome sin aliento. Mi pecho subía y bajaba con dificultad. Tenía la garganta seca y mi corazón estaba a nada de sufrir un colapso.

—¡Devan!, no me dejes. Tú lo prometiste, me juraste que jamás me ibas a dejar y tú nunca rompes tus promesas, Devan Hawke. Tienes que estar conmigo, tienes que quedarte a mi lado —pasaba mis dedos por su mejilla. El dolor era tan inmenso que me estaba consumiendo en vida. Se estaba llevando todo de mí.

Estaba perdiendo al amor de mi vida y sentía como si me estuvieran arrancando el corazón para después pisotearlo en el suelo.

—Devan, estoy embarazada —le sonreí con los ojos llenos de lágrimas, como si él me pudiera ver —. Vamos a tener un bebé, Devan, un bebé tuyo y mío. Despierta por favor mi amor. No me dejes cuando más te necesito. No nos dejes solos —me aferré a él como si mi vida dependiera de ello.

No quería perderlo. No sabría qué hacer sin él. No podría vivir si Devan me dejaba sola.

Lo amaba. Lo amaba tanto y no me importaba todo lo que pasó antes. No me importaba la vida que llevaba. Solo lo quería a él a mi lado.

—No te lo lleves —musité, acariciando su mejilla, mirando su rostro —. No te lo lleves todavía, lo necesito. Mi hijo necesita a su padre —las palabras laceraban mi pecho —. Déjalo más tiempo a mi lado y te juro que lo voy a amar hasta el último de mis días.

Devan abrió los ojos lentamente. Me miró y dibujó una bonita y sincera sonrisa en sus labios.

Lyubov —musitó antes de cerrar los ojos de nuevo. 


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