Capítulo 43. 🖤
Alease
Habían pasado unos días desde que supimos algo de Declan. Devan buscó hasta por debajo de las piedras, pero parecía que la tierra se lo había tragado. Estábamos muy preocupados por él y lo que le pudiera estar sucediendo en ese momento. A pesar de que se había portado tan mal conmigo, no le deseaba ningún mal.
Aquella tarde me sentía agotada, tanto física como mentalmente. Todo lo que había sucedido me tenía con los nervios alterados. No me podía concentrar bien y me sentía muy débil, como si estuviera enferma. Tal vez era eso, me estaba enfermando y no me había dado cuenta con todas las preocupaciones que tenía encima.
-¿Cómo te fue? -cerré la puerta detrás de mí. Exhalé sonoramente.
-Mal, tuvimos un examen y no pude concentrarme, espero no reprobar -me froté los ojos con la palma de la mano.
-No te veo bien -Devan se acercó a mí y acarició mi mejilla con sus nudillos. Fue una suave caricia que necesitaba en ese momento.
No lo quería admitir, pero me sentía cansada y con mucho sueño.
-Estoy bien, es solo que todo esto me tiene muy preocupada -le dije para tranquilizarlo. Sin embargo, mis palabras no surtieron efecto en él.
-Apenas y duermes, eso no está bien -hizo una mueca de lado.
-Lo sé, pero no lo puedo evitar. No es que quiera no hacerlo.
-Pues vamos a hacerlo. Vamos a dormir toda la tarde -me ofreció su mano y la tomé con gusto.
-Primero vamos a comer, muero de hambre -le sonreí y Devan no dudó en decirme que no, siempre me consentía en todo lo que le pedía. Estoy segura de que, si le hubiera pedido un caballo, él mismo se hubiera encargado de construir una caballeriza.
Dejé la mochila a un lado de las escleras y nos encaminamos a la cocina. Sus tres canes nos siguieron entrando detrás de nosotros.
-Hola, Sofí -Devan soltó mi mano y me acerqué a Sofí para saludarla con un beso en la mejilla.
-Hola, Al, ¿cómo te fue en la universidad?
-Tuve un examen y pienso que no me fue bien -musité.
-Todo va a salir bien -dejó un suave apretón en mi hombro -. No te preocupes tanto -le sonreí.
-Gracias, Sofí.
-¿Estás comiendo bien?, no te ves bien.
-Eso mismo le he dicho yo -se metió Devan.
-Cada que te vayas a la universidad te voy a preparar algo, quizá ni tiempo te dé comer.
-Eres tan dulce, Sofí -le dije.
Me lavé las manos y una manzana que agarré del frutero. Devan acariciaba los lomos de Aslan, Draco y Davos. Los tres se veían tan imponentes con ese tamaño y los colmillos afilados.
-¿Ya no te dan miedo? -me preguntó Devan al darse cuenta de que no les quitaba la mirada de encima.
-Casi me comen cuando nos conocimos -le di una mordida a la manzana.
-Ellos no comen, Al -entorné los ojos -. Bueno, si comen, pero a ti no.
-Qué alivio -murmuré. No estaba tan convencida.
Me senté a su lado en lo que esperábamos que la comida estuviera lista para poder comer los cuatro juntos. Porque sí, Alice ya había regresado al trabajo después de que contrata una horrible infección que la tuvo en cama por varios días. Por eso Devan evitó decirle lo que estaba sucediendo para que no se alterara e interrumpiera su tratamiento. Ahora estaba cómo antes o mucho mejor.
-No puedo creer que me fui un par de días y esta casa está patas arriba -entró Alice a la cocina, sosteniendo una tablet en las manos. Deslizaba el dedo hacia arriba -. Sigo sin perdonarte que me hubieras ocultado todo.
Le reclamó cuando se enteró de todo lo que había acontecido estos últimos días.
Alice se sentó frente a nosotros y miraba a Devan con ganas de ahorcarlo.
-Ya te dije que lo siento -le dijo Devan por tercera vez en ese día.
-Tus disculpas no me bastan. Si me hubieras dicho todo lo que estaba ocurriendo, te hubiera ayudado -dejó la tablet sobre la mesa.
-No te podía decir nada cuando no podías levantarte de la cama. Me preocupo por ti -Alice entornó los ojos -. Aunque no lo creas. De todos modos, no había mucho qué hacer. No hay mucho qué hacer en este momento -musitó.
-Puedo ser de mucha ayuda, Devan, aunque no lo creas. Dejando el tema de lado -agitó las manos -. Jim me ha pasado la información de lo que ha encontrado de Declan. Ya le dije que busque de nuevo, ya que podría regresar a uno de esos lugares. También podemos informar a la policía, si ellos saben algo antes que los demás nos pueden avisar.
-¿Crees que nos puedan decir algo? Ya sabes, son la policía -le dije a Alice.
-Devan les paga miles de dólares cada semana para que le ayuden, así que no creo que le digan que no -encogió un hombro.
-Eso espero, porque de nada serviría pagarles tanto dinero para que no hagan su trabajo -musitó Devan. Dejó de acariciar las orejas de Draco y este se sentó al lado de sus hermanos.
-Todo va a salir bien -comentó Sofí. La comida estaba lista para ser servida. Me levanté del banco para ayudarle a servir -. Mi niño va a regresar a casa y esto va a quedar en el pasado.
Sofí era tan positiva que me daba un poco de miedo que terminara por decepcionarse si las cosas no salían cómo ella decía.
Quería ser cómo ella y creer que todo iba a salir bien, aunque el cielo se nos estuviera cayendo encima. A veces solo quería que todo esto terminara y disfrutar de la compañía de Devan. Solo anhelaba poder ser completamente feliz.
Devan
La risa de Alease iluminaba todo lo que había a su alrededor. Todo era menos caótico cuando se encontraba a mi lado. Todo era más llevadero y menos doloroso de lo que debía ser. Con su amor sentía que podía con toda la mierda que me rodeaba.
No habían sido días buenos, pero lo sobrellevaba porque ella estaba a mi lado. Quería verla bien y estable. Esto también la afectaba a ella y no me iba a perdonar si algo le llegaba a suceder por mi culpa.
Alease estudiaba junto a Archie en la sala. Decía que no quería reprobar ni una materia, así que estudiaban horas extras. Me sentía muy orgulloso de ella, porque no era fácil estudiar y estar como si nada con todo lo que nos sucedía.
Mi celular empezó a timbrar y vibrar. Desvié la mirada de Alease y observé la pantalla del celular. Fruncí el ceño cuando vi que en la pantalla aparecía un número que no tenía registrado.
No dudé en responder al creer que podía ser Declan que estuviera llamando de otro celular.
-¿Quién eres? -pregunté de inmediato -. ¿Declan? -tenía la ligera esperanza de que fuera él, que hubiera recapacitado y decidiera dejar todo atrás.
-Devan, Devan, no estás en condiciones para hablarme en ese tono.
Ese no era Declan. Entonces, ¿quién demonios era? No reconocía ese tono de voz.
-Pregunté, ¿quién eres y qué quieres? -mascullé.
-Tú me conoces, muy bien, sabes quién soy. Que no me recuerdes ya es otra cosa, debe ser porque en este momento estás pensando en tu hermano, ¿o me equivoco? -se estaba burlando de mi situación. Sabía lo que estaba sucediendo con mi hermano.
Le di un golpe con el puño a la mesa, lo que llamó la atención de Alease y Archie, quienes miraron en mi dirección.
-No te atrevas a hablar de mi hermano, imbécil. ¿Quién eres? -pregunté de nuevo. Pero de nuevo recibí evasivas de su parte. Quien fuera que se encontrara del otro lado de la línea estaba jugando bien sus cartas.
Alease y Archie se acercaron, guardando una distancia prudente.
-¿Recuerdas como le quitaste la vida al viejo Enzo? ¿No? Porque yo sí lo recuerdo. Le disparaste sin tener piedad de él.
-No iba a tener piedad de una porquería como él -espeté. Me estaba sacando de mis casillas.
-Es lamentable que sigas en ese plan, cuando yo tengo todo para destruirte.
-¿De qué demonios hablas?
-¿Cuál es tu debilidad, Devan? ¿La pelinegra que duerme a tu lado o tu hermano? Dime.
-Cállate -mascullé. Cuando lo encontrara lo iba a matar con mis manos.
-Dime, quiero saber quién te importa más. Habla.
-No me harás elegir.
-Yo creo que sí -se burló -. Imagina que estás en una habitación y que en ella se encuentran ella y tu hermano, atados de pies y manos con una bomba en el pecho. Imagina que tienes la combinación de un código para poder parar una de las bombas, pero no tienes tiempo, Deva. El reloj corre, tic tac, tic tac. Solo puedes salvar a uno, Devan. ¿A quién vas a salvar? ¿A la zorra que duerme a tu lado o al único hermano que tienes?
-No hables así de ella.
-Ya veo a quién has elegido.
-Dime quién eres.
-¿Recuerdas la noche en la que hubo una emboscada en la casa de Enzo? ¿Lo recuerdas o estabas tan embobado con la zorra esa?
Mi mente iba al cien, rebobinando ese momento. Intentando recordar los rostros de esas personas. Los nombres de aquellos hombres.
-Jacob -al recordar abrí los ojos, sorprendido.
-¿Jacob? -repitió Alease.
-Tú, maldito...
-No me gusta que me digas así.
-No te atrevas a ponerle una mano encima a ella.
-¿Yo? -se rio, burlón -. No, Devan, yo no le haría daño a esa hermosa criatura, ¿por qué querría hacerle daño a esa hermosa mujer? Cuando puedo matar a tu hermano y destruirte de una vez por todas.
Lo dijo tan serio que sus palabras me calaron los huesos. Fue una clara amenaza y eso sí me dio miedo. Que usara a mi hermano para su beneficio.
-No te atrevas...
-¡Devan! -me levanté del sofá en el momento que escuché la voz de Declan detrás de la línea.
-¡No te atrevas a tocarlo! -le advertí.
-¡No estás en condiciones de pedir nada, maldito ruso de mierda! Mataste a mi socio y te llevaste a todas las zorritas, pero está bien -de nuevo se escuchó relajado -. Está bien. Cuando los mate a ti y a tu hermano seré yo quien bese los labios de Alease y seré yo quien se meta entre sus piernas, Devan. Te voy a quitar todo lo que tienes, empezando por tu querido hermano.
-Devan -era él de nuevo. Se escuchaba débil, dolido.
-¡Jacob...! -logré decir su nombre. Sin embargo, este terminó la llamada cuando menos lo esperaba.
-¿Es Declan? ¿Dónde está? -Alease se acercó a mí, agarrando mi brazo. Se veía preocupada.
Intenté llamarlo, pero nadie me respondía. Era obvio que no me iba a responder porque ahora él tenía la sartén por el mango y él daba las instrucciones. Me frustré, me enojé. Sentía que la sangre me hervía dentro de las venas. Quería romper todo lo que tenía frente a mí, sin embargo, me contuve al ver a Alease a mi lado.
-¿Qué pasa? -Alice apareció en la sala.
-Lo tiene Jacob -Alice me miró, después miró a Alease y Archie.
-¿Jacob? -preguntó Alease.
-¿Cuál Jacob? -preguntó Archie, confundido.
-Es un socio de Enzo -espeté.
-No es solo su socio -comentó Alice -. Es su sobrino -la miré y sentí que el mundo se me caía a pedazos.
-¿Qué? -parpadeé.
-Me llegó nueva información del viejo Enzo. Estuve recolectando datos de toda su familia y Jacob es hijo de su hermana -explicó -. Me acabo de enterar y venía a decírtelo -me dejé caer en el sofá, llevándome las manos al rostro.
-Él lo tiene -murmuré con la voz rota y el corazón hecho añicos.
-¿Cómo que lo tiene? ¿Lo secuestró? -Alease se agachó para quedar a mi altura.
-Sí, lo tiene secuestrado por lo que le hicimos a Enzo, por llevarnos a esas niñas.
-Hay algo que podamos hacer, ¿no? -inquirió Archie. Negué con la cabeza. No había nada que ellos pudieran hacer. Ni siquiera yo sabía qué hacer en este caso.
-¿Estás bien? -puso sus manos en mi brazo. Levanté la mirada hacia ella. Había tanta paz en ese par de orbes azules.
-No, no lo estoy, pero no me puedo derrumbar en este momento -miré a Alice -. Tenemos que encontrar a Declan antes de que Jacob le haga algo.
-Me voy a encargar de eso. Y creo saber a quién llamar -asentí. Creo que yo también sabía a quién le iba a llamar para este trabajo.
-Maldito Jacob -mascullé -. Puede estar en cualquier lugar, escondiéndose como la rata que es. Proklyat'ye. Ya ub'yu yego, klyanus', chto naydu yego i zastavlyu stradat'. YA zastavlyu yego stradat', kazhduyu sekundu budut pytki.
Alease y Archie compartieron una mirada cómplice. Ni uno de los dos entendió lo que dije, solo Alice sabía lo que estaba diciendo y tenía miedo de que cumpliera con mi promesa.
-¿Qué dijo? -preguntó Archie. Alease se encogió de hombros.
-Creo que lo quiere matar.
-Dijo que lo va a encontrar y lo hará sufrir. Cada segundo va a sufrir y lo va a torturar -habló Alice.
-Se va a arrepentir de haberse metido conmigo. Se metió con el sujeto equivocado y va a pagar con su vida por su estúpida osadía.
-¿Y qué harás? -Alease se sentó en uno de los sofás con Archie a su lado. Por otra parte, Alice se comunicaba con Darrel, esperando que estuviera disponible y que pudiera venir a Chicago.
Darrel siempre estaba ocupado haciéndose cargo de algunas personas. Era muy raro que tuviera tiempo libre y cuando lo tenía se dedicaba a su hermana pequeña y su mellizo. Así que le rogaba al cielo que esta vez no estuviera ocupado como de costumbre y viniera a ayudarme.
-Buscar a ese malnacido y matarlo. Voy a disfrutar, hacerlo sufrir -estaba disfrutando antes de tiempo lo que le haría al imbécil de Jacob.
-Devan -Alice me acercó su celular y hablé de inmediato.
-¿Devan?
-Darrel. ¿Cómo estás? -tenía que ser cortes.
-Estoy bien, gracias por preguntar. ¿Tú cómo estás? -me rasqué la nuca.
-No lo estoy pasando muy bien la verdad. Necesito de tu ayuda. ¿Crees que puedas venir a Chicago?
-¿Es muy urgente? Tengo unos días de vacaciones, pero puedo ir.
-Es muy importante, Darrel. Se trata de mi hermano -se quedó pensando un par de segundos que se me hicieron una eternidad -. Sabes que, si no fuera importante, no te estaría llamando.
-De acuerdo, te veo mañana en tu casa.
-Gracias -colgó y le entregué su celular a Alice.
-¿Qué te dijo? -preguntó mi fiel asistente.
-Me va a ayudar. Llega mañana -una sonrisa se deslizó en sus labios.
-Qué bueno que tengas ayuda de su parte. Es muy bueno en lo que hace.
-Si no lo encuentra, no sé qué voy a hacer -resoplé. Me sentía frustrado y atado de manos.
-Todo va a estar bien -dijo Alease -. No te preocupes más -le sonreí, agradecido.
-Yo voy a continuar con lo mío -Alice nos dejó solos.
-Lo mejor será que por ahora no vayas a la universidad -Alease alzó una ceja -. Sé que es muy drástico, pero es lo mejor. Jacob no se va a tentar el corazón para hacerte daño.
-¿A quién le dices? -preguntó Archie, un poco confundido.
-Se los digo a los dos. Personas cómo él mata a quien sea para obtener lo que desean y puede ir en contra de los dos.
-Pe-pero, yo no puedo...-murmuró Archie.
-No vas a salir de esta casa, Archie. Ni tú -me dirigí a Alease.
-Pero...
-Es por su bien, los dos son parte de mi familia y sé que Jacob va a hacer lo que sea para hacerme sufrir. Jim puede ir al departamento por tu ropa y lo que necesites. Este es el lugar más seguro para ambos -les dije.
-Está bien -Archie agarró la mano de Alease -. Que mejor que estar encerrado contigo -mi Alease le sonrió.
-Ahora mismo le pido a Jim que vaya por tu ropa, ¿qué más quieres que te traiga?
-Mi computadora, zapatos y las cosas que están en el baño -me levanté del sofá para avisarle a Jim que tenía que ir al departamento.
-Esta es la llave del departamento -Archie me entregó un llavero con algunas llaves y colgantes de todo tipo.
-Entendido -los dejé solos en la sala mientras le avisaba a Jim lo que tenía que hacer. El hombre no dudó en obedecer y salir de la mansión para ir al departamento que alguna vez llegaron a compartir Archie y Alease.
Alease
Devan salió de la sala para avisarle a Jim que tenía que ir al departamento por las pertenencias de mi mejor amigo.
Todo esto se había salido de control y todo estaba mal. Declan estaba secuestrado por ese tal Jacob y nosotros pensamos que andaba por ahí vagando o haciendo otras cosas cuando en realidad estaba sufriendo y no estaba tan bien cómo pensamos.
-Nunca pensé que mi vida se fuera a resumir a esto -le dije a mi amigo una vez que Devan salió de la sala -. No me estoy quejando, pero... -me encogí de hombros. Quería retener las lágrimas en las esquinas de mis ojos. Sentía un nudo en mi garganta -. Aunque no me molesta no ir a la universidad unos días -reí nerviosa.
-¿A ti qué te pasa?, aparte de todo lo que está sucediendo -me preguntó Archie. Ni siquiera yo sabía lo que estaba pasando dentro de mí. Me sentía tan confundida y aterrada.
-No me siento bien -llevé una mano a mi vientre.
-Sí, se nota, estás pálida.
-Tengo cólicos.
-Vamos por un té, además ya tengo hambre -miro la hora en su celular -. Ya es hora de la cena.
Al entrar a la cocina nos encontramos con Sofí, sentada en uno de los bancos de la isla. Sostenía una taza y al vernos se quiso levantar de su asiento, sin embargo, le hice una seña para que continuara sentada.
-¿Se les ofrece algo?
-Un té, pero yo me lo preparo.
-¿Te duele algo? ¿Te sientes bien? -preguntó, preocupada.
-Estoy bien -Archie se sentó en una de las esquinas.
Me acerqué a la estufa y puse la tetera sobre la flama para que el agua hirviera.
-Tengo un poco de cólicos, nada más -dije tranquila, para no preocuparla.
-Ya sabes, Andrés no tarda en llegar -mi amigo intentado que esta situación no nos sobrepasara y que yo estuviera tranquila haciendo sus bromas.
-No te ves bien -comentó Sofí. Ella tampoco se veía bien. Nadie de esta casa tenía buen semblante, ni siquiera Alice.
-Pero ya se lo he dicho yo -Archie se cruzó de brazos.
-¡Archie! -le regañé.
-¿¡Qué!?, pues es cierto. Desde hace días que no te ves bien y ya te dije que debes comer bien, estás demacrada.
-¡Oh, gracias!, lo único que necesito es escuchar a mi mejor amigo decir que me veo del asco. Gracias, Archie -el susodicho se encogió de hombros.
-Yo solo digo la verdad y la verdad es que no te ves nada bien, creo que el no ir unos días a la universidad te hará bien.
-¿No vas a ir a la universidad? -Sofí lució sorprendida.
-No vamos a ir a la universidad -corrigió Archie.
-Devan piensa que es mejor no ponernos en peligro, por unos días. Por un buen tiempo, al menos -le dije.
-¿Todo bien? -Sofí nos miraba e intentamos no decirle lo que estaba sucediendo con Declan, no le iba a caer nada bien la mala noticia.
Fingimos demencia y nos preparamos un té para ver si así cambiaba de tema y no hacía más preguntas con respecto a Declan.
-Ya hablé con Jim -Devan entró a la cocina, pero se detuvo al ver que los tres estábamos ahí.
-¿Y qué dijo? -le preguntó Archie. Le di un sorbito al té. Le faltaba un poquito de azúcar.
-Que irá a tu habitación y va a traer tus cosas.
-De acuerdo, eso me parece bien.
Los cinco cenamos juntos. Tal vez no era la típica cena, pero al menos estábamos juntos. En la atmosfera se sentía la tristeza que nos embriagaba a cada uno de nosotros.
Al final de la noche, Devan le pidió a uno de sus hombres que acompañara a Alice a su departamento y regresara a la mansión para cuidar de esta. No quería que nadie resultara herido por culpa de Jacob.
-¿Por qué no le dijiste a Sofí lo de Declan? -salí del baño y cerré la puerta detrás de mí.
-No quiero que se preocupe más de lo que ya está.
-Pero...
-Sé que le voy a tener que decir, pero no ahora -Devan se cambiaba de ropa y cuando terminó se acercó a mí. Agarró mis manos entre las suyas con delicadeza -. Quiero estar seguro de donde está Jacob y quizá ese día le diga.
-¿El sujeto al que llamaste te lo dirá?
-Sí.
-¿Puedo saber quién es? Solo si quieres decirme -me invitó a sentarme en la orilla de la cama.
-Su nombre es Darrel.
-¿Nada más Darrel?
-Darrel Bloodworth.
-¿Ya lo conocías? -asintió.
-Sí. Más de una vez mi padre solicitó sus servicios.
-¿Qué se supone que hace?
-Busca personas y las mata.
-Ah bueno.
-Es muy bueno en lo que hace. Es un limpiador porque se deshace de quien tú quieras.
-Y le has pedido que se deshaga de Jacob, ¿o me equivoco?
-Quiero que lo busque y me diga donde está, no que lo mate.
-¿Por qué no? -ahora estaba confundida.
-Porque eso lo quiero hacer yo, lyubov. Lo haré pagar por esto -guardé silencio en lo que terminaba de procesar sus palabras.
-Siento que esto es culpa mía. Yo tuve la grandiosa idea de sacar a esas chicas de ese lugar y mira ahora todo lo que está pasando.
-Esto no es tu culpa -comentó. Agarró un mechón de mi cabello con dos dedos y lo colocó detrás de mi oreja.
-Sí lo es -gimoteé.
-Nada de eso -se levantó y se puso de rodillas frente a mí. Pasaba sus manos por mis piernas.
-Es que yo pienso que es así.
-Pues no lo es, lyubov, y no pienses en eso. Esto fue solo una mala jugada de la vida. Pero vamos a salir de esto. Cree en mí.
-Es lo único a lo que me aferro, Devan, a ti. A esto que siento por ti.
-¿Qué sientes por mí? -interrogó de una manera bastante curiosa
-Te amo.
-¿Me amas?
-Sí, Devan Hawke, te amo, te amo mucho y no quiero perderte.
-No me vas a perder, lyubov, siempre estaré para ti.
-¿Lo juras? -lo miré a los ojos. Su mirada nunca mentía.
El gran nudo en medio de mi garganta estaba desapareciendo. Ahora sentía como si mil mariposas revolotearan dentro de mi ser. Devan se puso de pie y cogió mis manos. Yo también me puse de pie.
-Te juro por mi vida que no te voy a dejar. Siempre voy a estar contigo, toda la vida.
-Toda la vida -repetí.
-Siempre -murmuró.
Se acercó y dejó un casto beso sobre mis labios. Sus manos bajaron por mi cintura y así me atrajo a su cuerpo. Enterró los dedos sobre la delgada tela de mi pijama.
-Yo también te amo, lyubov. Ty vsyu moyu zhizn', bez tebya ya poteryalsya. Mne nuzhno, chtoby ty dyshal.
-Eso se escuchó tan romántico -rodeé su cuello con mis brazos.
-Eres toda mi vida, sin ti estoy perdido. Te necesito para respirar.
-Eso es tan romántico -reafirmé. Apoyé la mejilla en su pecho y solté una larga exhalación.
-Te amo.
-Yo te amo más, Devan. Te necesito. Dime que nunca me vas a dejar y que siempre estarás conmigo.
-Siempre voy a encontrar el camino de regreso a tus brazos, lyubov.
Sonreí y me quedé un rato más en sus brazos.
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